miércoles, 28 de mayo de 2014

ABOGADO ASESINADO DEJÓ EU ATRAÍDO POR LA APARENTE CALMA EN JUÁREZ Y ENCONTRÓ LA MUERTE

CHIHUAHUA, Chih.,  (apro).- En 2011, el abogado Salvador Urbina Quiroz decidió refugiarse en Estados Unidos por la inseguridad que prevalecía en aquel entonces en Ciudad Juárez, Chihuahua, donde tenía su despacho.

  Un par de años después, atraído por la aparente calma que se respiraba ya en la ciudad fronteriza, retornó con la idea de seguir su lucha por un Juárez libre y en paz.

  Pero en medio de esa cruzada personal se topó con la muerte. La tarde del pasado lunes 26 sujetos armados ultimaron al abogado y al juez de barandilla, César Cordero.

  De acuerdo con la Fiscalía Zona Norte, el doble homicidio se registró alrededor de las 18:00 horas en el despacho del primero, ubicado en las avenidas Melquiades Alanís y avenida Del Charro.

  Los reportes policiacos señalan que los sicarios llegaron al lugar en una camioneta y, después de disparar en repetidas ocasiones, huyeron con rumbo desconocido.

  Casi enseguida arribaron los paramédicos, que aún encontraron con vida a las víctimas, pero fallecieron minutos después.

  El doble asesinato conmocionó a la sociedad juarense que a través de las redes sociales manifestó su indignación y exigió al gobierno de César Duarte Jáquez el esclarecimiento de los hechos.

  Salvador Urbina, quien estuvo exiliado en Estados Unidos más de dos años, denunció casos de violencia y se dedicó a defender a las víctimas del crimen organizado.

  En una ocasión, después de huir al país vecino para salvar su vida, el abogado escribió a sus amigos y conocidos: “Quiero participarles algo que me sucedió, algunos ya lo saben. Hace 15 días me avisaron de la Fiscalía General y de la PFP (Policía Federal Preventiva) que recibieron una información urgente sobre una amenaza contra mi vida. Se dice que es una llamada telefónica intervenida por inteligencia de la PFP. Lo único que me recomendaron era huir”.

  Además de pedir que se difundiera esa información, expresó lo difícil que le resultaba huir de su ciudad y dejar a su gente, su trabajo y su lucha en defensa del Estado de derecho, el restablecimiento de la paz y la tranquilidad social de la ciudadanía.

  “Y lo peor que huyes sin haber hecho absolutamente nada malo, al contrario, lucho por sacar a Juárez de esto. Un delincuente sabe que hizo mal, que robó, mató, defraudó, que lo busca la ley o los malandros, y huye por su vida o para no caer en la cárcel, pero es dramático es huir sin haber cometido delito o hecho algo malo. Las autoridades estatales y federales se limitaron a advertirme que me fuera inmediatamente de la ciudad, por una evidente amenaza contra mi vida…”.

  Lo que le queda a la ciudadanía, advirtió entonces, es actuar y asilar a los malos y a los gobernantes incompetentes, pedirles que hagan su trabajo o renuncien.
  “Y quiero que sepan lo que me sucede y que si me pasa algo conozcan el por qué. Soy un hombre intenso, luchador, y no le he hecho a nada a nadie, ni nada debo”.
 

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