El
fotorreportero israelita Shaul Schwarz y el sonidista hispano Juan
Bertrán narran cómo durante tres años recogieron múltiples testimonios
para su sorprendente largometraje Narco cultura, de próximo estreno
nacional. En pos de hallar cómo y por qué la cultura del narcotráfico ha
impuesto su ley en lugares como Culiacán, cuna del “movimiento
alterado” de narcocorridos (cuyos discos se venden mucho incluso en
Walmart de Estados Unidos), así como en Juárez y otras ciudades
fronterizas, el diagnóstico que revela su investigación periodística en
cuanto a que la violencia disminuya, es de tristeza y desaliento.
MÉXICO,
D.F. (Proceso).- En el largometraje documental Narco cultura, del
israelí Shaul Schwarz, se ve al cantante Édgar Quintero, residente en
Los Ángeles, California, quien en sus corridos exalta los crímenes de
los narcotraficantes de México y son un éxito con el público de aquel
país, y al perito Richi Soto, del Servicio Médico Forense (Semefo) de
Ciudad Juárez, Chihuahua, quien por realizar bien su trabajo corre el
peligro de ser asesinado como varios de sus compañeros.
Schwarz y
su sonidista Juan Bertrán filmaron la película en tres años, tanto en
esa ciudad como en Culiacán, Sinaloa (sobre todo en el narcocementerio
Jardines de Humaya); El Paso, Texas, y Los Ángeles, California, y en una
mansión de un narcotraficante.
El director comenta a este
semanario que “desafortunadamente en el tema del narcotráfico no se
puede decir qué sería lo mejor realizar para pararlo; pero estoy muy
consciente, más allá de los muertos, de que esto va creciendo
socialmente y justo lo que tratamos de demostrar con esta cinta es cómo
todo eso está afectando a la cultura mexicana”.
Narco cultura ha
causado asombro e impacto en los festivales internacionales de Sundance y
Berlín. Fue proyectado en la 16 edición del Festival Internacional de
Cine de Guanajuato hace dos semanas, y Gussi Cinema lo distribuirá en
las salas de cine de México a partir de octubre.
La cinta aborda también la violencia y el miedo en Ciudad Juárez.
Y
el “movimiento alterado”, una corriente musical nacida en Culiacán que
rinde culto a la forma de vida y acciones violentas del crimen
organizado, influyendo además para la producción de películas en
video-home, ropa y otros productos.
El cantante Édgar Quintero,
quien forma parte del grupo de banda Buknas de Culiacán, comenta al
cineasta que por presentación cobran 45 mil dólares en Los Ángeles. Y
para inspirarse a escribir más narcocorridos, visita el panteón Jardines
de Humaya, donde es captado por los realizadores. Asimismo, sale a
cuadro una adolescente que expresa su deseo de casarse con un
narcotraficante.
En tanto, el perito Richi Soto narra el peligro
que corre por sus investigaciones; por haber nacido en Ciudad Juárez, ve
con tristeza y preocupación en lo que se ha convertido la metrópoli
fronteriza; pero aun así, confiesa su amor por ella. Igual se aprecia
una tocada del Rey del corrido, El Komander, quien interpreta “Los
sanguinarios del M1”:
Con cuerno de chivo y bazuca en la nuca
volando cabezas al que se atraviesa,
somos sanguinarios locos bien ondea-
( dos,
nos gusta matar…
Soy el número uno de clave M1,
respaldado por El Mayor y por El
( Chapo…
Seguiré creciendo y más gente cayendo,
por algo soy el ondeado respetado
Manuel Torres Félix, mi nombre,
y saludos para Culiacán.
“Movimiento alterado”
Shaul
Schwarz, nacido en 1974, comenzó su carrera fotográfica en la Fuerza
Aérea Israelita, después de terminar su servicio pasó a cubrir las
noticias de Israel y de Jordania, antes de trasladarse a Nueva York en
1999, donde reside y trabaja como fotógrafo independiente (representado
por Getty Images). Su trabajo ha sido publicado en Newsweek, Time, Life y
New York Times Magazine, entre otros medios.
Con muchos
reportajes cortos para televisión, su primer largometraje documental fue
The Blonk. El dos veces ganador de los premios World Press cuenta a
Proceso que ya había trabajado en México por más de 10 años y en 2008
empezó a tomar fotos en Ciudad Juárez:
“Después de dos años la
situación me empezó a deprimir al ver la cara de la muerte tan cerca,
entonces quise entender cómo es que México llegó a eso, y empecé a
filmarlo, y así fue cómo surgió el documental Narco cultura.
“Es
muy duro hacer un cine acerca de narcos, cárteles y todos esto; pero
después de efectuar una investigación periodística, sabíamos que no
queríamos conocer quién distribuía la droga ni quién la compraba, mucho
menos quién mató a quién. No sólo quisimos centrarnos en un personaje,
como el perito, o mostrar la frustración y su tristeza de ver toda esta
violencia; por eso incluimos a Édgar, quien nació en Estados Unidos pero
mantiene una conexión con sus raíces mexicanas a través de todo esto.”
–¿Cómo lograron convencer al perito Richi Soto de que narrara sus miedos, sus preocupaciones y el peligro que corre su vida?
–Soto
tenía la necesidad de hablar sobre ello porque nació en Ciudad Juárez y
quería externar toda esa frustración que siente por la situación del
lugar. Estábamos con una persona que noche tras noche salía a la calle a
recoger evidencia alrededor de los cuerpos de la gente asesinada.
–El cantante Édgar Quintero sorprende. ¿Cómo es que también lo convence para que platique de sus narcocorridos?
–Conviví
con él como dos años. Siempre estuvo abierto y orgulloso de lo que
hace. Nunca vio como algo malo su trabajo, ya que es una forma de vivir.
Él confió en mí y me quiso mostrar su mundo. Justifica que si no se
dedicara a eso estaría en las calles haciendo cosas malas, y a través de
su música se ha convertido en alguien. Pero al mismo tiempo también me
dejó retratar otra parte de su vida: la de ser padre y la cabeza de una
familia.
–Los discos de este cantante se venden muy bien en
Estados Unidos, incluso en los Walmart de allá. ¿Qué piensa de la
exaltación de los narcotraficantes a través de la música, cine, ropa y
otros objetos?
–Después de filmar en Ciudad Juárez y meterme de
lleno en este mundo de la violencia y del narcotráfico, creo que era
obvio que esta moda iba a estar ahí porque el problema es tan grande que
refleja mucho de lo que somos. Estos narcotraficantes son como sus
Robin Hood. Y puedo entender que los niños, al notar que sus madres
trabajan por largas horas en una maquiladora por cinco dólares al día y
conocer las películas y escuchar esa música, ven una oportunidad para
cambiar su situación y convertirse en alguien. Deberíamos preguntarnos
cómo fue que se llegó hasta ahí.
–¿Qué opina del “movimiento alterado”?
–El
hecho de que haya una cultura como esa, que existan seguidores de los
corridos y los productos de “movimiento alterado”, es algo natural. No
culpo a Walmart de que venda esos productos porque es su negocio,
tampoco culpo al movimiento por inventar esa música, ya que la crean
porque tienen un público que la consume y la pide.
–¿Qué le ha dejado el documental Narco cultura?
–Fue
un poco triste, porque yo estuve viviendo unas temporadas en México y
me encanta… Es duro pasar mucho tiempo con gente con la que uno llega a
conectarse y ver todo ese sufrimiento. No fue fácil. A veces es algo muy
emotivo y especial.
Schwarz concretó la idea de Narco cultura una
noche en un club de narcos en Riverside, en las afueras de Los Ángeles.
Sobre la filmación que efectuó en la mansión de un narco, expresa que
“fue una sorpresa que lográramos rodar allí y nos dio miedo, sólo
mostramos una pequeña parte del material… por si acaso”.
En la
película también aparece entrevistada la periodista Sandra Rodríguez
Nieto, autora del libro La fábrica del crimen, quien denuncia que 97% de
los asesinatos en Ciudad Juárez no se resuelven.
Juan Bertrán
Nacido
en 1986, el madrileño Juan Bertrán fue el sonidista que todo el tiempo
acompañó al director, arriesgándose al punto de que de algunos lugares
deseaba huir corriendo. Confiesa el también productor de Narco cultura:
“Cuando
conocí a Shaul me mostró unas imágenes que trabajaba para un proyecto
de fotos sobre la guerra contra el narcotráfico en Ciudad Juárez, y me
quedé muy impactado de lo que estaba pasando ahí. Entonces empecé a
invertir mi tiempo en ayudarle con lo que pudiera hasta que financiaron
el documental, desde 2010 empezamos a rodar.”
Para él resultó complicado convencer a las personas para que hablaran ante la cámara, “porque tienen miedo”.
–¿Cómo ve la situación de los peritos del Semefo en Ciudad Juárez?
–Es
complicada, porque son ellos quienes recopilan toda la información, y
la verdad es que se les ve tan capacitados, que me parece algo triste
que después de todo el trabajo que realizan, no se enfoque su labor para
resolver los crímenes. Me parece patético que 97% de los casos de
homicidios en Ciudad Juárez no sean resueltos. Podrían solucionarlos con
todas las pruebas que recogen estos peritos. La verdad, entiendo
bastante su frustración.
–El narcotráfico ha producido un oleaje
cultural que va desde modos de vida, cultos a la muerte, producción de
discos, publicaciones, hasta la provocación del miedo en la gente, en
fin.
–Es triste que todo esto que está pasando en México ahora se
haya convertido en un movimiento cultural y se glorifique al
narcotráfico, pero, ¡cómo no va a pasar esto si los jóvenes están viendo
que el narco es lo que les da el bienestar económico y el poder! Es lo
único que los saca adelante en lugares como Ciudad Juárez, donde su mamá
trabaja por 300 dólares al mes en una maquiladora, con 10 horas al día
de labor, y un narcotraficante está ganando muchísimo más. Es de esperar
que eso pase.
Al final del documental Narco cultura, el perito
Richi Soto lanza una pregunta entre sus compañeros de trabajo:
“¿Cambiará esto?”
Uno de ellos confiaba que sí; pero se informa en el largometraje que fue asesinado.
/15 de agosto de 2013)
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