martes, 20 de agosto de 2013

¿PARA QUÉ LO QUIERES, TÍO ?


Enrique Camarena. La obsesión del Tío Sam.
Se acababa de conocer la noticia de que habían dejado en libertad a Rafael Caro Quintero, cuando el gobierno de los Estados Unidos desempolvó un expediente de 1987, donde una corte federal de California lo acusa de conspiración para traficar mariguana y cocaína, de secuestro y de asesinato. Coacusados son, por cierto, en este proceso, Inés Calderón Quintero, muerto en Culiacán en marzo de 1988, Miguel Félix Gallardo, preso en el penal de máxima seguridad del Altiplano y Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto.

Con los papeles en la mano, el gobierno norteamericano solicitó a su par en México la detención preventiva de Caro Quintero con fines de extradición. Así, a menos de una semana de haber obtenido su libertad inusitada, el llamado en sus tiempos “Narco de narcos” se convirtió de nuevo en un prófugo de la justicia.

Un juez de California ya había decretado el carpetazo del caso Enrique Camarena Salazar, su agente de la DEA asesinado en México en 1985 y cuya autoría le achacaron a Rafael Caro, junto con Ernesto Fonseca Carrillo, que busca ahora el beneficio de la libertad por razones humanitarias, aunque sus salidas de la cárcel son frecuentes desde hace años.

¿Que pretende el sistema judicial norteamericano al reactivar, 26 años después, un proceso contra Rafael Caro Quintero? ¿O no es el sistema de justicia sino el poder central de los Estados Unidos? Si es éste último podría pensarse hasta en un asunto más relacionado con el orgullo gringo que con la justicia. Me mataste una gente y así sea 28 años después te siento en el banquillo.

Si es el sistema judicial, nadie pensará otra cosa que lo que pretenden los jueces es llenarse los bolsillos de dólares en un proceso del que Caro saldría librado en poco tiempo. La forma en que las cortes norteamericanas han resuelto varias acusaciones contra narcotraficantes de nuestro país da para que se hubieran ganado ya el cuestionamiento de la opinión pública de los mexicanos, de los medios y del propio Gobierno.

Pero no es así y, por el contrario, la autoridades mexicanas siguen surtiendo de narcotraficantes detenidos las cortes de los Estados Unidos, donde los acusados pactan su libertad logrando sentencias más o menos cómodas y hasta ridículas, en algunos casos, como la de Sandra Ávila Beltrán, con aceptaciones de culpabilidad y multas millonarias de por medio.

Ahí está el caso de Javier Torres Félix el JT, que fue sellado en una corte de California y nunca se supo en qué condiciones logró una sentencia mínima —ocho años y se le consideró el tiempo que había estado en cárceles mexicanas. Hace algunos meses salió de prisión y fue deportado a México, donde fue detenido para ser juzgado por cargos que aquí tenía pendientes.

Otra buena negociación con la justicia gringa fue la de Francisco Rafael Arellano Félix, quien, tras ser extraditado en el 2006, fue liberado y deportado a México en febrero del 2008.

Héctor Luis Palma Salazar, el Güero Palma, fue extraditado a Estados Unidos el 2007 y en el 2009 fue sentenciado a 16 años de prisión. El Güero Palma saldrá libre el 16 de julio del 2016, pues, igual que en la mayoría de los casos, el juez le reconoció parte de los años que pasó en prisiones mexicanas.

Juan José Quintero Payán es otro de los beneficiados por el “rudo” gobierno norteamericano, pues, extraditado en 2010, saldrá libre en abril de 2018, a pesar de que fue considerado como el segundo hombre en importancia del cártel de Juárez, después de Amado Carrillo Fuentes.

Está pendiente el juicio contra Vicente Zambada Niebla, quien fue arrestado en México en marzo del 2009 y extraditado en febrero de 2010. El hijo de Ismael Zambada alegó “autoridad pública” por parte del Gobierno de Estados Unidos, quien reconoció haber tenido encuentros con el Vicentillo, previo a su detención. Y a partir de esa defensa, desconocida hasta entonces, el juicio se entrampó y es hora de que no inicia siquiera, lo cual hace suponer que, efectivamente, la familia Zambada estuvo traficando drogas en acuerdo con el Gobierno norteamericano.

Bola y cadena

¿PARA QUÉ QUIEREN A CARO? ¿Qué quieren exhibir los gringos? ¿A quién? ¿Venganza y escarmiento después de 28 años? ¿Por qué antes no solicitaron su extradición? ¿Se lo va a entregar el Gobierno mexicano? No creo. Y entonces tendrán que secuestrarlo, como lo hicieron con Humberto Álvarez Machain, el médico que mantuvo con vida a Enrique Camarena para que lo siguieran torturando. Si lo encuentran.

Sentido contrario

MÁS ALLÁ DE SI LA PROPUESTA de Enrique Peña Nieto para reformar Pemex es privatizante o no, por lo pronto parece estar sirviendo para unificar a la izquierda. Ya era hora de que al menos en algo estuvieran de acuerdo… al menos por unos días.

Humo negro

MALOVA SE QUEDÓ SOLO con el apoyo, hasta ahora, del PRD, lo cual lo vuelve muy vulnerable. Apestado en un buen sector del PRI, abaratará su oferta con el Gobierno federal, que ahora lo tiene en un puño. Para lo que se ofrezca.

(RIODOCE/  Columna Altares y Sótanos  de Ismael Bojórquez/   )

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