miércoles, 4 de abril de 2012

BALACERA EN TIJUANA: PUGNA MAFIOSA

Información confidencial: droga en casa de La Mesa era de “El Chapito”


Aparte de droga y armas, en la escena del crimen de la balacera donde cinco personas resultaron muertas el miércoles 28 de marzo, se localizaron elementos químicos en la bañera e indicios de que la vivienda también era utilizada para el espionaje de bandas rivales. 


La pericia en el manejo de armas por parte del secuestrado que -esposado- abatió a cuatro hombres, hace presumir a las autoridades que se trató de un hombre entrenado en el manejo de armas. 


La PGJE aún no determina la identidad del mismo.


Investigaciones ZETA
El inmueble ubicado en Monte Líbano número 11 del fraccionamiento Lomas Conjunto Residencial de Tijuana, donde inició la balacera del miércoles 28 de marzo, era utilizado como casa de seguridad, centro de espionaje, bodega de droga y calabozo de secuestrados, por lo menos desde febrero de 2011.

Informes policíacos de ambos lados de la frontera identificaron el jueves 29 algunos elementos que podrían atribuir la pertenencia de parte de la droga decomisada en la propiedad, a Octavio Leal Hernández “El Chapito”.

“Pero ahorita es un desmadre, todos contra todos, todos levantan a todos, todos ponen (con la autoridad) a todos. 


Los del ‘Chapito’ matan al que sea, del grupo que sea por dinero, y los otros andan igual”, aseguró Elías Heredia Camacho y/o Francisco Heredia López “El Venado”, miembro del Cártel Arellano Félix (CAF) y primo de Arturo Villarreal “El Nalgón” y Armando Villarreal, luego de ser capturado el 26 de marzo en el fraccionamiento Paseos de El Lago, por elementos de la Policía Estatal Preventiva (PEP).

La casa de dos niveles tenía el segundo piso vacío. En el primero, las habitaciones tenían diversos usos delictivos. Un cuarto con colchón para guardar a los secuestrados de bandas rivales, otro espacio para torturarlos, uno más para embodegar y empaquetar droga al menudeo y almacenar el registro contable.

Además de un área para la operatividad de “inteligencia criminal”, mediante el cual daban seguimiento a los operadores de las bandas rivales, donde recibían información vía fax desde diversos estados, particularmente Jalisco.

También llamó la atención de los investigadores que en el sanitario equipado con bañera había presencia de compuestos químicos utilizables para deshacerse cuerpos humanos, por lo que presumen que así desaparecían a sus víctimas. Hipótesis que el trabajo pericial de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) habrá de confirmar o refutar.

Criminalmente, la zona del crucero de la “5 y 10”, en la delegación La Mesa, hacia el fraccionamiento El Florido de la ciudad de Tijuana, es un área que desde enero de 2010 pelean los operadores de Alfredo Arzate y/o Arteaga “El Aquiles” y José Soto “El Tigre”, luego de la captura de Eduardo García Simental “El Teo”, ocurrida ese mismo año.

De acuerdo a reportes de inteligencia, en el tiempo en que el Capitán Gustavo Huerta fue  secretario de Seguridad en Tijuana, a partir de agosto de 2011, los grupos de reacción recibieron una orden: no realizar operativos, ni siquiera de narcomenudeo en la zona antes mencionada. La razón: eran terrenos del Cártel de Sinaloa.

Incluso a principios de febrero de 2011, la PEP efectuó un operativo en una casa ubicada en las inmediaciones del famoso crucero. 


Buscaban a René Arzate y/o Arteaga “La Rana”. No lo encontraron, pero a través de elementos dejados por el matón, pudieron corroborar que se trataba de uno de los domicilios familiares del señalado pariente, operador y jefe de seguridad de “El Aquiles”.

Al respecto, investigadores detallaron que declaraciones de algunos detenidos indican que actualmente existen algunas rencillas y desavenencias entre los Arzate, reflejadas en actos de rebeldía interna por parte de operadores delictivos de “La Rana”.

Según informes de los tres órdenes de gobierno, los Arteaga han ganado terreno en La Mesa. 


Delictivamente, ellos son los fuertes en la zona donde se desató la balacera del miércoles pasado, minutos antes de las 10:00 am, que resultó en la muerte violenta de cinco hombres.

Sin embargo, el estado  ha detectado presencia de Octavio Leal Hernández “El Chapito”  en la zona.

Operatividad
Datos de inteligencia del Consejo Estatal de Seguridad de Baja California, indican que desde ese domicilio se daba seguimiento puntual a los operadores criminales del CAF que, según este grupo de traficantes, proporcionan información del Cártel de Sinaloa al Ejército, la Policía Federal Preventiva y la DEA (Departamento Antidrogas de los Estados Unidos).

Acorde a esta información, los responsables son algunos policías y ex agentes de la PGJE que siguen en la nómina del CAF en Tijuana y Mexicali, incluido el comandante de la Ministerial, Adán Velázquez, también señalado por el traficante Juan Sillas Rocha, ya detenido.

Los esfuerzos de este grupo están concentrados en el control de una célula delictiva que el 22 de octubre de 2010 intentó secuestrar al empresario Luis Carlos Valencia en San Luis Río Colorado, Sonora,  a quien en la indagatoria inicial mencionaron como presunto lava-dólares de los traficantes sinaloenses de la zona.

Conforme a las declaraciones de los detenidos, este grupo estuvo encabezado en aquel delito por el ex ministerial Carlos Fernando Vázquez Figueroa, pero  la célula integra criminales que estuvieron bajo las órdenes de Jorge Briseño “El Cholo” y Ernesto Ángulo Hernández “El Quemado”.

La incursión en el inmueble también permitió detectar la supuesta actividad criminal de empresas comerciales establecidas en Tijuana, Mexicali y San Luis Río Colorado, las cuales se identificaron como “lavadores” de recursos del narco, comercios en general, pero particularmente algunos dedicados oficialmente a la construcción.

Uno de los informantes reveló a ZETA que de la casa en Monte Líbano salían diariamente decenas de paquetes, en promedio de 2 ó 2.5 kilos de marihuana, y cada proveedor se llevaba cuatro bultos en promedio. Los apodos “El Chespi”, “El Raro” y “El Gara” fueron mencionados entre quienes distribuían la droga en las calles.

El escape
No había reporte de su desaparición, pero el hombre de aproximadamente 36 años que disparó sobre cuatro sujetos el día 28 de marzo, había sido secuestrado.


Por documentación encontrada en las escenas del crimen, se le identificó inicialmente como José Arretche Cuevas. Sin embargo, hasta el cierre de edición, los medios usados por las autoridades no confirmaron la identidad, y tampoco habían localizado ningún archivo criminal bajo ese nombre.

Conforme a las declaraciones de testigos y elementos policíacos recolectados en los tres escenarios de la balacera, los investigadores de las fuerzas del orden consideraron que este hombre estaba entrenado en el manejo de las armas, porque estando esposado, realizó una serie de tiros de precisión con un arma larga calibre 7:62 x 39, conocida como cuerno de chivo.

Veinticinco cartuchos de este calibre fueron recuperados por los peritos en tres escenas: “Tumbó un candado pequeño de un solo tiro, tampoco usó muchos para asesinar a sus cuidadores, sabía lo que hacía”.

En la casa, “… personal de Servicios Periciales localizó tres casquillos percutido calibre 7.62 x 39, conocido como cuerno de chivo; uno a los pies de uno de los occisos, dos en la cochera del domicilio y uno más sobre la calle a la altura del mismo domicilio”.

Conforme a la versión oficial que está en investigación para confirmación, el hombre aprovechó que los delincuentes que lo cuidaban se durmieron, y atravesó la casa hasta donde estaban las armas. 


De ahí se dirigió a la sala donde dormían sus captores, uno destapado boca arriba en un colchón en el suelo, y otro recostado de lado en un sofá, encobijado y usando sus manos de almohada.

En esa posición murieron David Vargas López y Edgar Javier Paredes Ortega, uno de los cuales vestía como mexico-americano y tenía tatuajes; sin embargo, las autoridades locales estaban verificando la versión de que ambos hombres pertenecieron a las fuerzas de élite del Ejército Mexicano.

Al seguir su huida y salir de la casa, en el camino, en la misma calle Monte Líbano, casi esquina con Paseo de las Lomas, el hombre armado  se topó con dos escoltas del dueño de un centro nudista de la Zona Norte, asiduamente visitado por miembros del crimen organizado.

Luis Enrique González Cifuentes (subteniente retirado) y Roberto Fernández Uribe (ex policía comercial, causó baja el 8 de febrero de 2008) descansaban en la banqueta.


Estaban esperando a su jefe, quien acudió  a la zona a visitar a un familiar cercano. Las autoridades no reportaron que los escoltas hayan intentado sacar algún arma o acercarse al hombre armado.

Desorientado y armado, el sujeto percibió a los escoltas como enemigos peligrosos y además -asumen los investigadores- quería el carro para escapar. Les disparó, los mató y se apropió de la camioneta negra marca Acura, placas AKD7211, la cual resguardaban.

Para entonces, el número de emergencia del Centro de Mando había recibido varias llamadas que empezaron alrededor de 15 minutos antes de las diez de la mañana. Las primeras indicando un asalto con dos muertos, pero siguieron los reportes de dos presuntos responsables huyendo desnudos, para terminar denunciando una balacera.

Policías municipales empezaron a  llegar a la zona antes de las diez, y todo indica que el homicida ladrón no sabía donde estaba porque intentó huir en dirección opuesta al Bulevar y hacia zona cerrada. 


Así se topó con elementos de la Policía Municipal, quienes en el parte aseguraron haber sido agredidos a balazos, por lo que respondieron. 


El reporte pericial respalda lo dicho por los uniformados municipales.

Dentro de la camioneta, con la puerta abierta y el pie derecho descalzo sobre la calle, quedó el cuerpo  de este hombre de 36 años que “vestía un pants azul y entre sus manos tenía un arma de fuego calibre 7.62 x 39, conocida como cuerno de chivo”


Tenía las manos atadas con unas esposas policiacas.

Vía boletín, la PGJE indicó haber localizado en la casa “… 43 paquetes que contenían hierba verde y seca, al parecer con la droga conocida como marihuana, un arma corta y arma larga conocida como cuerno de chivo, equipo táctico, una prensa y una báscula. 


En el detalle, el reporte final fue: un arma corta calibre 5.7; un arma corta calibre 9 milímetros; 3 cargadores desabastecidos; 25 cartuchos calibre 7.62; 19 cartuchos calibre 25; 31 cartuchos  calibre 2.23; dos  armas largas calibre 7.62 x 39, una matapolicías y una pistola calibre 40”.

De confirmar que la casa de seguridad era centro de investigación del narcotráfico, y que células del Cártel de Sinaloa y el CAF la hayan utilizado para planear enfrentamientos con rivales, la balacera del miércoles 28 de marzo podría desencadenar una serie de eventos delictivos.

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