Aparte de droga y armas, en la escena del crimen de la
balacera donde cinco personas resultaron muertas el miércoles 28 de marzo, se
localizaron elementos químicos en la bañera e indicios de que la vivienda
también era utilizada para el espionaje de bandas rivales.
La pericia en el manejo de armas por parte del secuestrado que -esposado- abatió a cuatro hombres, hace presumir a las autoridades que se trató de un hombre entrenado en el manejo de armas.
La PGJE aún no determina la identidad del mismo.
La pericia en el manejo de armas por parte del secuestrado que -esposado- abatió a cuatro hombres, hace presumir a las autoridades que se trató de un hombre entrenado en el manejo de armas.
La PGJE aún no determina la identidad del mismo.
Investigaciones ZETA
El inmueble ubicado en Monte Líbano número 11 del fraccionamiento Lomas
Conjunto Residencial de Tijuana, donde inició la balacera del miércoles 28 de
marzo, era utilizado como casa de seguridad, centro de espionaje, bodega de
droga y calabozo de secuestrados, por lo menos desde febrero de 2011.
Informes policíacos de ambos lados de la frontera identificaron el jueves 29
algunos elementos que podrían atribuir la pertenencia de parte de la droga
decomisada en la propiedad, a Octavio Leal Hernández “El Chapito”.
“Pero ahorita es un desmadre, todos contra todos, todos levantan a
todos, todos ponen (con la autoridad) a todos.
Los del ‘Chapito’ matan al que sea, del grupo que sea por dinero, y los otros andan igual”, aseguró Elías Heredia Camacho y/o Francisco Heredia López “El Venado”, miembro del Cártel Arellano Félix (CAF) y primo de Arturo Villarreal “El Nalgón” y Armando Villarreal, luego de ser capturado el 26 de marzo en el fraccionamiento Paseos de El Lago, por elementos de la Policía Estatal Preventiva (PEP).
Los del ‘Chapito’ matan al que sea, del grupo que sea por dinero, y los otros andan igual”, aseguró Elías Heredia Camacho y/o Francisco Heredia López “El Venado”, miembro del Cártel Arellano Félix (CAF) y primo de Arturo Villarreal “El Nalgón” y Armando Villarreal, luego de ser capturado el 26 de marzo en el fraccionamiento Paseos de El Lago, por elementos de la Policía Estatal Preventiva (PEP).
La casa de dos niveles tenía el segundo piso vacío. En el primero, las
habitaciones tenían diversos usos delictivos. Un cuarto con colchón para
guardar a los secuestrados de bandas rivales, otro espacio para
torturarlos, uno más para embodegar y empaquetar droga al menudeo y almacenar el
registro contable.
Además de un área para la operatividad de “inteligencia criminal”, mediante
el cual daban seguimiento a los operadores de las bandas rivales, donde recibían
información vía fax desde diversos estados, particularmente Jalisco.
También llamó la atención de los investigadores que en el sanitario equipado
con bañera había presencia de compuestos químicos utilizables para deshacerse
cuerpos humanos, por lo que presumen que así desaparecían a sus víctimas.
Hipótesis que el trabajo pericial de la Procuraduría General de Justicia del
Estado (PGJE) habrá de confirmar o refutar.
Criminalmente, la zona del crucero de la “5 y 10”, en la delegación La Mesa,
hacia el fraccionamiento El Florido de la ciudad de Tijuana, es un área que
desde enero de 2010 pelean los operadores de Alfredo Arzate
y/o Arteaga “El
Aquiles” y José Soto “El Tigre”, luego de la captura de
Eduardo García Simental “El Teo”, ocurrida ese mismo año.
De acuerdo a reportes de inteligencia, en el tiempo en que el Capitán Gustavo
Huerta fue secretario de Seguridad en Tijuana, a partir de agosto de 2011, los
grupos de reacción recibieron una orden: no realizar operativos, ni siquiera de
narcomenudeo en la zona antes mencionada. La razón: eran terrenos del Cártel de
Sinaloa.
Incluso a principios de febrero de 2011, la PEP efectuó un operativo en una
casa ubicada en las inmediaciones del famoso crucero.
Buscaban a René Arzate y/o Arteaga “La Rana”. No lo encontraron, pero a través de elementos dejados por el matón, pudieron corroborar que se trataba de uno de los domicilios familiares del señalado pariente, operador y jefe de seguridad de “El Aquiles”.
Buscaban a René Arzate y/o Arteaga “La Rana”. No lo encontraron, pero a través de elementos dejados por el matón, pudieron corroborar que se trataba de uno de los domicilios familiares del señalado pariente, operador y jefe de seguridad de “El Aquiles”.
Al respecto, investigadores detallaron que declaraciones de algunos detenidos
indican que actualmente existen algunas rencillas y desavenencias entre los
Arzate, reflejadas en actos de rebeldía interna por parte de operadores
delictivos de “La Rana”.
Según informes de los tres órdenes de gobierno, los Arteaga han ganado
terreno en La Mesa.
Delictivamente, ellos son los fuertes en la zona donde se desató la balacera del miércoles pasado, minutos antes de las 10:00 am, que resultó en la muerte violenta de cinco hombres.
Delictivamente, ellos son los fuertes en la zona donde se desató la balacera del miércoles pasado, minutos antes de las 10:00 am, que resultó en la muerte violenta de cinco hombres.
Sin embargo, el estado ha detectado presencia de Octavio Leal Hernández “El
Chapito” en la zona.
Operatividad
Datos de inteligencia del Consejo Estatal de Seguridad de Baja California,
indican que desde ese domicilio se daba seguimiento puntual a los operadores
criminales del CAF que, según este grupo de traficantes, proporcionan
información del Cártel de Sinaloa al Ejército, la Policía Federal Preventiva y
la DEA (Departamento Antidrogas de los Estados Unidos).
Acorde a esta información, los responsables son algunos policías y ex agentes
de la PGJE que siguen en la nómina del CAF en Tijuana y Mexicali, incluido el
comandante de la Ministerial, Adán Velázquez, también señalado por el traficante
Juan Sillas Rocha, ya detenido.
Los esfuerzos de este grupo están concentrados en el control de una célula
delictiva que el 22 de octubre de 2010 intentó secuestrar al empresario Luis
Carlos Valencia en San Luis Río Colorado, Sonora, a quien en la indagatoria
inicial mencionaron como presunto lava-dólares de los traficantes sinaloenses de
la zona.
Conforme a las declaraciones de los detenidos, este grupo estuvo encabezado
en aquel delito por el ex ministerial Carlos Fernando Vázquez Figueroa, pero la
célula integra criminales que estuvieron bajo las órdenes de Jorge Briseño “El
Cholo” y Ernesto Ángulo Hernández “El Quemado”.
La incursión en el inmueble también permitió detectar la supuesta actividad
criminal de empresas comerciales establecidas en Tijuana, Mexicali y San Luis
Río Colorado, las cuales se identificaron como “lavadores” de recursos del
narco, comercios en general, pero particularmente algunos dedicados oficialmente
a la construcción.
Uno de los informantes reveló a ZETA que de la casa en Monte
Líbano salían diariamente decenas de paquetes, en promedio de 2 ó 2.5 kilos de
marihuana, y cada proveedor se llevaba cuatro bultos en promedio. Los apodos “El
Chespi”, “El Raro” y “El Gara” fueron mencionados entre quienes distribuían la
droga en las calles.
El escape
No había reporte de su desaparición, pero el hombre de aproximadamente 36
años que disparó sobre cuatro sujetos el día 28 de marzo, había sido
secuestrado.
Por documentación encontrada en las escenas del crimen, se le identificó inicialmente como José Arretche Cuevas. Sin embargo, hasta el cierre de edición, los medios usados por las autoridades no confirmaron la identidad, y tampoco habían localizado ningún archivo criminal bajo ese nombre.
Por documentación encontrada en las escenas del crimen, se le identificó inicialmente como José Arretche Cuevas. Sin embargo, hasta el cierre de edición, los medios usados por las autoridades no confirmaron la identidad, y tampoco habían localizado ningún archivo criminal bajo ese nombre.
Conforme a las declaraciones de testigos y elementos policíacos recolectados
en los tres escenarios de la balacera, los investigadores de las fuerzas del
orden consideraron que este hombre estaba entrenado en el manejo de las armas,
porque estando esposado, realizó una serie de tiros de precisión con un arma
larga calibre 7:62 x 39, conocida como cuerno de chivo.
Veinticinco cartuchos de este calibre fueron recuperados por los peritos en
tres escenas: “Tumbó un candado pequeño de un solo tiro, tampoco usó muchos para
asesinar a sus cuidadores, sabía lo que hacía”.
En la casa, “… personal de Servicios Periciales localizó tres casquillos
percutido calibre 7.62 x 39, conocido como cuerno de chivo; uno a los
pies de uno de los occisos, dos en la cochera del domicilio y uno más sobre la
calle a la altura del mismo domicilio”.
Conforme a la versión oficial que está en investigación para confirmación, el
hombre aprovechó que los delincuentes que lo cuidaban se durmieron, y atravesó
la casa hasta donde estaban las armas.
De ahí se dirigió a la sala donde dormían sus captores, uno destapado boca arriba en un colchón en el suelo, y otro recostado de lado en un sofá, encobijado y usando sus manos de almohada.
De ahí se dirigió a la sala donde dormían sus captores, uno destapado boca arriba en un colchón en el suelo, y otro recostado de lado en un sofá, encobijado y usando sus manos de almohada.
En esa posición murieron David Vargas López y Edgar Javier Paredes Ortega,
uno de los cuales vestía como mexico-americano y tenía tatuajes; sin embargo,
las autoridades locales estaban verificando la versión de que ambos hombres
pertenecieron a las fuerzas de élite del Ejército Mexicano.
Al seguir su huida y salir de la casa, en el camino, en la misma calle Monte
Líbano, casi esquina con Paseo de las Lomas, el hombre armado se topó con dos
escoltas del dueño de un centro nudista de la Zona Norte, asiduamente visitado
por miembros del crimen organizado.
Luis Enrique González Cifuentes (subteniente retirado) y Roberto Fernández
Uribe (ex policía comercial, causó baja el 8 de febrero de 2008) descansaban en
la banqueta.
Estaban esperando a su jefe, quien acudió a la zona a visitar a un familiar cercano. Las autoridades no reportaron que los escoltas hayan intentado sacar algún arma o acercarse al hombre armado.
Estaban esperando a su jefe, quien acudió a la zona a visitar a un familiar cercano. Las autoridades no reportaron que los escoltas hayan intentado sacar algún arma o acercarse al hombre armado.
Desorientado y armado, el sujeto percibió a los escoltas como enemigos
peligrosos y además -asumen los investigadores- quería el carro para escapar.
Les disparó, los mató y se apropió de la camioneta negra marca Acura,
placas AKD7211, la cual resguardaban.
Para entonces, el número de emergencia del Centro de Mando había recibido
varias llamadas que empezaron alrededor de 15 minutos antes de las diez de la
mañana. Las primeras indicando un asalto con dos muertos, pero siguieron los
reportes de dos presuntos responsables huyendo desnudos, para terminar
denunciando una balacera.
Policías municipales empezaron a llegar a la zona antes de las diez, y todo
indica que el homicida ladrón no sabía donde estaba porque intentó huir en
dirección opuesta al Bulevar y hacia zona cerrada.
Así se topó con elementos de la Policía Municipal, quienes en el parte aseguraron haber sido agredidos a balazos, por lo que respondieron.
El reporte pericial respalda lo dicho por los uniformados municipales.
Así se topó con elementos de la Policía Municipal, quienes en el parte aseguraron haber sido agredidos a balazos, por lo que respondieron.
El reporte pericial respalda lo dicho por los uniformados municipales.
Dentro de la camioneta, con la puerta abierta y el pie derecho descalzo sobre
la calle, quedó el cuerpo de este hombre de 36 años que “vestía un pants azul y
entre sus manos tenía un arma de fuego calibre 7.62 x 39, conocida como
cuerno de chivo”.
Tenía las manos atadas con unas esposas policiacas.
Tenía las manos atadas con unas esposas policiacas.
Vía boletín, la PGJE indicó haber localizado en la casa “… 43 paquetes que
contenían hierba verde y seca, al parecer con la droga conocida como marihuana,
un arma corta y arma larga conocida como cuerno de chivo, equipo
táctico, una prensa y una báscula.
En el detalle, el reporte final fue: un arma corta calibre 5.7; un arma corta calibre 9 milímetros; 3 cargadores desabastecidos; 25 cartuchos calibre 7.62; 19 cartuchos calibre 25; 31 cartuchos calibre 2.23; dos armas largas calibre 7.62 x 39, una matapolicías y una pistola calibre 40”.
En el detalle, el reporte final fue: un arma corta calibre 5.7; un arma corta calibre 9 milímetros; 3 cargadores desabastecidos; 25 cartuchos calibre 7.62; 19 cartuchos calibre 25; 31 cartuchos calibre 2.23; dos armas largas calibre 7.62 x 39, una matapolicías y una pistola calibre 40”.
De confirmar que la casa de seguridad era centro de investigación del
narcotráfico, y que células del Cártel de Sinaloa y el CAF la hayan utilizado
para planear enfrentamientos con rivales, la balacera del miércoles 28 de marzo
podría desencadenar una serie de eventos delictivos.
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