Bianca Sierra y Stephany Mayor han
jugado para la selección femenil de México y posiblemente son las primeras
atletas abiertamente homosexuales de este país. Tuvieron que viajar más de 7000
kilómetros para vivir "sin prejuicios".
AKUREYRI,
Islandia .- Desde la ventana de la
cocina de su cabaña, se alcanza a ver el estadio de fútbol en el que Bianca
Sierra y Stephany Mayor entrenan diario. Mayor, quien juega en un equipo de
primera división islandés, dice que está viviendo sus sueños, sobre todo porque
duerme tan cerca del césped.
“Es
como estar en La Masía”, dijo, en referencia al centro de formación del FC
Barcelona, ubicado cerca del Camp Nou. Pero Mayor y Sierra tenían otro sueño
cuando se mudaron a esta ciudad pesquera del norte islandés: querían poder
jugar en el mismo equipo sin dejar de ser pareja.
Mayor,
delantera, y Sierra, defensa, posiblemente sean las primeras atletas
profesionales abiertamente homosexuales de México y, definitivamente, son las
primeras personas de la selección –varonil o femenil– que han discutido su
orientación sexual. Ambas han representado a México en competencias
internacionales y fueron parte de la selección que disputó la Copa del Mundo de
Canadá 2015.
Sin
embargo, tuvieron que dejar su hogar y mudarse a más de 7000 kilómetros para
sentirse aceptadas.
Dijeron
que en México se enfrentaron con un poderoso director técnico que les ordenó
que escondieran su relación, así como con una cultura en la que los fanáticos
del deporte han obviado las multas que conlleva lanzar un grito homofóbico.
Cuando Sierra y Mayor revelaron su relación, al publicar fotos en redes
sociales en las que anunciaban su amor, fueron víctimas de acoso en línea.
Mayor y Sierra anunciaron públicamente
su relación en 2016, un año después de que el DT de la selección femenil
insinuó que debían mantenerla en secreto. Credit Andrew Testa para The New York
Times
Pero
aquí en Akureyri dicen sentirse bienvenidas. Son estrellas de un equipo invicto
de la principal liga femenil. Los habitantes locales las saludan en las calles
y el entrenador de su equipo, el Thor-KA, celebra su talento.
“Desde
el principio sentimos que aquí valoraban nuestro trabajo, nos valoraban como
futbolistas, sin prejuicios”, dijo Sierra.
Mayor
y Sierra, ambas de 25 años, ahora cuentan por primera vez su historia, justo
cuando la Federación Mexicana de Fútbol (FMF) enfrenta críticas y varias multas
de la FIFA por ignorar el grito homofóbico que lanzan sus aficionados cuando
hay saque de meta. FMF ya fue sancionada por más de 100.000 dólares y en junio,
durante la Copa Confederaciones, la FIFA advirtió que los partidos de la selección
podrían ser suspendidos si seguía el grito.
Es
un contexto que ayuda a explicar por qué, en varias entrevistas, Sierra y Mayor
dijeron que lo mejor para sus vidas personales y profesionales era dejar
México.
Sierra
es una mexicana-estadounidense cuyos padres tienen una cadena de restaurantes
de comida mexicana en el área de la bahía en San Francisco; ella creció jugando
fútbol. Cuando todavía era adolescente, estrella del equipo de su colegio en
Mountain View, California, atrajo la atención de Leonardo Cuéllar, quien fue
por mucho tiempo el director técnico de la selección femenil mexicana. Cuéllar
la reclutó para que jugara en el equipo de la sub-20 en 2010.
Mayor
es oriunda de Azcapotzalco, al norte de Ciudad de México. Cuando era
adolescente practicaba jugando en ligas amateur masculinas y atrajo la atención
de la FMF en una convocatoria abierta; como Sierra, empezó a jugar en las
selecciones juveniles.
Ahí
fue donde se conocieron: compartieron cuarto durante la Copa Mundial Sub-20 de
Alemania 2010. Se volvieron buenas amigas, pero todavía no eran pareja. Sierra
regresó después a Estados Unidos para estudiar becada en la Universidad de
Auburn, mientras que Mayor regresó a México.
A
la izquierda, Mayor durante un partido de la selección mexicana en 2014. A la
derecha, Sierra en un partido de la CONCACAF en 2012. Credit Michael B.
Thomas/Getty Images, Jeff Vinnick/Getty Images
No
fue sino hasta 2013, cuando ambas fueron convocadas a la selección para un
torneo en China, que floreció el romance. Mayor dijo que estar con Sierra,
quien creció en Estados Unidos —donde son más comunes las relaciones gay en los
equipos femeniles de diversos deportes— la ayudó a aceptarse más a sí misma.
“Hay
muchos tabúes en México para hablar de la sexualidad”, dijo Mayor. “Hay cosas
que no se hablan, es algo yo creo cultural, no es fácil abrir tu relación. Para
mi fue fácil abrirme con ella porque ella desde el principio tenía sus ideas
claras de lo que quería, eso me ayudó mucho”.
Mantuvieron
una relación de larga distancia cuando Sierra fue contratada para jugar en el
Washington Spirit, equipo de la liga femenil estadounidense, la National Women’s
Soccer League. Solo se veían cara a cara cuando Sierra viajaba a los
entrenamientos o torneos de la selección mexicana.
Las
dos dicen que siempre fueron abiertas con las otras jugadoras del equipo y con
sus familias; cuando viajaban compartían cuarto y siempre estaban juntas. Sin
embargo, su afecto llamó la atención de Cuéllar.
Leonardo
Cuéllar fue por mucho tiempo el director técnico de la selección femenil de
México. Renunció en abril de 2016 después de varios resultados desfavorables.
Credit Andre Ringuette/Getty Images
Durante
décadas, Cuéllar fue la principal figura del fútbol femenil en México. Un
exjugador de la North American Soccer League y de Pumas en la liga mexicana,
empezó su carrera como director técnico en los años ochenta en Los Ángeles, con
el Cal State. En 1998, cuando el fútbol femenil tuvo su auge en Estados Unidos,
regresó a México para construir el programa de mujeres. Encabezó la selección
durante 18 años, desde su infancia hasta su calificación a tres mundiales.
En
2015, durante un torneo previo a la Copa Mundial, en Chipre, Cuéllar convocó a
las jugadoras para una reunión sobre las reglas del equipo. En medio de un
discurso sobre cómo no deben tomar alcohol y que deben ser cuidadosas al usar
redes sociales, hizo un comentario que las jugadoras sintieron como una
referencia explícita a su relación.
“Dijo:
‘A mí no me importa si son novias o no, pero no las quiero ver ahí agarradas de
la mano o haciendo desfiguros’”, recordó Mayor sobre la conversación. Como ella
y Sierra eran la única pareja en el equipo, dijo, todas supieron a quiénes
estaba dirigida la orden de Cuéllar. “Si lo piensas no creo que le dicen a un
jugador hombre de la selección mexicana que no bese o agarre a su novia con el uniforme”.
“Es
difícil pensar que eso pase en Estados Unidos”, dijo Sierra. Cuando Estados
Unidos ganó “el Mundial en Canadá, Abby Wambach besó a su esposa en el campo;
es algo normal”.
Otras
dos jugadoras que estuvieron en la reunión de Chipre confirmaron el relato de
Mayor y Sierra, pero pidieron mantener su anonimato porque todavía están en la
selección. Cuéllar no hizo comentarios sobre lo contado por las jugadoras ni
declaraciones para este artículo.
Mayor,
al centro, camina hacia el campo con sus compañeras del Thor-KA antes de un
partido contra el Breidablik. Credit Andrew Testa para The New York Times
Mariana
Gascón, coordinadora de Operaciones de las Selecciones Femeniles, dijo que la
FMF no tenía conocimiento del incidente en Chipre y recalcó que el equipo ahora
tiene una nueva directiva. (Cuéllar renunció en abril de 2016, una decisión que
fue atribuida por muchos al pobre desempeño del equipo en el mundial del año
anterior). Gascón también dijo que la federación respeta cualquier preferencia
sexual o religiosa y que no discrimina, e hizo notar que ha hecho sus propias
campañas contra la homofobia.
Eso
incluye una serie de anuncios hechos el año pasado con integrantes de la
selección masculina que leían mensajes a favor de la tolerancia. Algunas de las
principales figuras, como Javier Chicharito Hernández o Rafa Márquez, aparecían
diciendo: “Para nosotros las diferencias no son una barrera” y “Yo no acepto la
violencia”. Sin embargo, no se incluyó en la campaña a las seleccionadas.
Enrique
Torre Molina, gerente de Comunicación Global de la organización proderechos
LGBT All Out, dijo que la campaña no enfrentó de manera directa el tema de la
homofobia. “No quieren nombrarle por su nombre”, dijo. “La Federación Mexicana
no tiene un interés y un compromiso real por acabar con esa cultura en el mundo
del fútbol”.
Jóvenes
espectadoras de un partido de la máxima liga femenil de Islandia. El equipo que
salga campeón califica para la Liga de Campeones de la UEFA. Credit Andrew
Testa for The New York Times
Pese
a la reunión incómoda con Cuéllar en Chipre, Sierra y Mayor decidieron quedarse
en la selección para el Mundial de Canadá de 2015 porque dijeron que sí se
sintieron respaldadas y aceptadas por sus compañeras. No obstante, después de
la copa, les incomodó seguir jugando bajo la dirección de Cuéllar.
Para
cuando Sierra quedó fuera de la convocatoria para un torneo de calificación
para las olimpiadas en febrero de 2016, ella y Mayor –quien rechazó el llamado
por sus diferencias con Cuéllar– ya buscaban nuevas oportunidades
profesionales.
La
agente de Sierra que la había representado cuando estaba en la National Women’s
Soccer League ayudó a ambas jugadoras; en marzo del año pasado Sierra fue
contratada por un equipo en Noruega y Mayor por el islandés. Al establecerse
como figura en Akureyri, Mayor cabildeó para que Sierra también fuera
contratada ahí. Llegó a principios del año.
Las
jugadoras hicieron pública su relación en junio de 2016, cuando Sierra puso en
Twitter una selfi de ella con Mayor.
La
respuesta fue una serie de insultos como “No quiero que un par de machorras me
representen. Dan asco” o “En mi barrio ya las hubiéramos quemado”.
“No
pensé que le importara a tanta gente”, dijo Mayor. “No estábamos haciendo nada
malo y sientes tristeza y enojo que estén diciendo cosas que están fuera de
lugar”.
Sierra
agregó: “A mí me sorprendió que todos los comentarios malos estaban en español;
en inglés todos eran comentarios positivos”.
La
comunidad lésbica en México es poco visible en los sectores atléticos, en parte
por una cultura arraigada del machismo en el país. Si vuelven pública su
orientación sexual se enfrentan a más oposición, dijo Claudia Pedraza, quien se
especializa en estudios de género y del deporte en la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM).
“Para
una chica asumirse lesbiana en México resulta todavía más complicado porque se
enfrenta a una discriminación doble”, dijo. “La primera por ser mujer y la
segunda por asumir una identidad homosexual”.
Un
entrenamiento de las jugadores de Thor-KA. El equipo en el que juegan Sierra y
Mayor está invicto. Credit Andrew Testa para The New York Times
Por
ahora, Mayor y Sierra se han enfocado en los aspectos positivos y en sus
carreras. Thor-KA encabeza la liga islandesa –10 victorias y un empate después
de 11 partidos– y está cerca de asegurarse el paso a la Liga de Campeones de la
UEFA para la siguiente temporada.
El
entrenador de Thor-KA, Halldor Jon Sigurdsson, dijo que las jugadoras mexicanas
tienen un enfoque innovador dentro de la cancha. Describió a Sierra como una
“máquina” y dijo que Mayor tenía una “mente para el fútbol increíble”.
“Y
si Fany es la persona a la que ama”, dijo, usando el apodo de Mayor, “entonces
obviamente se va a sentir fantástica”.
Puede
que la FMF haya tomado nota. El nuevo director técnico de la selección, Roberto
Medina, convocó tanto a Sierra como Mayor antes de un amistoso contra Suecia
este sábado. Salieron rumbo a esa nación para entrenar, juntas.
(THE NEW YORK TIME EN ESPAÑOL/RAÚL
VILCHIS/6 DE JULIO DE 2017)
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