El
26 de septiembre será recordado como el Día de la Indignación. A un año de la
desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, la herida sigue viva. Hoy
miles de personas marcharon en la Ciudad de México para protestar por la
tragedia de Iguala y acompañar a los padres de los normalistas en su reclamo y
dolor
En
el primer aniversario de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa,
los padres de los jóvenes endurecieron su postura con ataques más directos
hacia el gobierno federal.
En
su discurso pronunciado al terminar la marcha, cuyo contingente se extendió por
más de 3 kilómetros, los padres de los jóvenes normalistas hicieron referencia
a líderes históricos de la guerrilla guerrerense.
"No
somos pacifistas, queremos decirlo, porque muy mal nos ha tratado este
gobierno, con la punta del pie, y nos ha reprimido. Les decimos: cuando sea
necesario le vamos a responder.
"Ya
no estamos dispuestos a permitir esa opresión histórica que como pobres estamos
sufriendo. Los pobres hemos decidido empuñar el fusil de la conciencia que nos
dejó (Lucio) Cabañas, que nos dejó Genaro Vázquez", expuso uno de los
padres de las víctimas.
Ambos
guerrilleros estudiaron en la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, de
Ayotzinapa.
Los
padres de los estudiantes desaparecidos se dijeron extrañados por la actitud y
las promesas del presidente Peña Nieto.
Recriminaron
que se les haya ofrecido dinero para dejar a un lado la búsqueda de los
normalistas, y aseguraron que no dejarán de buscarlos.
Señalaron
que, de hacerse un nuevo peritaje, ya nadie lo creería, pues ellos y la
sociedad en su conjunto han perdido toda la confianza en el gobierno federal.
"¿Cómo
es posible que quieran hacer otro peritaje, después de tanto tiempo? Ya no se
les cree después de tanta mentira, ya no se les cree. Ha sido pura mentira,
pura falsedad", lamentó Epifanio Álvarez, padre de Jorge Álvarez Nava.
Carmelita
Cruz Mendoza, madre del joven Jorge Aníbal Cruz, afirmó que la marcha de este
sábado es la demostración de que la ciudadanía no ha dejado solos a los padres
y llamó a no dejar de exigir justicia.
"Hemos
demostrado que sigue viva la llama de la indignación. Nosotros tenemos que
castigar a este gobierno. Ellos mismos no se van a castigar
"Pensó
(el gobierno) que nos íbamos a retirar con un millón de pesos, pero nunca lo
vamos a hacer (...) Los delincuentes verdaderos esta en la silla
presidencial", sentenció Cruz.
Los
padres pidieron a los ciudadanos no dejarlos solos porque, afirmaron, están
casi seguros que vienen acciones de represión contra ellos y contra otros
estudiantes y profesores de la Normal de Ayotzinapa.
"No
nos abandonen. Levántenos cuando vean que nos queremos caer", pidió
Emiliano Navarrete, padre de José Ángel Navarrete.
Al
mitin también asistieron organizaciones civiles y sindicatos.
En
el templete apareció Rubén Núñez, secretario general de la sección 22 de la
CNTE quien, en un tono más moderado que de costumbre, afirmó que su
organización continuará acompañando a los padres de los estudiantes de
Ayotzinapa.
Sin
mayores contratiempos y en medio de una llovizna constante, el mitin finalizó y
los padres se retiraron del lugar.
El
desarrollo de la marcha fue vigilado por personal de la oficina del Alto
Comisionado de Derechos Humanos de las Naciones Unidas; de Amnistía
Internacional; y de las comisiones Nacional de Derechos Humanos y de Derechos
Humanos del Distrito Federal.
ANARQUISTAS EMPAÑAN MARCHA CON SU
VIOLENCIA
El
bloque de anarquistas volvió a hacer desmanes en una manifestación pacífica. En
su camino del Auditorio Nacional hacia el Centro Histórico capitalino, un
bloque de no más de un centenar de estudiantes de los denominados anarquistas
destruyó vidrios, lanzó pintura en el Senado de la República y pintó consignas
en instalaciones públicas y privadas.
En
el Senado de la República, en Paseo de la Reforma e Insurgentes, los
manifestantes lanzaron globos de pintura y lanzaron piedras contra agentes de
Tránsito que resguardaban el sitio.
Un
grupo de granaderos salió en apoyo y dispersó al contingente de los
anarquistas, que lanzó bombas de humo y cohetes en botellas de plástico.
En
las rejas de Chapultepec, los anarquistas rayaron con aerosol y plumones una
exposición al aire libre del Museo Memoria y Tolerancia.
Los
policías del Bosque cerraron los ingresos y se limitaron a observar a los
anarquistas que a su paso pintarrajeaban consignas como "Fue el
Estado" y "Quisieron enterrarnos, éramos semilla".
Los
jóvenes autodenominados anarquistas realizaron las pintas ante los ojos de las
autoridades. Agredieron a oficiales de Tránsito que formaron una valla en
algunos puntos de Paseo de la Reforma. Incluso tenían plantillas y entre grupos
de cinco personas realizaban las pintas en bardas y en el Paseo de la
Reforma.
"Tenemos
la indicación de no meternos, a menos que tengamos un caso de fuerza mayor
llamaremos a los granaderos. Están cerca", comentó un agente de Tránsito
que revisaba el paso del contingente de "anarcos".
El
grupo realizó pintas y lanzó bombas de humo y cohetones a oficiales de
Tránsito, quienes no portaban equipo de protección, en diferentes puntos del
recorrido.
En
la esquina de Reforma y Bucareli, donde hay una escultura en conmemoración por
los hechos de Iguala.
Los
manifestantes derramaron pintura roja y gritaron consignas. A su paso, los
"anarcos" lanzaron pedradas a los oficiales que resguardaban un
hotel.
A
unos pasos, en Reforma y Juárez, los radicales intentaron dar portazo en unas
instalaciones del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) que estaban
abiertas.
Los
oficiales de Tránsito bloquearon el ingreso también con pedradas y patadas y
lograron echar atrás a una veintena de "anarcos" que habían lanzado
cohetes y bombas de humo.
Un
oficial resultó lesionado y sus compañeros lo acompañaron a una ambulancia par
que recibiera atención médica.
Los
anarquistas destruyeron vidrios en un café de Juárez, enfrente de la Alameda Central,
en cuyo interior había clientes que observaban el paso de la marcha.
En
el Palacio de Bellas Artes hubo golpes y jaloneos y la policía detuvo al menos
a dos personas, una mujer y un hombre.
Un
grupo de granaderos ingresó con extintores y disolvió la célula de los
manifestantes violentos antes de que ingresaran al Zócalo capitalino.
A
la altura del Museo Nacional de Antropología e Historia, un joven de los
autodenominados anarquistas colocó un trapo con estopa y gasolina en uno de los
anuncios. Un vendedor de un puesto cercano, en un intento por apagar el fuego,
lanzó una botella de agua, lo provocó que el vidrio tronara.
Mientras
todo esto pasaba, en el mitin, los padres de los normalistas llamaban a que no
hubiera destrozos y se mantuviera en paz toda la movilización.
A
pesar de los desmanes que realizó este grupo de anarquistas, los policías
lograron controlarlos a la altura de 5 de Mayo y Bolívar, y no llegaron al
Zócalo, por lo que no hubo desmanes en la Plaza de la Constitución.
(REPORTE
INDIGO/ IMELDA GARCÍA, JULIO RAMÍREZ / Sábado 26 de septiembre de 2015)
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