El PRI lidera
la encuesta, PRD tiene 13 puntos de preferencia y supera al PVEM por 2 puntos y
a Morena por 4 puntos; en tanto, el 56% de la población desaprueba el trabajo
del presidente Enrique Peña Nieto.
CIUDAD DE MÉXICO. El
último registro de preferencia electoral nacional de la entrega mensual de
Parametría-El Financiero muestra los siguientes resultados. El partido en el
gobierno federal, el PRI, cuenta con 32 puntos de preferencia electoral, como
la primera fuerza política del país. Acción Nacional se ubica seis puntos por
debajo con 26 por ciento y se consolida como la segunda fuerza electoral.
La izquierda
representada por el PRD goza de 13 puntos de la preferencia electoral, seguido
del Partido Verde que ya rebasa el mínimo de dos dígitos con 11 por ciento de
preferencia. Morena se mantiene fuerte con 9 puntos.
De las restantes
cinco fuerzas electorales sólo Movimiento Ciudadanoobtendría registro. Es
pertinente recordar que con una medición de 2.8 por ciento de margen de error
es difícil medir con precisión aquellos partidos en la lucha por mantener su
registro, Partido del Trabajo y Nueva Alianza, o aquellas fuerzas que quieren
obtenerlo: Encuentro Social y el Partido Humanista.
Los eventos recientes
en el país nos hacen pensar de manera intuitiva que la calificación del
gobierno federal debería estar cayendo, que el PRI debería estar perdiendo
puntos o que el PRD debería ser cuestionado por los ciudadanos. La población no
percibe que la inseguridad haya mejorado sustancialmente, los números en
economía no indican que nuestras tasas de crecimiento bajas hayan cambiado y
ahora parece haber un nuevo tema electoral: la corrupción. El cual en los
últimos días parece afectar al PRD.
Sin embargo, a diferencia
de una elección de ejecutivos –presidente o gobernador– las elecciones
intermedias federales suelen ser menos volátiles y la preferencia electoral
menos personalizada (no hay candidatos) y más abstracta: se vota por un
partido. La psicología política explica el voto como un hábito, una acción que
se repite en el tiempo. En el presente solemos repetir lo que hicimos en el
pasado. Para cambiar este hábito un estimulo externo (¿spots? o ¿escándalos?)
debe cuestionar nuestra costumbre ya sea el mismo acto de votar o votar por un
partido distinto al que hemos preferido a lo largo del tiempo.
La estabilidad en
esta elección puede ser explicada también por la baja participación. Lo más
probable es que esta elección esté entre 15 y 20 puntos por debajo de nuestra
última elección presidencial. Un número alrededor de 45 por ciento si atendemos
la tendencia histórica. Con este nivel de participación bajan los votantes
independientes, es decir aquellos que no expresan ningún apego a una fuerza
política en particular. Aquellos votantes con simpatía partidista, conocida
coloquialmente como “voto duro” pasan a cobrar mayor peso en esta elección.
No obstante estas
condiciones de elección intermedia, el elector no puede ser indiferente a lo
que pasa a su alrededor, noticias, escándalos, comunicación de los partidos en
la contienda, spots. Será lo que atestiguaremos en los siguientes casi 4 meses,
de aquí al 7 de junio.
LA APROBACIÓN PRESIDENCIAL
La aprobación
presidencial se mantiene estable baja. Una explicación puede radicar en la alta
identidad priista del país. Un priista no dejaría que su presidente se
desplomara. La segunda hipótesis radica en nuestra tendencia a evaluar al alza,
como lo señalan nuestros indicadores de felicidad (veáse el último estudio de la
UNAM de binestar subjetivo).
Es decir, solemos
dar una respuesta social o política mente correcta, antes de ser críticos con
nuestra situación o nuestras instituciones. Y la tercera explicación es que
simplemente hay sectores del país que tal vez no se la están pasando tan mal y
no son críticos con la gestión del presidente. Veremos con el tiempo si esta
tendencia se mantiene.
Roberto Loyola es el
precandidato de unidad del PRI en Querétaro. (Cuartoscuro)
EL PRI Y SUS PUNTOS DE RESISTENCIA
El Revolucionario
Institucional tiene por lo menos tres puntos de resistencia. El primero
alrededor de 32 por ciento o 33 por ciento que sería la votación que
probablemente habría obtenido en 2012 sin la alianza con el Partido Verde. Es
decir, tener a un PRI alrededor de este porcentaje significa que sólo ha
conservado su preferencia entre los votantes respecto a la última elección.
Un segundo punto de
resistencia sería el mínimo histórico que ha obtenido este partido. En la
elección presidencial de 2006 el PRI obtuvo 28 por ciento de las preferencias.
Su candidato, Roberto Madrazo, estuvo 4 puntos por debajo de su partido, pero
el PRI como tal nunca ha bajado de 28 por ciento.
El tercer límite a
la baja que tiene el PRI es su identidad partidista. Para efectos prácticos 1
de cada 4 mexicanos se considera priista. La identidad priista suele estar
estable entre 25 o 26 por ciento, lo cual no sólo le da estabilidad a la
preferencia electoral, sino también probablemente a la aprobación presidencial.
El dirigente
nacional del PRD durante la plenaria de los diputados del sol azteca.
(Cuartoscuro)
EL PRD Y EL LIDERAZGO DE LA IZQUIERDA
En las últimas dos
elecciones intermedias 2003 y 2009 el PRD obtuvo entre 18 y 13 por ciento de
las preferencias respectivamente. El que obtenga hoy día de manera estable o
constante entre 12 y 13 por ciento de acuerdo a las últimas dos mediciones
sorprende por su estabilidad. Si bien parece una preferencia baja, en realidad
estaría obteniendo lo mismo que en 2009.
Este sería su punto
de resistencia en términos de preferencia. Su identidad partidista o aquellos
que están dispuestos a llamarse perredistas son el 8 por ciento de la
población. Este porcentaje de perredismo, sin duda contribuye a buena parte de
su estabilidad.
Andrés Manuel López
Obrador en mitin de Morena (Cuartoscuro)
MORENA ¿PARTIDO DE NUEVO REGISTRO?
Sin duda el fenómeno
electoral de está elección será el Movimiento de Regeneración Nacional. Morena
en repetidas mediciones ha estado cerca de los dos dígitos de preferencia.
La única fuerza
electoral que ha tenido un fenómeno similar es el PRDen 1991. Lo que ambas
fuerzas electorales tienen en común es que no son del todo partidos de nuevo
registro. Cuentan con simpatías o una base electoral previa a su creación.
Morena cuenta con
una ventaja adicional: tiene un vocero activo
– Cuauhtémoc
Cárdenas nunca fue tan presente con el PRD– que quiere hacer de esta elección
una que vaya más allá de los partidos y se trate también de personas o candidatos
virtuales.
Andrés Manuel López
Obrador no sólo es el líder de Morena, sino que representa también un candidato
virtual a la Presidencia de 2018, de allí la importancia de su vocería.
PVEM. (Cuartoscuro)
EL CRECIMIENTO DEL PARTIDO VERDE
El PVEM es el de
mayor presencia mediática. La frecuencia de su comunicación en esta contienda
electoral ha sido cuestionada por que algunos analistas opinan que está al
margen de la ley.
Lo cierto es que su
estrategia tanto en contenido de mensaje como en los medios utilizados para
comunicarlo parece ser muy eficaz.
Cualquier análisis
de la comunicación política de esta contienda debe considerar la campaña del
PVEM como un estudio de caso. Un tema que Parametria y El Financiero abordarán
en una siguiente entrega.
(DOSSIER
POLITICO/ Francisco Abundis Luna / El Financiero
2015-02-17)
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