Compañías
transnacionales, con capital global, han volteado hacia Baja California,
concretamente a la zona de la sierra de La Rumorosa con la idea de instalar ahí
cientos de turbinas generadoras de electricidad, energía lista para
comercializarse en terreno norteamericano. La precariedad de las zonas
ejidales, la desinformación y falta de transparencia son apenas algunos
elementos, otros tienen que ver con las posibles repercusiones al medio
ambiente, a la fauna, a los residentes de esa zona usualmente tranquila, de
descanso y amenazada ahora por la voracidad transnacional
El paisaje de la
Sierra de la Rumorosa es único en el país. Exuberante, piedras y plantas
nativas se unen en un entorno armónico y la sinuosa carretera añade un toque
mágico, postal obligada de la geografía bajacaliforniana. Pero quienes circulan
por la carretera Mexicali-Tijuana, exactamente en la parte alta de la sierra,
llegando al poblado, han notado desde hace meses un nuevo elemento que rompe
con la tradicional estampa: Entre lo agreste de las rocas sobresalen ahora
enormes torres de cuya punta se sostienen hélices metálicas.
Popularmente les
llaman turbinas, molinos, torres, o abanicos, pero técnicamente se trata de
aerogeneradores de energía eléctrica que desde el pasado mes de septiembre
empezaron a ser instalados en la parte norte del poblado, en la zona del Ejido
Jacumé. En total hay 47 aparatos de ese tipo y en abril se calcula que ya
estarán haciendo pruebas para el funcionamiento.
Se trata de la
primera parte de un ambicioso proyecto de la transnacional Sempra Energy para
generar 155 mega watts de electricidad que será conectada a una subestación del
lado norteamericano para trasladar toda esa energía hasta la ciudad de San
Diego. Pero es apenas la primera de cuatro fases –de 47 aerogeneradores cada
una– de un proyecto que concluirá con 188 turbinas de ese tipo.
Parten en la zona
sur del poblado, en el Ejido Aubanel Vallejo hay otro proyecto para levantar
más de 700 aerogeneradores. Y parece que es solo el arranque de inversiones
multinacionales que apuntan hacia la Sierra de Juárez en la parte de La
Rumorosa.
Del lado
norteamericano hay al menos dos campos eólicos, uno en la zona indígena kumiai
–Kumeyaay, en inglés– y otro en la parte de Ocotillo, aunque residentes de toda
esa zona encabezan una protesta contra la instalación de esos aparatos por las
repercusiones que representan –ambientales, de salud, contra la fauna local y
la salud de quienes habitan en esa área de descanso– mientras que del lado
mexicano los riesgos parecen minimizarse.
Tanto el director de
la Comisión de Energía en el Estado Javier Orduño como el Secretario de
Desarrollo Económico, Carlo Bonfante, resaltan las bondades del proyecto,
minimizan las repercusiones medioambientales y aseguran que estos significaran
una derrama económica para la entidad.
Para los
ambientalistas se trata de un evidente riesgo para la fauna local, además que
con la apertura de los accesos a las torres se propiciará la furtiva intrusión
en zonas que habían permanecido completamente naturales. Especies como el
águila calva o el borrego cimarrón correrían más peligro que el que ya tienen y
sobre todo, se estaría destruyendo uno de los espacios naturales más
importantes del continente. Aparte –sostiene Baltasar Macías, ambientalista– se
estaría modificando drásticamente el extraordinario paisaje de la región.
Por su parte los
ejidatarios ven en la instalación de esos parques eólicos un respiro a la
deteriorada economía, parecen recelosos del actuar de las transnacionales, pero
por lo pronto han firmado contratos por 30 años, primero con el pago de una
renta mensual, luego con la entrega de un porcentaje de la energía generada.
Aunque más bien los acuerdos parecen cheques en blanco, no hay mínimos de
turbinas a instalar, en al caso de Sempra pedían exclusividad en los proyectos
de ese tipo en la zona y los empleos generados más bien tienen que ver con la
construcción y el desarrollo de los accesos a la zona, a la que desde hace
meses ya no tienen libre tránsito.
Sobre el posible
riesgo, los ejidatarios guardan silencio, interiorizan la pregunta y al soltar
la respuesta suena incierta. “Pues hasta ahorita no…”.
COMISIÓN, NO PROBLEMA
El titular de la
Comisión Estatal de Energía, el ex diputado federal panista Javier Orduño
explica que en el mes de enero del 2014 sostuvieron una reunión con Carlos Ruiz
Sacristán –Director de Pemex en el gobierno de Salinas y Secretario de SCT con
Zedillo–, quien ahora funge como Director General de Ienova en México y
Latinoamérica. Posteriormente tuvieron otra reunión con los representantes de
Intergen, un conglomerado internacional con plantas de generación de
electricidad en el Reino Unido, los Países Bajos, Australia y México, con
capital canadiense –Ontario Teachers Pensión Plan– y la china Huaneng Group.
Pero los datos se
cruzan ya que en ese proyecto también está involucrada Sempra Energy, la cual
en junio del 2007 compró los derechos del proyecto a la sandieguina Cannon
Power Group.
Todo este
conglomerado traía la idea de desarrollar en proyecto en la entidad, lo
anunciaron en febrero durante la feria de Baja California en México. “Es un
proyecto donde se iban a instalar 47 aerogeneradores, están entrando a prueba
en el mes de abril”, dijo el funcionario calculando que se pretende con esa
fase generar en conjunto 155 megawatts de energía eléctrica la cual será
enviada hacia el sur de California, hacia San Diego. Se calcula una inversión
inicial de 300 millones de dólares.
“La derrama ahora es
de los empleos son de la construcción”, refiere Orduño y aclara que se buscó
que las empresas que construyeran el proyecto fueran regionales, en este caso
las dos instaladas en Tijuana: Macro con la obra civil y la de la parte
eléctrica.
Los permisos se
distribuyen entre Semarnat, la Comisión de Energía, el Municipio de Tecate –el
uso de suelo– y la Comisión Reguladora de Energía.
Orduño explica que
ya están en pláticas con otra empresa –ahí mismo en el Jacumé–, pero prefiere
no dar más datos; esa compañía busca instalar 45 aerogeneradores. Hay otra en
trámites con los permisos para solo 10 aerogeneradores que producirán 30 megas
y estarán instalados en el Cañón de San Matías, donde inicia la Sierra de San
pedro Mártir.
El otro proyecto en
la zona es el del Ejido Aubanel Vallejo, aunque según Orduño a ese grupo se le
venció en diciembre pasado el plazo del permiso de la Comisión de Energía. Se
trata de México Power Group –que encabeza John Prock– con un proyecto de 72
megas y 36 aerogeneradores.
“Lo que pasa es que
ellos se iban a asociar con Gamesa y parece ser que no hubo buen acuerdo y
pararon el proyecto, para poder iniciar necesitan otra vez el permiso de la
CRE. Se trataba de una inversión de casi 200 millones de dólares”.
En cuanto a las
críticas de los ecologistas, el funcionario expone: “El estudio de Impacto
Ambiental que emite la Semarnat –ellos hacen los estudios, los análisis–, ellos
determinan que afectaría. Sí hay que pedirles ahí que se conserve la flora, la
fauna, todo eso. Creo que es la única forma de generarles algo a los habitantes
de ahí. ¿Qué puedes desarrollar ahí si no es eso?”, pregunta el funcionario.
— ¿Y el paisaje?, se
le pregunta y revira:
“Pues hasta le da
más vida al paisaje…”.
El titular de la
Comisión de Energía comenta que en Jacumé es apenas la primera etapa de una
inversión que calculan en mil 200 millones de dólares en instalar 188
aerogeneradores.
Por su parte el
Secretario de Desarrollo Económico Carlo Bonfante refiere que hay a la fecha un
total de ocho proyectos que han caminado a través de la Mesa Técnica de
Apertura donde participan la Secretaría de Infraestructura y la de Desarrollo
Económico. Ahí incluye proyectos para generar electricidad por ciclo combinado,
eólica, solar y una parte hidráulica. En el caso de la zona de La Rumorosa
Bonfante coincide que hay dos proyectos
presentados, uno el de Sempra a través de si filial mexicana –Ienova– dirigido
a la exportación de energía.
Las otras empresas
son México Power y recientemente Wind Power presentó un proyecto de tres
módulos de 80 megawatts cada uno.
“La ventaja es que
son energías totalmente renovables, genera bonos de carbón a favor de la
comunidad asimismo derrama en los ayuntamientos que colindan un porcentaje de
mejora en el ambiente social, cultural y
desarrollo económico. También permite trasladar el costo (más bajo) al sector
industrial, a precio muy competitivo”, refiere Carlo Bonfante Olache, quien
acepta que de acuerdo a los proyectos y cálculos de generación sí podrían instalarse más de mil aerogeneradores y en el
caso del ya listo, iniciar operaciones, comenta que es un proyecto binacional
donde se genera en México y se comercializa en Estados Unidos.
En cuanto a los
cuestionamientos de los ambientalistas contra este tipo de proyectos, Bonfante
piensa en sentido contrario:
“Al momento que estamos
vertiendo la atención hacia las energías renovables, se produce un bono de
carbón (un mecanismo internacional para descontaminar el medio ambiente) que
nos posiciona a un estado verde, un estado que busca mejorar el medio ambiente.
Trae derrama económica en su construcción, trae mejora competitiva en cuanto a
los precios. Creo que esto tiene que simpatizar a todo el sector ambientalista,
dándoles la razón en cuanto a que tenemos que mejorar el medio ambiente”.
“MÁS BONITO CON LOS PAPALOTES”
El Ejido Jacumé se
alarga desde el poblado La Rumorosa hasta El Hongo en un área de 25 mil
hectáreas, comparte 12 kilómetros de frontera y hasta hace unos años, para los
cerca de 600 habitantes era más fácil cruzar la frontera –aún sin pasaporte–
para acudir al mercado en el lado norteamericano, en Jacumba. El ejido muestra
un trazo ordenado, tiene un acceso pavimentado desde la carretera
Tecate-Tijuana, cuenta con todos los
servicios –excepción de teléfono fijo– preescolar, primaria, telesecundaria y
para la prepa tienen que acudir hasta el poblado Luis Echeverría.
Para estudios
universitarios deben viajar a Tecate o Mexicali. Se dedican a la ganadería, al
trabajo avícola, y venden materiales pétreos y algunos laboran en el lado
americano. Un tiempo la zona fue utilizada para el cruce de indocumentados,
pero desde hace meses se instaló una base militar.
Desde cualquier
parte del ejido se advierten sobre la franja montañosa, hacia el este, la
hilera de turbinas de los aerogeneradores.
José Vázquez,
comisariado del Ejido comenta que hace ocho años se presentaron un grupo de
norteamericanos quienes buscaban rentar terrenos para un proyecto eólico. Antes
de eso, 15 años atrás. Ya habían tenido contratos de renta para realizar
estudios del flujo del viento, pero luego se cancelaron.
El contrato de hace
siete años –Rumorosa Wind, ligada a Cannon Power Group– fue vendido a Ienova
–ligada a Sempra–, quienes empezaron a construir desde noviembre del 2013 y
calculan empezar a hacer pruebas en abril de este año con los 47 aerogeneradores
y ya están conectados con una estación del lado americano, de donde enviarán la
energía a San Diego.
El contrato de renta
es por 5 mil hectáreas y a 30 años pero una cláusula incluye que al finalizar
ese periodo estaría la opción de renovarlo.
“Mientras que ellos
no están generando electricidad nos están pagando una renta mensual, en
dólares”, explica Vázquez, quien prefiere no hablar de cantidades, aunque
aclara que ya que estén generado electricidad pagaran un 4 por ciento sobre la
utilidad generada y que cubrirán al ejido. Vázquez comenta que en la zona de
Oaxaca –La Ventosa, Juchitán– el pago porcentual va entre 1.6 y 1.8 sobre utilidades.
Vázquez dice
desconocer la dimensión del proyecto, pero menciona que la misma compañía ya
tiene contratos con otras zonas ejidales, como Cordillera de Molina y el Sierra
de Juárez, ahí en la misma zona serrana pero hacia el sur.
El comisariado
ejidal refiere que ya tienen contratos firmados con otras dos empresas,
Aeroflash Wind por 30 años y otras 5 mil hectáreas, quienes buscan producir 300
megawatts con 180 aerogeneradores. Aparte hay otro contrato más con Wind Power
para generar otros 200 megas, otros 150 aerogeneradores.
El presidente del
Comisariado Ejidal acepta que en los contratos no está estipulado el número de
aerogeneradores a instalar, no hay limitante numérico explícito. “Es un área
que nunca pensábamos utilizar, nunca la vimos un beneficio, se nos hizo muy
atractivo (en el ejido) a todo el mundo le gustó la idea”, comenta Vázquez en
alusión a las ofertas recibidas. Refiere que hay venados en la región –“no les
han afectado”–, que es zona de cruce, un corredor natural del borrego cimarrón
y acepta que ahora se ven menos y sobre la afectación al paisaje, suelta: “A mí
se me hace más bonito, ahora con los papalotes…”.
AUBANEL, PROMESA DE VENTA
El Ejido Aubanel
Vallejo se ubica en la parte sur del poblado de La Rumorosa –la carretera
divide con el Jacumé– incluye a 69 ejidatarios y abarca 37 mil hectáreas,
explica Refugio Ayala Lara, quien menciona cómo desde principios de los 90
empezaron a negociar con compañías que buscaban instalar proyectos eólicos.
Recuerda que desde 1992 tuvieron contratos donde los inversionistas realizaban
estudios para constatar el flujo eólico. “En el 2007 llegó Sempra, llegó
Rumorosa Wind y nosotros nos apegamos a Rumorosa Wind”, explica el ejidatario.
Dice que hasta hace
dos años ya verificaron la intensidad eólica, por lo que empezaron a tramitar
los permisos correspondientes. “En el proyecto de ellos era para iniciar con
750 aerogeneradores”, dice Ayala en alusión a una franja de 7, 8 mil hectáreas.
Comenta que inicialmente el contrato era por 8 mil dólares mensuales, pero
ahora subió a 12 mil por 30 años, es un contrato con promesa de venta.
Refiere que la idea
era iniciar la construcción desde el año pasado, “pero no sé qué problemas
hubo, no salieron los permisos”, dice el ejidatario en alusión al momentáneo
retraso.
LA ENERGÍA
PARA ALLÁ, EL DAÑO PARA ACÁ
Para el
ambientalista bajacaliforniano Baltasar Macías sí es claro que hay
repercusiones para el medio ambiente en la región. De entrada menciona que para
instalar esos aparatos se deben construir caminos de acceso, lo que significa
abrir la vía a cazadores furtivos, a la basura, a los recolectores de leña, más
tráfico y la llamada urbanización, la llegada de gente a esos lugares que
anteriormente estaban deshabitados. “El otro impacto es a las aves, a los
murciélagos y al paisaje”.
Como ejemplo
menciona que en Baja California se extinguió en 1933 el cóndor de California,
el ave voladora más grande del continente –cerca de dos metros de envergadura–
y después de 80 años regresa ese tipo de cóndor tras una iniciativa del
gobierno norteamericano para salvarlo de la extinción, capturaron los últimos
30 animales y los reproducen en cautiverio. Eso significó una inversión de
cerca de 25 millones de dólares anuales. Ahora recién han logrado soltar varios
animales en California, Arizona y en Baja California en la zona de San Pedro
Mártir y la Sierra de Juárez.
“Un proyecto de instalar
miles de turbinas eólicas, corre un serio peligro ese cóndor”, sostiene Macías,
quien menciona cómo se ha documentado el impacto entre aves y turbinas eólicas
en varias partes del mundo.
El ecologista se
pregunta sobre el Manifiesto de Impacto Ambiental, la existencia de éste y la
no publicación de los resultados, lo que implica que estos proyectos sean poco
transparentes, ignorando las posibles discusiones públicas, las asambleas
abiertas y la discusión con la comunidad bajacaliforniana en general. “No hay
nada de transparencia, y eso es muy preocupante”, considera Macías.
Entre otros factores
menciona el caso del borrego cimarrón, ya que al abrirse vías de acceso se
abren caminos para cazadores furtivos, ya que en estos momentos este animal
está protegido –en parte– por su aislamiento, por protección natural. Menciona
lo que se llama “fauna carismática” –como el caso del cimarrón–, donde al
protegerlo hay que proteger el medio ambiente donde vive, cañones, sierras,
abrevaderos y al proteger al cimarrón de paso se está protegiendo a la micro
fauna del lugar
“Con este desarrollo
irresponsable y no sustentable se va a venir abajo y va a degradar y va
colapsarse uno de los últimos lugares silvestres y realmente salvajes en el
continente americano”, asegura Macías.
Donna Tisdale, quien
reside en Boulevard, California y participa activamente en el grupo Backcountry
Against Dumps, menciona algunas repercusiones.
“Las turbinas de
aire pueden impactar negativamente en la salud y el bienestar de la gente, el
ganado, mascotas y la vida silvestre a través de la generación de ruido,
vibraciones de baja frecuencia, infrasonido, contaminación eléctrica,
disfunción del sueño y quebranto del medio ambiente”, asegura la ambientalista,
quien considera que las turbinas pueden colapsar y arrojar las navajas a varios
cientos de metros y pueden causar flamas que provoquen incendios. Además
impactan por el elevado consumo de agua durante la construcción. Igual menciona
que existe peligro para especies como el borrego cimarrón, águilas reales,
cóndor y otras especies.
Dice que todo esto
puede afectar a ambos lados de la frontera, ya que no hay fronteras físicas y
la contaminación visual y eléctrica.
“Hay la percepción
de que hay menos políticas restrictivas para esos proyectos construidos en
México comparados con lo que sucede en el lado americano”, refiere Tisdale y
menciona que de ambos lados hay preferencia para las llamadas “energías
verdes”, los cuales éstos realmente no lo son.
Comenta que cuando
se instalaron las primeras turbinas en la zona kumiai no hubo oposición de la
comunidad porque pensaron que realmente eran proyectos limpios y verdes, sin
peligro para los habitantes de esas comunidades ubicadas en zonas silvestres,
pero una vez que empezaron a funcionar la gente empezó a quejarse de impactos
en la salud, insomnio, estrés. Por eso cuando empezó el proyecto en Ocotillo la
gente se opuso y empezaron a interponer demandas las cuales aún no se
resuelven.
“Nada detuvo esa
demencia política y el apoyo a ese proyecto que nunca ha producido la energía
que prometieron pero si ha resultado en impactos significativos para los
residentes locales, para la vida silvestre y las fuentes de recreación”,
sostuvo la activista.
Volviendo con
Baltasar Macías se aborda el tema del paisaje, comentando que la gente en la
región, están acostumbrados a estos paisajes bajacalifornianos, pero para otras
personas son de naturaleza única, de importancia mundial.
“El 100 por ciento
de la energía se va a Estados Unidos, y el 100 por ciento del daño se va a
México”, sintetiza Baltasar.
(SEMANARIO
ZETA/ REPORTAJEZ/ Sergio Haro Cordero / 16 de Febrero del 2015 a las 12:00:00)
Interesante la investigación y los datos que comparten, son necesarios para conocer de fondo la historia y poder formar un criterio respecto de la critica del presidente actual.Muchas gracias!
ResponderEliminar