El año 2014
cerró con 53 festivales gastronómicos en Ensenada, tradición iniciada por los
restauranteros organizados que ha sido sobreexplotada por productoras
independientes y pequeños comercios. Mientras hay quienes dicen que para todos
alcanza, otros se quejan: “Tienes una gama de diez eventos, la gente se prepara
para poder asistir a donde su bolsillo le alcanza, ¿pero si lo pones más de
diez qué pasa?, ¿si lo distraes con 20 qué pasa? A ninguno les va bien”
Sí; mucho “boom”,
muchos eventos gastronómicos, pero lejos de provocar orgullo, es malestar lo
que el fenómeno está ocasionando en el sector restaurantero de Ensenada, pues
ahora ya cualquier hijo de vecino quiere organizar su festival culinario,
devaluando así la calidad de la oferta y saturando el mercado.
Fue en 2006 cuando
la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados
(CANIRAC) inició en el puerto la organización de tres proyectos ahora
emblemáticos: el Festival del Taco y el Marisco; el Festival del Hongo; y el
Festival del Taco y la Comida Mexicana. Tras la crisis del violento 2008, hasta
2010, logran aumentar los festivales a cinco, e inician 2011 con siete eventos.
El objetivo del
organismo fue reactivar al sector y promover la oferta gastronómica y turística
que ofrece la ciudad. A decir de la hasta hace unos días presidenta del
organismo, la química Elvira Romero Gutiérrez, los proyectos no se hacen con
fines de lucro, y apenas se recupera la inversión, “¡y no cuestan 10 pesos!”.
La organización de cada evento llega a costar de 200 mil a 300 mil pesos,
inversión que sale de los afiliados a la Cámara.
Se procura realizar
un festival cada bimestre, además de otros eventos gastronómicos para sumar
diez al año. Sin embargo, de repente empezaron a surgir más festivales
“alternos”, hasta sumar más de 30 en el año, o 53 eventos gastronómicos con los
que se cerró 2014, de acuerdo a datos de las autoridades municipales.
La preocupación de
organizar eventos de calidad, con una logística bien estructurada, y como una
alternativa para el grueso de la población que no puede asistir a las Fiestas
de Vendimia, generó un movimiento importante, del que después se empezaron a
colgar promotores independientes que finalmente benefician solo al organizador.
“Eventos con poca afluencia, poca inversión de tiempo, poca inversión de dinero
y sin la suficiente calidad”, acusa Romero.
Eventos
gastronómicos de corte popular ahora son alrededor de 30, más las Fiestas de
Vendimia, más los conciertos, todo ha redundado en una saturación que no
beneficia: “Tienes una gama de diez eventos, la gente se prepara para poder
asistir a donde su bolsillo le alcanza, ¿pero si lo pones más de diez qué
pasa?, ¿si lo distraes con 20 qué pasa? A ninguno les va bien”.
Incluso CANIRAC tuvo
que eliminar uno de sus proyectos arraigados, el Festival de la Comida
Oriental, que se celebraba en julio y llevaba cinco años organizándose, por
estar muy pegado al Festival del Hongo, uno de los más fuertes que se celebra
en junio, los costos ya no salieron y además surgió otro festival “hechizo” por
ahí.
Está el caso del
Festival Ensenada se Viste de Vino, que se celebra en el mes de agosto en pleno
centro de la ciudad, sobre las calles Ruiz y Segunda, la zona de mayor
afluencia turística, donde participan las mejores vinícolas de la región, “y de
repente meten un evento semejante de promotores independientes, donde no tienen
la calidad, donde no traen el soporte; este año será la edición número nueve,
imagínate el tiempo que inviertes para posicionar un evento.
“No es que estemos
en desacuerdo que salgan otros promotores, pero que la competencia sea pareja y
que no pierdan el punto principal, la reactivación de Ensenada, la imagen, la
promoción”, reitera la restaurantera.
NO SE HAGAN BOLAS CON LOS FESTIVALES
El año arranca con
el Festival de la Chocolatería y Repostería, que se celebró el 7 de febrero y
que pone de manifiesto “que en Ensenada somos buenos en muchas cosas”. A ese
proyecto ya le salió un “clon”.
En el mes de marzo
se lleva a cabo “Maridaje para Mujeres”, que se celebra en el marco del Día
Internacional de la Mujer y reúne a puras chefs o cocineras para preparar un
menú de siete tiempos, donde alrededor de 150 damas se entregan al placer de
juzgar los vinos y platillos presentados.
En la primera semana
de abril viene el Festival del Taco y el Platillo Mexicano, “aquí nació el taco
de pescado, gran parte de nuestra gastronomía son tacos, tenemos muy buenos
restaurantes de comida mexicana, por qué no promoverlos”, expone la socia de la
CANIRAC. Y a la postre, se celebra el evento de más aforo, al que también le
salió una copia llamada Festival del Taco y la Cerveza.
El Festival de
Comida Internacional, llegará a su tercera edición en mayo, que se centra
enteramente en la cocina “Baja Med”. Al mes siguiente se desarrolla el Festival
del Hongo, de más antigüedad en el puerto, creado hace 18 años, pero que hasta
2010 había permanecido “arrinconado”. Es
de los más versátiles y originalmente impulsado por la Escuela de Ciencias de
la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), y ahora por la Escuela de
Gastronomía y Enología de la misma institución. El motivo del festival es innovador, pues el reto es que cualquier chef o
restaurante, independientemente de su especialidad, cree platillos en base de
ese producto, “es un festival que conjuga la parte científica, la reactivación
económica y la fiesta”.
En el marco de las
Fiestas de Vendimia, en agosto, los restauranteros organizados llevan a cabo el
festival Ensenada se Viste de Vino, y en septiembre establecieron el Congreso
de Tendencias, Estrategias y Vanguardia en Turismo y Gastronomía, cuyo objetivo
va más allá de trabajar en la promoción y la fiesta.
“Los crecimientos
van aunados a las capacitaciones, ver qué es lo que hay en otras ciudades,
cuáles son las tendencias, cómo vienen las nuevas generaciones, porque ‘la
gallina de los huevos de oro’ se nos puede acabar, no hay quedarnos en esta
zona de confort”.
Este congreso de
primer nivel se desarrolla en el marco del Festival del Pescado y el Marisco
–que también ya “piratearon”-, el evento gastronómico de tradición en Ensenada,
pues los protagonistas son los productores, dado que a nivel mundial en el
puerto se originan las siete especies marinas más importantes a nivel mundial,
por lo que llegan chefs y prensa especializada de todo el país, se le invierte
dinero en promoción.
En la última semana
de septiembre se cierra la agenda anual con la Cena del Productor a la Mesa,
donde el menú de ocho tiempos con ocho vinos incluye productos como abulón,
erizo, atún jurel, entre otros; se hace para lucimiento del productor,
vinicultor, los enólogos y los chefs.
A esta lista de
festivales bien establecidos y sustentados, se han ido agregando propuestas de
todo tipo pero improvisadas, que incluyen a veces temas que rayan en lo burdo:
“festival de las alitas”, “del tomate”, “la pizza”, “del café”, “de las carnes
frías”, “del sushi”, muchos de ellos organizados por una empresa identificada
como Picos Producciones, de José Picos.
Para CANIRAC no se
trata de desacreditar a los organizadores que no tengan que ver con su
organismo, sino A aquellos que no tengan realmente un compromiso y un fin
focalizado para la comunidad. Caso contrario, por ejemplo, el Festival de la
Sardina, organizado por la Secretaría de Pesca, “que sí tiene un objetivo y una
esencia, reactivar un producto local, que tiene muchos beneficios, precio muy
accesible para la gente, necesitamos darlo a conocer, saber cómo se cocina,
darle otras opciones de alimentación a la gente”.
A RÍO REVUELTO, GANANCIA DE PESCADORES
Los restauranteros
organizados planean y entregan desde el mes de noviembre la agenda de
festivales que celebrarán el año siguiente y hacen la petición correspondiente
a presidencia Municipal y a la Dirección de Comercio, Alcoholes y Espectáculos
Públicos. Cumplen con los dictámenes a los que se les someten, pero les molesta
que después surjan eventos que se empalman con los suyos de forma improvisada y
aparentemente sin cumplir a cabalidad con todos los requerimientos. El problema
deriva de que no existe una regulación al respecto.
Se han acercado, y
seguirán buscando más pláticas con la autoridad municipal para que preste mayor
atención a este problema, aunque por ahora la respuesta ha sido que “hay para
todos”. “Pues entonces que sea parejo, si me pides veinte guardias para mi
evento, al otro también pídele lo mismo; si pides planta de luz, también a él;
si a los otros les mandas inspectores, al otro también”, protestan.
“A lo mejor no le
han dado la importancia suficiente, ya se tiene que formar realmente un
patronato o tener una secretaría directa de organización de eventos y hacer un
reglamento para que se respeten y se cuide la calidad, que se reactive lo que
queremos para Ensenada”. Igualmente piensan en un órgano fiscalizador “porque
ya es momento de regularizar todo esto”.
Mientras tanto, la
respuesta de la autoridad municipal es tajante: no se puede hacer nada contra
los promotores independientes: “No, no es ilegal”, establece Hans Appel
Lafarga, director de Comercio, Alcoholes y Espectáculos Públicos.
“Se les pide una
serie de requisitos, y si los cumple, el evento se lleva a cabo”, dice, y
reconoce que muchos de esos eventos que ellos autorizan son muy parecidos a los
oficiales de CANIRAC. “Son casi los mismos, nomás le cambian poquito el
nombre”.
Como cualquier
persona o empresa, por lo menos 15 días antes de la realización de evento se le
manda la solicitud al primer edil, a la dirección a su cargo, y de ahí se
remite para dictámenes a las áreas de Ecología, Protección Civil, Bomberos,
entre otras.
“Si salen positivos,
nosotros generamos el permiso aquí”. No hay privilegios ni favoritismos, afirma
el funcionario.
“Lo único que
hacemos es cuidar las fechas que ya tiene la CANIRAC por muchos años, nada más
les decimos a los solicitantes ‘escoge otra fecha u otro mes’”, agrega. “Si
Usted viene y me dice ‘quiero hacer un
evento en tal y tal fecha’, si Usted me cumple los requisitos, se le autoriza”.
— Si llego con el
Festival del Hongo 2, ¿me lo autoriza?, pregunta el reportero.
“Sí, porque nomás
con el puro ‘2’ hay cambio. Nomás respeta la fecha”.
La situación está
regulada: “No podemos poner trabas cuando se cumple con todo”.
Mientras que Óscar
Kawanishi Otaki, director de la paramunicipal Proturismo, considera: “No hay
una regulación, no hay un reglamento, no hay una parte de comercio municipal
que nos impida o limite el número de eventos”. Aclara que Proturismo no da
ninguna anuencia para la realización de eventos, su función es programarlos y
boletinarlos para que el turismo y público en general conozca las opciones de
esparcimiento que ofrece Ensenada cada fin de semana.
Reconoce que los
eventos de la CANIRAC, con la promoción de esa instancia, les ha costado mucho
trabajo consolidarlos por la calidad, por la inversión que se hace, por todo el
trabajo involucrado, “pero no se le puede coartar el derecho a ninguna persona
de que también sea promotora.
No hay un reglamento que nos diga ’oye, no
puedes hacer ese evento porque la CANIRAC ya lo tiene y preferimos dárselo a
él’. Sí buscamos que se norme, y no empalmar”.
Respecto a la
competencia desleal, argumenta: “Si el evento no es bueno, la gente no va, la
gente no regresa”. Pero aclara que ellos apoyan en la difusión de cualquier
evento, indistintamente, pero su patrocinio únicamente va dirigido a eventos de
la CANIRAC.
Son conscientes de
la saturación de eventos no solo de la Cámara restaurantera y los plagiados,
sino también los más de 40 que se realizan durante la época de Vendimia, más
las Bajas 500 y 1000, las regatas, los dos paseos ciclistas. En fin, más de
cien eventos al año, “ya cuando nosotros nos damos cuenta de un nuevo evento,
es que ya fueron allá –al Municipio- y ya está autorizado”.
Refiere que sí han
entablado diálogos entre CANIRAC, Secretaría de Turismo del Estado, Fideicomiso
para la Promoción Turística y Proturismo Municipal, pero no han logrado un tipo
de sincronización para establecer un control y lograr solo eventos de calidad,
como los que merece el visitante, “y no estar haciéndolo del tingo al tango,
porque eso no nos demerita, pero sí nos
debilita la oferta. Si antes a un festival llegaban cinco mil personas, ahora
hay tantos que solo llegan dos mil”,
concluye Kawanishi.
(SEMANARIO
ZETA/ REPORTAJEZ/ Juan Carlos Domínguez / 16 de Febrero del 2015 a las 12:00:00)
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