domingo, 16 de febrero de 2014

REBELIÓN EN LA GRANJA


Agueda Barojas Ontiveros
¿El poder corrompe? Dicen que sí, que el poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente, por ello y como decía Platón, el que mande en la república debe ser alguien designado, y no alguien que buscó el puesto ambiciosamente.

¿Por qué corrompe el poder?¿Por qué alguien desea tener el poder absoluto?

Respuestas a estas preguntas hay muchas, sin embargo, preferí encontrarla en una lectura obligada,  "Rebelión en la  granja" de George Orwell.

La historia comienza con el muy borracho Sr. Jones, dueño de Manor Farm, quien hace un mal trabajo en la administración de la granja.

Los animales desatendidos escuchan a un cerdo viejo y sabio, Major, que los anima a rebelarse y manejar la granja ellos mismos.

Sobre todo, dice a los animales, todos deben ser iguales.

Veamos camaradas: ¿Cuál es la realidad de esta vida nuestra? Mirémosla de frente: nuestras vidas son miserables, laboriosas y cortas. Nacemos, nos suministran la comida necesaria para mantenernos y a aquellos de nosotros capaces de hacerlo nos obligan a trabajar hasta el último aliento de nuestras fuerzas; y en el preciso instante en que nuestra utilidad ha terminado, nos matan con una crueldad espantosa. Ningún animal en Inglaterra conoce el significado de la felicidad o la holganza desde que cumple un año de edad. No hay animal libre, en Inglaterra. La vida de un animal es la miseria y la es- clavitud; ésa es la pura verdad.

Pero ¿es eso realmente parte del orden de la naturaleza? ¿Es acaso porque esta tierra nuestra es tan pobre que no puede proporcionar una vida decorosa a todos sus habitantes? No, camaradas; mil veces no.

"El Hombre es el único ser que consume sin producir. No da leche, no pone huevos, es demasiado débil para tirar del arado y su velocidad ni siquiera le permite atrapar conejos. Sin embargo, es dueño y señor de todos los animales. Los hace trabajar, les devuelve el mínimo necesario para mantenerlos con vida y lo demás se lo guarda para él. Nuestro trabajo labra la tierra, nuestro estiércol la abona y, sin embargo, no existe uno de nosotros que posea algo más que su simple pellejo. Vosotras, vacas, que estáis aquí ¿cuántos miles de litros de leche habéis dado este último año? ¿Y qué se ha hecho con esa leche que debía servir para criar terneros robustos?. Hasta la última gota ha ido a parar a las gargantas de nuestros enemigos. Y vosotras, gallinas, ¿cuántos huevos habéis puesto este año y cuántos pollitos han salido de esos huevos?. Todo lo demás ha ido a parar al mercado para producir dinero para Jones y su gente.
 Y tú, Clover, ¿dónde están esos cuatro potrillos que has tenido, que debían ser el sostén y solaz de tu vejez?. Todos fueron vendidos al año; no los volverás a ver jamás. Como re- compensa por tus cuatro criaturas y todo tu trabajo en el campo ¿qué has tenido, exceptuando tus magras raciones y un pesebre?”

Todos están emocionados menos Benjamin, un burro cínico cuyo papel principal en la vida es ser cínico.

Después el cerdo viejo, muere.

Los animales se rebelan y los cerdos, como son los animales más inteligentes, desempeñan el papel de los líderes.

Hay un conflicto inmediato entre dos cerdos, Napoleon y Snowball. Napoleon quiere hacerse cargo de todo mientras que Snowball quiere enseñar a los otros animales y construir un molino de viento.
Napoleon emplea nueve perros feroces y enormes, que robó cuando eran cachorros, para hacerse el Jefe Supremo y Todopoderoso.

No se hace llamar así pero eso es lo que piensa de el mismo. Se aleja de Snowball, lo cual hace que sea fácil echarle la culpa para todo.

Los cerdos se aprovechan de los otros animales y rompen todas las reglas que hicieron después de la Rebelión.

Todo se destruye – la vida en la granja cada día empeora más, los animales se olvidan del sueño original de Major y los cerdos toman malas decisiones en cuanto a sus relaciones con las granjas vecinas.

El momento más bajo es cuando los cerdos mandan a Boxer, un caballo leal y trabajador que está listo para retirarse, a su muerte.

En resumen, los cerdos empiezan a parecerse mucho a los horribles dueños humanos con quienes empezaron en la granja. Tal vez hasta fueron peores. Benjamin, el viejo burro cínico, tenía razón.

Como ya se dio cuenta, Rebelión en la granja  es una fábula satírica escrita por George Orwell en 1945 acerca de una granja donde los animales toman el poder y forman su propio gobierno, que acabará convirtiéndose en una tiranía brutal.

Se considera una crítica velada de la Revolución Rusa y a la corrupción del socialismo soviético en los tiempos de Stalin.

El tema principal de la obra es el abuso de poder, y cómo este corrompe a los que lo poseen, llevando a la avaricia, la discriminación y la traición.

Así, los cerdos de Rebelión en la granja usan su poder para manipular y engañar a los otros animales y afianzar su dominio sobre ellos.

Rebelión en la granja supone también una fuerte critica al gobierno de la URSS y generalmente se considera una fábula que describe los fallos del comunismo.

A pesar de ello, dado el carácter abierto y universal de su mensaje,  la fábula transciende ese marco y resulta una crítica efectiva a la corrupción que supone el abuso de poder en cualquier sociedad.

Aborda también la crítica contra los totalitarismos de cualquier especie  y examina los desplazamientos y manipulaciones que sufre la verdad histórica en los momentos de transformación política.

Otro tema frecuente en la obra de George Orwell y que va a estar presente en Rebelión en la granja es el uso de la fuerza y la violencia como medio de control social como se puede ver en el capítulo VII del libro, donde se describen las persecuciones y el exterminio de la oposición interna dentro de la granja.

No estaría de más recomendarle a los integrantes del Cabildo la lectura antes citada.

Digo, porque si algunos  ediles de oposición y una del rebaño priista ya dieron los primeros pasos para liberarse de la “dominación” que el alcalde Otto Claussen ejercía sobre ellos, quizá con la lectura se animan a seguir por ese camino de la libertad.

El poder absoluto que ejerce sobre el cabildo el alcalde priista no está en duda, pero pretender avalarlo mediante acuerdo de cabildo, raya en lo inaceptable.

Rebelión edilicia

Unos por miedo, otros por convenciencia y otros por sinvergüenzas, pero la gran mayoría del cabildo guaymense, fue poco a poco sometiéndose a los caprichos del alcalde.

A pesar de no estar de acuerdo, muchos de ellos aprobaron solicitar un crédito de 365 millones de pesos a sabiendas que con el tiempo Guaymas no podrá pagarlo y de que lo que menos harán es transparentar su aplicación.

A pesar de que el acuerdo establecía que sólo era solicitud para que buscara el crédito, el alcalde lo buscó, lo encontró y lo firmó. Nadie sabía que ya estaba el recurso en la arcas municipales, bueno solo uno, el regidor Roberto Romano Terrazas, Roberto "El malo", incondicional del alcalde.

Después de que lo supieron, como si no lo hubiesen sabido. Callaron, nadie ha pedido explicaciones.

Antes de esto, al inició de la administración le dieron el poder absoluto al alcalde para que nombrar a sus funcionarios.

Nadie ha pedido explicaciones del por qué nunca sometió a consideración del cabildo al jefe policiaco, solo por citar un ejemplo visiblemente ilegal.

A pesar de este y muchos ejemplos más, el viernes el alcalde Otto Claussen pretendió que los regidores le dieran el poder absoluto para hacer convenios con la Federación y el Estado, es decir, sin necesidad de que el cabildo apruebe cada una de las acciones o convenios a firmar como lo establece la Ley.

La Ley establece que el Ayuntamiento puede darle al alcalde la facultad de firmar convenios y contratos a nombre del Ayuntamiento pero se debe especificar la naturaleza del mismo y los montos máximos.

Para que esto suceda, la Ley establece que la votación debe ser mayoría calificada, es decir, con 17 votos el alcalde conseguía el poder absoluto, pero le fallaron los cálculos o de plano no negociaron.

Algunos regidores de oposición se rebelaron y el alcalde no alcanzó la votación.

Los asesores jurídicos del alcalde intentaron chamaquearlos haciéndoles creer que con 13 votos pasaba el punto, pero finalmente y no se por qué, pero los regidores salieron más iluminados de lo que pensaba y no cayeron.

Como siempre el edil perredista Lino Ruiz votó a favor, el regidor del Movimiento Ciudadano, Librado Navarro no votó a favor, pero porque no fue a la sesión.

Se rebelaron los panistas, dos porque los otros dos no fueron. Las regidoras del PRD y PT votaron en contra.

No fue sorpresa para el alcalde haber perdido de su rebaño a una priista.

Paloma del Alto se abstuvo para no votar en contra. Los problemas entre ellos son de todos conocidos.

Y aunque el resto de los ediles priistas votaron a favor, no faltó quien por debajo de la mesa dijera: “mejor que nos diga que ya no nos presentemos”. Y es que con ese poder absoluto que pretendía ya para que necesita citar a sesiones de cabildo.

Fue la regidora perredista Prudencia Alcantar la única que puso el dedo en la llaga antes de la votación, al decir: De darse esta aprobación se abren las puertas de la tentación para el ejercicio de poder desmedido, que las más de las veces genera autoritarismo y corrupción.

Y si ya llegamos a la conclusión de que el poder corrompe ¿Por qué alguien habría de querer el poder absoluto? Es pregunta.

 (EL PORTAL DE LA NOTICIA/ Columna de Agueda Barojas Ontiveros /Sábado, 15 de Febrero de 2014 20:54)

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