domingo, 25 de noviembre de 2012

SIERRA DE SANTA CATARINA EN IXTAPALAPA. BALAS PERDIDAS, ABANDONO Y MISERIA


Esta zona, donde murió un niño por una bala perdida, vive marginada, sin servicios públicos ni centros sociales; los 500 policías que buscan a quien disparó “¡nomás se harán tontos!”, dicen los vecinos.

• El Cinépolis Ermita, donde murió el menor Hendrick Cuacuas a causa de una bala perdida, es el único centro de diversión para los habitantes de las colonias y barrios de la Sierra de Santa Catarina, al suroriente de la delegación Iztapalapa. La zona es marginal, popular y, paradójicamente, no cuenta con cantinas. Sus pocas opciones recreativas y de esparcimiento están repartidas por edades a lo largo del Eje 6 Las Torres, desde Ermita hasta la carretera libre a Puebla: juegos para niños, dos pistas para patinetas, aparatos deportivos para adultos y un gimnasio de box.
Aquí los problemas están más cerca que esas balas al aire que suelen dispararse en algunos carnavales y festividades locales; en realidad, esa es apenas una justificación a las múltiples carencias que se palpan en la zona todos los días, pues la Sierra se encuentra habitada desde su falda hasta la cima, por grupos originarios de los estados de Oaxaca y Puebla, entre otros, que se asentaron ahí en los años sesenta. Medio siglo después es una gran mancha urbana dividida en alrededor de 20 colonias que pagan impuestos locales pese a carecer de servicios básicos como agua, educación media, seguridad, transporte suficiente y mejores oportunidades para el desarrollo de la comunidad. Sin embargo, hay también asentamientos no regularizados.
LABERINTO DE CALLES
Desde hace 23 años Rafael Hernández maneja el camión de basura que recorre la colonia Xalpa, a la que solo se ingresa por avenida Ermita, para luego doblar a la derecha un semáforo antes del Cinépolis. ¿Cómo hace para meter un camión tan pesado en esa zona estrecha de curvas, ascensos, pendientes y desniveles? “Me tardé como un año en agarrarle el modo porque además encuentras calles pequeñas donde solo sales en reversa. Por eso aquí las patrullas no entran o aparecen de vez en cuando por las avenidas principales. Es una colonia muy enredada y llena de topes que casi son bardas. En esta zona las calles no están trazadas simétricamente por eso es como entrar a un laberinto. Hasta las ambulancias se pierden”, describe.
Don Rafael detiene el camión justo donde esa calle de doble sentido se bifurca por un camellón de jacarandas y eucaliptos. Los automovilistas que no conocen la zona se topan con que el carril derecho se eleva al subir la falda de la Sierra, mientras tres metros abajo corre el carril izquierdo. Esta no es ninguna sorpresa para los xalpenses, quienes cuentan que cuando los primeros habitantes llegaron les fueron asignados de manera desordenada sus terrenos para construcción. Con el tiempo los caminos quedaron sin forma y tuvieron que adaptarse a los espacios irregulares entre las viviendas. Por eso las rutas de peseras Combis ya están adaptadas a esta peculiar geografía.
El patrón se repite en las colonias aledañas como Ampliación Santiago Acahualtepec, Miguel de la Madrid, Ixtlahuacan, Miravalle, Lomas de Zaragoza, Palmitas o San Miguel Teotongo. En esta última, en el mercado de Palmas, está el negocio de Nicolás Castillo, cuya vitrina exhibe las partes de la vaca que esperan a ser rebanadas, molidas o destazadas. “El problema es que no tenemos vigilancia de viernes a domingo y el resto de la semana las patrullas solo hacen un recorrido rápido. Cuando hay asaltos aquí en el mercado hemos pedido patrullas, pero nunca llegan o a veces llegan al último, cuando ya no hay nada que hacer”, detalla.
En las calles de San Miguel Teotongo —como en las demás colonias— es común encontrar tiendas, farmacias, papelerías, boneterías, negocios de ropa, zapatos, juguetes, comida corrida, antojitos, películas y discos piratas que cubren las necesidades básicas de una comunidad que evita salir de la Sierra para ir a los únicos dos supermercados, un banco, dos cajeros automáticos y un restaurante que hay sobre Ermita.
—Tengo 30 años aquí y procuro salir a la calle solo si hay una emergencia, dice don Nicolás.
—¿Por miedo?
 
—Pues mire, aquí los asaltos son muy comunes durante el día, que si la bolsa, que si el coche… Pero además salimos porque no hay diversión para la familia. Lo más común son bodas, 15 años, pero nada más. No hay otra cosa. La gente bebe en sus casas o en la calle.
—¿Y de este lado también hay balazos?
—Ese deporte de tirar bala al aire es del lado de Santiago y Santa María Aztahuacan. Acá solo hay disparos el 15 de septiembre y uno que otro fin de semana.
La segunda Ampliación Santiago es, en teoría, una colonia afortunada, pues en 2008 la autoridad delegacional construyó el Deportivo Rebeca en uno de los espacios recuperados para la comunidad; y al lado de este, hace un mes, inauguró un modulo de policía. No obstante la mayor parte de los vecinos de esta zona están molestos por la decisión. En su puesto del mercado Nextlali, don Gregorio Pérez deja de freír una “hoja” de chicharrón para contar por qué: el deportivo es hoy punto de reunión de jóvenes que ni estudian ni trabajan (los llamados ninis a quienes califica de vagos), dice que ahí se juntan por las mañanas para ver los partidos de futbol rápido y por las noches es común oírlos pelear junto al módulo de policía, que está cerrado con un pequeño candado y grafiteado. Una tienda cercana al deportivo aporta más datos: las autoridades dicen no tener más policías que enviar.
Por eso, refiere Gregorio, si las familias desean divertirse forzosamente deben salir de la Sierra. “Llevo a mis hijos a los juegos del Eje 6, al parque Cuitláhuac, que está más retirado, o al Cinépolis. Otra opción es ir hasta al Cinemex de Los Reyes, pero está más lejos. ¿Qué hacemos entonces? Nos quedamos en la casa a ver la tele o películas”.
DE KÍNDER A SECUNDARIA
Los niños de la Sierra de Santa Catarina tienen asegurada la educación preescolar y básica porque son las únicas escuelas que hay en la zona. En la periferia solo está la Vocacional 7 del Politécnico y apenas hace un año comenzó la construcción de una preparatoria del GDF dentro de la colonia Miravalle. En una de las pistas de skate, Beto Punk baja de su patineta y opina con la experiencia que le da su recién cumplida mayoría de edad: “Apenas están construyendo la puta prepa ¡se ve que va a estar tosca! A ver si no salen al último con sus mamadas ¡que metan buenos albañiles porque los parques los hicieron a lo pendejo!”.
Pese a su lenguaje, dientes chuecos y su tono cantadito de chavo banda, Beto Punk tiene ideas claras y confía en que a las autoridades se les “prenda el foco” para ponerles otra pista de skate cerca de la nueva prepa porque, aclara, no a todos los chavos de su edad les gusta hacer pesas en los aparatos deportivos del Eje 6. “Esos son para los tepiteños”, dice con franqueza. Respecto a la otra pista de skate (cercana a la carretera libre a Puebla) afirma que no les gusta ir ahí porque siempre hay quien “les baje el celular o la cartera”.
—¿Y avisaron a la policía?
—¡Si esos “cochinos” son los que nos roban! ¿Qué pinche seguridad nos van a dar? Los rateros al menos tienen dignidad porque te dicen que te van a robar; pero los “cochinos” no, porque te deben de cuidar y son los que te roban. Ni al caso.
NÚMEROS DE ABANDONO
La nueva administración que encabeza Jesús Valencia en la delegación Iztapalapa actualizó los contenidos de su página web. En la evaluación del desarrollo social muestra un mapeo por grados de marginación divididos en unidades territoriales. El resultado arroja que en Santa Catarina (mil 728 hectáreas y 292 mil 330 habitantes) las colonias se ubican entre dos rangos: alto y muy alto índice de marginación. Por otro lado, el Consejo de Evaluación de Desarrollo Social del GDF publicó en abril del 2011 los resultados de su evaluación, y determinó que en esta zona las colonias oscilan entre los rangos bajo y muy bajo.
El plan de desarrollo urbano de la demarcación es más específico: “Las mayores carencias se presentan en pavimentación y alumbrado público donde no se han cubierto estos servicios; en cuanto al agua potable el problema es el abastecimiento, las redes son suficientes no así el líquido; con respecto al drenaje se sigue avanzando en la instalación de redes y colectores”.
La Procuraduría de Justicia no tiene agencias de Ministerio Público en la zona y la más cercana está fuera de su perímetro, junto al reclusorio femenil de Santa Martha Acatitla. En cuanto a seguridad, la Secretaría de Seguridad Pública indica en su página web que en la Sierra cuenta con un módulo ubicado en la colonia Tenorios; pero el último informe de gobierno de Marcelo Ebrard señala que son tres ¿a quién creerle entonces? El mismo documento indica que en 2011 la prioridad del gobierno delegacional para esta zona fue la rehabilitación de cuatro espacios públicos, seis muros de contención para prevenir riesgos, y la construcción de tres escalinatas. Por espacios recreativos solo destaca la inauguración del parque Cuitláhuac, que está lejos, a media hora de Santa Catarina. Para llegar a él hay que esperar sobre el Eje 6 los camiones RTP de dos pesos o bien los particulares de cinco pesos.
FE QUE CUBRE CARENCIAS
El sacerdote colombiano Carlos Vargas Staper explica a detalle otros factores no detectados por las autoridades y que agravan el nivel de vida en Santa Catarina. Habla con la autoridad que le dan los 14 años que lleva en esa zona, donde desde hace tres tiene a su cargo la iglesia de Corpus Christi, ubicada en San Miguel Teotongo.
“Ciertamente la geografía no facilita mucho los espacios recreativos, porque una bicicleta tendría más éxito en una calle plana. Aquí lo grave es el hacinamiento pues las familias funcionan con un sentido patriarcal ¿Qué significa? En un pequeño espacio viven muchas familias que no se han sabido adaptar a los tiempos, viven tradiciones viejas en lugares reducidos”. Además, agrega, las familias buscan resolver los problemas de alcoholismo y drogadicción mediante la práctica religiosa.
Aunque en Santa Catarina hay decenas de iglesias católicas, Vargas Staper precisa que desde 2007 el número de misas por bautizos, bodas o 15 años se redujo en 50 por ciento, lo que implica menos fiestas para asistir con la familia. En ese mismo lapso llegaron diversos grupos de evangelistas y cristianos a la Sierra. “La gente tiene gran sed de Dios y si no encuentran paz en un lugar busca otro. Aquí somos dos sacerdotes con ocho capillas para atender a 60 mil personas de la zona”.
Involucrado con la comunidad, el religioso enlista los servicios y cursos que su iglesia ofrece a los fieles, porque en la Sierra no hay centros culturales como los Faros ni sociales como en otras zonas más desarrolladas de Iztapalapa. Quizás por ello la iglesia termina por convertirse en un lugar de convivencia popular mediante sus talleres espirituales, psicológicos, promoción humana, matrimonios, renovación carismática o grupo juvenil, entre otros. Dice que ahí hay quienes encuentran algunas soluciones, pero quienes requieren asesoría por violencia intrafamiliar terminan por ser canalizados a otros lados.
DESCONFIANZA
Los vecinos de Santa Catarina entrevistados dudan que alguno de los 500 policías que enviaron las autoridades a la zona, encuentre al dueño de la bala que mató a Hendrick Cuacuas. “¡Nomás se harán tontos!”, afirma don Gregorio Pérez antes de regresar a atender su puesto de chicharrón. Peor aún es el hecho de que tampoco confían en que el nuevo jefe delegacional mejore el perfil de la zona. “Los delegados nada mas vienen en tiempos electorales, suben a la Sierra por el voto y jamás vuelven por aquí. Es la realidad de todos los políticos”, opina don Rafael quien después sigue la ruta de su camión de basura.
Beto Punk quiere terminar la entrevista para poder seguir con su patineta. “Pus estaría bien que junto a la prepa pusieran algo para talleres de pintura o algo así, no sé… ¡Ah! Y que nos pusieran otras pistas de skate porque estas tienen todo bien pinche amontonado…

 Si la Santa Catarina no mejora pus ¡chingue su madre! Tendremos que buscar mejores cosas en otra delegación”.

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