martes, 23 de septiembre de 2014

‘PAPÁ POLO’ PROSTITUÍA A MENORES



Saltillo, Coah.- Testimonios de jóvenes rescatados del Centro de Rehabilitación que administraba “papá Polo” y Benito Juárez García, refieren que además de violentar, éstos, personalmente a los internos, permitían que los internos adultos también abusaran de los menores.

Gabriel, jovencito de 15 años que fue internado hace tres meses en la supuesta casa de rescate, relató para Zócalo que “venía ‘Polo’ y algunos internos, de nosotros mismos, escogían a los de 12 y 14 años y se los llevaban al cuarto, después de varias horas, mis compañeros salían llorando”.

“Cuando uno no hacía caso, te sentaban en un banquito contra la pared y te llenaban de ceniza y te dejaban por tres días, sin comer y sin dormir”, dice el muchacho que cayó en las drogas debido a problemas familiares.

ESTABA ‘ENAMORADO’ DE JOVEN VIOLADO

El amor une a Hipólito Vázquez Pérez con el joven víctima de violación, al menos eso dijo el propio encargado de los centros de rehabilitación al rendir su declaración preparatoria ante instancias penales.

Mientras su cómplice, Benito Juárez García, negó las acusaciones que le imputan.

Durante las primeras horas de este lunes, “papá Hipólito” y Benito afrontaron los cuestionamientos del juez primero, ante quien rindieron testimonios diferentes sobre el expediente que se les sigue desde el fin de semana.

Quien fuera titular de los cuatro centros de rehabilitación Fundación Jóvenes Saltillo, buscó defenderse tras manifestar que en ningún momento infringió la ley, debido a la situación que imperaba entre ellos.

Esto porque durante el interrogatorio al que fue sometido, aseguró haber actuado sin mala fe, debido a que sostiene una presunta relación con el adolescente de 17 años, cuyos padres lo acusaron de abuso sexual.

NIEGA TODO

Por su parte, Benito rechazó los cargos de abuso sexual en su contra. Este hombre había sido señalado por uno de los internos de ser quien lo violó.

El arresto de ambos individuos ocurrió durante la semana anterior, cuando una madre de familia interpuso su denuncia ante la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) en contra el director del centro de rehabilitación ubicado en la colonia Postal Cerritos, donde presuntamente se les sometía a maltratos y actos sexuales involuntarios.

Fue en dos de estos centros que 42 adictos quedaron en libertad, para después ser algunos de ellos quienes interpusieran denuncias en contra de los encargados.

YA HABÍAN ACTUADO

Días antes de que autoridades ministeriales clausuraran dos centros de rehabilitación que dirigía Hipólito Vásquez Pérez, la unidad de atención en Ramos Arizpe de la Procuraduría de los Niños, Niñas y la Familia (Pronnif) rescató a una menor de edad procedente de este municipio, que era retenida en el albergue de la colonia Postal Cerritos, aunque se dijo que no presentó abuso alguno.

El responsable de la unidad, Héctor Mario López García, detalló que esto ocurrió alrededor de 15 días atrás, momento en que acudieron al albergue porque no querían entregar a la menor a sus padres, y agregó que Hipólito ya estaba bajo investigación.

“No la dejaban salir después de que los papás ya lo habían solicitado. Se estaba cometiendo una privación ilegal de la libertad, por lo que nosotros intervenimos”, apuntó.

Recordó que habló con Hipólito y le entregaron a la jovencita, que ahora se encuentra con su familia.

El responsable de la Pronnif en Ramos Arizpe señaló que ante lo ocurrido en Saltillo intensificaron la inspección a este tipo de lugares, donde se atiende a menores de edad.


ACEPTAN AUTORIDADES FALTA MAYOR ATENCIÓN

Héctor Mario Zapata de la Garza, secretario de Salud, reconoció que no son suficientes las verificaciones que realiza la dependencia a su cargo en la revisión de centros de rehabilitación, por lo que llamó a la sociedad civil a denunciar cualquier anomalía.

“En la Secretaria de Salud corresponde vigilar la licencia sanitaria y vigilar que el centro funcione condiciones adecuadas, pero creo que aquí nos falta un trabajo más fuerte con ellos para evitar este tipo de situaciones”, señaló Zapata de la Garza.

Según la Secretaría de Salud, en Coahuila existen 75 centros de rehabilitación que albergan una población flotante de casi 2 mil personas que presentan alguna adicción, a lo largo del estado existen centros que atienden a grupos de 25 hasta 400 personas, como en el caso de Cristo Vive en Saltillo.

Dichos centros son revisados dos veces al año y en este momento ya fueron verificados el 50% de éstos.

SIN MAYOR CONOCIMIENTO

Tras el rescate de jóvenes del centro de rehabilitación Fundación Jóvenes Saltillo, sólo se practicaron exámenes para conocer su estado de salud, por lo que el sector Salud desconoce el grado de adicción o recuperación.

“El centro estaba para atender adicciones como alcoholismo y trastornos de conducta. Nosotros no realizamos estudios de adicciones, lo único que nos solicitaron fue el apoyo para una valoración medica”, justificó Eliud Felipe Aguirre Vázquez, jefe de la Jurisdicción Sanitaria número 8 en Saltillo.

INTERNOS TAMBIÉN ABUSABAN

El castigo recurrente de “papá Polo” y Benito Juárez García era el “banquito”, pero no sólo ellos lo aplicaban, sino que los internos de mayor edad también participaban.

Así lo relata Gabriel, joven de 15 años internado hace tres meses en la casa de rescate para sus adicciones.

“Venía Polo y algunos internos, de nosotros mismos, escogían a los de 12 y 14 años y se los llevaban al cuarto. Después de varias horas, mis compañeros salían llorando”, recordó quien fuera internado por su madre, ya que inhalaba pegamento amarillo.

La ayuda que ahí les brindaban era en base a juntas, reuniones en donde cada uno relataba el por qué consumían sustancias ilegales, y explicaban los motivos de sus adicciones.

RECUENTO DE LOS DAÑOS

“En las juntas, ‘Polo’ nos platicaba que a él le gustaba tener relaciones sexuales con los hombres, por eso buscaba a los internos, la edad para él no importaba, podían ser niños o ya mayores”.

Para Gabriel, el daño que sufrió durante su estancia es algo que no olvidará. Las llamadas de atención con palabras altisonantes y castigos severos como el “banquito” siempre estarán en sus recuerdos.

“Cuando uno no hacía caso te sentaban en un banquito contra la pared y te llenaban de ceniza y te dejaban por tres días, sin comer y sin dormir”, dice el muchacho.

Otro castigo que recuerda era cuando les pegaban con un palo para hacer tortillas. Los impactos eran en el pecho y la espalda, mientras que en la cabeza sentía las patadas o rodillazos que hacían tronar el cuerpo; nadie quería sentir esos castigos y callados acataban las órdenes de “papá Polo” y “Beno”.

Entre todos realizaban el aseo del lugar, sin embargo, las carencias para llevarlo a cabo eran muchas, de tal forma que la presencia de chinches era recurrente.

TRATO INHUMANO

Debido a la mala calidad de los alimentos, los internos presentaban constantes enfermedades gastrointestinales. La sopa con malos olores debía ser consumida para evitar el enojo de los encargados.

“Olían como a los desperdicios de marranos y sabían agrias, tenías que comértelas, por eso todos los días teníamos diarrea”.

Asegura que él no fue violado ni tocado, pues un compañero lo protegió durante su estancia. “Cuando llegué me dijeron que me iban a violar y me quitaron toda la ropa, pero un amigo me ayudó y siempre me protegió.

“Yo tenía un amigo que le decían ‘Gordito Jesús’, a él sí le llegaron a tocar sus partes, yo veía todo eso”.

Su madre tuvo que reunir 3 mil pesos que exigía Hipólito para rescindir el contrato que firmó meses atrás, por tal motivo cuando la Policía clausuró el centro, Gabriel ya no se encontraba allí.

SU ÚNICA SALIDA

La desesperación llevó a una mujer a internar a su hijo, Gabriel, tras verlo inmerso en el mundo de las drogas y alcoholismo.

Una amiga de la colonia Guayulera fue quien le mencionó los centros de apoyo de “papá Hipólito”., sin saber lo que vendría.



(ZOCALO/ Yadira Leos / Leticia Espinoza / Luis Reyes / Rosendo Zavala/ 23 DE SEPTIEMBRE 2014)

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