lunes, 2 de diciembre de 2013

CÁRCELES DE SINALOA...INFRAESTRUCTURAS DEL CRIMEN

Penales de Sinaloa. Abandono reincidente.

Ignora “gobierno del cambio” advertencia de CNDH y el control de las cárceles de Sinaloa sigue en manos del crimen…

Tal y como ocurrió en el 2012, el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria presentado en este año por la Comisión Nacional de Derechos Humanos es insistente: son los presos los que mandan en las cárceles estatales y Sinaloa sigue en los primeros planos de autogobierno. En contraste, el penal federal de Guasave y el militar de Mazatlán no reportan tan malas notas.

Las tres cárceles que opera el Gobierno de Sinaloa volvieron a reprobar. Según el estudio de la CNDH, la crisis en el sistema penitenciario pasó de severa a “condición crítica”, y tal y como ocurrió en el 2012, el pasado 19 de noviembre se confirmó esa realidad que todos ven en la entidad, menos la autoridad.

La infraestructura carcelaria de Sinaloa consta de tres centros de ejecuciones de las consecuencias jurídicas del delito, un Centro de Reinserción Social (Cefereso) y una Prisión Militar. En su conjunto albergan un total de 6 mil 543 delincuentes y en común tienen que en mayor o menor medida los internos son quienes participan en actividades propias de la autoridad carcelaria.

A partir de que Raúl Plascencia Villanueva, presidente de la CNDH, reveló los resultados del DNSP 2011, Ríodoce (Edición 507) echó un vistazo al Cecjude de Culiacán, mejor conocido como el penal de Aguaruto, y efectivamente se pudo comprobar que quienes mandan en dicho centro de reclusión no son las autoridades.

Más todavía, en esa ocasión se mostró que imperan condiciones de abusos, torturas, explotación, tráfico de drogas, de armas, de bienes de consumo, prostitución, privilegios, prácticas todavía vigentes.

Fuentes consultadas al interior del penal actualizan el estado de cosas: “Tiene razón Derechos Humanos. Aquí nada ha cambiado… si no es que está peor”.

Números tercos

La CNDH lleva una década usando el DNSP como instrumento para evaluar el sistema penitenciario en México frente a los derechos humanos.

Para llevar a cabo el diagnóstico presentado el martes 19 de noviembre, la muestra de penales supervisados fue de 101 centros, entre varoniles, femeniles y mixtos, incluyendo variables que le dieron mayor certeza y credibilidad.

Se tomaron en cuenta las tres prisiones militares del país, por lo que el estudio abarcó a una población de 169 mil 995 reos en cárceles estatales, 20 mil 293 en 17 federales y 818 en las tres militares, alcanzando una representatividad del 79.93 por ciento de la población en custodia.

Los resultados colocan a Sinaloa en los últimos lugares en cuanto a gobernabilidad, pues con promedio de 3.97 solo supera a Nuevo León, que alcanzó 3.80 y a Tamaulipas con 3.65.

De esta manera el estado empeoró en este rubro, pues según el DNSP 2011, tenía un 5.84 de gobernabilidad. En gran medida eso se debe a que el penal de Culiacán registró 3.91, mientras que el de Los Mochis 4.07 y el de Mazatlán 4.01.

Es también en la cárcel de la capital donde se tienen los mayores problemas de sobrepoblación y hacinamiento, pues de tener una capacidad de 2 mil 533 reos, al momento del estudio albergaba 2 mil 810.

La gobernabilidad, que es la que define en gran medida la relevancia del estudio, evidencia controles por parte del preso y no de la autoridad, aunado a ello no se cuenta con manuales de procedimientos para los ingresos, traslados, así como para casos de motines, uso de la fuerza o solicitud de audiencias.

Existencia de áreas de privilegio y el tráfico de objetos y sustancias prohibidas; el uso de violencia de algunos reos o el control sobre el resto de la población se suma a la prostitución, cobro por protección, servicio médico, alimentos, uso de teléfonos, entre otras irregularidades, todas administradas por internos.

En contraste, el Cefereso No. 8 Norponiente de Guasave alcanzó una gobernabilidad de 7.9, justo la media nacional, solo menos de un punto porcentual debajo del penal del Altiplano del Estado de México.

Pero sí tiene problemas: personal de seguridad y custodia insuficiente, sanciones disciplinarias deficientes, al igual que la capacidad para atender incidentes violentos como riñas, fugas, suicidios, homicidios, motines y huelgas de hambre.

Por lo que hace a la prisión de la   III Región Militar de Mazatlán, con un 9.01 la gobernabilidad alcanzó el promedio más alto de todas, por encima del 8.44 de la media nacional. Más gobernable que el Campo Militar No. 1 del DF.

Pero tampoco escapa a los problemas. El DNSP 2012 le atribuye fallas en cuanto a la integridad física y moral del interno, en prevención y atención de la tortura, e incapacidad para atender quejas y aplicar sanciones disciplinarias.

Todo depende

Tras darse a conocer el DNSP 2012, el gobernador de Sinaloa, Mario López Valdez, entró en un cantinfleo que dejó las cosas más claras: el problema es real. De otra manera no se hubiera comprometido a mejorar los niveles de gobernabilidad, aunque no haya querido reconocer del todo la gravedad del problema… pero sí.

Aprovechando la visita a Sinaloa el 22 de noviembre de Raúl Plascencia, titular de la CNDH, para firmar un convenio de colaboración, el mandatario solo tomó lo bueno y lo boletinó con un encabezado que pretendía contrarrestar la contundencia del DNSP: Reconoce CNDH a Sinaloa como un aliado en la defensa de los derechos humanos.

Un día anterior, un reo había sido encontrado sin vida en el penal de Aguaruto, aparentemente ahorcado.

Y entonces, Malova, sostuvo en conferencia de prensa que ingobernabilidad no hay en los penales de Sinaloa, pues de ser así “los reos simplemente no estuvieran presos”.

Y entonces minimizó: “Creo que son temas donde podemos mejorar mucho, más bien ha sido por omisión o porque no nos hemos puesto a trabajar, no es un tema de alto riesgo, no es un tema de presupuesto, sino más bien de voluntad política y el señor secretario general de Gobierno ha tomado el compromiso de que si hoy estamos en el ISO 9000 llevemos este objetivo de mejorar este punto de las condiciones de gobernabilidad”.

Pero Malova piensa, y lo dijo, en resolver este indicador emitiendo manuales, mismos que estarán listos para el próximo diagnóstico de la CNDH, con lo que anticipó se mejorará la puntuación.

Plascencia fue claro: los manuales fueron propuestas que se formularon al gobernador con la idea de que permitan mejorar algunas circunstancias internas. No necesariamente para resolver la ingobernabilidad.

“Seguido caemos en confusiones porque a veces el emisor quiere decir una cosa en un mensaje y a veces el receptor lo capta en otro”, acotó Malova.

Pero no hay confusión, el DNSP es muy claro: “Un centro penitenciario en el que la autoridad no tiene el mando y control legítimo de la administración, orden y disciplina, para su buen gobierno interior, difícilmente podrá operar en condiciones apropiadas de seguridad y atención para los internos, que permitan alcanzar el logro de los objetivos de la reinserción”.

Y reformuló Malova su lógica deducción: “¿Cómo si están en manos de los criminales, por qué están dentro los reos?”… Y dijo no poder aceptar como gobernador que se diga que en Sinaloa los centros penitenciarios tienen ingobernabilidad porque están manejados por los internos.

Pero el documento seguía ahí: “El gobierno de las prisiones que dependen de los poderes ejecutivos estatales, tiene que estar a cargo de las autoridades públicas legítimamente designadas para ello y no en manos de los internos, ni de grupos relacionados con la delincuencia organizada”.

Eso hizo recordar que el ex escolta del gobernador Malova, Frank Armenta Espinoza, reveló en un video filtrado a Ríodoce que es el Chapo Guzmán quien controla el penal de Aguaruto como parte de un acuerdo con el mandatario y para lo cual, su lugarteniente, el Cholo Iván, es quien tiene las riendas.

Pero además revive el señalamiento que el mes de mayo, a través de volantes tirados desde avionetas en Culiacán y Guamúchil, se hizo en el sentido de que el Árabe, Francisco Javier Avilés Araujo, detenido por la Policía Ministerial en un retén en Guasave por portar arma y drogas, había sido internado en Aguaruto para que lo torturaran y ejecutaran, en algo que acusaba el panfleto, estaba de acuerdo Malova, tras recibir una supuesta orden de Joaquín Guzmán Loera.

El mismo Armenta Espinoza mostró en un segundo video donde acusaba a Malova de nexos con el narco, llamadas telefónicas grabadas en las que Jorge Iván Gastélum Ávila, el Cholo Iván, insultaba, regañaba y amenazaba al director del penal de Aguaruto y al jefe de seguridad, el mayor Alfredo Mejía Pérez, por no permitirle a su gente el ingreso de drogas al centro penitenciario.

En diciembre del 2012, el mayor Mejía, que apareció en 2008 en una nómina de los Beltrán Leyva que confiscó la PGR tras la captura del Mochomo, terminaría muerto a balazos en El Limón de los Ramos, Culiacán, por lo que Frank Armenta sugirió: “He ahí que nos damos cuenta del motivo o uno de los motivos de su muerte”.

En la edición 507 de Ríodoce, desde el Cecjude Culiacán se reveló que había “presos pesados” con más autoridad que el director del penal y que desde sus celdas dictan lo que se hace y lo que no.

“Los guardias o custodios realmente están de adorno. Son los presos los que hacen la labor de vigilancia de cada una de sus áreas”, se aseguró.

“¿Qué puede hacer el director en turno? ¡Nada! Es igual que los custodios, no pueden oponerse a nada porque les puede ir mal”, publicó Ríodoce y después de eso se conocieron las llamadas del Cholo con el director del penal y el mayor Mejía.

Por todos lados

De acuerdo con el DNSP 2012, persisten prácticas arraigadas como la introducción de objetos, sustancias prohibidas, drogas, prostitutas, comida, etcétera, de lo que al menos en Sinaloa da cuenta la propia autoridad al realizar esculques “sorpresa” y reportar decomisos de puntas de acero, cuchillos, drogas, dinero, aparatos electrónicos, celulares, radios de comunicación, cerveza, etcétera.

Para Plascencia Villanueva esto “es una muestra de la debilidad institucional y de gobierno de las autoridades responsables, al tolerar la corrupción”.

Pero no solo la CNDH considera que hay problemas graves en las cárceles del país.

Tres organizaciones coaligadas para ver por los derechos de los presos: Asilegal, Documenta y el Instituto de Derechos Humanos para la Justicia Social, A.C., elaboraron el informe EPU sobre el sistema penitenciario en México y en octubre de este año llegaron a la misma conclusión de la CNDH: en las cárceles prevalece el autogobierno, la corrupción y la violencia.

El documento precisa que es la sobrepoblación, atribuida a la aplicación de la prisión preventiva, con miles de personas que no han sido juzgadas, lo que ha generado esta grave situación.

EN CIFRAS
— 2,810
reos tiene el penal de Aguaruto. Su capacidad es de 2,533.

Promedios de gobernabilidad

Aguascalientes  8.24
Guanajuato        7.82
Colima                6.95
Sonora                5.97
BCS                    4.94
Sinaloa               3.97

FUENTE: DNSP 2012 de la CNDH.

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