Albuquerque— En El
Paso, a una mujer neomexiquense que cruzaba la frontera la desvistieron para
revisarla, la sometieron a un registro vaginal y la llevaron al hospital para
más pruebas invasivas, un movimiento intestinal forzado, radiografías y
tomografías, dijo la Asociación Nacional para la Defensa de los Derechos
Civiles de Estados Unidos, (ACLU, por sus siglas en inglés).
En Nuevo México la
estación KOB reportó una revisión vial que pronto se convirtió en pesadilla.
El incidente comenzó
el 2 de enero del 2013 cuando David Eckert terminó de hacer sus compras en la
sucursal de Walmart en Deming. De acuerdo a la demanda federal, Eckert no se
detuvo completamente en el alto al salir del estacionamiento y de inmediato la
Policía le ordenó detenerse.
La abogada de
Eckert, Shannon Kennedy, dijo en entrevista con KOB que cuando los agentes
pidieron a su cliente descender del vehículo, pareció apretar los glúteos.
Los policías
consideraron que lo anterior constituía una causa probable para sospechar que
Eckert estaba ocultando estupefacientes en su cavidad anal.
Mientras los agentes
detenían a Eckert, solicitaron a un juez la orden de registro que les
permitiera realizar una revisión en la cavidad anal.
El primer médico al
cual la Policía solicitó llevar a cabo el procedimiento se negó. Pero la
Policía trasladó entonces a Eckert al Centro Médico Regional Gila, donde, según
la demanda, primero fue sometido a rayos X abdominales (no hubo trazas de
drogas), dos penetraciones anales con dedos (nada de drogas), tres enemas (sin
drogas), otra ronda de rayos X (cero drogas) y, finalmente, fue sedado antes de
que se le practicara una colonoscopía del “ano, recto, colon e intestino
grueso”. Nada de drogas. Todo esto se hizo sin consentimiento de Eckert, desde
luego.
No se encontraron
drogas en ninguno de los casos, y las dos personas ahora enfrentan cuentas por
miles de dólares de los hospitales.
“Es aterrador”, dijo
Laura Schauer Ives, abogada de la ACLU en Albuquerque.
Ives dijo que
presentará una demanda contra la Patrulla Fronteriza en nombre de una mujer de
Nuevo México que fue sometida a un tratamiento similar después de cruzar de
México a El Paso en diciembre. Ella se negó a dar el nombre de la mujer ya que
su cliente “lo considera un asalto sexual”.
La mayor diferencia
entre los casos, dijo, es que la Patrulla Fronteriza no tenía orden de registro
cuando llevó a su cliente al hospital de El Paso.
En el caso de
Deming, la demanda detalla una serie de violaciones de los derechos de Eckert,
entre otros que le negaron el derecho a hacer una llamada telefónica desde la
estación de Policía y el hecho de que la orden de registro presentada para
buscar en su cuerpo era válida sólo en el condado Luna pero fue trasladado a
otro Condado.
(EL DIARIO, EDICION JUAREZ/ Associated Press |
2013-11-07 | 00:06)
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