jueves, 31 de octubre de 2013

JUANITO ‘VIVE’ DESDE HACE CINCO AÑOS EN EL ANFITEATRO DE CIUDAD JUAREZ


Aunque ya no siente, Juanito está recostado sobre una plancha de metal y su carne seca, casi acartonada, es cortada por un bisturí.

Un hombre lo abre y saca sus órganos al menos una hora, para después volver a colocarlos en su lugar; sutura la lastimada piel de Juanito y concluye la clase de Anatomía.

Desde hace más de cinco años Juanito y otros 11 cadáveres que descansan en el Anfiteatro del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICB) de la UACJ, son examinados por los estudiantes al menos cuatro días a la semana.

“En el momento de una disección, se separa la piel del rostro y se van dañando progresivamente por tanto uso”, explicó José Ruiz Pineda, médico y coordinador de la materia.

Del total de cadáveres sólo dos son femeninos y la mayoría tiene más de cinco años, pues tras la ola de violencia cada vez era más difícil conseguir un cuerpo en donación para la facultad de medicina, dijo.

“Aunque aparentemente había muchos cuerpos, todos estaban siendo investigados por la PGR”, dijo Ruiz Pineda, quien  tiene unos 60 años, cabello cano, complexión delgada, estatura media y tez morena.

Expuso que para adquirir un cadáver la persona debió fallecer por enfermedades o causas naturales, nunca por hechos violentos.

Aseguró que durante los últimos cinco años, siendo el 2010 el más violento con tres mil 115 homicidios, incluso tuvieron que prestar las instalaciones para guardar cuerpos de víctimas.

“Todavía hay algunas bolsas con huesos y a veces vienen a revisarlas para ver si coincide con otros de cuerpos que no han sido reconocidos”, agregó.

TODO BAJO CONTROL

El anfiteatro se encuentra en el primer piso del edificio “S” de ICB, donde sólo se puede entrar con los pies cubiertos, bata blanca de preferencia y con opción de portar cubrebocas.

En las salas la temperatura es húmeda y el color blanco invade la atmosfera.

El médico explicó que los cadáveres son utilizados para el estudio de las partes humanas y se trata de personas que al fallecer sus cuerpos nunca fueron reclamados.

Dijo que los cuerpos son de donaciones, generalmente del Hospital General, con quienes tienen convenio desde hace varios años.

Ruiz Pineda dijo que algunos cuerpos son de indigentes, otros de deportados y de adultos olvidados por su familia. “Hay algunos cuerpos que no tienen autopsia porque los encuentran en la calle y no fueron reconocidos, y cuando se confirma que murieron de enfermedad o causa natural, no tienen autopsia. A veces, son personas que se encuentran en algún lugar de la ciudad y los llevan al hospital y ahí fallecen”, refirió.

A pesar de que se ignora la procedencia de los cuerpos que serán objeto de estudio, cada uno es recordado, principalmente por los estudiantes, debido a las peculiaridades que presentan.

“A veces los estudiantes se dan la tarea de ponerles nombres a los cadáveres; dicen ‘éste tiene cara de Juanito’. Hay unos que se recuerdan más porque tienen tatuajes, dicen ‘Recuerdo de Mary o Rosy’ o traen tatuajes de corazones. Había uno que tenía unas lágrimas pintadas en la cara”.

Indicó que a otros tantos se les recuerda por algún tipo de enfermedad que presentaron cuando estaban vivos. “Había un cadáver al que le faltaba una parte de un pie. Pensábamos que tuvo complicaciones de diabetes y se le tuvo que amputar esa parte. Él estaba joven, tenía entre 35 y 40 años”, añadió.

El médico hizo hincapié en que los cuerpos que se utilizan en la facultad son generalmente personas adultas; todos mayores de 35 años, algunos de hasta incluso con edades superiores de a los 65.

FOSA COMÚN

El encargado de la academia de Anatomía dijo que alrededor de 250 alumnos realizan prácticas con los cuerpos en el semestre, cuatro horas a la semana.

Una vez que pasaron siete años, los cadáveres ya no se van a utilizar aquí.

Ya se estudiaron todas las regiones del organismo; los cuerpos son mandados a la fosa común y se les da cristiana sepultura, dijo el especialista.

“El cuerpo de una mujer, de unos 60 años, estuvo guardado mucho tiempo, como 10 años. Hasta que consiguieron otro cuerpo femenino, pero casi siempre son hombres”, dijo.

El médico indicó que para poder preparar un cadáver, la persona tiene que tener máximo tres días de haber fallecido, ya que después de este periodo inicia el proceso de descomposición de los órganos y los tejidos.

Explicó que los cuerpos son sumergidos en una solución de formol, formaldehido y una proporción de agua.

Dijo que cuando no están en las planchas para estudiarlos, para conservarlos el más tiempo posible se ubican dentro de un cuarto frío.

Comentó que ya existe un nuevo proceso llamado “plastinización” , en donde al cuerpo se le añade acetona con colorantes, para que sobresalgan las marcas de los músculos, venas y arterias y estructuras.

Este lugar “ofrece” un generoso aroma a acetona y aunque es fuerte, pues impregna hasta la ropa, cumple la función de conservar a ‘Juanito’.

(EL DIARIO / Angélica Villegas / 2013-10-30 | 19:28)


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