sábado, 6 de julio de 2013

"VIVIMOS EN UN PUEBLO SIN LEY", SE QUEJAN VECINOS EN EL SEPELIO DE LOS JÓVENES ASESINADOS EN COYUCA DE BENÍTEZ

Mariana Labastida
Coyuca de Benítez.- En medio del dolor y la consternación fueron sepultados siete de los ocho jóvenes ejecutados la tarde del jueves en una huerta cerca del punto conocido como río Chiquito de esta población.

De acuerdo con los vecinos, en la huerta donde se encontraban los jóvenes quedaron siete de ellos, uno más corrió hacía la carretera y fue alcanzado en el camino de terracería cerca de donde inicia la colonia 10 de abril. En el lugar fallecieron seis de los ochos jóvenes y adolescentes, uno más murió camino al hospital y el último en el hospital; de los ocho seis eran menores de edad.

Niños, jóvenes, adultos y adultos mayores acompañaron a las familias de los siete sepultados en el panteón de la colonia Tierra y Libertad bajo la lluvia provocada por la tormenta tropical Erick que se apaciguó cuando los féretros salieron de la cancha techada, frente a la iglesia en donde se realizó la misa comunitaria; cada uno fue velado en diferentes viviendas, a excepción de los dos hermanos.

Unos 200 familiares, amigos, vecinos y conocidos acompañaron a las 5 de la tarde a las familias de José Alberto y su hermano José Alexis, de 13 y 12 años, Jesús Ángel y Jorge Luis de 14 años, Christopher Jerry de 16, Osvaldo de 22 y Agustín de 24, quienes caminaron de la cancha techada al panteón en medio de la lluvia y rodearon las tumbas con sombrillas de alegres colores que contrastaban con el llanto de los padres y familiares.

Entre las caras de consternación, dolor y murmullos fueron sepultados los jóvenes, cuatro de ellos en fosas pegadas al fondo del panteón, uno más unos metros más allá y los dos hermanos adolescentes en otro lado del cementerio.

No importaron la lluvia, los charcos y el lodo del panteón para las personas que los acompañaron y uno de los amigos de la familia Galeana Mayo dijo que los muertos se iban unidos como hermanos de corazón.

El padre de uno de los jóvenes asesinados, Feliciano expresó que “vivimos en un pueblo sin ley, es lo único que puedo decir”, a familiares les decía que “¿quién me va a desvelar?¿quién me va hacer preocupar?, él me decía que no me preocupara y yo le decía que él hacía que me enfermara porque no llegaba temprano”.

Otro de los familiares se limitó a decir “lo hecho, hecho está” al querer saber por qué los señalamientos de la Procuraduría, quien informó que en el lugar donde fueron asesinados se encontraron “vestigios de solventes”.

“Esto causó mucho dolor”, dijo uno de los vecinos de la colonia Venustiano Carranza, en donde vivía la mayoría de los jóvenes asesinados, algunos en la parte alta, incluso comentaron que una de las familias rentó una casa en la parte baja del cerro para el funeral debido a la lluvia.

Entre los murmullos y expresiones de incredulidad de los vecinos se escuchaban los anuncios para los rezos en diferentes casas, sólo dos de la familia Galeana Mayo y Ramírez Mora determinaron que se oraría por ellos en el mismo lugar en donde se realizó la misa, en la cancha techada, donde durante la ceremonia se había sugerido que se realizara la novena de los ocho jóvenes asesinados.

Poco a poco los acompañantes y la familia fueron dejando el panteón, entre los comentarios se escuchó que hoy será el sepelio del octavo joven asesinado que murió en el hospital, a donde llegó aún con vida.

Por separado, el dirigente de la Organización Popular de Productores de la Costa Grande, Luis Olivares Enríquez lamentó el asesinato de los jóvenes que dijo es consecuencia de la falta de espacios y oportunidades para los mismos.

Indicó que “la mayoría de los muchachos sólo llegan a primaria, algunos terminan secundaria, los oficios son la pesca, alquilarse de peón o de campesino, o migrar al norte, pero regresan con otras ideas al involucrarse con otras gentes y como consecuencia se viene el crimen organizado”.

Olivares Enríquez dijo que hechos como éste podrían remediarse si el gobierno quisiera y pusiera atención, “cada día cuesta más estudiar, los muchachos tienen que migrar a buscar trabajo porque los recursos no les alcanzan, uno de los niños difuntos dejó la escuela por falta de dinero” dijo el dirigente.

Los jóvenes asesinados viven en una zona donde se encuentran en desarrollo cinco colonias: la 10 de abril, la Venustiano Carranza, la Zumpango, la Cuauhtémoc y Tierra y Libertad, donde hay un contraste de viviendas de cemento con las hechas de palos y palmas con techos de láminas de cartón.

(EL SUR DE ACAPULCO/ Mariana Labastida/julio 6, 2013)

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