El pasado fin de semana las estructuras del Partido
Acción Nacional se cimbraron: Los delegados a su Asamblea Nacional
Extraordinaria decidieron que la dirigencia partidista sea electa por los votos
de toda la militancia. Algo inédito. A los grupos internos de poder les asusta
esta especie de democratización del PAN y ya hay voces que piden que la medida
aprobada se anule como sea. Y en medio del alboroto emerge la figura de Josefina
Vázquez Mota, la ex candidata presidencial que se perfila ahora para presidir
al blanquiazul a partir de diciembre, cuando concluye la gestión de Gustavo
Madero.
Álvaro Delgado/ Proceso
MÉXICO, D.F.
(Proceso).- En medio del júbilo de miles de panistas que aprobaron por aplastante
mayoría el derecho de elegir con su voto a sus dirigentes –privilegio que
durante casi 74 años fue exclusivo de un grupo de notables del Partido Acción
Nacional (PAN)–, se escuchó un exabrupto: “¡Nos vamos a convertir en el PRD!”.
Era el senador Héctor
Larios Córdova, quien, pese a presidir los debates, no dominó su enfado por la
reforma que recibía el “sí” de la mayoría de los 9 mil 338 delegados a la 17
Asamblea Nacional Extraordinaria del PAN, el sábado 16 en la Arena Ciudad de
México.
–Quienes estén por
el no, sírvanse manifestarlo –pidió enseguida Larios a los delegados sólo para
completar el trámite, ya con el rostro descompuesto, como lo tenían también
Gustavo Madero, Cecilia Romero, Ernesto Cordero y otros jefes de los grupos
hegemónicos.
No era para menos:
La reforma rompe no sólo el diseño institucional y la vida interna del PAN
desde su fundación, en 1939, sino las estrategias de los grupos que, tras esta
asamblea, han escalado la confrontación hasta niveles de descalificación
personal por la “degradación” partidaria.
Con esta rebelión de
la militancia, que sin embargo había aprobado en lo general los nuevos
estatutos –calificados de antidemocráticos y “estructuralmente tramposos”–, se
temía que podían echarse abajo otras facultades que para sí querían Madero y su
grupo.
Fue entonces cuando,
mientras se discutían otros artículos, comenzó a vaciarse el aforo y para las
cinco de la tarde era evidente que ya no había quórum; una maniobra para
“reventar” la sesión que los afines a Felipe Calderón atribuyen a Madero,
identificado también como el gran derrotado.
Madero había
diseñado un proyecto para reelegirse con una propuesta “federalista”: Que el
Consejo Nacional, que elige al presidente, se integre con 270 miembros electos
en asambleas estatales y otros 30 por el Comité Ejecutivo Nacional (CEN), que
si bien se aprobó, ya no le sirve tras el aval del voto directo de la
militancia.
Es esta reforma lo
que tiene entrampado al PAN en un episodio más de la peor crisis de su
historia, en la que paradójicamente emerge la figura de Josefina Vázquez Mota,
la ex candidata presidencial que se perfila ahora para presidir ese partido.
Y es que el PAN de
Madero fue incapaz de aprobar completos sus estatutos y no sabe cómo procesar
que los 368 mil militantes elijan de manera directa a sus dirigentes y, menos
aún, si se aplicará en la elección de diciembre, cuando concluye su periodo.
Peor todavía: Esta
histórica reforma implica también numerosos riesgos, como el poder del dinero
para conquistar las dirigencias y la infiltración de intereses ajenos en sus
procesos de elección de presidente nacional y de los estatales y municipales.
“Está bien que la
militancia elija, pero hay que ver todo el sistema. Y mi preocupación es que
vaya a gobernar el dinero, que es el problema del país”, razonaba Santiago
Creel con el reportero en medio del estupor por la rebelión.
El ex senador Marko
Cortés reveló que platicó con Madero, de quien es afín, y le dijo que era una
reforma positiva para el PAN. “No es una derrota para él. Los que pierden son
otros: los calderones, los yunques”.
Para el ex legislador
Juan José Rodríguez Prats, peleado con “calderones” y “maderos”, el derecho de
la militancia para elegir con su voto a sus dirigentes sí rompe con el poder de
los grupos.
“Sucedió un milagro,
porque había planes para manipular al Consejo Nacional a favor de un grupo u
otro y se desplomaron. Sí hay riesgos con este método, pero fracasó la onda
grupera”, subraya.
La reacción de los
allegados a Calderón, quien se encontraba en México el día de la asamblea, ha
sido violenta contra Madero y su grupo que, según el exvocero Maximiliano
Cortázar, fueron quienes deliberadamente rompieron el quórum.
Pero el más feroz ha
sido Germán Martínez, quien en su artículo del lunes 18 en el diario Reforma
criticó duramente a Madero por la aprobación de la reforma que, en coincidencia
con Larios –miembro de la organización El Yunque–, calificó de una “vulgar
perredización” de ese partido.
“Madero tiene el
deber de corregir ese error y limpiar el tiradero”, acusó Martínez –primer
presidente del PAN impuesto por Calderón–, y planteó convocar a otra asamblea
nacional o que a ésta la anule el Tribunal Electoral. “Detener la perredización
del PAN es la tarea”, decretó.
JOSEFINA CANDIDATA
En este río revuelto
Josefina Vázquez Mota se alista para contender por la presidencia del PAN,
sobre todo porque ahora los militantes elegirán a sus dirigentes con su voto.
“Con esta reforma
Josefina va a ser la presidenta. ¿Quién lo va a evitar?”, decía el exdiputado
Marco Pérez Esquer, tesorero de la presidencia de Manuel Espino, expulsado del
PAN y miembro del equipo de la campaña presidencial.
De hecho antes del
inicio de la asamblea nacional, Vázquez Mota encabezó una reunión con un grupo
de casi 30 personas, entre ellos varios exdiputados como ella, para discutir la
situación del PAN, la aprobación de los estatutos y para perfilar su propia
candidatura a suceder a Madero.
El encuentro,
iniciado a las 9:30 horas, se realizó en las instalaciones del Instituto
Panamericano de Alta Dirección de Empresas (IPADE), cuyos directivos se lo
facilitaron porque ahí estudió, y ubicado no muy lejos de la Arena Ciudad de
México.
A la reunión se
sumaron Creel, secretario técnico de la Comisión Política del PAN, y Francisco
Kiko Vega de Lamadrid, candidato a la gubernatura de Baja California –donde ese
partido ha gobernado desde 1989, hace casi un cuarto de siglo–, quien pidió apoyo
a su campaña.
Esta es la cuarta
reunión que Vázquez Mota tiene con quienes fueron sus compañeros diputados,
pero también ha entrado en contacto con algunos de quienes formaron parte de su
equipo de precampaña, como Jorge Manzanera, a quien marginó al iniciar su
campaña presidencial.
Dedicada a elaborar
un libro de historias de éxito de mexicanos en Estados Unidos, a donde ha
viajado también para aprender inglés, Vázquez Mota ha sido cautelosa en
manifestar sus ambiciones de presidir el PAN.
Al llegar a la Arena
Ciudad de México no descartó que ambicione presidir su partido: “Quiero ser un
factor de unidad en Acción Nacional, porque sin la unidad del partido lo demás
no lo lograremos en los plazos y en la manera en que queremos”.
Tras la reforma
impulsada por el senador Javier Corral, cuya propuesta ella y varios de sus
acompañantes en la reunión del IPADE sabían que sería presentada, sus
posibilidades aumentan.
–¿Josefina tiene
posibilidades? –se le pregunta a Rodríguez Prats.
–Si se anima,
bienvenida, pero no creo. ¿Dónde está? Viene, se asoma y se va. Eso el panismo
lo percibe. Una cosa es haber sido candidata presidencial y otra muy diferente
es la dirigencia del partido.
En efecto, tras su
desplome al tercer lugar en la elección presidencial, Vázquez Mota prometió
encabezar un movimiento ciudadano pero se fue a vacacionar dos meses a Europa y
reapareció en la toma de posesión del priista Enrique Peña Nieto; y aparece
fugazmente en el PAN.
Pero Rafael
Guarneros Saldaña, quien encabeza el Movimiento Nacional del PAN que propugna
por la “regeneración y rescate del partido” y uno de los panistas que reservó
el artículo que presentó Corral, asegura que la reforma beneficia a los
liderazgos nacionales.
–¿Y favorece en
particular a Vázquez Mota?
–Sí, obviamente, hay
un importante sector del panismo y de la población que ve en Josefina una
figura limpia, que incluso fue traicionada por los propios dirigentes y por el
partido o por quienes llevaron la campaña.
Pero Vázquez Mota y
Madero no están solos en la búsqueda de encabezar el PAN. Lo anhelan también
Juan Carlos Romero Hicks y Juan Manuel Oliva, ambos exgobernadores de
Guanajuato, y un “tapado” que representará al grupo de Calderón, que podría ser
Ernesto Cordero, crítico del “entreguismo” del actual presidente.
Los propios
“calderones” descartan a Margarita Zavala, porque su proyecto es que sea la
candidata presidencial en 2018, tal como su propio marido lo reconoció
públicamente antes de dejar el cargo.
Fragmento del reportaje que se publica en la edición
1899 de la revista Proceso, ya en circulación.
(PROCESO/ Álvaro Delgado/ 26 de marzo
de 2013)
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