domingo, 27 de noviembre de 2011

NARCOTUNELES SE CONSTRUYEN EN CADENA

Expertos dicen que el costo por la edificación de un pasadizo es de 5 millones de dólares.

 Aparte de los conocimientos de ingeniería, se debe contar con sofisticados aparatos para el conocimiento del subsuelo. Asegurar la salida, acondicionar el túnel, y todo hacerlo con la mayor discreción.

La renta de equipo llevó a la captura de un ingeniero del narcotráfico en los Estados Unidos.

 Luis Alonso Pérez

El Ingeniero del Narco
Luis Carlos Ayala González es un ingeniero civil originario del Estado de Coahuila. Por su última obra construida, la cual dejó inconclusa, se podría considerar que es muy buen ingeniero, conocedor de topografía, manejador de proyectos de largo plazo y sobre todo muy discreto.

Ayala no es un ingeniero común, servía a la mafia construyendo un túnel que pretendía conectar a una casa de la ciudad estadounidense San Luis, Arizona, con un predio en San Luis Río Colorado, Sonora, al otro lado del muro fronterizo.

Fue aprehendido en noviembre de 2008 por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE), en el domicilio donde se sospechaba que se ubicaría la salida del pasadizo una vez concluido, en el número 1429 de la calle San Francisco, cerca de la línea internacional.

El comunicado de prensa publicado por ICE posterior a su captura establece que la casa que albergaba el túnel fue descubierta por un agente de la Patrulla Fronteriza, que al efectuar un patrullaje cerca de la frontera observó un chorro de cemento salir por una rendija del sistema de ventilación.

Sin embargo su captura no fue una coincidencia, desde septiembre de ese año los agentes federales habían estado patrullando la zona en busca de indicios de actividad sospechosa. Sabían que alguien construía un túnel en esa zona pero no sabían dónde.

A pesar del aparente sigilo con el que el ingeniero mexicano orquestaba la obra ilegal se descuidó y dejó rastro. Compró y rentó maquinaria de construcción especializada y muy costosa en empresas de México y Estados Unidos.

Tal vez pensó que utilizar este equipo para reducir el número de peones contratados haría su operación más discreta. Pero no fueron los empleados sino el rastro electrónico de las compras y rentas lo que lo delató.

Cuando catearon la casa los agentes de ICE encontraron la maquinaria de excavación; tubería de plástico para montar un sistema de ventilación y bitácoras que relataban el proceso de construcción. La construcción del túnel avanzaba de manera paralela del lado mexicano, de acuerdo con el comunicado de prensa.

“Aunque el túnel aún no estaba terminado, la cantidad y calidad del material encontrado en el lugar claramente demuestra que se trataba de una operación sofisticada”, expuso en el comunicado Matt Allen, agente especial a cargo de investigaciones de la oficina de ICE en Arizona.

Ese túnel se ubica aproximadamente a 300 metros de otro túnel transfronterizo descubierto en septiembre de 2007, sin embargo las autoridades no encontraron elementos para ligar ambos pasadizos ni atribuir su propiedad a algún cártel mexicano del narcotráfico.

De acuerdo con la acusación formal J1402FE2008 entablada contra Ayala González por la Fiscalía del Condado de Yuma el 10 de noviembre de 2008, el inculpado participó en una agrupación criminal al intencionalmente organizar, administrar, dirigir, supervisar o financiar la renta de equipo para construir un túnel entre los Estados Unidos y México, entre los meses de septiembre y noviembre de ese año.

Este delito establece una pena máxima de 12 años de prisión. En noviembre de 2009 el Ingeniero Ayala recibió una condena de tres años de prisión en una cárcel estatal de Arizona.

Narcotúneles: obras de ingeniería avanzada
Ayala es el único ingeniero civil que ha sido detenido por la construcción de túneles en los últimos años. El Departamento de Justicia de Estados Unidos reportó en su Evaluación Anual de Riesgos de la Droga de 2011 que “cerca de cien túneles han sido descubiertos en la frontera de México y Estados Unidos entre los años fiscales de 2005 a 2010”.

El reporte establece que la mayoría de los túneles encontrados por las autoridades estadounidenses se localizan en los Estados de Arizona y California. “Muchos fueron burdamente construidos y son simples modificaciones a infraestructura existente como sistemas de drenaje”.

“Sin embargo algunos requieren trabajos muy elaborados. Dos túneles encontrados en San Diego a finales de 2010 tenían un sistema avanzado de rieles, eléctrico, ventilación. Uno de los túneles medía más de media milla de largo y una profundidad de 90 pies”, precisaba el documento oficial.

En la frontera de Tijuana y San Diego la tecnología descrita por el reporte se queda corta. Un túnel encontrado en la calle Olivos de la colonia Aeropuerto en la delegación Mesa de Otay el 7 de noviembre de 2009 empleaba una canastilla de metal que hacía las veces de un elevador que descendía por medio de cadenas de acero impulsadas por una polea eléctrica con capacidad para cargar tres toneladas.

Otro pasadizo, encontrado menos de un mes después en una bodega de la calle José Gálvez de la colonia Garita de Otay, contaba con un sistema hidráulico que movía por completo un pequeño cuarto de baño y dejaba al descubierto la entrada al túnel en construcción.

Al momento de ser descubierto, el 3 de diciembre de 2009, le faltaban aproximadamente 50 metros para llegar a su objetivo, una bodega ubicada en el International Business Center de Otay Mesa, California.

El gobierno de Estados Unidos ha reaccionado a los avances tecnológicos del crimen organizado, empleando tecnología de punta para la ubicación de túneles como sensores que ayudan a detectar vacíos en la tierra, así como anomalías acústicas, gravitacionales, electrónicas y sísmicas.

Sin embargo la herramienta más efectiva es la vigilancia permanente de agentes federales norteamericanos en las zonas donde anteriormente se han encontrado narcotúneles, así como la coordinación con sus contrapartes mexicanas.

Tal fue el caso del hallazgo más reciente en San Diego, California, donde un equipo de agentes investigadores siguió el rastro a una banda de traficantes por más de cinco meses hasta detener a dos de sus integrantes manejando un camión cargado con mariguana, obtener la orden de cateo de la bodega de la cual partieron y revelar el pasadizo por el cual la droga entró a los Estados Unidos.

Alrededor de 15 toneladas fueron decomisadas en este caso, por lo que las autoridades norteamericanas lo consideraron como “un golpe sustancial al crimen organizado”.

Considerando que el cargamento de droga pudo haber alcanzado un valor de calle cercano a los 20 millones de dólares, y que la edificación de túneles con características similares han sido cotizadas por las autoridades alrededor de 5 millones de dólares, la paciencia e inversión de los cárteles de la droga puede ser muy redituable a mediano o largo plazo, sobre todo porque de no ser sorprendidos pueden llegar a cruzar cargamentos más grandes o por más tiempo.

“No cualquier ingeniero le entra”
 Un grupo de ingenieros civiles consultado por ZETA analizó la capacidad de planeación, construcción y manejo de obra que requeriría la edificación de un narcotúnel.

Ninguno de ellos ha participado en un proyecto ilegal de este tipo, pero la experiencia en la construcción y la especialidad en mecánica de suelo de uno de ellos, le permitió plantear hipótesis sólidas sobre estas obras.

Primero aclararon que no cualquier ingeniero civil está dispuesto a “entrarle” a este tipo de trabajos, pero reconocen que en momentos de crisis económica como los que actualmente atraviesa el país, podría ser la solución a los problemas financieros de empresarios constructores.

Además los involucrados deben de conocer bien el manejo de un proyecto, ya que “desde antes de comenzar a cavar tienen que conocer los lugares que van a atravesar, ya que se pueden topar con mantos freáticos, bancos de arena o puntos donde la tierra esté tan consolidada que dificulte la excavación”.

Los constructores también requieren de tecnología de punta para excavar de manera precisa y bien encaminada hacia la salida, sobre todo los que se inician desde ambos lados de la frontera y se unen en puntos intermedios.

Para eso requieren de sistemas de geoposicionamiento satelital que pueden llegar a costar hasta 10 mil dólares, los cuales probablemente se tienen que comprar para no dejar rastro si es que deciden rentarlos.

Las características del suelo de la Mesa de Otay en Tijuana, donde se han encontrado la mayoría de los túneles transfronterizos, mayormente blandos compuestos por arcillas, lodo y arena, permiten a los constructores ilegales cavar utilizando principalmente herramientas sencillas como palas, picos, roto-martillos neumáticos o eléctricos.

“Contrario a las minas aquí no es necesario utilizar dinamita para ir avanzando”, explicó uno de los ingenieros.

“Tampoco es posible”, añadió, ya que el sigilo de la excavación es elemental para su éxito.

Para reducir el riesgo de colapso del pasadizo, los ingenieros determinan las diferentes estrategias para apuntalar, es decir, reforzar o incluso cubrir las paredes del túnel.

 Si el estudio de suelo indica que existe riesgo se incrementa el tamaño de los pilares de madera que protegen la estructura, si el riesgo es bajo utilizan madera más pequeña o con pilares más espaciados entre sí.

El hecho de que el colapso de un pasadizo de este tipo puede representar una cuantiosa pérdida económica a sus propietarios, prácticamente garantiza que los ingenieros toman todas las medidas de seguridad posibles para evitar que se desplomen las vialidades o edificaciones que estén encima del túnel, explicaron los ingenieros consultados, por lo que no prevén que accidentes de este tipo puedan presentarse a corto plazo, aunque en estos negocios ilegales no hay garantías.

Aunque determinar el costo y tiempo de conclusión de una obra de este tipo es muy difícil, los expertos consideraron que la cifra de 5 millones de dólares señalada por el Gobierno de Estados Unidos es acertada.

Por lo económicamente riesgoso que es para los cárteles que un túnel sea descubierto, los ingenieros consideran que probablemente decidan construir varios al mismo tiempo.

“De esta manera si encuentran uno otros más pueden seguir construyéndose”.

“Mientras siga habiendo demanda de droga en Estados Unidos y oferta en México estos túneles seguirán construyéndose”, concluyeron.

Nada puede ser más cierto. El 20 de mayo de 2011 elementos del Ejército Mexicano descubrieron en San Luis Río Colorado un sofisticado túnel construido con placa metálica redondeada en forma de tubo de dos metros de diámetro con un forro de cemento en el fondo.

Este túnel desembocaba en un inmueble en San Luis, Arizona, muy cerca de donde el ingeniero Luis Carlos Ayala fue detenido en 2008.

No hay comentarios:

Publicar un comentario