lunes, 18 de marzo de 2013

MADRES SOLTERAS CRECEN EN COAHUILA



Paola A. Praga/Revista Visión
Saltillo.- Cuando Dulce se enteró que estaba embarazada estuvo segura de que no repetiría su historia. Aunque su ex pareja, un soldado que cuestiona su paternidad, la dejó sola, ella no entregaría a su hijo a un albergue, no sería capaz de dejar desprotegido a un pequeñito.

El rostro de la chica de 19 años es de tez morena, con pecas y con una boca que no deja de sonreír, a pesar de los tragos amargos que le ha dejado la vida. Ahora vive en la Casa de la Misericordia, donde con paciencia, espera el momento de dar a luz a su hijo.

Al bebé ha decidido llamarlo José Emilio. El nombre lo eligió haciendo caso a la vida que se gesta en su vientre. “Le dije: ayúdame a ver cómo te voy a poner, entonces yo le dije Emilio y pateó, y pues Emilio tiene que ser porque sí le gustó”.

En la estancia de la casa de las hermanas de la Misericordia, ha encontrado la calma que necesitaba. Llegó al lugar en noviembre de 2012, luego de que la familia a la que fue canalizada cuando tenía 16 años, le sugirió ir al albergue para que recibiera atención y orientación vocacional.

“Yo no sabía que estaba embarazada, hasta los cinco meses una de las muchachas que vivía en la casa me dijo, oye a ti te está creciendo esa panza media rara y me llevaron a hacerme los exámenes de sangre y salieron 100% positivos”.

Meses atrás, había conocido en una iglesia cristiana al papá de su bebé. El soldado, nacido en Saltillo es nueve años mayor que ella. Entonces estaba cursando el cuarto semestre en la preparatoria, en el Colegio de Bachilleres. Tuvo que dejar la escuela para comenzar la nueva etapa de su vida.

Dulce no pronuncia la palabra mamá. Recuerda que cuando tenía 4 años, una mujer fue a entregarla a un albergue en Torreón. Ahí creció hasta cumplir los 15 y entendió que la vida no iba a ser tan sencilla, como para otros niños.

“Crecí en albergues, me canalizaron hasta Saltillo, en el albergue del Chapulín me canalizaron con una familia cristiana y me fui con ellos a Ramos Arizpe, a los 18 me salí de ahí porque ya eran muchos conflictos y no me sentí a gusto”.

Siempre creyó en Dios, aunque a veces se sintiera sola. “Me fui a rentar un cuarto, me sostenía con la beca, pero era una vez al mes, falté en los exámenes finales, y se me hizo un poco difícil, me apoyó una señora que yo le decía mi tía Érika, y ella me ayudó a buscar el cuarto”.

Del papá de José Emilio no sabe desde hace un mes. “Él quiere una prueba de ADN, duda que sea su hijo, pero me dijo que le dolía la cabeza, que tenía mucho sueño y que a veces le daban agruras y eso es una poquita cosa de lo que me pasa a mí, y se estaba quejando y le dije: ‘¡ay no, qué bárbaro!’”.

El apellido paterno se lo dará si confirma que es su hijo. Dulce no sabe de él desde hace un mes, pero no tiene miedo de ser madre soltera. Sabe que vendrán cosas difíciles, se trata de educar y hacerse responsable de un niño que no pidió venir al mundo.

Las cicatrices del pasado las lleva en el corazón, pero no la detienen en su camino. Planea dedicar un año al bebé, luego quiere estudiar idiomas y cumplir su sueño de ser azafata.

Le gusta el inglés y el japonés. Antes, soñaba con viajar en avión por el mundo, pero ahora sus planes, están enfocados a su hijo. “Ser madre soltera tiene sus ventajas, porque voy a ser madre y padre a la vez, voy a saber qué le va a gustar al niño, desde los colores, hasta las chicas verdad, ya cuando crezca”.

Dulce suspira y sonríe. Los ojos se le comienzan a hacer agua. “Al bebé no lo abandonaría, no voy a ser como la que me parió a mí, no me gustaría ser como ella, yo sé que va a ser difícil, pero voy a seguir adelante, por el niño, no me voy a aferrar a su papá, tengo que ver por mi hijo”.

Su situación actual es llana: dará a luz en el Hospital Ixtlero de Ramos Arizpe, luego regresará a la Casa de la Misericordia, donde las hermanas, Siervas de la Divina Misericordia la apoyarán con techo y comida.

“Ahorita estoy viviendo aquí, gracias a las madres he tenido fuerza y fortaleza para ver que quiero para mí, pero más que nada para el bebé, me tengo que buscar un trabajo”, asegura.

“Sé que va a ser difícil, porque aquí en la panza no siento que llore o que esté enfermo, ya cuando estÉ afuera ya voy a tener que reconocer cada cosa que me está pidiendo, que si le duele la cabeza, o algo, ya tengo que saber reconocer cada cosa”.

Se ha puesto a pensar qué le va a responder a su hijo cuando él le pregunte por su padre. “Yo espero que se haga responsable y si no, pues no importa, yo voy a ser su mamá y su papá a la vez, lo voy a cuidar mucho”.

A sus 19, entendió que si hay puertas que se cierran, otras se abrirán. Sabe que el camino de su vida apenas comienza, que no está sola, que como ella hay más, que no es imposible seguir adelante.

‘Cometí el error de enamorarme’

A Mariana le hubiera gustado ser invisible por un tiempo. La noticia del embarazo le cayó de sorpresa, luego su ex novio le dijo que no podía con la responsabilidad de ser padre, la corrieron de la empresa en la que trabajaba y su familia se encontraba lejos, no quería contarles lo que pasaba.

Pensaba ser madre cuando terminara la carrera de Derecho. “Cometí el error de enamorarme, pensé que él sí me iba a apoyar, al principio me dijo que sí, las cosas se fueron complicando, a él lo habían corrido también, se le cerró el mundo y no pudo con este paquete, me dijo: ‘los dos no podemos hacernos cargo, mejor piérdelo’”.

Por su mente no pasó la posibilidad de deshacerse de su bebé. Tenía 24 años, se sentía capaz de enfrentar las cosas, a pesar de que algunos de los amigos también le sugirieron perderlo.

“Claro que me pregunté ¿por qué a mí?... me enojé con Dios, había sentido que me dejó cuando más lo necesité, pero le pedí perdón por todas las injusticias que había hecho y que en cierta forma me había hablado, pero yo no escuché, porque estaba enamorada”.

Mariana es delgada, tiene las cejas grandes, las manos espigadas y lleva el cabello recogido en una coleta a la mitad de la cabeza. Tiene seguridad al hablar, no se esconde, no se avergüenza de ser madre soltera.

Durante los nueve meses y una semana que duró su embarazo, nunca tuvo vómitos, náuseas, ni dolor de cabeza. Luego de que perdió el empleo, decidió no demandar y buscar ayuda en los padres de su ex pareja.

“Tenía suficientes problemas como para tener otro, por eso le hacía como podía y decidí jugarme la última carta”.

“¿Cómo saber si ese niño es mi nieto?”, fue la respuesta que recibió. No aguantó las ganas de llorar y decidió irse. Días antes, un sacerdote le había propuesto internarse en una casa de apoyo atendida por religiosas.

“Llegué a la casa de la Misericordia, estuve tranquila me reencontré con Dios, después de que todo se me había juntado, y pensé, no sé cómo, pero voy a salir de esta, pero mi hijo va a nacer y voy a seguir adelante”.

Con videos, revistas y todo tipo de folletos, Mariana aprendió a ser mamá, meses después dio a luz en el Hospital General de Saltillo, con apoyo del Seguro Popular.

Llegó el momento, quería verlo. Algo por dentro le quemaba de la emoción. Cuando vio a su hijo supo que por él haría cualquier cosa, que no importaba ser madre soltera.

“Me tocó a mí, y dije ‘ahora con más ganas debo de apoyar a esas mujeres, si me tocó a mí, que estudié un poco, qué me puedo esperar de las mujeres que no saben defenderse porque no saben’, me entraron más las ganas de demostrar que sí se puede”.

Cuando su pequeño cumplió 6 meses decidió enfrentar a la familia, se creía lista para ir a decirles la verdad. Se enfrentó a la desilusión de sus padres, que no pudieron ocultar la decepción en sus rostros.

Escuchó decir a una de sus tías que su hijo era un bastardo. Entonces ella tomó sus cosas y decidió no volver, luego de dos años, sus propios familiares la buscaron para pedirle perdón y apoyarla.

“Todas esas cosas se te quedan grabadas y si te dejas te van a derrumbar, pero tú tienes que luchar por tu hijo, una tiene que entender que la prioridad es tu hijo y no conseguir una pareja o buscar que los demás te acepten o no, tienes a alguien a quien darle de comer”.

El hijo de Mariana ahora tiene 4 años. Ella trabaja y retomó la carrera de Derecho. Esquiva a los hombres que creen que por ser madre soltera está dispuesta a aceptar a cualquiera que le prometa dinero y seguridad.

“Yo me levanté, sigo fuerte y sé que voy a educar a un hombre, me veo muy bien en un futuro con mi hijo si Dios quiere”.

En aumento

En Coahuila uno de cada cinco hogares coahuilenses es sostenido por una mujer, que debe asumir los roles socialmente asignados a una pareja, según el INEGI 2011.

A la fecha, son 149 mil 765 familias que viven con el salario femenino. Las mujeres tienen que trabajar

Mientras que el número de matrimonios registrados en 2011 ascendió a 15 mil 551, el total de divorcios fue de 3 mil 261, este último dato es importante en la medida que significa, en la mayoría de los casos, que igual número de mujeres asume la jefatura de su hogar.

A nivel nacional hay 30 millones de mujeres que son madres. El 18 % de ellas, 5.3 millones, se encuentran con sus hijos/as sin que su pareja viva en el hogar, es decir, son solteras, separadas o divorciadas.

De acuerdo con datos del INEGI, 3.7 millones de mujeres solas con hijos tienen ingresos por trabajo, lo que representa el 70 por ciento.

El 14% de las madres solas no tienen ingreso monetario por ninguna vía, situación que se agudiza entre las madres solteras, ya que el 15% no cuenta con ingreso monetario, el resto recibe transferencias de Gobierno o apoyos familiares.

Del total de madres solas con hijos, el 35% recibe algún tipo de transferencias económicas, en el caso de las madres solteras este porcentaje es del 25%. Los apoyos provienen de programas sociales o becas gubernamentales y donaciones de otros hogares.

El 40 % de las jefas de hogar tiene estudios más allá de la educación básica. En cuanto a los servicios a su vivienda, actualmente persisten algunas carencias: el 5% tiene piso de tierra, el 1% carece de luz y un 9% no tiene agua entubada. Esto último implica usar tiempo para el acarreo del líquido, sin ayuda.

En cuanto al equipamiento de sus viviendas, la mitad no tiene ni lavadora ni teléfono y un 16% no cuenta con refrigeradores. Al carecer de esto, a las mujeres les implica utilizar más tiempo en el trabajo no remunerado del hogar, dejando poco tiempo para involucrarse en el mercado laboral y con ello limitan sus posibilidades de mejorar su situación económica.

En Coahuila la secretaria de la Mujer, Sonia Villarreal Pérez, durante su comparecencia ante el Congreso del Estado, informó que prevalecen las condiciones de inequidad en el ámbito laboral y dentro del hogar.

Las cifras proporcionadas por Villarreal Pérez fueron obtenidas de un diagnóstico de las mujeres en Coahuila, donde se resalta que el 17% de las coahuilenses que laboran reciben un sueldo menor al de un varón realizando el mismo trabajo y el 55% de quienes trabajan y tienen pareja, ganan menos que su compañero sentimental.

El 41% de las mujeres que trabajan reciben dos salarios mínimos o menos, mientras que la tasa de desocupación femenina es mayor en 7% con respecto a los hombres.

En el sector público también se ve disminuida la presencia de la mujer, ya que el 12% de las diputaciones locales es para ellas, mientras que 5.6% de las presidencias municipales y el 24% de las empresas son dirigidas por una mujer.

Además 38 mujeres de cada 100 sufren de algún tipo de violencia, física en 35%, psicológica en 20% económica en 19%, económica en 10% y 5.5% de tipo sexual.

Ante este escenario nada favorable para las condiciones de vida de las mujeres, Villarreal Pérez dijo que se han centrado en un programa de apoyo a la perspectiva de género en la administración pública, que toca los temas de igualdad jurídica, derechos humanos y no discriminación.

La funcionaria estatal dijo en entrevista que el Banco de las Mujeres es la mejor ayuda para las mujeres en la entidad, pues financia proyectos productivos con montos desde dos mil 500 hasta 30 mil pesos.

El 65% de las solicitudes corresponden a madres solteras, divorciadas o viudas, mientras que el 80% de las solicitudes corresponde a mujeres desempleadas.

Villarreal Pérez hizo mención del Programa de Apoyo a Instancias de la Mujer en Entidades Federativas (PAIMEF) mediante el cual se imparten talleres a docentes del nivel primaria, se crearon cinco módulos de atención fijos y un módulo de atención itinerante, 80 pláticas a 2 mil mujeres, y 40 pláticas dirigidas a menores y padres de familia.

¿Paternidad responsable?

En Coahuila, el Congreso del Estado mantiene “congelada” la Ley para Garantizar la Paternidad Responsable, presentada por el entonces diputado udecista Javier Fernández, el 20 de octubre de 2009.

La falta de protección legal no garantiza que el padre biológico se haga responsable de dar su apellido al bebé, independientemente de la relación que tenga con la madre.

Sin embargo, en el estado se mantiene vigente la Ley de Protección a la Maternidad, que pretende asegurar “la observancia y protección de los derechos de la mujer embarazada, resguardar su salud, la del producto en gestación y la infancia temprana”.

Con 34 artículos esta legislatura, se supone, debe apoyar a las mujeres durante la gestación, el parto, la lactancia y los servicios de salud que se requieran, especialmente para las madres adolescentes.

(ZOCALO/ Revista Visión Saltillo/ Paola A. Praga/ 18/03/2013 - 03:01 AM)

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