lunes, 18 de marzo de 2013

JUSTICIA CÓMPLICE


Inicia la PGR averiguación por la desaparición forzada de los tres jóvenes de Juan José Ríos, pero de pronto la “congela”

Luis Fernando Nájera/Riodoce
Los nuevos delegados de la Procuraduría General de la República en Sinaloa sorpresivamente frenaron la investigación que se inició por desaparición forzada, en el caso de los tres jóvenes de Juan José Ríos privados de la libertad presuntamente por policías municipales de Ahome, el 31 de enero de este año.

Presuntamente la congelarán en apoyo al procurador general de Justicia del Estado, Marco Antonio Higuera Gómez, quien a su vez concentró a su despacho la investigación criminal por el mismo caso, pero en el fuero común.

La averiguación concentrada al despacho de los delegados de la PGR es la número 44/2013, iniciada por comparecencia de las hermanas Érika e Iliana Blanco Rodelo y Martha y Rosa Amelia Muro Rábago, tras que estas interpusieran un amparo por la privación ilegal de la libertad en contra de Irving Jared Blanco Rodelo y de los primos Efrén Ulises Valenzuela Muro y Luis Carlos Acosta Muro, en los primeros días de febrero.

En la investigación de la PGR se registraban los primeros avances, incluso más rápido que la propia Procuraduría General de Justicia del Estado, pero sorpresivamente estos fueron interrumpidos porque la averiguación previa fue concentrada a Culiacán.

Hasta ahora se desconoce el motivo por el que la denuncia fue requerida, y los denunciantes no han tenido explicación legal de la causa.

A estos, poco a poco, el Gobierno les cierra las puertas, los dejan solos, con su dolor, desesperación e impotencia.

Esa impotencia, el de saber que nadie las escucha, el conocer que para la Procuraduría General de Justicia del Estado la vida de los tres jóvenes desaparecidos no es nada, porque nada hace para encontrarlos, ya les arrancó nuevo llanto.

Apenas el sábado 9 de marzo, obligados por la desesperación de no saber de sus hijos y sobrinos, las madres, tías, tíos y amigos se manifestaron frente al Palacio de Gobierno Municipal. Había una razón más que poderosa para estar ahí, aunque fuera en horas inhábiles: la Policía Municipal depende del alcalde, y a esta se le responsabiliza de la desaparición de los tres muchachos, desde el 31 de enero del 2013. Pero el alcalde no los escucha, ni los ve.

Por eso reclamaron y el silencio les respondió.

La ignorancia a su movimiento provocó mayor indignación y mantuvieron su protesta.

Minutos después, ellas se entrevistaron con el subprocurador regional de Justicia, Francisco López Leal. Y de ahí salieron llorando. “Porque no hay avance, no hay nada, no saben nada, no hay nada, nada de nada”, exponía Érika Blanco Rodelo, quien ha mostrado la mayor entereza para enfrentar el caso y exigir acciones policiales para encontrar a su sobrino Irving Jared Blanco Rodelo, de quien tiene certeza de que nada debía a nadie, pues es un muchacho tranquilo, que para pagar sus estudios en la Universidad de Occidente trabaja en una funeraria.

No solo pidieron resultados, sino que la averiguación previa que se llevó a Culiacán sea regresada a la ciudad, a la agencia en donde se inició, puesto que el gasto de traslado está minando la economía familiar.

“Le pedimos al subprocurador que regrese la averiguación, porque no podemos soportar el gasto de ir constantemente a Culiacán para conocer lo que se hace. Esperamos lo hagan”.

Afirmaron que continuarán en su lucha por encontrar sanos y salvos a los jóvenes, pese a los obstáculos que la autoridad les imponga.

El dolor de las familias arrancó la noche del 31 de enero cuando desaparecieron Irving Jared Blanco Rodelo y los primos hermanos Efrén Ulises Valenzuela Muro y Luis Carlos Acosta Muro, durante un viaje de diversión a esta ciudad, procedentes de Juan José Ríos.

Los jóvenes estaban a bordo de un auto Neón blanco, modelo 1995, con placas VMV-7381 de Sinaloa propiedad de Irving Jared, estacionados sobre el bulevar Macario Gaxiola, a la altura de la gasera, cuando llegaron policías municipales y se los llevaron, narró un testigo que viajaba con ellos y que por causas fisiológicas había descendido de la unidad.

Desde entonces, desde esa noche, los muchachos desaparecieron. Ya no fueron vistos, ni el auto localizado. La tierra se los había tragado, con carro incluido.

Tras ser enterada del caso, la familia comenzó a buscarlos en las celdas, pero en ninguna corporación los encontraron, y en todas les negaron el operativo.

Entonces denunciaron lo que se suponía una detención ilegal y tramitaron amparos, que finalmente no quedaron en nada y fueron desechados.

Las denuncias evolucionaron a privación ilegal de la libertad y a desaparición forzada, pero sin resultados positivos para la familia, hasta ahora.

Cuestionados sobre la presencia de policías en el lugar de los hechos, el procurador Marco Antonio Higuera advirtió a los familiares que existían “patrullas clonadas”. Lo mismo dijo el alcalde, aunque después reculó.

El gobernador, cuestionado al respecto, dijo que por el norte no se han visto y que en dado caso que se denuncie su presencia, será inmediatamente aseguradas.

(RIODOCE.COM.MX/ Luis Fernando Nájera/ marzo 17, 2013)

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