viernes, 14 de diciembre de 2012

OFICIO CARO

Del enfrentamiento sorpresivo del Ejército y el jefe de sicarios del cártel de Sinaloa, Orso Iván Gastélum, las autoridades dan diferentes versiones de los hechos. El Ejército revela que la reina de belleza muerta en la refriega, María Susana Flores Gámez, disparó un arma de fuego y la prueba de rodizonato de sodio arroja positivo para bario y plomo. Pero afloran las dudas, las sospechas y las contradicciones.
Gabriela Soto / Miguel Ángel Vega
“¡No disparen!”, suplicó. “¡No disparen!”, volvió a gritar. Pero sus palabras se perdieron entre el tableteo de los G-3. Las ráfagas de los elementos del Ejército que los estaban persiguiendo desde Caitime no cesaron. Fue una refriega continua de varios minutos. La reina de belleza murió por una bala que le destrozó una vena carótida a la altura del cuello, del lado izquierdo, de acuerdo con el dictamen forense integrado a la averiguación previa 141/2012.
  
Adiós al glamour, a las pasarelas, a las sesiones de fotos, a la corona. La ganadora del certamen Mujer Sinaloa 2012, María Susana Flores Gámez, descendió de la camioneta pick up, blanca, “portando un arma larga”, afirma el parte militar entregado a la PGR junto a varias armas, cargadores, cartuchos útiles y pertrechos de guerra. Gritó su rendición a los elementos del Ejército, contradicen vecinos entrevistados por Ríodoce en El Palmar de los Leal.
El vehículo del que se bajó la joven quedó destrozado en el primer vado al entrar al ejido El Palmar de los Leal, municipio de Mocorito. Varios fusiles quedaron tirados a su alrededor, entre ellos un AK-47, conocido comúnmente como “cuerno de chivo”, el cual, dicen las autoridades, ella portaba al bajar del vehículo.

Fue abandonada a su suerte por Orso Iván Gastélum, el Cholo, y tres gatilleros más. Al entrar al ejido, el líder de los sicarios del cártel de Sinaloa en esa zona, instruyó a la miss: “Di que te secuestramos… no te van a hacer nada, te dejarán ir”.

Dicho esto, el Cholo escapó junto con el resto. Antes, lanzaron una ráfaga al aire para distraer al Ejército, que intentaba acorralarlos. Después corrieron, entre las casas y la maleza, en aquellos vallecitos que producen hortalizas y ajonjolí.

Sin embargo, el parte militar consigna que la joven fue un muro de contención para el escape de los delincuentes: “En un paraje, dicho vehículo, quien sirvió de muro para que la segunda camioneta lograra huir del lugar, mas sin embargo, continuó con la agresión, resultando abatida una persona de sexo femenino, la cual bajó del vehículo cargando un arma larga, situación que aprovecharon los otros agresores para darse a la fuga por el paraje, siendo imposible lograr su captura en virtud de los tres compañeros heridos”, detalla el documento.

Antes, el mismo parte explica que en una de las agresiones sufridas en la persecución, los sicarios hirieron a un “primer elemento militar y más adelante a dos elementos militares”.

***

Todo comenzó en Caitime, un pueblo de acaso mil 500 habitantes que divide la carretera México 15, aproximadamente 20 kilómetros al sur de la ciudad de Guamúchil.

La madrugada del sábado 24 de noviembre, un convoy compuesto por decenas de soldados entró sigilosamente al pueblo con la consigna de cazar a Orso Iván Gastélum, el Cholo, un operador de Joaquín el Chapo Guzmán que en agosto de 2009 se fugó del penal de Culiacán después de hacerse una fiesta de despedida donde presumió que su patrón tenía palabra.

Los uniformados no llegaron en vehículos oficiales, sino en camionetas particulares, entre ellas una doble rodado blindada que, tres años antes, las mismas fuerzas castrenses habían decomisado en Guasave a sicarios de Isidro Meza Flores, el Chapo Isidro, enemigo acérrimo del Cholo. Iban escondidos bajo bultos de paja.

Cuando el anillo de seguridad de Orso Iván Gastélum se dio cuenta que gente armada rodeaba la casa, avisaron a su jefe, quien se encontraba en otra cueva de seguridad, a menos de cien metros de distancia. Pensando que se trataba de los grupos rivales de Guasave, empezaron a disparar contra los desconocidos. Pero al darse cuenta que no era el Chapo Isidro a quien enfrentaban, sino a soldados, tomaron todo el armamento posible, se montaron en al menos dos camionetas y tumbando matorrales y cercas salieron a toda velocidad por un camino de terracería que conduce a El Progreso.

Inició así una persecución a muerte que se extendió por tres poblados y más de 15 kilómetros que terminaría cuando los militares dispararon a María Susana Flores Gámez, en la entrada de El Palmar de los Leal.

Atrás habían quedado un sicario y un soldado muertos, producto de la primera refriega. Luego vendrían más, soldados y sicarios, incluyendo un jornalero que se atravesó en la balacera y quedó muerto.

Uno de los partes militares integrado a la investigación remitida a la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), informa que los elementos militares recibieron una denuncia anónima a las 21:30 horas del viernes 23 de noviembre, porque “sujetos integrantes de la delincuencia organizada, en horas de la madrugada, establecían retenes tipo militar en áreas de acceso a dicho poblado”.

Entonces se planeó un operativo y se ejecutó a las 05:00 horas del día siguiente. Al llegar al lugar, estaban sujetos armados, quienes huyeron en sus camionetas hasta llegar a una casa. Los militares los siguieron y fueron recibidos a balazos por armas de fuego por los delincuentes, quienes recibieron refuerzos desde el interior del inmueble.

“Hiriendo en esos momentos a un cabo de infantería, por lo que se repelió abatiendo a uno de nuestros agresores… mientras que otros agresores nos seguían disparando desde el interior del citado inmueble por espacio de 15 minutos”, se detalla.

En la refriega quedó abatido Eleazar López Bernal. Algunos sicarios lograron escapar, pero los que estaban al interior claudicaron: “Nos rendimos. No disparen”, consigna el parte militar. Ahí se detuvo a Álvaro Cázarez Iribe con un fusil AR-15; Gabino Ramírez López, quien portaba un AK-47 y a Giovanny Rodríguez Beltrán, con otro “cuerno de chivo”.

Todos ellos se encuentran bajo arraigo de la SEIDO en la Ciudad de México, a donde fueron trasladados el jueves pasado.

También en Caitime se decomisaron seis camionetas diferentes y un arsenal: seis armas AK-47, un fusil AR-15, un aditamento lanzagranadas, una granada calibre .40 milímetros, dos granadas de fragmentación defensivas, una pistola Colt calibre .45 milímetros, además 37 cargadores diversos, y mil 308 cartuchos diferentes. Así también ropa y equipo táctico.

***

Después de la primera refriega en Caitime se inició la persecución del Cholo Iván, quien se acompañaba de María Susana. Según los testimonios recogidos, los sicarios escaparon hacia la carretera México 15 y se introdujeron por una brecha de terracería de aproximadamente 11 kilómetros, amurallada por maleza y conocida por los lugareños como Zaragoza, que conecta con El Progreso.

De acuerdo con el parte militar, tres vehículos se introdujeron por la brecha referida: una pick up Ford guinda, blindada, con placas TX-31-216; una Cheyenne Silverado blindada, color gris-plata, placas TZ-44076; y una camioneta Captiva Sport del mismo color que la anterior, pero con placas VMZ-7794-0.

Los conductores viajaban por una brecha cercana a Caitime, cuando al observar los dos helicópteros integrados a la operación, les dispararon. De los tres vehículos, solo fue posible detener uno, la camioneta Ford que era conducida por Felipe de Jesús Ortíz Reyes, “quien procedió a rendirse, tendiéndose en el suelo, siendo detenido por personal militar”.

En la misma operación fueron asegurados los otros dos vehículos, pero no se informa dónde, cómo, ni qué pasó con los delincuentes.

El Ejército omitió dicha información en el parte militar presentado a los investigadores. Tampoco mencionó a qué grupo delictivo pertenecen los agresores, aunque en esos es vox pópulli que son parte del cártel de Sinaloa.

Morir con el alba
La mañana de ese día, Rosario Méndez se levantó poco antes de las cinco. Su mujer, Sara Concepción Yañes, ya le tenía preparado su lonche por lo que el Chayo, como le decían a Rosario, tomó la bolsa con tacos que le daba su mujer, agarró su cachucha y salió a la calle donde la camioneta que lo llevaría a su trabajo ya lo estaba esperando.

Su esposa lo despidió y no supo que nunca más volvería a verlo vivo.

De acuerdo con testimonios de habitantes de El Progreso, la persecución que venía de Caitime pasaba por el pueblo y los sicarios, al ver que la camioneta Dodge Ram en que viajaba el Chayo se detenía afuera de una casa en espera que les abrieran la verja, la gente del Cholo se detuvo violentamente a lado de ella; los sicarios corrieron y sacaron al Chayo y al chofer de la unidad, mientras la otra camioneta de sicarios atravesó la unidad para resguardar a su jefe.

Todo habría ocurrido en cuestión de segundos, ya que los militares estaban a pocos metros y, sin detenerse empezaron a disparar a diestra y siniestra contra los pistoleros. Varios de esos disparos atravesaron en repetidas ocasiones el cuerpo del Chayo, quien no tuvo tiempo de tirarse al suelo, como lo hizo su compañero.

Jacinto Yañes, de 68 años, velador del rancho, recuerda con horror que, al ver y oír a los sicarios atravesar violentamente la camioneta, y escuchar los disparos de los militares, se tiró rápidamente al suelo y comenzó a arrastrase hasta la orilla de un árbol.

“Deseaba que en ese momento me tragara la tierra, porque esos truenos y zumbidos es lo más feo que le puede ocurrir a una persona”, comentó a Ríodoce, días después de la balacera.

Fue entre aquellas ráfagas que el Cholo y María Susana Flores Gámez, que viajaban en la primera de las camionetas y la cual ya no podía continuar por tener las llantas ponchadas por los tiros, se bajaron y cubriéndose los disparos de los militares se cambiaron a la unidad en que segundos antes llegara el Chayo.

Así continuaron el escape rumbo a El Palmar de los Leal, una población que se encuentra a dos kilómetros al sur de El Progreso. La camioneta que su escolta había atravesado, también arrancó siguiéndolo, en tanto los militares continuaron tras los pistoleros.

Atrás quedaba el terror, y el cuerpo hecho pedazos del Chayo, que había caído como fulminado.

La persecución era a muerte y los sicarios lo sabían. Después de todo ya habían matado a un soldado y habían herido a otros dos. Fue por eso que, según afirman fuentes de Ríodoce, el Cholo le decía a María Susana, en medio de la huida, que tendrían que separarse.

“Los soldados no le van a disparar a una mujer”, le dijo. “Cuando te agarren, di que te teníamos secuestrada… Te van a dejar ir”.

Nadie pudo precisar qué le respondió la reina de belleza.

Para entonces la persecución entraba con violencia en El Palmar, donde, pasando el primer puente de un vado que hay en el lugar, la gente del Cholo dobló a la izquierda y ahí, debajo de un árbol detuvieron la camioneta, bajaron de inmediato con fusiles en mano y se cambiaron a otra unidad, dejando atravesada la camioneta en que estaba María Susana.

Los soldados llegaron a toda velocidad y al ver la camioneta de los pistoleros atravesada, se parapetaron y armaron un frente y, sin averiguar más, comenzaron a disparar. Ahí comenzó un nuevo infierno, porque los disparos no cesaron hasta varios minutos después.

Uno de los vecinos entrevistados por Ríodoce aseguró que, antes de que los soldados dispararan, la voz de María Susana se escuchó pidiendo “que no dispararan”. Pero los sonidos se apagaron con las ráfagas.

Versiones contradictorias
Cuando los disparos cesaron, el pueblo parecía un hervidero de soldados, marinos y federales. Había dos helicópteros sobrevolando el área, y las fuerzas castrenses no dejaron entrar absolutamente a nadie al lugar, pero además impidieron que los vecinos salieran de sus casas.

“Yo ni me quería asomar, porque tenía miedo… oiga, tantos disparos, y nosotros con niños y esperando que se acabara aquello, pues estábamos tirados en el suelo”, dijo un hombre que prefirió no revelar su nombre.

Según se explicó, ni siquiera agentes del Ministerio Público pudieron entrar al lugar, en lo que el Ejército realizaba sus labores de peritaje.

Según fuentes de Ríodoce, el Cholo habría sido herido, aunque apenas sería un rozón. Uno de sus pistoleros estaría en peores condiciones, puesto que uno de los tiros les habría destrozado un brazo que, días después, le tuvieron que amputar.

Pero la versión del primer parte militar sobre la muerte de la miss también es diferente. En el documento se detalla que María Susana viajaba en la camioneta blindada junto con otras personas, portaba un “arma larga”, pero no señala que ella disparó contra los militares, como se procede a especificar institucionalmente.

De acuerdo con la narración, una camioneta pick up blanca circulaba a alta velocidad en el ejido El Progreso, y al pasar junto a un reten de militares disparó contra ellos. Quienes procedieron a repeler e iniciar una persecución.

Más adelante, en la agrícola, recibieron un segundo ataque. Además, robaron una camioneta y continuaron escapando. Al arribar al siguiente ejido, fueron recibidos con otra agresión de la camioneta pick up, en la cual viajaba la modelo.

“Inició una tercera agresión por parte de los agresores que viajaban en la camioneta blanca blindada, logrando herir a un primer elemento militar y más adelante a otros dos elementos militares, repeliendo la citada agresión. Deteniendo finalmente su marcha en un paraje dicho vehículo, que sirvió de muro para que la segunda camioneta lograra huir del lugar”.

“Mas sin embargo, continuó con la agresión, resultando abatida una persona de sexo femenino, la cual bajó del vehículo cargando un arma larga, situación que aprovecharon los agresores para darse a la fuga por el paraje”, acusa.

El parte militar concluye sin informar qué sucedió con el resto de los agresores que viajaban con ella, si se deduce que la camioneta sirvió de “muro” para que escaparan los agresores de la otra camioneta.

A partir de ese momento los militares se readueñaron del escenario. Dieron aviso a las autoridades civiles pero el agente del Ministerio Público, acantonado en la cabecera municipal de Mocorito, tuvo que esperar dos horas para iniciar las diligencias sobre el cuerpo de la miss, porque no dejaron pasar a nadie.

El procurador Marco Antonio Higuera Gómez aseguró inicialmente que la joven acompañaba a los sicarios y se negó a puntualizar si ella disparó. Días después pasó la bolita a la PGR cuando ellos dieron fe del cadáver y realizaron la prueba de rodizonato de sodio. Esta, de acuerdo con el dictamen, resultó positiva para bario y plomo.

La misma posición adoptó el general Moisés Melo García al cuestionarle la participación de María Susana en los hechos, de acuerdo con un medio de comunicación: “Creo que están exagerando esa situación, yo no pudiera confirmarle (si disparó) eso que dice la PGR, en dado caso son ellos los que tienen que informar lo que pasó ese día”, respondió.

De los hechos, la Sedena no emitió ningún boletín oficial y solo se limitó a elaborar partes de guerra que entregó a la PGR.

Belleza y tragedia

La breve historia de María Susana estuvo marcada por el glamour, la belleza y la tragedia. A los ocho años le habían matado a su padre durante un enfrentamiento. Entonces la niña quedó bajo el cuidado de su madre, aunque encontró consuelo en los certámenes de belleza en los que empezó a participar.

Leopoldo Sánchez, promotor de desfiles de moda en Guamúchil, explicó que María Susana primero fue reina del concurso Fantasía y Talento, y posteriormente reina del instituto donde estudiaba el bachillerato.

Posteriormente empezaron las pasarelas, hasta que llegó a ser Mujer Sinaloa y Miss Turismo Sinaloa.

“Era una muchacha sana, muy bonita y muy simpática… nunca se supo que anduviera en esos ambientes”, explicó el promotor a Ríodoce.

En algún momento de esos certámenes, o fuera de ellos, se topó con Orso Iván Gastélum, pero es una historia cuyos detalles pocos conocen y nadie quiere contar.

La noche que del viernes 23, María Susana estaba en Culiacán y habría dicho a su madre que iría a la Feria Ganadera a ver el concierto de Jenny Rivera.

Pero algo pasó porque esa madrugada trágica ella estaba en Caitime, en una casa de seguridad del Cholo que fuentes de inteligencia del Ejército ya tenía ubicada, y que esa misma madrugada tenían la orden de asaltar.

Fue por eso que cuando la madre de María Susana recibió la llamada de que su hija había sido “herida” en un tiroteo en Caitime, lo recibió primero con pavor y después con incredulidad.

“No, mi hija está en Culiacán, y fue a la feria a ver a Jenny Rivera con sus amigas”, les habría dicho a los portadores de la mala noticia.

La realidad era otra.


Arraigados por la SEIDO
— Álvaro Cázarez Iribe.
— Gabino Ramírez López.
— Giovanny Rodríguez Beltrán.
— Felipe de Jesús Ortíz Reyes.


Aseguramiento:

— Chevrolet Tornado, pick up, blanca.
— Chevrolet Silverado, pick up, roja.
— Dodge Dakota, pick up, blanca.
— Toyota Sienna, suv, gris.
— Toyota Tundra, pick up 4X4, gris.
— General Motors Silverado, suv, negra.
— Dodge Ram, de redilas, blanca.
— 6 armas AK-47.
— 1 fusil AR-15.
— 1 aditamento lanzagranadas.
— 1 granada calibre .40 milímetros.
— 2 granadas de fragmentación defensivas.
— 1 pistola Colt calibre .45 milímetros.
— 37 cargadores diversos.
— Mil 308 cartuchos diferentes.


El Burrión y Guamúchil. Secuela de enfrentamientos por la plaza
El Cholo, de frente y de perfil
La historia pública de Orso Iván Gastélum, conocido en el mundo criminal como el Cholo, inicia el 11 de agosto de 2005, cuando es detenido en un operativo de las BOMU junto con siete presuntos gatilleros más en la colonia Lombardo Toledano de Culiacán, donde les aseguraron un arsenal.

El Cholo ingresó al penal acusado de los delitos de acopio de armas de fuego de uso exclusivo de las fuerzas armadas y de delincuencia organizada, pero consiguió un amparo y logró salir bajo fianza.

La segunda vez fue detenido en agosto de 2008 y también procesado por delitos de portación de armas. Pero no quiso cumplir la sentencia de dos años que le dieron.

Se fugó del centro penitenciario el 9 de agosto de 2009 —junto con otro reo llamado José Luis Encarnación Fernández Padilla—, después de haber realizado una fiesta de despedida donde presumió que su “patrón” tenía palabra, que le había prometido que lo sacaría de la cárcel y que le estaba cumpliendo.

Hubo esa noche grupo musical, mujeres, bebidas embriagantes y drogas para los amigos. Estuvo en la velada el juglar de los narcos, Arley Pérez, y participaron en ella también algunos celadores. Luego quedó registrado que se fue tranquilamente por la puerta principal, confundido entre la gente que desde fuera asistió a la fiesta.

Al declarar los celadores ante el Ministerio Público, expresaron que el plan de fuga había sido concebido desde mayo y desde entonces Orso Iván presumía que para sacarlo de ahí el Chapo Guzmán había “comprado” a funcionarios que controlan el penal.

Durante algunos meses el Cholo se refugió en la región de la Cruz de Elota, donde dirigió las operaciones del cártel de Sinaloa, que para entonces ya se había dividido a partir de la aprehensión de Alfredo Beltrán Leyva, el Mochomo.

Luego fue transferido a Guamúchil, donde construyó un muro de contención para evitar el despliegue de los hermanos Beltrán Leyva quienes, aliados con los Carrillo Fuentes y los Zetas, amenazaban con expandirse hacia el centro del estado, estratégico para el cártel.

Orso Iván Gastélum se convirtió en el hombre clave de Joaquín Guzmán en esa zona, que abarca la sierra baja de Mocorito hasta el valle de Salvador Alvarado. Cobijado impunemente por las propias autoridades municipales, se ha dado el lujo hasta de organizar cabalgatas y fiestas en la cabecera municipal de Mocorito como cualquier vecino de abolengo.

Con un ejército de sicarios a su servicio, se ha enfrentado en varias ocasiones con las fuerzas del Chapo Isidro, batallas en las que han quedado, de uno y otro bando, decenas de muertos.

Estos dos grupos se enfrentaron el 28 de abril de 2011 y el saldo fue de siete personas muertas. La balacera se extendió desde Guamúchil hasta El Burrión, municipio de Guasave. Los cadáveres quedaron regados en al menos dos puntos, luego de que un comando ingresó a la cabecera municipal de Salvador Alvarado y atacó a balazos la comandancia de la Policía Municipal, a las 0:300 horas: 12 patrullas quedaron rafagueadas, igual que la fachada de las instalaciones.

Otro enfrentamiento se suscitó en noviembre de 2011, cuando comandos de los dos grupos se enfrentaron en las inmediaciones de Guamúchil, hacia el norte, en ataques y persecuciones que se extendieron nuevamente hasta El Burrión.

En estos hechos murió Carlos Omar Elizalde Coronel, mejor conocido como el Güero McGyver, hombre de confianza del Chapo Isidro y cuyo nombre apareció públicamente en enero del 2010 cuando una narcomanta lo responsabilizó a él y a otros del homicidio del periodista José Luis Romero, del noticiero radiofónico Línea Directa.

Viejos lodos
No fue en la madrugada del sábado pasado la primera vez que las fuerzas del Cholo se enfrentaban con el Ejército. En mayo de 2012, cinco de sus pistoleros cayeron muertos en un enfrentamiento contra el Ejército en Guamúchil. La pertenencia de los sicarios fue revelada por la Policía Ministerial del Estado.

Según la PME, Orso Iván forma parte del “brazo armado” del cártel de Sinaloa, cuya célula opera en la zona de Guamúchil para contener el ingreso de Los Mazatlecos, aliados al cártel de los Beltrán Leyva, hacia el centro del estado.

Los cinco muertos viajaban en una camioneta Suburban blindada por la carretera México 15, la cual se incendió durante el tiroteo.

El extraño caso del hospital
En marzo de 2011, después de un aparente accidente automovilístico, un hombre fue llevado al Hospital General de Guamúchil. Pero no llegó solo. Varios sujetos armados lo internaron al amanecer del viernes 25 ante el asombro del personal de guardia que se disponía a ver un día más en esa ciudad del Évora.

De acuerdo con fuentes militares consultadas por Ríodoce, podía tratarse de Orso Iván Gastélum. En los primeros interrogatorios hechos por personal de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), el herido dijo llamarse Roberto Torredo Reyes y/o Orso Iván, mientras que el otro individuo que fue capturado armado dentro del nosocomio se identificó con los nombres de Nieves Rodríguez Vázquez y/o Roberto Torres Retamoza.

El herido no quiso dar su nombre completo, por lo que el personal del hospital solo lo registró como “Paciente XXX”. El hombre fue descrito como de aproximadamente 35 años, robusto y alto, de tez morena, el cual traía el aliento alcohólico, pero que estaba consciente.

Dentro del nosocomio fue detenido un hombre armado y se aseguró un rifle AK-47, dos armas cortas, una granada de fragmentación y una porción de droga, aparentemente para consumo personal.

El Ministerio Público Federal realizó las investigaciones. Días después, una ambulancia custodiada por varias unidades del Ejército trasladó a los dos detenidos a la Delegación de la Procuraduría General de la República (PGR) en Culiacán para determinar si uno de ellos era Orso Iván. Nunca se volvió a saber nada.

Manta contra Malova y el Cholo
Apenas el 29 de octubre pasado las narcomantas volvieron a aparecer en Sinaloa, ya que varias fueron vistas en Guasave y Los Mochis y fueron nuevamente dirigidas al gobernador Mario López Valdez.

En las narcomantas nuevamente se indica que Malova sostiene tratos con el cártel de Sinaloa. Una de ellas en una zapatería de Los Mochis. Todas llevaban el mensaje:

“MALOVA ¡HASTA CUÁNDO VAS A SEGUIR PERMITIENDO AL CHOLO IVÁN, GATILLERO DEL CHAPO GUZMÁN SEGUIR MATANDO MUJERES EN GUAMÚCHIL! ¿ESO TAMBIÉN ESTÁ EN EL TRATO DE QUILÁ?”.


Miss narco: belleza y pólvora
Gabriela Soto

Su vida era el modelaje, las pasarelas, el glamour. Desde pequeña María Susana Flores Gámez compitió en diferentes certámenes de belleza para obtener la corona y casi siempre ganó.

Pero también tenía una vida clandestina paralela, entre casas de seguridad ubicadas en comunidades despobladas, armas de fuego y drogas. La reina de belleza convivía con la pólvora.

Su cuna relacionada con el narcotráfico hizo que desde niña conociera la tragedia.

Su padre, Mario Flores, oriundo de Badiraguato, fue asesinado cuando ella era aún pequeña.

La joven creció entre las luces de una vida en sociedad en su natal Guamúchil. A pesar del ambiente de estrés y envidias que rodea ese medio, se diferenciaba por ser una joven solidaría y agradable, expresan sus amistades cercanas.

Siempre participaba en los concursos de belleza. Disfrutaba portar una corona sobre su cabeza. María Susana era una joven atractiva, delgada, risueña. Tenía 20 años cuando murió a consecuencia de una bala calibre G-3 que le perforó el cuello.

Su madre, Carmen Gámez, fue su iniciadora en la carrera del modelaje. A sus nueve años, participó en el concurso de Niña Fantasía y Talento, obteniendo el título Niña Fantasía.

Sus estudios los realizó en los colegios Renacimiento y Sinaloa; en la primaria consiguió ser soberana. En el bachillerato intentó en reiteradas ocasiones ser la Reina de los Charros, título que no consiguió por no cumplir el principal requisito: ser hija de algún socio del Lienzo Charro.

Después se trasladó a radicar a Culiacán, junto con su familia, donde estudió cosmetología y actualmente era estudiante de la licenciatura de Comunicación, en la Univer.

Más tarde, en 2009, fue nombrada Modelo del Año, Fashion Men, en su tierra natal. Y en 2012 obtuvo la corona de Mujer Sinaloa que le concedió el pase a los certámenes internacionales, al ser nombrada Miss Turismo Oriental México y representar al país en China.

Su última participación destacada en el modelaje fue en la competencia en el certamen Nuestra Belleza Sinaloa, pero no consiguió la corona.

Se presume que desde hace un año atrás, mantenía una relación sentimental con el jefe de sicarios del cártel de Sinaloa en el Évora, Orso Iván Gastélum, conocido en el mundo criminal como el Cholo Iván, a quien acompañaba durante el enfrentamiento cuando los sorprendieron elementos del Ejército.

Las coronas del narco
El patrón se repite. Mujeres hermosas, con cuerpos delicados y carácter, fuerte sostienen relaciones peligrosas con hombres poderosos, casi siempre traficantes de drogas. Las reinas de belleza son trofeos para los narcotraficantes.

Las historias amorosas datan de décadas atrás. Colombia y México aportan su cuota. La sociedad conmocionó cuando la Señorita Jalisco 1970, Irma Lizette Ibarra Navejath, se relacionó sentimental con el narcotraficante Vicente Carillo Fuentes. Murió en junio de 1997, cuando se disponía a revelar nexos entre el Ejército y algunos líderes de la droga.

El fundador del cártel de Tijuana, Francisco Rafael Arellano Félix, hizo lo suyo al apoderarse de una perla del Pacífico, cuando raptó a la reina del Carnaval Internacional de Mazatlán, Carmen Lizárraga Lizárraga, en 1990.

Más recientemente, la reina de la Feria del Café y la Guayaba 2007, en Durango, Emma Coronel Aispuro, con 18 años, se casó con el narcotraficante sinaloense más buscado, Joaquín el Chapo Guzmán, con quien procreó gemelas en 2011.

El escándalo brotó nuevamente con la detención de la entonces ganadora del certamen Nuestra Belleza Sinaloa 2008, Laura Elena Zúñiga Huízar, cuando transportaba un arsenal en un automóvil junto a su pareja sentimental, Luis David García Gutiérrez, hermano del Doctor, Raúl García, quien era operador financiero del cártel de Juárez. Ella fue despojada de su título.

En un caso internacional, la Señorita Antioquia 2008, Juliana Sossa Toro, fue detenida por la Secretaría de Seguridad Pública en una lujosa casa de campo en la Ciudad de México, junto al integrante del cártel de los Beltrán Leyva, José Jorge Balderas Garzas, conocido como el JJ.

Otra reina de belleza colombiana fue victima del narcotráfico. Liliana Lozano fue ejecutada después de que asesinaron a su pareja sentimental y narcotraficante Fabio Vargas, en España.

La recapitulación es larga, las historias son diferentes, pero la atracción es fuerte entre las coronas y armas de fuego, besos y pólvora, glamour y poder. Y muerte.


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