viernes, 30 de noviembre de 2012

LOS LEGIONARIOS, UNA RED DE TRATA DE PERSONAS

Paola A. Praga

Saltillo.- Se formó en las filas de los Legionarios de Cristo cuando terminó la preparatoria. Entonces Pablo Pérez Guajardo no se imaginaba el escándalo de pederastia que protagonizaría el sacerdote Marcial Maciel, el fundador de la congregación. Ahora, 38 años después, asegura que sólo busca la verdad.

Sabedor de secretos eclesiásticos, el clérigo Pérez Guajardo fue castigado por el obispo Pedro Pablo Elizondo Cárdenas de la Prelatura Cancún-Chetumal, luego de que criticara el actuar de los Legionarios de Cristo y al fundador de la orden, recalcando los actos pederastas y de manipulación psicológica a miembros de la congregación.

Desde el pasado 15 de septiembre, el presbítero se integró a la Diócesis de Saltillo, luego de desertar de la orden de Maciel, al no encontrar congruencia entre la vida de Cristo, sus enseñanzas y la vida de la congregación de los Legionarios de Cristo, “tan orientada al dinero, el poder, los lujos y la fama”.

Pérez Guajardo envió el 29 de septiembre de 2011 una carta al presbítero Álvaro Corcuera, director general de los Legionarios de Cristo, en la que hace público su malestar por la conducta de algunos miembros de la congregación y su rumbo, ligado a lujos y excesos.

“Cómo no recordar el verano de 2006, cuando usted acompañó a nuestro pederasta fundador con toda la comunidad de Roma a las vacaciones en la península de Sorrento, siendo que desde el 19 de mayo de ese 2006 pesaba la orden de que se retirara a vida de oración y penitencia”, recriminó en la carta.

“Al concluir el periodo vacacional pasó a Roma esperando el permiso del Papa para asistir a la canonización de su tío Mons. Rafael Guízar y Valencia, que tuvo lugar el domingo 15 de octubre de 2006. Autorización que no llegó porque malignos eclesiásticos tejieron una nueva corona de espinas sobre la cabeza de nuestro pederasta fundador”.

Y agrega: “Sus labios han besado el cadáver de un falso profeta que usted y los superiores mayores nos han presentado como Álter Christus siendo un Anti-Cristo. Padre Álvaro, sus manos han tomado las manos muertas de un violador de niños que recibió nuestros votos de castidad.”

LEGIONARIO INCÓMODO

Llegó a Playa del Carmen en 2008 y estaba a cargo de la parroquia. Trabajó en zonas marginadas y en las unidades habitacionales Guadalupana y Villa del Sol. Luego de las críticas hacia su propia congregación y los cuestionamientos de las redes de corrupción entre el clero y el Gobierno municipal, fue perseguido, hasta que decidió abandonar la congregación.

De piel blanca, pelo cano y estatura baja, el padre Pablo acude a alzar la voz. En entrevista señala que todos son cómplices del pecado de Marcial Maciel. “Si te quedas callado, formas parte de todo, aunque tú no hayas sido el que abusó, el que vio, simplemente no están cumpliendo con la palabra que Cristo nos enseñó”.

Allí, donde los casos de abuso y las vidas eclesiásticas se llevaban con placer y sin el menor descaro, el sacerdote comprendió que los beneficios mundanos no pueden pasar por encima de las enseñanzas de Dios.

Su experiencia de más de 10 años en el Vaticano, siendo testigo de la vida ostentosa que caracteriza a su congregación, no despertó su interés en formar parte de esa tribu de poderosos clérigos que encubren los abusos de Marcial Maciel.

“El mal no está en la Iglesia, sino en aquellos que no siguen lo que Cristo nos enseñó en el Evangelio. El problema es la falta de coherencia, esa afición al dinero, al lujo, al placer”, declara.

Sin salida decorosa

Originario de Saltillo, regresa a su diócesis natal y ahora es el capellán de la congregación de las Adoratrices. De los Legionarios no recibió nada, tuvo que regresar con su familia, pues luego de casi cuatro décadas le negaron una salida decorosa.

“Ni una llamada, ni un correo electrónico, ni siquiera por sentido humano, por tanto tiempo de haber formado parte de la legión. Tampoco hubo un apoyo económico, simplemente por educación, por ser parte de la congregación”

UNA LEGIÓN DE ABUSO Y TRATA

En 2010, la Legión de Cristo reconoció a los hijos y los actos de abuso sexual del sacerdote mexicano, al tiempo que se desvinculó de la conducta de su fundador. Sin embargo, el sacerdote saltillense asegura que otro de los secretos es la explotación laboral a las religiosas en los colegios escolares.

“Decenas de religiosas trabajan en las escuelas, los casos no sólo son de abusos sexuales, sino éste es un ejemplo de trata. Encima mandaban a las hermanas a pedir donativos para que ellas pudieran comer”.

Refiere que las religiosas soportan malos tratos y persecuciones por parte de los sacerdotes, pues en los diversas escuelas les piden que sean delgadas y que tengan una buena apariencia.

“Hay casos de bulimia, de depresión, de estar sometidas en un régimen en el que tienen que hacer lo que les dicen, y quien está dentro piensa que ya no hay vida allá afuera, tienen vocación, pero lamentablemente ha sido la propia legión y la propia imagen de Maciel quien ha desgastado una labor social y de evangelización”, señaló finalmente.

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