Foto: Jorge Dueñes
A nueve años de haber presentado el
proyecto de la “Primera Ciudad Sustentable del País”, los aproximadamente 15
mil habitantes de la zona sufren escasez de agua, inseguridad, falta luz y de
recolección de basura. Los fraccionamientos siguen sin concluirse y las obras
de las áreas deportivas, hospitales, parque industrial y tiendas comerciales,
quedaron en papel
Ocho años después de haber
sido inaugurada la unidad académica Valle de las Palmas, de la Universidad
Autónoma de Baja California (UABC), punta de lanza del primer modelo de
comunidad sustentable en México, a decir del entonces Presidente de la
República, Felipe Calderón Hinojosa, los fraccionamientos Valle de las Palmas,
de Geo, y Valle San Pedro, de Urbi, todavía no cuentan en su totalidad con los
servicios básicos.
El 9 de noviembre de 2009,
Calderón Hinojosa, en compañía del entonces gobernador de la entidad, José Guadalupe
Millán, y del presidente municipal de Tijuana, Jorge Ramos Hernández, afirmó
que Valle de las Palmas se estaba desarrollando para atender las necesidades
habitacionales y de desarrollo urbano de Baja California.
Dijo que por primera vez se
colocaba la infraestructura por delante del desarrollo de la población, y al
ser este el primer modelo de Desarrollo Urbano Integral Sustentable (DUIS),
contribuiría no solo a impulsar el crecimiento y promover la inversión pública
y privada; también crearía las condiciones de crecimiento ordenado, equitativo
y sustentable que requiere Tijuana.
“Queremos que Valle de las
Palmas sea precisamente uno de ellos (de los DUIS), lo es formalmente, pero
queremos que siga con este ritmo de planeación y obra que permitirá albergar de
manera razonable a una población que (…) puede llegar incluso al millón de
personas en esta región de Baja California”, externó el ex mandatario nacional.
Muy lejos de aquel discurso
está la realidad de los pobladores de las viviendas, en su mayoría de interés
social. Llegar a Valle de las Palmas, de Geo, implica trasladarse en automóvil
o por la única ruta de transporte público que administra Altisa y tardar
alrededor de una hora para llegar a este destino, ya que el fraccionamiento se
ubica a más de 30 kilómetros desde la Zona Centro de Tijuana.
Luego de tomar la Carretera
Libre Tijuana-Tecate, la única vía de acceso es un camino de doble sentido, sin
alumbrado público, que también lleva al relleno sanitario. Tras pasarlo, y una
vez que se está más cerca del desarrollo inmobiliario, la vialidad se amplía a
tres carriles por sentido.
Sin embargo, un deslave en el
cerro donde se encuentra la escuela de nivel medio superior CBTIS 277 reduce a
un carril nuevamente la ruta de ida. Metros más adelante se anticipan las
bardas perimetrales del fraccionamiento, que lucen con agujeros y grafiti.
Falta de agua, problemas de todos los
días.
Una de las vecinas, quien
omitió su nombre por temor a represalias, narró a ZETA las penurias que ha
tenido que pasar desde que su familia se asentó en el lugar en 2011.
En la privada, de 79 casas de
un nivel, de 37.22 metros cuadrados, viven solamente siete dueños, el resto de
la gente mejor se fue para no batallar, pues las viviendas no cuentan con agua
las 24 horas del día. “Si bien nos
va, tenemos agua de las diez de la
mañana a las diez de la noche, pero hay días que no tenemos ni gota, pero sí
nos llegó un recibo de luz por 285 pesos, que es la tarifa más alta de la
fija”, refirió.
La vivienda, por la que
sufraga mil 500 pesos al mes al Instituto Nacional del Fondo para la Vivienda
de los Trabajadores (Infonavit), tampoco tiene medidor de agua como la mayoría,
ya que, dijo, la inmobiliaria compró cajas pequeñas, que según la Comisión
Estatal de Servicios Públicos de Tijuana (CESPT), no funcionan para los aparatos.
Versión que confirmó Luis
Serrano Macías, presidente de la Asociación de Profesionales Inmobiliarios de
Tijuana (AMPI), quien apuntó que además de que Geo no entregó a la CESPT las
obras, al estar algunas inconclusas, las cajas (donde van los medidores de
agua) que compró son chinas y por lo tanto su medida no tiene el espacio que
requiere el medidor del agua.
“A los residentes de las
zonas donde no hay medidores les están cobrando un pago parcial de la cuenta
total que adeuda Geo para que le puedan liberar su certificado fiscal”.
Leury Lemus Cendejas, titular
de la delegación de la Presa Este, reconoció que la problemática del agua no
solo afecta a Valle de las Palmas, también a Valle San Pedro, de Urbi, donde sí
hay medidores.
Aun cuando esta empresa desarrolló
una de las dos plantas potabilizadoras consideradas en el proyecto, los tanques
de almacenamiento no tienen la capacidad para abastecer a las más de 5 mil 600
viviendas que fueron vendidas por ambas compañías, según datos del Infonavit.
Esto, pese a que el proyecto
presentado en 2009 planteaba tener tecnologías para generar el reúso del agua,
manejo de aguas pluviales y reciclaje de aguas grises. En lugar de esto, en
Valle de las Palmas todavía hay pipas que alimentan los tanques, que a su vez, surten
el líquido a las viviendas.
Lo anterior, pese a que en
marzo de 2015, el director de Geo en la región, José Manuel Padilla, se
comprometió a resolver la problemática de luz y agua, mediante una inversión de
50 millones de pesos.
Lo mismo sucede en cuanto a
la electricidad; Geo tampoco entregó las instalaciones –por falta de
conectores- a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), de ahí que la mayoría
de las viviendas en Valle de las Palmas no tengan medidores, panorama visto por
este Semanario en un recorrido, y que contrasta con Valle San Pedro.
Al respecto, Lemus Cendejas
comentó que San Pedro hay 85 por ciento de alumbrado público, a diferencia del
45% en Valle de las Palmas. Asimismo, dijo que la administración que encabeza
ha tenido acercamientos con Geo y la CESPT para solventar el problema del agua.
Basura acumulada.
Acerca del derrumbe que
obstruye parte de la vía de acceso, el funcionario comentó que se debe a que
por esa zona pasa una falla geológica, y se estará buscando bajar recursos para
resolver dicha situación.
PAISAJE DE BASURA Y CASAS SIN TERMINAR
Las privadas del lugar, más
las que se encuentran al inicio del fraccionamiento de Geo, lucen con tambos
desbordados de desechos a pesar de que el proyecto Valle de las Palmas. Modelo
de Desarrollo de una Comunidad Sustentable también consideraba el manejo de los
residuos sólidos.
“Es una ironía que estando
tan cerca del tiradero de basura, tengamos semanas que no pasa”, se quejó la
residente del fraccionamiento de Geo. En menor grado, se observaron áreas con
desechos en el desarrollo de Urbi.
En ambos desarrollos hay
casas sin terminar de construir, algunas de las cuales tienen grafiti. Esta
condición es mayor en el fraccionamiento desarrollado por Urbi, en el que las
casas en obra negra superan las dos mil, de acuerdo con el presidente de la
Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda
(Canadevi) Tijuana, José Luis Padilla
Gutiérrez. Muestra de ello es la estación de bomberos que se encuentra al
inicio del fraccionamiento de Valle San Pedro.
Mientras que en Valle de las
Palmas, a decir por los vecinos, de muchas viviendas que fueron
abandonadas, robaron las puertas,
ventana y hasta el cableado.
En el área se presentan
asaltos a transeúnte, robos de gasolina, autopartes y focos. “Hay mucha
delincuencia, por lo mismo que hay mucho consumidor de drogas y casas sin
habitar”.
El proyecto impulsado por
Urbi contempla 13 mil 454 hectáreas, de las cuales se destinarían 227.34 a
zonas comercial y de servicios. En la zona de Valle de San Pedro hay un Oxxo y
un 7 Eleven, mientras que en Valle de las Palmas, a espaldas del inicio del
fraccionamiento, se observa una pequeña plaza con algunos comercios. Así, el
centro comercial de mayor capacidad y más cercano es Plaza Sendero, a más de 10
kilómetros de distancia
El documento también
consideraba 200 hectáreas de desarrollo industrial que generarían ocho mil
empleos, sin embargo, en ninguno de los dos fraccionamientos existe un parque
industrial que albergue los clúster aeroespacial, de electrónica, automotriz,
biotecnología, energía solar y tecnologías de información, como se planeó.
Particularmente, en Valle de
las Palmas, la empresa Geo Alpha que construía paredes para la desarrolladora
dejó de operar cuando la misma entró en crisis financiera.
En ese sentido, Padilla
Gutiérrez comentó que el proyecto de esta ciudad también planeaba espacio para
un estadio de futbol, un hospital, un centro cultural y tiendas más grandes
para ir formando la ciudad.
“Esa gran ciudad, lo único
que no iba a tener era una terminal aérea, porque el aeropuerto de la ciudad de
Tijuana le daría servicio”, y explicó, se pretendía crear el sexto ayuntamiento
bajacaliforniano con su desarrollo.
Valle de San Pedro, ciudad no
sustentable
Padilla lamentó que el
proyecto se haya quedado estancado, luego que las empresas Geo y Urbi entraron
en quebranto mercantil. “El gobierno mexicano no quiso meter las manos por las
empresas mexicanas y se fueron a la quiebra. Una lástima, porque proveían de
mucha vivienda para las familias y hoy tenemos un problema de más de nueve
millones de casas rezago en México”.
Para Alonso Hernández
Buitrón, director de la Escuela de Ciencias y Tecnología (Ecitec) de la UABC,
el que exista un esquema de planeación, “que si bien es cierto sus metas y no
se han llevado a cabo tal cual, con la expectativa de la cantidad de población
y usos de suelo, establece un planteamiento de orden de traza urbana”.
El que se haya instalado la
unidad académica genera valor agregado a la zona y puede ser un atractivo para
los inversionistas, y comparó el caso con diversas instalaciones educativas,
como el de Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), que se desarrolló a mediados de la década de 1950 en una parte de la
Capital del país, alejada del desarrollo y que ahora tiene una ubicación
privilegiada.
No obstante, reconoció que
hay aspectos negativos como los trayectos largos que han sido factor para que
muchos de los seis mil estudiantes que aproximadamente tiene la unidad
académica, integrada por la Ecitec y la Cisalud, renten las viviendas de Villas
San Pedro, de lunes a viernes, con el fin de ahorrar tiempo y dinero en su
traslado.
De igual forma, declaró que podría incrementarse un poco más la matrícula
al poder extenderse el horario laboral, que actualmente es de 7:00 am a 6:00
pm, cuando la zona esté más ocupada y haya más seguridad en las noches.
Con ello, aún queda lejana la
meta anunciada por Calderón Hinojosa aquel otoño de 2009, de que el campus
universitario pueda formar a 15 mil estudiantes de la región, luego de anunciar
que en la primera etapa de la unidad académica se invirtieron 220 millones de
pesos.
ESCASAS POSIBILIDADES DE QUE EL PROYECTO FUNCIONE A
CABALIDAD
Enrique Soto Alba, profesor
de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, opinó que el hecho de que los DUIS,
como el de Valle de las Palmas, estuvieran tan alejados del centro urbano y no
contaran con servicios que se habían proyectado, hizo que el Gobierno Federal
fuera un socio silencioso de los promotores inmobiliarios, porque se
construyeron casas y no ciudades.
“Los primeros en sufrir las
repercusiones de ello son los compradores de las viviendas porque están pagando
un crédito de una vivienda, que no están usando, que les queda lejos de los
empleos”.
Cabe señalar que según datos
del Infonavit, en Valle de las Palmas se otorgaron 3 mil 084 créditos, de los
cuales 17% tiene cartera vencida. En tanto, en Valle San Pedro, se dieron 2 mil
554, de los cuales 11% están vencidos.
Desde la perspectiva del
académico, la construcción de dichos desarrollos debería hacerse más cercana a
las ciudades, por lo que el proyecto de Valle de las Palmas tiene pocas
probabilidades de consolidarse, ya que necesitan más recursos y tiempo para que
esos desarrollos tengan mejores condiciones.
Vivienda en abandono
“Un estudio de la Universidad
Autónoma Metropolitana (UAM) identificó que había tantos baldíos no construidos
dentro de las ciudades mexicanas que, si se construyeran, podríamos albergar
cinco o seis veces más la población del país. Dentro de las ciudades mexicanas
ya tenemos inversión pública, servicios y lotes que no se construyen, que lo
único que hacen es especular sobre el valor del suelo, llevando los nuevos
desarrollos a lugares más lejanos, en búsqueda de suelo más barato”, expuso.
“En segundo término, perdió
la ciudad, porque se destinó una gran cantidad de recursos públicos a generar
una nueva ciudad cuando pudieron haberlo hecho en la propia Tijuana”, agregó el
responsable de la Maestría en Gestión Urbana y Políticas Públicas.
Opinó que los tres órdenes de
gobierno tuvieron responsabilidad en que el resultado de lo planeado no haya
sido llevado a cabo. Los municipios, por haber otorgado licencias de
construcción sin haber verificado todos los componentes de los proyectos
urbanos; el Gobierno Federal, por haber otorgado subsidios y créditos a
viviendas que no estaban cumpliendo con las condiciones que los mismos
proyectistas habían ofrecido”.
Para el entrevistado, las
empresas son quienes deberían responsabilizarse en primera instancia, ya que
“los vecinos no trataron con el Gobierno Federal, ni con el municipal, sino con
el desarrollador, quien sería el responsable directo, que fue quien les
prometió que iban a tener servicios, en ese sentido, alguien les mintió”.
Además, citó, existen las
licencias de habitabilidad, es decir, autorizaciones que hizo el Ayuntamiento,
en el que se debió corroborar que las viviendas tuvieran todos los servicios,
cuyas autoridades tendrían que ser denunciadas.
Lo anterior está en línea con
lo que estableció el acuerdo para llevar a cabo el fraccionamiento de Geo,
publicado el 3 de diciembre de 2010 en el Periódico Oficial de Baja California,
que en el punto décimo séptimo señala:
“La publicidad que se haga
del desarrollo urbano Ciudad Valle de las Palmas por cualquier medio de
difusión se referirá a la presente autorización, por lo que será
responsabilidad del urbanizador el dotar de desarrollo con las obras, servicios
o atractivos que se mencionen en la publicidad, aun cuando no se señalen
expresamente en los puntos de este acuerdo”.
No obstante, de acuerdo con
Alejandro Lomelí, secretario de Desarrollo Urbano y Ecología del XXII
Ayuntamiento de Tijuana, la autoridad no puede obligar al desarrollador a que
concluya los trabajos y entregue el fraccionamiento al Municipio, para lo cual
debe tener un 80% de avance.
“Se le invita, pero la
responsabilidad del estado en el que se encuentran los fraccionamientos es por
parte de los desarrolladores, es por cuenta de ellos, porque está en un proceso
de construcción, desarrollo y terminación”, y precisó que ninguno de los dos
fraccionamientos han sido entregados al Municipio, por lo que esta autoridad
brinda el servicio al kínder, primaria y secundaria del lugar.
De acuerdo con los
consultados, entre los factores que influyeron para que el desarrollo no se
pudiera lograr están: la crisis inmobiliaria de Estados Unidos en 2008, la
falta de agua, la falta de impulso del gobierno para tener esquemas que
incentivaran la inversión de empresarios y la falta de continuidad en las políticas
públicas de vivienda.
Así como una planeación
coordinada por Urbi como la propia desarrolladora expuso en el documento Modelo
de Desarrollo de una Comunidad Sustentable, y quedó asentado en los créditos
del Programa Parcial de Mejoramiento de Valle de las Palmas, aprobado por el
XIX Ayuntamiento encabezado por el ahora candidato al Senado, Jorge Ramos.
ZETA buscó la versión de la
constructora Urbi. Mediante su área de Comunicación Social, la desarrolladora
declinó hacer algún pronunciamiento hasta que se reactive el proyecto, ya que
actualmente la compañía carece de un plan para este.
“Más adelante, cuando
tengamos qué decir algo sobre el proyecto, que sigue siendo de Urbi, nos
acercaremos al medio”, fue la respuesta.
(SEMANARIO ZETA/ EDICIÓN IMPRESA/ JULIETA ARAGÓN
/LUNES, 9 ABRIL, 2018 12:00 PM)
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