Poco después de que se
declarara Presidente electo a Enrique Peña Nieto, Miguel Ángel Osorio Chong le
pidió a Genaro García Luna, Secretario de Seguridad Pública, visitar el búnker
de Constituyentes y ver operar a Plataforma México. Le impactó lo que vio, un
sistema de información e inteligencia criminal con la más alta tecnología.
Plataforma México fue un proyecto que Estados Unidos financió en parte mediante
la Iniciativa Mérida, y Osorio Chong no pensó lo que podía hacer contra los
criminales, según ex funcionarios que platicaron con él, sino que imaginó la
utilización de esos sistemas con fines políticos. García Luna, dijeron los ex
funcionarios, advirtió que cambiarle su destino de policial a político, sería
un error e iría contra los intereses del Estado Mexicano. A quien iba a ser
Secretario de Gobernación, no le importó.
Osorio Chong, quien antes de
iniciar la Presidencia de Peña Nieto ya se imaginaba como el sucesor en 2018,
comenzó a trabajar en el nuevo diseño institucional de Gobernación para acumular
todo el poder posible. Tendría la responsabilidad de la política interna, pero
le sumaría la capacidad de fuego de la Policía Federal. Contra la opinión de
Luis Videgaray, jefe del equipo de transición, Peña Nieto permitió que Osorio
Chong fusionara las dos dependencias bajo su mando único. También aceptó la
estrategia de seguridad que planteaba el nuevo Secretario de Gobernación,
sugerida por asesores que sostenían que la violencia en el Gobierno de Felipe
Calderón obedecía a que confrontaba a los cárteles de la droga, para dejar de
combatirlos.
Durante ocho meses se dejó de
enfrentar a los cárteles de la droga, que fortaleció al Cártel del Pacífico y
todas sus derivaciones, permitió el crecimiento del Cártel Jalisco Nueva
Generación, el renacimiento de La Familia Michoacana en Los Caballeros
Templarios, y que Los Zetas no murieran de inanición criminal. La baja en los
índices de homicidios dolosos que se vieron durante los dos primeros años, fue
inercial. La estrategia de fuego y sangre de Calderón -utilizada en varias
naciones- tuvo su pico de muertos en mayo de 2011, cuando comenzó a bajar el
índice de homicidios dolosos.
Osorio Chong presumía que se
debía a la estrategia del nuevo Gobierno, pero era falso. Hoy, el Secretario de
Gobernación deja al País sumido en la peor violencia que ha registrado en su
historia. Sus argumentos de que es resultado de la falta de trabajo de los
gobiernos estatales y municipales en el combate a la delincuencia, ocultan
algunas verdades. Por ejemplo, los controles de confianza para policías
estatales y municipales, fueron pospuestos en dos ocasiones por el Congreso a
petición de Gobernación; y la fuerza federal policial se mantuvo en el mismo
nivel -35 mil policías-, con la que la recibió del Gobierno de Calderón. Es
decir, en seis años no incrementó la fuerza policial del Estado, pese a que el
presupuesto para ese fin se incrementó casi 300 por ciento.
El 80 por ciento de ese dinero
se destinó a gastos de operación, dentro de una bolsa confidencial manejada por
una incondicional de la familia de Osorio Chong. Entre los altos costos que
propició ese manejo de recursos, fue que los sistemas de seguridad del Penal de
máxima seguridad en Almoloya, nunca fueron revisados y mantenidos
adecuadamente, o pagadas las renovaciones de los contratos de equipos que
dejaron de funcionar. El resultado más dramático de la negligencia en las
cárceles fue la segunda fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán, sobre la que se
puede argumentar que si no se escapó antes, era porque no lo habían capturado.
El desastre del nuevo modelo
de Osorio Chong, aprobado por el Presidente Peña Nieto, tuvo muchas más
expresiones. Como botones de muestra:
1.-Plataforma México fue
desmantelada y los 600 equipos de escuchas telefónicas fueron trasladadas al
CISEN, donde Osorio Chong colocó a su incondicional, Eugenio Imaz.
2. El proyecto de la
Gendarmería, del que entregó un resumen ejecutivo García Luna a Peña Nieto,
nunca fue aplicado, en buena medida, porque Osorio Chong, que nunca entendió lo
que le daban, tampoco le prestó atención. La creación de la Gendarmería en el
peñismo resultó un fiasco y gradualmente se fue desvaneciendo como fuerza.
3. La falta de mandos
capacitados en las áreas de seguridad pública, llevaron a la Policía Federal a
fracasos y excesos en el uso de la fuerza, como en Tanhuato, Nochixtlán y
Apatzingán, donde se puede argumentar que incurrieron en violaciones a los
derechos humanos.
Lo más grave, sin embargo,
por las consecuencias transexenales que puede acarrear al Presidente Peña
Nieto, fue la decisión en 2013 de arropar a los grupos de autodefensa civil en
Michoacán, a los que se les entregaron armas y protegió la Policía Federal y el
Ejército. La organización de bandas paramilitares fue hecha para que hicieran
el trabajo sucio del Gobierno y aniquilaran a Los Caballeros Templarios. Es
decir, un grupo respaldado por el Gobierno, para eliminar a otro grupo
específico, puede ser interpretado en Derecho Internacional como genocidio. Esa
estrategia estuvo a punto de desbordar en 2014 en una guerra civil, provocada
por Gobernación.
Osorio Chong debió haber sido
despedido por el Presidente Peña Nieto hace años, pero nunca sucedió. Esa falta
de decisión no le va a costar al Secretario de Gobernación saliente, sino al
Presidente. Peña Nieto no es culpable del desastre que hizo Osorio Chong, su
amigo, en la gobernación y seguridad del país, pero es el responsable. De eso,
el inquilino de Los Pinos no se salvará.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
(NOROESTE/ ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA
PALACIO/ 11/01/2018 | 04:02 AM)
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