GOLPEADO Y EXHIBIDO. En Culiacán.
La ausencia de autoridad y la
sensación de inseguridad que se vive en gran parte del país está aumentando
desproporcionadamente los casos de ajusticiamientos y linchamientos donde
grupos organizados dentro y fuera de la ley, están ejerciendo violencia y
aplicando justicia por su propia cuenta, porque el Estado perdió el control y
la capacidad para imponer orden y frenar la violencia y criminalidad, señalan
especialistas en el tema.
Mencionan que los
linchamientos, ajusticiamientos y otras formas de aplicar justicia frente a los
vacíos de autoridad para sancionar la violencia que sacude al país, están
proliferando por todas partes, sobre todo en los estados con más corrupción
política y desigualdad social, económica, y donde coincidentemente la presencia
policiaca es muy débil o nula.
Lo cuestionable para el
diputado federal Armando Luna Canales, es que siendo un problema emergente en
materia de seguridad pública para el país, no sea prioritario para la Cámara de
Diputados, que no tiene una sola iniciativa que tenga que ver con el tema de
los linchamientos y ajusticiamientos.
El dato más preocupante, dice
el director del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, doctor Miguel
López Leyva, es que la encuesta general Cultura Constitucional, los mexicanos y
su Constitución, revela que uno de cada cuatro mexicanos piensa que violar la
ley no es tan malo. Lo malo es que te sorprendan. Pero lo más sorprendente del
resultado es que el 46 por ciento, casi
la mitad de los encuestados están convencidos de que los miembros de una
comunidad tienen derecho a tomar justicia
por su propia mano.
A su vez, la Comisión
Nacional de los Derechos Humanos, que pidió la colaboración del Instituto para
estudiar a fondo el fenómeno y sugerir políticas para frenar esta nueva forma
de violencia social para sancionar y castigar la violencia, más allá de
criterios policiacos, reitera que aplicar la justicia por su propia mano y al
margen de la ley no es y nunca será la opción para resolver y fincar
responsabilidades por presuntos actos delictivos y en su postura rechaza toda
forma de violencia provenga de donde provenga.
Los especialistas reunidos
recientemente en un foro para debatir sobre el tema en el Instituto de
Investigaciones Sociales de la UNAM, coinciden en que el fenómeno está cobrando
mayor auge por la forma en que lo propagan los medios masivos electrónicos e
impresos, que lejos de sancionar esta forma de ejercer la violencia, la
magnifican en un intento de justificar las acciones de los grupos que incurren
en estos “ilícitos”, aunque admiten que es el abandono que viven las comunidades
y zonas urbanas por parte de la autoridad, lo que propicia que estas formas de
aplicar la justicia vayan en aumento.
El doctor Raúl Rodríguez
Guillén, investigador de la Universidad
Autónoma Metropolitana, junto con Carlos Vilas, uno de los más autorizados en
el tema en América Latina, sostiene que el fenómeno de los linchamientos y
ajusticiamientos crece de forma alarmante al grado que en los últimos años
aumentó en un 200 por ciento. Y aunque el primero se da en mayor cantidad en
los estados del centro de México, aseguró que en Sinaloa y Chihuahua estas
formas de ejercer violencia están proliferando de forma exagerada.
AJUSTICIAMIENTO. En Oaxaca.
En ambos estados, están
surgiendo grupos de “justicieros” que utilizan las redes sociales para
promoverse como defensores de causas justas y exhiben a presuntos
delincuentes —en su mayoría jóvenes—, a
los que desnudan y golpean públicamente por incurrir en actos de robo o despojo
y hasta hombres que son torturados por haber golpeado a sus parejas, actos que
son condenables en una sociedad que legitima estas formas de aplicar “justicia”
y combatir la violencia que la autoridad ya no muestra el mínimo interés en
castigar.
Citan que en una de sus
encuestas de Consulta MItofsky sobre la percepción que tienen los mexicanos de
la seguridad ciudadana en México, se establece que el 30 por ciento de la
población encuestada comparte esta sensación de inseguridad, Sin embargo, se
recalca que esta percepción se extiende por todo Latinoamérica, donde el 30 por
ciento de sus encuestados comparte esta opinión.
Por tanto, consideran que la
justicia por su propia mano está representando un gran desafío a las
instituciones del país. Y ponen en entredicho el estado de derecho, un estado
de derecho débil que es común a todos los países de la región.
El informe especial de la
CNDH publicado desde el 2008 sobre el ejercicio fundamental del derecho a la
seguridad de nuestro país, ha venido señalando que los actos de linchamiento y
las ejecuciones, que muchas veces quedaron impunes o fueron solapados por actos
de corrupción, reflejan una percepción generalizada de inseguridad y protestas
de la ciudadanía ante la ineficacia de la autoridad responsable de la seguridad
pública.
El doctor Miguel López Leyva,
director del IIS considera que el tema de los linchamientos, ajusticiamientos y
otras formas de hacerse justicia por su propia mano no ha recibido suficiente
atención, más allá de las notas periodísticas policiacas, a pesar de que son un
mensaje muy directo para obligar al Estado a cumplir con sus obligaciones con
la sociedad civil.
Muchos de los linchamientos
están vinculados al abuso policiaco y son muy frecuentes los casos de adolescentes
o jóvenes que son asesinados por agentes policiacos que incurrieron en
agresiones porque les encontraron cometiendo delitos menores como el orinar en
la vía pública, que habiéndolos resuelto con una detención, optan por
agredirlos o incluso hasta quitarles la vida de forma violenta.
CARLOS VILAS. Violencia desde la
sociedad civil.
MEDIOS Y REDES, CORRESPONSABLES
Para Carlos Vilas, ex
catedrático e investigador de la UNAM, lo que la población registra en los
casos de linchamientos es una ausencia del Estado en la vida cotidiana, porque
los habitantes sienten que no se les está garantizando la seguridad y además,
no todos los escenarios de los linchamientos son de deterioro social, pero si
expresan una profunda desigualdad y una profunda vulnerabilidad de los que
linchan y los que son linchados.
En su opinión, no considera a
la impunidad e inseguridad y bajo nivel de institucionalización como elementos
de peso para que ocurran linchamientos, porque estos actos son un factor de
inseguridad en sí mismos.
Hay hechos delictivos, dice,
que afectan a conglomerados de población y que son más fuertes, y ejemplifica
los delitos económicos como la especulación o la evasión tributaria, que pueden
causar mayor deterioro al patrimonio de grandes núcleos de población que el
robo de “tres gallinas”. Sin embargo, son los medios masivos, sean impresos o
electrónicos, los que se encargan de propagar este nuevo tipo de violencia que
se ejerce desde la sociedad civil.
Y explica: “Cuando un
delincuente que es perseguido por la policía
y se introduce a un domicilio y toma como rehenes a los residentes de
esa familia, lo primero que exige no es que venga el juez sino que venga la
televisión, los medios porque estos le garantizan su seguridad personal”.
“Pero además, puede más la
publicidad de ese hecho que la presencia de un juez. Ahora, si ese hecho es
repetido en las pantallas de televisión 15 veces, tiene el mismo efecto que 15
hechos. Y es muy evidente que la insistencia en la difusión de un hecho
incrementa la sensación de la generalización de ese hecho y al mismo tiempo
produce un efecto de acostumbramiento. Se deja de ver el linchamiento como un
caso extraordinario que rompe con la normalidad y se va perdiendo la capacidad
de asombro y la gente se va acostumbrando a este tipo de actos”.
Para el legislador federal
Armando Luna Canales, los medios de comunicación cargan con una parte de la
responsabilidad en la socialización de los linchamientos y ajusticiamientos
como forma de hacer justicia por su propia mano, pero quien más influye son las
redes sociales.
Destaca el diputado federal
que en una revisión sobre videos de linchamientos en las redes sociales, hay
algunos que tienen más de 500 mil reproducciones y la mayoría de los
comentarios avalando el linchamiento como una forma justa para defenderse de
los delincuentes, pero jamás una crítica condenatoria frente al hecho y tampoco
se cuestiona o reclama a la autoridad pidiendo poner alto a la impunidad.
ARMANDO LUNA. Las redes, corresponsables.
EL LEGISLATIVO, SIN INTERÉS EN EL TEMA
El legislador Luna Canales
dijo estar sorprendido de la cantidad de iniciativas que hay en la Cámara de
Diputados. Muchas de estas intrascendentes. Lo cierto es que no hay una sola
iniciativa que tenga que ver con el problema de los linchamientos. Y llama la
atención que siendo un problema emergente en el país no sea del mínimo interés
para el Congreso. Ni siquiera está considerado el tema en la agenda
legislativa.
Y refiere: “la misma
indiferencia ocurre en los Congresos estatales que no tienen interés en
legislar sobre un tema que en los últimos años se torna preocupante y que por
la frecuencia con que se repiten, debería despertar interés como asuntos
prioritarios en las agendas de los estados y la Federación.
Reportaje publicado el 7 de enero de 2018 en la
edición 780 del semanario Ríodoce.
(RIODOCE/ FRANCISCO SARABIA/11 ENERO, 2018)
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