Durante
los años de la “guerra fría”, la derecha no perdió el tiempo. Penetró por la
vía literaria en el traspatio latinoamericano. Toda una labor de cooptación para la causa norteamericana de la
“tierra de los libres”.
Las
plumas norteamericanas actuaron sin cortapisas para llevar a cabo la segunda
invasión después de la Gran Guerra: la de las conciencias. Visto a distancia es
aterrador. Con lo que pasa ahora en Los Pinos, quien sabe.
Entre
los guionistas de la invasión cultural más destacados, sin duda, el
imprescindible A.J. Cronin, Paul Gallico y John Le Carré. Fueron la detente del
Imperio ante el impacto de la Revolución cubana, el frente de liberación
argelino y la lucha de los afroamericanos por los derechos civiles, entre otras
causas.
Eran
la caja de resonancia de las bondades norteamericanas del Plan Marshall,
destacando su afán de industrializar a los países devastados, no como el Plan
Morgenthau, que perseguía convertirlos en sociedades pastoriles, decían.
También
eran la tapadera de la sangría de sus grandes asesinatos políticos, tipo la que
le propinaron al clan Kennedy; la sordina de la incompetencia en la invasión de
Bahía de Cochinos; el telón para tapar el ridículo del Pentágono en Corea y
Vietnam.
La
satanización de los “barbudos” de la Sierra Maestra; la elegía del mercado y la
sabiduría de su “mano invisible” que acomodaba y deshacía los entuertos
económicos o los desfases del endeudamiento que provocaban los financieros con
pretensiones políticas.
La
retaguardia ideológica de la “fuga” de sus gangsters de la Cosa Nostra hacia
los casinos y hoteles del Paseo de la Reforma o hacia los hipódromos y
galgódromos de la frontera Norte, refugios de la insensata “ley seca”.
Sedados
por un aparato de dominación internacional
Ponderaron
la cara bondadosa de la “Alianza para el Progreso”, “votada” con resuelta
euforia anticomunista en el balneario uruguayo de Punta del Este, al mismo
tiempo que decidían los protectorados vecinos y periféricos el embargo económico
a Cuba.
Defendieron
en inolvidables novelas los sibilinos créditos atados a sus propósitos que nos
llevaron a la crisis de impago de los 80’s a las voraces transnacionales; el
sonsonete subliminal de seguir paso a paso su modelo de crecimiento, que nos
generaba mayor dependencia.
Finalmente,
el compromiso de multiplicar esa ideología hacia abajo, hacia nuestra América,
hasta que fracasó en un momento estelar con la tentativa venezolana del
Mercosur y acabó imponiéndose por la impericia de los subalternos del Arauca.
La
casa del Reader’s Digest, así como la empresa editorial Life, la revista
Foreign Affairs, las grandes productoras judías de películas bélicas en
Hollywood, jugaron al unísono un papel admirable para encuadrar
psicológicamente la colonización.
Disfrazaron
la masacre africana de los rebeldes sociales que “amenazaban” contaminar el
virginal pensamiento latinoamericano. No dejaron huella de Patricio Lumumba,
gran defensor de la tantalita y de los minerales del Congo belga.
Protegieron
a Leopoldo, el rey de Bélgica amenazado por las turbas antimonárquicas de su
país, lo guardaron a buen recaudo e hicieron aparecer la boda de su hijo
Balduino con la española Fabiola, en medio del glamour de las revistas cuché.
Escondieron
los esfuerzos de Muamar Gadafi y los líderes libios y árabes para defender el
patrimonio de lo que después sería la Organización de Productores y
Exportadores de Petróleo. Torcieron sus objetivos, los responsabilizaron de la
inflación mundial. Cobijaron a los financieros gabachos.
¿Dónde quedaron
Julius Nyerere, de Tanzania, o el olvidado Kwame Nkruma, la profundidad
universal de Gandhi y la resistencia pacífica que demolió a la pérfida Albión y
al orgulloso Mountbatten, asesinado después en Irlanda por el IRA?
Gracias
a los esfuerzos de la literatura de la “guerra fría” fuimos materialmente
sedados por un aparato de dominación cultural que incluía a los cinco sentidos
de la sociedad moderna, McLuhan dixit, de los que ya no queda uno solo.
EL VIRREY SE LUCE EN ESPECTÁCULOS A MODO
El
libro, el cine, la prensa, la televisión y la radio hace mucho que felparon. Queda la nueva versión de los
electrodomésticos, el Internet y las redes sociales, afortunadamente por ahora,
en manos de soñadores e indignados, quién sabe mañana.
Los
grandes instrumentos de penetración declinaron. Hoy la percepción política se
ha vuelto chabacana y rastacuera. Hacemos todo lo que pensamos que no puede
disgustar a los prestamistas, a los valedores que facilitan nuestro dispendio
irresponsable.
Hemos
llegado a extremos inimaginables en la “conducción” de la política. Lo que
antes era una noble actividad se ha convertido, por esa automatización ingenua,
en una gran caja registradora de insensateces.
Antes
de tomar una decisión política, parece que se pregunta cuánto se debe en
Washington, a cuánto amaneció el dólar, cómo anda el precio del barril en el
mercado de futuros, cómo nos están jalando las orejas para aplicarnos más en la
“guerra” a las drogas y a la delincuencia. El ejercicio de la soberanía,
para nunca jamás.
“El Menchito”, descendiente de un descarriado criminal
que agarran por la impotencia aceptada de echarle el guante al incriminado
jerarca de la familia, se convierte casi en un indicador económico más poderoso
que el índice de precios de la Bolsa
Mexicana de Valores.
En
medio de esta desazón, los validos de Palacio juegan con las especulaciones.
Ante un presidente inane, se dan el lujo de refocilarse en su incompetencia y
se presentan con descaro ante los dueños del dinero y de los medios como los
salvadores del naufragio que ellos provocaron, con “ideas” frescas, con “nuevas
soluciones”.
No
sólo abusan de la confianza del investido, aburrido dignatario que desempeña el
cargo como si éste fuera un lastre –y dirigirse a la gente o a los medios fuera
más agrio que tomar cicuta–; se burlan de elementales protocolos de conducción
y dignidad política.
Llega
el virrey Videgaray a la reunión de los empresarios de la Radio y la Televisión
y convierte la pasarela en un espectáculo que parece montado para que se luzca
ante el micrófono con “soluciones” para todo el espectro de la administración
pública.
El
pobre Oso…rio, al que le toca presentarse al otro día ante los mismos
tiburones, expresa, apesadumbrado antes de iniciar: “espero que Videgaray no
les haya hablado de cómo resolver los problemas de seguridad…”, pues según los observadores, El Virrey
acabó con el cuadro.
Grandes
fracasos de EPN, la economía y las finanzas
Pero
la culpa la tiene el investido. ¿A qué hora se le ocurrió creer
que los resultados electorales del 7 de junio fueron un referéndum de
beneplácito para el herradero fiscal y financiero de los toluquitas? ¿Quién le
metió en la cabeza que Videgaray ganó las elecciones?
¿A quién se le
ocurre pensar que gracias a la habilidad de Videgaray , los mexicanos se empeñaron en darle la
mayoría al PRI y sus paleros para poder votar cómodamente en la Cámara de
Diputados el fiasco que está resultando, que va a resultar el presupuesto base
cero?
¿Si los mismos “expertos” fiscales
del “presupuesto base cero” que apenas antier eran directores de la estación de
radio del gobierno en el barrio capitalino de Xoco ya están lavándose las manos
del fracaso, anunciando que el “base cero”, estará listo para que se vote
después de que entregue el poder Peña Nieto?
Una
cosa es que la oposición vendida no haya podido enderezar una campaña adecuada
contra el desgarriate fiscal en la frontera norte y otra muy diferente que la
gente esté contenta con la desarticulada economía del toluquismo que ha
provocado el desempleo, la delincuencia desatada y el hambre.
¿Quién cree Peña
que es Videgaray, sino un sujeto tenebroso que le sorbe el seso? ¿ Qué no sabe que secó la economía, que
destruyó la planta industrial, que sacó del circulante dos billones de pesos, que ha sustraído el IVA de los
causantes? ¿Qué no sabe el peligro nacional que representa el hecho de que el
titular de Hacienda sea presidenciable?
¿Tan lejos está
de la población que no sabe que el fracaso principal de su “gobierno” han sido
la economía y las finanzas?
¿Qué no sabe que
el endeudamiento pernicioso promovido por Videgaray es la ruina del país y al
mismo tiempo el salvoconducto de su
desquiciada ambición, de su personal carrera hacia Los Pinos, pues significa el
compromiso por adelantado ante los
gabachos de que les pagará al precio que pidan?
No
cabe duda que éramos más libres, cuando estábamos encadenados… Jean Paul Sartre
dixit.
¡Cómo extrañamos
la época en la que nos conquistaban a través de la lectura, el cine, la
televisión, la radio y la prensa!
Índice
Flamígero: Le preguntaron a EPN si, a estas alturas, ya tenía visos de cómo
iría su sucesión. Contestó que sí. Dijo que Luis Videgaray está apuntado en el
número uno de la lista, porque en 2017 –“si los factores externos no dicen otra
cosa”, jejeje– la situación del país será de bonanza y la gente comprenderá que
ha valido la pena el sacrificio de los primeros ¡cuatro años! del sexenio. Pero
que si la situación era adversa –“por factores externos”, claro–, entonces en
el dos y en el tres de la relación estarían, respectivamente, Aurelio Nuño y
José Antonio Meade. El personaje salió sonriendo de la cita en la casa
presidencial. “Todos son el mismo. Los tres son Videgaray”, relató después.
(PENINSULAR
DIGITAL/ ÍndicePolítico / Francisco Rodríguez/ 08/07/2015)
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