En el trienio de Aarón Irízar López, Corett y el Ayuntamiento
“unificaron criterios” para favorecer al Club Tepehuajes con un terreno
de 12.8 mil metros que le pertenecían al Ayuntamiento. Hay doble
escrituración y mucho dinero de por medio.
En junio del año pasado se hizo público uno de los mayores fraudes
cometidos contra el patrimonio del municipio de Culiacán, a través de
una serie de permutas que el Ayuntamiento hizo con particulares, donde,
según cálculos de peritos entrevistados por Ríodoce, la Comuna perdió alrededor de 200 millones de pesos.
La operación se realizó siendo alcalde Héctor Melesio Cuen Ojeda y
fue finiquitada en el periodo que aún no concluye de Aarón Rivas Loaiza.
No ha sido esta la única estafa que sufren los bienes del municipio,
con la complicidad de alcaldes, funcionarios de todos los niveles y
regidores. Nunca se trata de omisiones o descuidos, sino de actos
dolosos realizados casi siempre por redes que se extienden a los tres
niveles de Gobierno, en diferentes dependencias.
El siguiente puede ser uno de esos casos. Bajo la administración de
Aarón Irízar López (2005-2007), un terreno ubicado en la colonia
Lombardo Toledano, que fue donado por la Comisión de Regularización de
la Tenencia de la Tierra (Corett) al municipio, en diciembre de 1996,
fue luego vendido, a través de una serie de argucias legales, al Club
Deportivo Tepehuajes.
Los antecedentes
La historia de este atraco inicia en 1996, cuando el municipio de
Culiacán recibe en donación, de manos de la Corett, un terreno ubicado
en la colonia Lombardo Toledano, con una superficie de 12 mil 842 metros
cuadrados. Era director general del organismo federal Carlos Flores
Rico y presidente municipal Sadol Osorio Salcido.
El acto de escrituración fue protocolizado el 28 de noviembre de
1996, en el marco del programa presidencial —era presidente de la
República Ernesto Zedillo Ponce de León— de regularización de predios
destinados a servicios públicos. Como delegado de Corett en Sinaloa se
encontraba Héctor Manuel Niebla Salazar.
El destino del predio en donación, según especifica claramente el acto, era para “estadio y canchas deportivas”.
En la cláusula sexta del contrato de donación se establece que:
“Cuando el predio objeto de la donación se destine a un fin distinto al
señalado en el contrato, o cuando transcurrido un plazo de cinco años no
haya satisfecho el objeto de la misma, la donante podrá demandar la
reversión de los bienes conforme a la ley de la materia, sin que pueda
reclamarse la devolución de las sumas o costo que la donataria haya
realizado por el mismo concepto”.
El acuerdo de donación se había tomado en la sesión del Consejo de Administración de Corett, el 5 de enero de 1996.
El polígono, expropiado al ejido Tierra Blanca II por decreto
presidencial del 8 de agosto de 1989, ya era una cancha deportiva, pues
ahí entrenaban y jugaban los integrantes del equipo Tepehuajes, que
participa desde hace años en las ligas locales.
Así que el Ayuntamiento no tuvo que hacer grandes inversiones para
habilitarlo y siguió operando como cancha en los torneos de Beisbol,
cumpliendo así el destino que se le asignó en el acto de donación.
Sin embargo, la propiedad pasaría a manos de particulares a través de
una red de complicidades donde aparecen involucrados el entonces
alcalde Aarón Irízar, el secretario del Ayuntamiento, Héctor Muñoz
Escobar, los ex delegados de Corett, Héctor Manuel Kelly Valdez y Héctor
Niebla Salazar, y el oficial del Registro Público de la Propiedad, Raúl
René Rosas Echevarría.
El 22 de octubre de 2002 se había constituido el Club Deportivo
Tepehujes, lo cual fue protocolizado ante el Notario Público Roberto
Sergio Ayala Castro, el 13 de noviembre del mismo año.
Participaron en dicha constitución, entre otros, Manuel de Jesús Ríos
Esquerra, José Pilar Alvarado Sánchez, Miguel Ángel Valenzuela Flores,
Miguel Ángel González Valencia, Aristeo Valdez Mendoza, Nicolás Félix
Vázquez y Julio César Félix. Como presidente del Consejo Directivo,
quedó Manuel de Jesús Ríos.
Este sería el primer acto del despojo. El otro vendría el 16 de junio
de 2003, cuando, a través de un contrato inexplicable, Corett vende al
Club Deportivo Tepehuajes el predio en cuestión, a pesar de que el
legítimo propietario, de acuerdo con la escritura inscrita el 3 de
febrero de 1997, con el número 70 del libro 375 de la sección de Documentos Privados, era el Ayuntamiento de Culiacán.
Pero, además, el precio de la operación fue irrisorio, pues los 12
mil 759 metros cuadrados que se estipularon, le costaron al club la
cantidad de 26 mil 793 pesos, es decir, a 2.09 pesos el metro cuadrado.
El delegado de Corett seguía siendo Héctor Niebla y en el acto de
compraventa declaró que le fue otorgado poder especial para comparecer
en ese acto por el director general de Corett, mediante un poder pasado
por el notario público de Ciudad Nezahualcoyotl, Fernando Trueba
Buenfil, el 4 de abril de 2001.
Curioso poder, pues para esa fecha el Club Deportivo Tepehuajes estaba muy lejos de constituirse.
Ni en los antecedentes ni en las declaraciones previas de ese acto
fue mencionado el contrato de donación que se firmó en diciembre de 1996
en beneficio del Ayuntamiento de Culiacán.
De esta forma, el terreno aparecía con dos dueños pues había sido
escriturado dos veces. Así, el 20 de junio de 2005, dos años después de
que el predio se vendió a Tepehuajes, el nuevo delegado de
Corett, Héctor Manuel Kelly Valdez, el alcalde Aarón Irízar López y el
secretario del Ayuntamiento, Jesús Héctor Muñoz Escobar, solicitaron al
oficial del Registro Público de la Propiedad, Raúl René Rosas
Echevarría, “la cancelación de la escritura a nombre del H. Ayuntamiento
de Culiacán, que quedó registrada en esa oficina”.
“Lo anterior —dice el oficio— en virtud de que el terreno en mención
se encuentra escriturado dos veces y al haberse acreditado y reconocido
por las partes que el Club Deportivo Tepehuajes, A.C. es el que ha
ejercido la posesión y ocupación sobre el mismo, razón por la cual se
hace esta petición”.
El oficio, escrito en una hoja membretada de Corett, con el escudo de
Sedesol, no dice cómo se acreditó y reconoció “por las partes” la
posesión del terreno por parte del Club, ni se anexa documento alguno
para soportar el dicho y la petición.
Tres meses después, el 19 de septiembre de 2005, la escritura que favorecía al Ayuntamiento, fue cancelada.
Libre el camino, la otra tarea fue explotar la propiedad. Un año más
tarde, el 5 de septiembre de 2006, fue conformada la sociedad Espacios y
Soluciones Habitacionales, S.A. de C.V., ante el notario público Jesús
Manuel Ortiz Andrade. Y dos meses después, el 22 de noviembre de 2006,
el Club Deportivo Tepehuajes le vendió el terreno a esta inmobiliaria.
Aparecen como socios fundadores Jesús Raúl Peraza Valenzuela, José
Alfredo Valenzuela Ontiveros, Sergio Lizárraga Martínez, Jesús Alfredo
Jiménez Rodríguez, Gerardo Rivera Sánchez y Enrique Fernando Slim del
Río.
De acuerdo con la escritura pública 11534, el club y la empresa
constructora suscribieron un contrato de compraventa en el que se
especifica que la compradora destinará el terreno que adquiere a la
realización de un desarrollo inmobiliario. El monto de la operación se
declaró en 4 millones 447 mil pesos, aunque en un trámite posterior de
la constructora para solicitar un crédito bancario, el terreno fue
hipotecado por 23 millones de pesos.
En el predio se construyó el fraccionamiento privado Espacios
Marsella, con 67 residencias de nivel medio y un área verde de 826
metros cuadrados. En 2007, año en que iniciaron las obras de
construcción, se vendió el 90 por ciento de las casas.
Ríodoce habló telefónicamente con el entonces secretario del
Ayuntamiento, Héctor Muñoz —de viaje por los Estados Unidos—, quien a
reserva de hablar con datos duros en la mano, dijo que el alcalde Aarón
Irízar y él siempre hicieron las cosas correctamente.
También fue localizado por el mismo medio Héctor Niebla Salazar —quien se encontraba en Jalisco—, a quien le pareció extraño el caso. Se comprometió a investigar el asunto y ofrecer una explicación.
(RIODOCE/ Ismael Bojórquez/ noviembre 10, 2013
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