Estados Unidos le pone precio a la cabeza de Rafael Caro Quintero
El Departamento de Justicia de Estados Unidos ofreció a mediados de
la semana pasada una recompensa por 5 millones de dólares a quien dé
información que ayude a recapturar al narcotraficante Rafael Caro
Quintero, liberado el pasado 9 de agosto de una cárcel de mediana
seguridad de Jalisco.
De esta manera Caro Quintero se une a una lista de narcotraficantes
sinaloenses por quienes Estados Unidos autoriza a la DEA a dar la más
alta recompensa por la captura de un prófugo de la justicia, y cuya
lista hasta hace poco era encabezaba por Joaquín el Chapo Guzmán, seguida de capos como Ismael el Mayo Zambada, Juan José Esparragoza Moreno, el Azul, y Vicente Carrillo Fuentes, por quienes la DEA ofrece 5 millones de recompensa por cada uno.
Sin embargo, hasta ahora las recompensas han servido de nada en el
caso de los grandes capos de las drogas sinaloenses, pues estos siguen
operando como si en realidad nadie los estuviera buscando.
“Vamos a utilizar todas las herramientas posibles para que Rafael
Caro Quintero enfrente a la justicia en nuestro país”, dijo la
administradora de la DEA, Michelle M. Leonhart.
Este anuncio convertirá a Caro Quintero en uno de los
narcotraficantes “más buscados” por Estados Unidos, incluso más que el
propio Chapo Guzmán, toda vez que la DEA se ha movido con una
rapidez inusitada para atrapar a quien fuera fundador del cártel de
Guadalajara, aún cuando hay señalamientos recientes en donde se afirma
que quienes ordenaron la muerte de Enrique Camarena en realidad fue la
CIA.
“Es ridículo ese señalamiento”, han señalado en repetidas ocasiones
la misma CIA y la DEA, el último de ellos Jack Lawn, administrador de la
DEA, y uno de quienes encabezaron la Operación Leyenda, que buscaba aclarar el homicidio de Camarena.
En México, el entonces secretario de Gobernación cuando ocurriera el
homicidio del agente de la DEA, Manuel Bartlett ha mantenido un oscuro
silencio al respecto, y solo se limitó a observar que las autoridades
mexicanas debían investigar el caso, puesto que se trataba de algo que
había ocurrido en México.
Sin embargo, tras una entrevista que concediera a Carmen Aristegui,
ya no ha vuelto a dar la cara a ningún otro medio de comunicación.
En el cartel donde se anuncia la recompensa a Caro Quintero, pueden
leerse dos números telefónicos, uno para Estados Unidos, y el otro para
México, Centroamérica y Sudamérica. En ambos casos se aclara que la
llamada será confidencial.
Caza recompensas en Sinaloa
Para nadie es secreto que varios caza recompensas (bountyhunters)
pudieran estar operando en Sinaloa, aunque nadie sabe quiénes son ni
dónde viven. Sin embargo, hay antecedentes de varios caza recompensas
que han cruzado la frontera de Estados Unidos para establecer el lugar
exacto donde se encuentra un fugitivo, y posteriormente informarlo a las
autoridades para que realicen el arresto.
Un caso muy sonado fue el de Jim Elliot, un caza recompensas
originario de Utah, quien cruzó más de 120 kilómetros hacia el interior
de México para atrapar a un par de fugitivos que eran requeridos por el
Departamento de Justicia, y por quienes Estados Unidos ofrecía 100 mil
dólares.
Según reportó un canal de televisión de Utah, Elliot contactó a las
autoridades de ambos países, y como no podía cargar armas en México ni
podía formar parte del arresto, simplemente se informó, y cuando
descubrió que podía obtener la recompensa con solo dar la ubicación
exacta de los sospechosos, acomodó todo para que las autoridades de
ambos países estuvieran enteradas de lo que estaba ocurriendo.
“Yo los llamé primero para informarme, y les dije que había
localizado a un fugitivo por quien se ofrecía una recompensa, y que les
podía dar las coordenadas exactas donde se encontraba, y ellos me
dijeron consíguenos eso y nosotros nos encargamos, y funcionó”, relató
Elliot a un canal filial de la cadena Fox, en Utah.
Otro caso que causó roces internacionales entre México y Estados
Unidos ocurrió en 1990, cuando se dice que varios caza recompensas
entraron hasta Jalisco para atrapar al doctor Humberto Álvarez Machain,
acusado de mantener con vida a Enrique Camarena cuando era torturado por
gente de Caro Quintero, y por quien se cree, la DEA ofrecía 100 mil
dólares por su captura.
Inexplicablemente, Álvarez Machain apareció entonces en El Paso
Texas, resguardado por civiles de ese país, quienes inmediatamente lo
entregaron a agentes federales. Esa “extradición ilegal” causó
descontento diplomático y México demandó entonces una explicación que el
Gobierno estadounidense nunca otorgó.
En México es ilegal que un civil arreste a un delincuente si no hay
flagrancia, aunque la Procuraduría General del Distrito Federal tiene
propuestas para crear caza recompensas civiles, y con ello desahogar
cientos de miles de averiguaciones previas que no han sido cerradas.
Búsqueda infructuosa
De acuerdo con la PGR, hasta el momento no se tiene ninguna pista que indique que Rafael Caro Quintero será arrestado en breve.
“Se le está buscando en Sinaloa y en otros estados, pero no hay avances, no sabemos dónde está”, dijo Islas a Ríodoce.
La figura de la Interpol también parece estar buscando al capo, luego
que recientemente emitiera una alerta migratoria en contra de él y de
sus hijos.
Elaine Shannon, autora del libro Desperados, que sirvió como base para la miniserie La Historia de Camarena,
dijo recientemente que el problema de México era el alto grado de
corrupción que había entre las policías y que ello podría entorpecer la
captura del capo.
“Ciertamente antes era peor el grado de corrupción, pero es algo que
sin duda sigue”, dijo la escritora durante una audiencia realizada hace
dos semanas en Nueva York.
En una visita reciente realizada al poblado de Santiago Los
Caballeros, apenas siete kilómetros de La Noria, Badiraguato, de donde
es originario Caro Quintero, la gente dijo no saber nada del capo, y
“todo mundo” optó mejor por el silencio.
“Quién sabe… por acá no se sabe nada de él”, dijo un residente de ese pueblo de nombre don Pablo.
De ser capturado, Caro Quintero sería extraditado de inmediato a
Estados Unidos donde enfrentaría cargos por homicidio, secuestro,
tráfico de droga, en una corte federal del distrito Central de
California en Los Ángeles.
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