jueves, 6 de junio de 2013

AJUSTES DE CUENTAS EN LA PAZ,BCS

balacera 3

El Gordo”, detrás del ataque en Fraccionamiento Las Américas

Las primeras indagatorias de la PGJE sobre este atentado contra el narcomenudista Christian Enrique Romero Altamirano “El Kike”, indican que los agresores pretendían amedrentarlo, pero “el asunto se salió de control dentro de la vivienda y tuvieron que usar las armas”


El narcomenudista Christian Enrique Romero Altamirano “El Kike” regresaba a su casa cerca de las 3:40 pm del martes 28 de mayo de 2013, cuando fue balaceado dentro de la vivienda localizada en las calles Rubíes y Universidad, del fraccionamiento Las Américas, en La Paz.

Los dos sicarios esperaban su regreso en la sala de su hogar, después de haber obligado a la pareja sentimental de “El Kike” a hacer una llamada, la cual expuso que era esperado por un grupo de amigos.

Los pistoleros estaban armados con una pistola 9 milímetros y un rifle de asalto AK-47, amagando a la esposa del narcomenudista, de nombre Paulete Viridiana Mendoza Lizardi, y a Leydy Isabel Álvarez Amador.

Amarrados con cinchos de manos y pies -según las primeras declaraciones de la pareja sentimental-, estaban también Arturo Ernesto Gómez Espinoza “El Sonrics”, dueño de la casa; Jesús Loreto Chávez Ortega “El Kicho”, y Roberto Hirales Avilés “El Comix”.

Cuando “El Kike” ingresó a la vivienda “fue derribado al suelo, y cuando pretendió levantarse recibió dos disparos, uno en el abdomen y otro en la cara, por lo que cayó al piso y los sicarios tuvieron que salir corriendo y subirse a una camioneta tipo vagoneta Windstar de color oro, y huir”.

Una vez pasado el peligro, Paulete levantó a su pareja y de inmediato lo trasladó al Hospital General “Juan María de Salvatierra”.

En tanto, el resto de sus amigos huyeron de la escena del crimen por temor a ser investigados y detenidos por la Policía.

Según el dictamen médico, “El Kike” presentó dos heridas de bala, una en la cara y otra en el abdomen, con fracturas en huesos de la nariz, mandíbula izquierda, pulmón izquierdo y piso orbital derecho; lesiones que por su naturaleza tardan más de 15 días en sanar y ponen en peligro la vida.

Dentro de la casa, la Dirección de Servicios Periciales de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), aseguró la escena del crimen y levantó las evidencias de los disparos: dos cartuchos percutidos calibres 9 y 223 milímetros, respectivamente, los cuales fueron asegurados y trasladados al laboratorio pericial para su análisis con el sistema de identificación balística.

Hasta el cierre de edición, el lesionado, que al momento de su agresión vestía pantalón de mezclilla y camiseta azul, permanecía hospitalizado; su estado de salud era estable. La esposa y dos personas más fueron los responsables de trasladarlo hacia el nosocomio, en cuyo caso la PGJE abrió la averiguación previa número LPZ/376/AMP1/2013.

La investigación

Las primeras indagatorias de la PGJE sobre este atentado armado apuntan a un “ajuste de cuentas” en contra del narcomenudista.
Los investigadores del caso establecieron que el objetivo “no era matarlo”, sino amedrentarlo, pero -según su análisis- “el asunto se salió de control dentro de la vivienda y tuvieron que usar las armas”.

Anticipadamente, los sicarios habían levantado a una mujer y tres hombres -tres de los cuales estaban amarrados-, quienes ofrecieron datos y pistas de “El Kike”.

Los agentes investigadores de la PGJE tienen la hipótesis que detrás de este ataque podrían estar cuatro líderes de bandas de narcomenudistas que actualmente pelean el control de la plaza en La Paz, tras la ejecución del narcomenudista Héctor Antonio Salazar Monzón “El Oaxaco”:

- “El Rayo”.

- “El Gordo”.

- “El Pelón”.

- Adelaido Soto Aguilar o Eduardo Salas Martínez “El Güero Layo”.

Luego del ataque, las policías Municipal, Ministerial y Estatal tardaron en llegar casi 25 minutos desde que algunos vecinos del fraccionamiento Las Américas reportaron haber escuchado balazos dentro de una vivienda.

El móvil -según testigos entrevistados por los investigadores- “es una deuda por venta de droga”.

El operativo de búsqueda de los matones se extendió por toda las colonias Diana Laura, El Progreso y Camino Real, donde la unidad de color dorado, fue vista circulando a toda velocidad.

El regreso de la violencia
Apenas había terminado el discurso de que “La Paz era el tercer municipio más seguro de México”, cuando la alcaldesa Esthela Ponce Beltrán, era debidamente informada del atentado armado en Las Américas, fraccionamiento de la capital de Baja California Sur.

Este ataque implica el regreso de la violencia a La Paz. El último incidente ocurrió el 11 de febrero de este año, cuando sicarios pretendieron fallidamente ejecutar a Ramón Antonio Castro Castro “El Perro” y Carlos Alejandro Castro Castro “El Bebo”, sobrinos del ex alcalde de La Paz y ex diputado federal del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Víctor Manuel Castro Cosío.

El retorno de los “ajustes de cuentas” se da justo en el momento clave, cuando agentes de la Dirección de Seguridad Pública, Policía Preventiva y Tránsito Municipal de La Paz, pelean un aumento salarial, así como entrega de uniformes, apoyos de traslado y alimentación a puntos foráneos a donde son enviados a “comisión”; además de la reinstalación del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM) y la puesta en marcha del Sistema de Desarrollo Policial, entre otras demandas.

En los últimos días, los policías municipales habían tenido paros escalonados, como una medida de presión para recibir respuesta a un pliego petitorio entregado al director de esa corporación, Noé López Ramírez, y a la alcaldesa de La Paz, Esthela Ponce Beltrán.

Durante un recorrido efectuado por la Dirección de Seguridad Pública, la edil expuso a los policías que actualmente gestiona recursos en las secretarías de Gobernación y en la de Hacienda y Crédito Público, para obtener apoyos extraordinarios a programas y un mejor desempeño de los agentes.

Mientras eso sucede, los ciudadanos pagan los platos rotos de la violencia, y tienen que vivir en la incertidumbre sobre situaciones como el atentado armado del fraccionamiento Las Américas.
“El Kike”, toda una fichita

Christian Enrique Romero Altamirano “El Kike” resultó ser una verdadera fichita.

balacera 5Datos recabados por Investigaciones ZETA indican que el narcomenudista de 24 años fue detenido el 1 de mayo de 2009 por agentes de la Dirección de Seguridad Pública, Policía Preventiva y Tránsito Municipal de La Paz, cuando pretendía robarse un equipo de sonido de un automóvil de color gris, Nissan Sentra, modelo 1994.

Radicado entonces en la colonia Agua Escondida, perpetró el atraco en las calles 16 de Septiembre y Belisario Domínguez, Colonia Centro de La Paz, y fue detenido en posesión de un estéreo Supersonic y un adaptador MP.

Un año después, el 6 de mayo de 2010, “El Kike” fue detenido, solo que esa vez acompañado de Ricardo Alberto Esparza Soto, acusado del delito de robo de un estéreo y daños a un vehículo.

La Policía Municipal lo interceptó en un recorrido de vigilancia sobre el Bordo de Contención  y San José de Comondú, Colonia de Bellavista en La Paz, cuando corría y observaron a una persona que a lo lejos gritaba “agárrenlo, me acaba de robar mi estéreo”.

De inmediato los oficiales iniciaron operativo y lograron detenerlo, cuando intentó subirse a un vehículo de color blanco y pretendía darse a la fuga.

El cómplice lo esperaba en la unidad de color blanco, marca Toyota modelo 1988. Los dos fueron capturados en posesión de un estéreo Pioneer, así como un estuche de plástico de color gris con la leyenda Panasonic, el cual portaba la carátula.

El afectado, de nombre Raúl Cota, de 51 años de edad, dijo haber observado a “El Kike” robarse su estéreo y salir corriendo tras quebrar el vidrio de un vehículo Volkswagen Jetta color verde.

Ya con domicilio en el fraccionamiento Las Américas, y una vez revisada la unidad en que Romero Altamirano fue detenido, los policías encontraron en la cajuela del carro 20 cuadernos, ocho tapones para ring marca Nissan, un amplificador con bocina integrada, un estéreo Kenwood, una pantalla marca Pyle, una bocina Alpine, una carátula de estéreo JVC y un extintor de color rojo.

(SEMANARIO ZETA/ junio 5, 2013/

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