miércoles, 28 de diciembre de 2011

PORTAR ARMAS EN EU ES MAS FÁCIL, HASTA PARA CRIMINALES


The New York Times

Nueva York– Hace dos años un domingo en la mañana Alan Simons estaba paseando en bicicleta con su familia en Asheville, Carolina del Norte, cuando un hombre que iba en una camioneta deportiva súbitamente se le pegó y empezó a reprenderlo por ir por la carretera.

Simons, quien llevaba a su hijo de cuatro años sentado detrás de él, bajó la velocidad hasta detenerse. El chofer, Charles Diez, un bombero de Asheville, también frenó. Cuando Simons se acercó caminando, se encontró a sí mismo viendo el cañón de una pistola.

“Siga y le disparo”, dijo Diez, según Simons. “Voy a matarlo”.

Simons dio media vuelta para retirarse pero escuchó un estallido ensordecedor. Le había pasado una bala rozando a un lado de su casco.

Diez era una de las más de 240 mil personas que en Carolina del Norte poseen permiso para portar armas ocultas. Eventualmente Diez, quien entonces tenía 42 años, se declaró culpable de agresión con arma mortal con intención de matar.

Alrededor del país, resulta más fácil que nunca portar una pistola de mano en público. Animados por los cabildeadores a favor de las armas, en la actualidad la mayoría de los estados, incluido Carolina del Norte, sólamente requieren una revisión básica de los antecedentes, y quizá una clase sobre seguridad, para otorgar permisos…. Incluso a criminales.

En estado tras estado, están permitiéndose pistolas en lugares que alguna vez estaban excluidos, como bares, instalaciones universitarias y centros de culto. Y los defensores de los derechos a portar armas desean ampliar aún más el mapa, presionado para que se aprueben leyes que exigirían que los estados reconozcan los permisos para portar armas ocultas otorgados por otras entidades. El mes pasado el Congreso aprobó la iniciativa; se espera que el Senado lo analice el año próximo.

El argumento fundamental de dicho movimiento es que los poseedores de los permisos son ciudadanos que acatan la ley que deben poder portar pistolas en público a efecto de protegerse a sí mismos.

A fin de evaluar dicha aseveración, The New York Time examinó el programa de permisos de Carolina del Norte, uno de los cada vez menos estados donde continúan siendo públicas las identidades de los poseedores de permisos. La revisión, que abarcó los últimos cinco años, ofrece un raro y detallado vistazo a la forma en que se ha desarrollado en una entidad la liberalizada ley de armas ocultas.

En el lapso de cinco años más de 2 mil 400 poseedores de permisos fueron declarados culpables de delitos mayores o menores, excluyendo delitos relacionados con el tráfico, determinó el Times al comparar las bases de datos de recientes casos de juzgados penales y poseedores de licencias. Aunque dicha cifra representa un porcentaje menor de quienes poseen permisos, más de 200 fueron condenados por felonías, incluyendo un mínimo de 10 que cometieron homicidios u homicidios sin premeditación. Sólo dos de los homicidas no utilizaron pistola.

Entre ellos se encuentra Bobby Ray Bordeaux Jr., quien contaba con permiso para portar pistola oculta a pesar de antecedentes de alcoholismo, depresión mayor e intentos de suicidios. En el 2008, baleó a dos hombres con un revólver calibre 22, matando a uno de ellos, durante una riña en el exterior de un bar.

Más de 200 poseedores de permisos también fueron condenados por delitos mayores o menores relacionados con pistolas o armas, incluyendo aproximadamente 60 que cometieron agresiones asociadas con armas.

Además, casi 900 poseedores de permisos fueron declararon culpables por manejar borrachos, circunstancia potencialmente volátil dado el vínculo entre tomar licor y la violencia.

La revisión despierta asimismo inquietudes en torno a lo bien que los funcionarios gubernamentales vigilan el proceso de permisos. En cerca de la mitad de las condenas por felonía, las autoridades no revocaron ni suspendieron el permiso del poseedor, incluyendo casos de homicidio, violación y secuestro.

Creciente tendencia nacional
Las leyes de portación de armas varían en el país, pero en la mayoría de los estados, la gente no necesita licencia para tener armas en casa. A pesar de que algunas entidades permiten que se porten pistolas en público a plena vista, los defensores de los derechos a las armas se han concentrado básicamente en ampliar el derecho a portar pistolas de mano ocultas.

El movimiento nacional para mayores leyes de armas escondidas comenzó en serio en 1987, cuando Florida instituyó un trámite de permisos en el cual los agentes de policía tienen que otorgar los permisos siempre y cuando los solicitantes cumplan ciertos requisitos legales básicos.

Las autoridades de tales estados niegan permisos a ciertos solicitantes, como los delincuentes mayores convictos o personas que han sido enviadas involuntariamente a una institución de salud mental, a menos que sus derechos a portar armas hayan sido restaurados.

Hoy en día, 39 estados cuentan con este proceso de permisos o no exigen ningún permiso para portar pistola de mano oculta.

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