Astillero
Copete que cae
EPN: control de olvidos
Los pesos de AMLO
¿Balas federales en Ayotzinapa?
Julio Hernández López
BASÍLICA DE GUADALUPE. El presidente Felipe Calderon, con su
esposa e hijos, asistió como invitado a la misa que oficia el cardenal Norberto
Rivera, con motivo de la Jornada por la PazFoto Cristina
Rodríguez
Ayer comenzó el proceso de saturación en busca de votos. En los
medios electrónicos el bombardeo de mensajes electorales irá generando hartazgo
conforme pasen los días y en las plazas y foros partidistas los discursos,
cargados de ofertas y promesas propias, y de descalificaciones al adversario,
irán restando sensibilidad al público que en julio venidero sufragará, e incluso
podría estar tan cansado del parloteo que llegara a ver como un descanso la hora
de las urnas y tuviera mermada capacidad de reacción ante escenarios negativos
que en un contexto menos cargado le llamarían a la protesta.
Tan mal espectáculo se está montando que incluso la presunta estrella
principal de la competencia, el atildado priísta Enrique Peña Nieto, se presenta
sólo de manera programada y bajo control a escenarios en vivo o que pudieran
resultar reñidos e interesantes.
Poseedor de indicios aplastantes de
popularidad, según las siempre manipulables casas de encuestas bajo encargo, el
ex gobernador del Estado de México ha caído en una pronunciada curva
descendente, al menos en términos de respetabilidad intelectual y política, a
partir del error de la FIL, cuando tropezó y se enredó grotescamente al tratar
de aparentar que lee algo más que el apuntador óptico, llamado telepromter, a la
hora de los discursos oficiales o la grabación de propaganda para
televisión.
Luego de fallar en la adivinación del salario mínimo y los precios de
diversos artículos de consumo popular (
no soy la señora de la casa, fue la memorable respuesta dada en momentos de angustia), quiso componer figura en el discurso de formalización de su candidatura única cuando, aparte de usar con poco pudor político la figura de Luis Donaldo Colosio, pretendió practicar una jugada maestra de contrapropaganda al asumir que había olvidado algún detalle literario menor, pero no olvidaba los múltiples agravios que vive la Nación, como si el PRI no fuera corresponsable de que el calderonismo electoralmente fraudulento se hubiera instalado en el poder y como si los primeros años del actual sexenio el tricolor no presumiera de estar
cogobernandocon el de blanco y azul.
El otro candidato formalmente definido, Andrés Manuel López Obrador, está
realizando la difícil suerte de ir fortaleciendo la unidad de fachada de las
izquierdasal mismo tiempo que, en pago de ese realineación de fuerzas dispersas o confrontadas (los Chuchos, el mayor ejemplo) va abriendo la puerta para reproducir escenarios de traiciones anunciadas y distorsiones previsibles, como la de 2006 en que el voto abundante en favor del tabasqueño terminó sirviendo de apoyo a las candidaturas de Nueva Izquierda que así acabó siendo la banda realmente ganadora de aquel esfuerzo popular.
Hoy, en aras de esas fotos de reconciliación, los sabidos riesgos se asumen
gozosamente, fundido todo en el perol de lo electoral como máxima aspiración, y
aderezado con la fórmula de temporada conocida como República Amorosa.
Así fue
posible que ayer se realizaran actos de proselitismo apenas formalmente bajo
contención (para no violentar las aberrantes restricciones que impone la ley
electoral) en los que compartieron templete quienes largamente habían sido una
suerte de hermanos divididos, tanto los Chuchos que van por una importante
porción de las candidaturas a diputados, senadores y, en especial, a la jefatura
del gobierno capitalino a la que apuntan a Carlos Navarrete, como el
lopezobradorismo moreno, el PT y la ex Convergencia.
Por cierto, AMLO no pudo
evadir el embrujo de los equívocos en público, pues a pesar de haber sido
titular del GDF y residir en la capital del país, mencionó que el costo del
boleto del Metro es de dos pesos.
El intento de corrección también resultó
descuadrado, pues arguyó que había citado esa cifra porque tal era la que regía
cuando él gobernaba la capital, ni más ni menos que un sexenio atrás.
Los panistas, por su parte... Bueno, de ellos y sus campañas desesperadas se
hablará aquí en el curso de esta semana.
Astillas
El escándalo y la indignación que provocaron los incidentes de
Chilpancingo, en que dos estudiantes cayeron muertos, no se han visto atenuados
mediante indagaciones rápidas y precisas que ayuden a ubicar de dónde surgieron
las órdenes de disparar contra normalistas en protesta ni cuáles habrían sido
las razones que motivaron ese desproporcionado ataque.
En esa extraña zona de
convergencia de intereses silenciosos o silenciados han prosperado diversas
versiones, pero la más insistente ha apuntado a la responsabilidad de fuerzas
federales, sin que hasta ayer hubiera algo más que rumores. Pero ha aparecido en
escena el funcionario del gobierno guerrerense que tuvo información de primera
mano de ese asunto, Alberto López Rosas, quien luego fue removido de la
procuraduría estatal de justicia por órdenes del gobernador Ángel Aguirre
Rivero.
El exprocurador López Rosas ha asegurado que los disparos mortales
provinieron de policías federales y ha aportado presuntas pruebas videográficas
y periciales al respecto.
Con esas revelaciones, el exfuncionario se coloca en
un doble riesgo, pues por un lado es previsible el enojo de los agentes y los
mandos de esa corporación nacional, pero también pareciera romper con el esquema
de presunto control de daños que instauró el denso Aguirre Rivero al despedir a
tres de sus principales colaboradores casi a título de chivos expiatorios y al
asumir, de una manera hasta ahora inexplicable, una suerte de aceptación por
decreto de que las culpas han de quedar en el ámbito local.
El comportamiento
del gobernador
aliancistale ha generado reacciones adversas, como la que, por ejemplo, ayer le obligó a dejar un paseo festivo para no toparse con estudiantes de Ayotzinapa que le exigen justicia por lo acontecido en Chilpancingo... Y, mientras Calderón ha ido a misa a la Basílica de Guadalupe para escuchar a Norberto Rivera celebrar la
sana separaciónEstado-Iglesia, ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio
Astillero
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