MÉXICO,
D.F. (apro).- Esta región de Michoacán no pudo tener nombre más
propicio para estos tiempos de violencia. Desde principios de este año
los habitantes de los municipios de la zona de Tierra Caliente
—Apatzingán, Buenavista Tomatlán, Tepalcatepec y Coalcomán— se rebelaron
contra el gobierno de opresión que desde hace años venía ejerciendo el
crimen organizado cobrando no sólo impuestos sino aplicando una versión
moderna del derecho de pernada cobrándose con las mujeres de campesinos,
comerciantes, productores de aguacate y limón, cuando estos se negaban a
pagar la cuota de extorsión.
Como una expresión del hartazgo los
habitantes de estos municipios se organizaron en grupos de autodefensa
ciudadana emulando a las policías comunitarias que desde hace años
vienen funcionando en zonas indígenas de Michoacán y Guerrero. Pero a
diferencias de estas, los grupos de autodefensa lucieron de inmediato
armas de alto poder, similares a las de las bandas del crimen
organizado, equipos de comunicación sofisticados, camionetas todo
terreno y recursos para mantenerse por tiempo indefinido que ya hubieran
querido las policías comunitarias.
La gobernabilidad y la
estabilidad social en Michoacán se vienen sosteniendo con alfileres
desde hace un tiempo. La deuda millonaria del gobierno ha impedido que
los programas sociales funcionen plenamente, la inseguridad y la
violencia permea en todos los municipios, los movimientos magisteriales y
normalistas rompen los ciclos de la educación básica y las bandas del
crimen organizado se han adueñado de buena parte del territorio.
De
acuerdo con información del gobierno estatal cada año se cometen 35 mil
delitos del fuero común, la entidad se la disputan tres grupos (Los
Caballeros Templarios, La Familia Michoacana y el cártel de Jalisco
Nueva Generación), en 43 municipios hay grupos de autodefensa ciudadana,
policías comunitarias, rondas comunitarias y en otros 50 guardias
blancas.
Todos estos grupos de autodefensa y bandas de
delincuentes cuentan con armas de alto poder que en cualquier momento
pueden usarlas a pesar de que el gobierno federal ha hecho intentos de
desarmarlos y ha enviado a 8 mil policías y soldados como parte de un
operativo de recuperación del estado.
Tierra Caliente es la
región más emblemática de la pérdida de gobierno ante el crimen
organizado. A pesar de la permanencia de las fuerzas policiales y
castrenses, hasta ahora no se han desarticulado ninguna de las bandas
que siguen ejerciendo el gran negocio del narcotráfico, extorsión,
secuestro, piratería, venta de autos, etcétera, estimado en casi mil
millones de pesos anualmente.
El dominio de las tres bandas
criminales se mantiene intacto a pesar del incremento de las tropas y
grupos de policías, y la muestra más clara fue el enfrentamiento de hace
unos día en Apatzingán entre grupos de autodefensa ciudadanos y bandas
criminales, ciudad que en la región conocen como la casa de Los
Templarios. Además ninguno de los líderes de estos grupos ha sido tocado
en su fuero construido a sangre y fuego.
El secretario de
Gobernación, Miguel Osorio Chong, declaró recientemente que están
“recuperando territorio” en Michoacán, mientras que el gobernador Fausto
Vallejo Figueroa, hace esfuerzos por mantener la gobernabilidad del
estado tras su regreso de varios meses por una enfermedad anunciado que
invertirán en obras sociales en los municipios donde surgieron los
grupos de autodefensa ciudadana para también recuperarlos.
Gobernabilidad y territorio, dos de los elementos esenciales del Estado
de derecho, están ausentes en Michoacán y esto conlleva a la
inestabilidad y a la ingobernabilidad.
Si se desata la violencia
en esta entidad los costos serían altísimos sobre todo para el gobierno
de Enrique Peña Nieto, que en su primer año ya sufre un desgaste
político por el golpeteo del Pacto por México y los miles de muertos que
se siguen registrando por la guerra contra el narcotráfico que ya lleva
ocho años consecutivos.
Twitter: @GilOlmos
/6 de noviembre de 2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario