
Beatriz Pereyra
MÉXICO, D.F. (Proceso).- El juez Tercero de Distrito de Procesos Penales
Federales en el Distrito Federal, Ricardo Delgado Quiroz, dictó auto de formal
prisión al entrenador de atletismo Miguel Ángel Sánchez como presunto
responsable del delito de pederastia agravada en contra de un atleta de 14 años,
quien declaró haber sido víctima de una agresión sexual el pasado 31 de mayo en
el interior de la habitación que Sánchez tenía asignada en las instalaciones
deportivas del Comité Olímpico Mexicano (COM).
Los elementos que el juez consideró para su resolución son: el testimonio del
menor y el de su madre –cuyos nombres se omiten en este texto–, así como la
declaración ministerial y preparatoria de Sánchez, quien negó las acusaciones y
refirió que el joven le dijo que debería entregar 100 mil pesos a la persona que
él le indicara, o de lo contrario lo acusaría de violación.
De acuerdo con la declaración que el menor rindió la madrugada del 1 de junio
ante el Ministerio Público y por la cual se inició la indagatoria
FDS/FDS-1/T1/00215/12-05, el 31 de mayo, cuando terminó de entrenar a las 18:00
horas, le pidió permiso a Sánchez para quedarse a cenar en el comedor del
COM.
El profesor le dijo que sí, y que se fuera a bañar a su cuarto y descansara
mientras él terminaba de entrenar a otros atletas. Cuando llegó a la habitación
“como media hora después” le preguntó cómo seguía de la lesión de la que se
había estado quejando, y se ofreció a darle un masaje, lo que, dijo el muchacho,
no se le hizo raro porque es algo que acostumbraba hacer.
El menor dijo que Sánchez le pidió que se quitara la ropa; ya estando desnudo
le dio pena y se cubrió el pene con su playera, pero el profesor le dijo que se
la quitara. Luego lo tapó con una cobija, le puso la playera en la cara y le
dijo que se durmiera. Después, con su consentimiento, apagó la luz y continuó
con el masaje.
“Todo lo sentía normal hasta que de repente le comenzó a tocar los testículos
y el pene y le preguntó que si había tenido muchos sueños húmedos y no le
contestó; y luego sintió cómo el profesor ponía su barba en su pene y sintió
cómo empezó a lamer y lo único que pudo hacer es decirle que le estaba hablando
por teléfono su mamá mientras el profesor seguía lamiendo y esto duró como un
minuto; como le dijo que le habló su mamá, el profesor se espantó y lo dejó.
“El profesor se metió al baño y aprovechó para vestirse. Cuando salió le dio
una playera, unos calcetines y 700 pesos ‘para que gastes en lo que quieras’.
Cuando trató de salir de la suite ésta tenía seguro, el profesor abrió y le dijo
‘nos vemos el lunes’ y en ese momento lo tomó de sus brazos y se acercó como
para darle un beso en la boca, pero como se hizo a un lado ya no se acercó y
salió de la suite y en ese momento iba llegando su mamá acompañada de los
policías que cuidan el comité”.
Testimonios
El 2 de junio, cuando el menor fue interrogado por el Ministerio Público de
la Federación, precisó que se comunicó con su mamá a las 19:30 horas. Prosiguió
su relato: “En cuanto sentí su boca en mi pene busqué mi celular que estaba a un
lado de mí, lo manipulé para fingir que alguien me llamaba y así le dije que me
estaban llamando, y cuando me preguntó quién era le dije que un amigo y el señor
quiso ver mi celular y yo no se lo permití”.
Por su parte, la mamá del menor declaró que a las 19:00 horas recibió una
llamada de su hijo en su teléfono celular y que le dijo “vente al comité porque
me está violando el profesor”. La señora refirió que se encontraba en una tienda
por el rumbo de Satélite, que llegó en 20 minutos al COM y que a la oficial que
está en el torniquete de la entrada le explicó lo que sucedía; ella le permitió
el acceso y las dos se dirigieron a la habitación 11.
Al llegar vio que su hijo salía de ese cuarto y detrás de él iba el profesor.
Añadió que llegaron otros elementos de seguridad del COM, quienes les pidieron
pasar a las oficinas administrativas, donde esperó 30 minutos en lo que llegaba
la policía. Luego, ella, su hermana, el niño y Sánchez fueron trasladados en la
misma patrulla a la agencia del Ministerio Público para denunciar el delito de
abuso sexual.
El 2 de junio Miguel Ángel Sánchez declaró que el 31 de mayo, entre las 18:00
y 18:30 horas, su alumno se quejó de una lesión en el lado derecho de la cadera.
Dijo que por esta razón lo mandó al servicio médico, pero el menor regresó con
una bolsa de hielo porque no había terapistas. Entonces el niño le pidió las
llaves de su cuarto para bañarse y él accedió a prestárselas.
Después, fue a la habitación y el niño le dijo que aún tenía molestias, por
lo que le dio una pastilla y masaje con una pomada. Sánchez declaró que la
puerta siempre estuvo entreabierta y que “en cierto momento de la terapia el
joven me dice que una vez que salgamos me va a indicar con quién debía ponerme
de acuerdo para hacerle entrega de 100 mil pesos, o de lo contrario diría que lo
violé, a lo cual yo le dije que podía decir lo que quisiera, a ver quién se lo
creía; unos minutos después me ofrece disculpas por lo anterior”.
Sánchez también dijo que el menor le pidió mil pesos prestados para ir a
Cuernavaca, pero que él sólo le dio 600. Luego, llegó una de sus atletas (Erandi
Uribe); entonces el niño se vistió –pues estaba en trusa y playera– y los tres
salieron juntos de la habitación.
“Al salir, Erandi me indica que se adelanta al estacionamiento porque ya
tiene que retirarse; nosotros avanzamos por el pasillo y fue cuando nos
encontramos al grupo de seguridad en compañía de la mamá del niño”.
El profesor declaró que todos fueron a la oficina de la dirección del COM, a
donde llegó un grupo de familiares del atleta y que uno de ellos, un joven de
unos 20 años a quien no conoce, lo golpeó en la cara y en la cabeza, lo que le
provocó algunas lesiones. Sobre este asunto, en el reporte de los elementos de
seguridad del COM se menciona que el menor señaló a esa persona como su tío,
mientras que la madre del menor en su declaración ministerial manifestó que no
conocía a la persona que golpeó a Sánchez.
Posteriormente, en su declaración preparatoria del 3 de junio último, ya
internado en el Reclusorio Norte, Sánchez dijo que era mentira que la puerta
estuviera cerrada con seguro y que estaba apagada la luz. También expuso que
además de Erandi Uribe estuvieron en el cuarto otros atletas, a quienes
identificó como Jesús Mario Olvera, Cristo Fernando Cuamatzin y un menor de edad
cuyo nombre se omite y al que se le identifica aquí como “A”.
Estos jóvenes, además de otros dos atletas menores de edad –“B” y “C”–
rindieron su testimonio el pasado 5 de junio.
El abogado de Sánchez presentó
como pruebas 14 cartas manuscritas y un video en los que algunos atletas y sus
padres dan cuenta de la calidad moral y buena conducta del entrenador.
También mostró los reportes por escrito de los hechos que ocurrieron aquel
día redactados por el jefe de seguridad interna del COM, Pablo Rodríguez, y del
vigilante José Cenovio Herrera, de la Secretaría de Seguridad Ciudadana del
Estado de México, agrupamiento que resguarda las instalaciones deportivas.
Ambos elementos consignaron que la madre del menor llegó al COM a las 19:40 y
que le pidió a la vigilante Bárbara Guevara, de la caseta 2, que la dejara pasar
porque su hijo “le estaba informando por medio de un mensaje de texto a su
celular que el profesor Miguel Ángel Sánchez lo estaba violando”.
“Inconsistencias”
En entrevista con Proceso, Andrés Sánchez, abogado del entrenador, señala que
se comete una injusticia en contra de su cliente e indica algunas de las que
considera inconsistencias en las declaraciones del menor y de su madre.
Refiere que en su primera declaración ante el Ministerio Público el joven
dijo que “se sale de la suite y le habla por teléfono a su mamá”, y que la
agresión “duró como un minuto” y que fingió que su mamá le estaba llamando.
Después, a la perito que elaboró el dictamen en psicología le dijo –y muestra el
documento–: “me lamió dos veces el pene y agarré rápido el celular y le dije que
tenía una llamada y rápido le envié mensaje a mi mamá diciéndole que se quería
pasar de listo y lo engañé diciéndole que era un amigo para que no fuera a
sospechar. Tenía miedo de que me pegara o me asfixiara y me empecé a vestir y le
dije que mi mamá me estaba esperando y sonó el celular y le dije: ‘mamá, ya voy
para afuera’ y le colgué y le dije que me tenía que ir y él se puso como
nervioso y me dijo: ‘¿ya te vas, no prefieres que te lleve a tu casa?’”.
En el mismo documento, Sánchez expone que lo declarado por la mamá del menor
ante la psicóloga es distinto a lo que señaló ante la autoridad judicial, pues
dijo que recibió varios mensajes y no una llamada.
Según la declaración de la señora referida por Sánchez, “después llegó otro
mensaje que decía ‘suite 11 por favor, por favor rápido’; después me llamó pero
no entró la llamada y después envió otro mensaje que decía ‘qué paso’”.
La señora señaló que mientras su hermana que la acompañaba llamó a seguridad
pública, ella ingresó al COM, “y cuando iba hacia la suite 11 corriendo con la
oficial, un señor nos siguió porque fue el que escuchó el interrogatorio que me
hizo la policía y dijo: ‘sí, ya lo conozco (al entrenador Sánchez); tiene fama
de que abusa de los niños y aparte es un maricón’”.
Agrega que en el expediente tampoco aparecen los resultados de un examen que
se le practicó al niño para verificar si tenía saliva en el pene, hecho en el
que, recalca, el juez no se basó para dictar el auto de formal prisión.
El 31 de mayo último el agente del Ministerio Público Francisco Javier
Rodríguez solicitó al coordinador de Servicios Periciales de la Procuraduría
General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) –autoridad que tomó vista del
asunto antes que cualquiera– que un perito realizara una serie de exámenes al
menor: integridad física y lesiones, examen andrológico y toma de muestras del
surco balano prepucial para búsqueda de células salivales.
En la averiguación previa quedó asentado que “está a la vista una muestra de
impronta del surco balano prepucial debidamente embalado y etiquetado por la
perito médico forense Martha Mendoza, muestra de la cual se da fe y se remite al
laboratorio de genética forense para su dictaminación correspondiente a efecto
de extraer el perfil genético para futuras confrontas”.
Y añade Sánchez: “Están los resultados de todo, menos de ese estudio. Hasta
hoy no sabemos dónde está ese resultado, quién tiene el documento y por qué no
aparece en el expediente. Nosotros pedimos que nos lo dieran pero nos lo
negaron”.
El abogado plantea que a Sánchez le tomaron muestras de la boca y que el
resultado del análisis fue negativo a “fosfatasa ácida prostática y a células
espermáticas”, y muestra el documento emitido por la perito Teresa Durán del
Laboratorio de Genética Forense de la PGJDF.
El juicio
El 1 de junio pasado la agente del Ministerio Público Lourdes Sánchez
adscrita a la PGJDF remitió la averiguación previa FDS/FDS-1/T1/215/12-05 al
Ministerio Público de la Federación por tratarse de un caso del fuero federal.
El entrenador fue trasladado a los separos de la Agencia Federal de
Investigación de la Procuraduría General de la República (PGR), subsede
Camarones, donde se abrió la averiguación previa
PGR/DDF/SZC/ZRI/1126/2012-06.
Esa autoridad federal determinó reclasificar el delito de abuso sexual por el
de pederastia, de acuerdo con el artículo 209 bis del Código Penal Federal.
Al decretar el auto de formal prisión, el juez Ricardo Delgado Quiroz desechó
los testimonios de los dos atletas menores de edad “B” y “C” porque la hora en
que refirieron haber terminado de entrenar y haber visto que el entrenador tenía
la puerta abierta (entre las 19:00 y 19:10 horas) y le daba masaje al atleta
presuntamente agredido fue antes de la hora señalada por el menor (19:30 horas)
como la de la agresión; también porque uno dijo haberlo visto sentado en la cama
y otro en una silla.
También desestimó el testimonio de Erandi Uribe, a quien Sánchez refirió
“como la única persona que ingresó a su habitación el día de los hechos y no
indicó que también estuvieron presentes Jesús Mario Olvera, Cristo Fernando
Cuamatzin ni el menor –identificado como “A”–; por tanto, atendiendo a la
gravedad de la imputación formulada en su contra, no es verosímil que omitiera
informar a la autoridad ministerial de la presencia de diversas personas en su
habitación para desvirtuarla”.
Los tres atletas arriba mencionados declararon que alrededor de las 19:00
horas fueron testigos de que el entrenador le daba un masaje a su compañero
menor de edad, pues ingresaron a la habitación de Sánchez para despedirse de
él.
El juez también determinó que las pruebas que ofreció el abogado sobre la
buena conducta y trayectoria profesional del encausado serán valoradas al
resolver en definitiva el asunto, toda vez que en esta etapa del proceso son
ineficaces para desvirtuar los elementos del cuerpo del delito y la probable
responsabilidad del encausado, en tanto que “los partes informativos signados
por personal de seguridad del Comité Olímpico Mexicano carecen de eficacia
probatoria toda vez que por el momento no han sido ratificados por sus
suscriptores”.
Finalmente, tampoco fue tomado en cuenta un dictamen médico elaborado por un
perito a petición de la familia del entrenador en el que se determina que no hay
indicios de que el atleta menor de edad haya sido víctima de una agresión sexual
porque, de acuerdo con el juez, “también carece de valor probatorio toda vez que
se formulan afirmaciones genéricas sobre las constancias del expediente
relacionadas con la acreditación del cuerpo del delito que únicamente
corresponden a la autoridad judicial (…) tal dictamen no aporta elementos de
convicción que justifique los conocimiento especiales que necesita el juzgador
para resolver el problema fáctico sometido”.
En el auto de formal prisión de la causal penal 53/2012-I decretado el 8 de
junio último se lee que el juez resolvió: “aproximadamente a las 19:30 horas del
31 de mayo de 2012 probablemente Miguel Ángel Sánchez Soto, en su cargo de
entrenador nacional en el COM, específicamente en la habitación número 11,
probablemente sí ejecutó actos sexuales en el cuerpo del menor de edad referido,
actos que consistieron en lamer su pene, conducta que ejecutó aprovechándose de
la confianza ante el menor ofendido derivada de la relación docente como su
profesor de atletismo y sin el consentimiento del menor (…) debe tenerse por
demostrada la probable responsabilidad penal de Miguel Ángel Sánchez Soto como
probable responsable de la comisión del delito de pederastia calificada.
Expuesto lo anterior lo procedente es decretar auto de formal prisión, pues el
delito por el que se le encuentra probable responsable está sancionado con
prisión de nueve a 18 años”.
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