Oswaldo Zavala
MÉXICO, D.F. (Proceso).- A diferencia de las apresuradas felicitaciones que
varios jefes de Estado le han dado al candidato presidencial priista Enrique
Peña Nieto –Barack Obama entre los primeros–, la mayoría de los principales
medios de Estados Unidos y Europa han emitido juicios severos contra él y contra
el regreso del partido que tuvo la Presidencia 71 años consecutivos y que,
dicen, dista de haber aprendido las lecciones del pasado.
Algunos de los análisis más críticos aparecieron en prestigiados medios
alemanes de distintas orientaciones políticas, que dos días después de los
comicios señalaron el triunfo de Peña Nieto como la restauración del poder más
corrupto y fraudulento del PRI.
“Es joven y guapo pero su partido es la encarnación del fraude y la
corrupción. A pesar de ello, el nuevo presidente de México quiere, junto con el
PRI, comenzar una nueva era democrática en el país. Se dice que el partido tiene
buenos contactos con los jefes de la droga”, así comienza el análisis del
liberal Süddeutsche Zeitung.
A su vez el semanario Die Zeit subrayó la marcada estrategia mediática que
facilitó la victoria de Peña Nieto y que, anota, “con la ayuda de los consorcios
televisivos dominantes del país oculta al verdadero Peña Nieto”.
Añade: “Éste, el verdadero, ha salido a la luz cuando, por ejemplo, con una
frialdad de médico respondió a la pregunta de la causa de la muerte de su esposa
Mónica o cuando no logró mencionar una sola obra literaria que haya marcado su
vida o cuando fue cuestionado por un grupo de estudiantes en torno a las
violaciones a los derechos humanos durante su periodo como gobernador del Estado
de México e indignado respondió que la ley estaba de su lado y él sólo había
impuesto el orden”.
En Estados Unidos el influyente diario The New York Times ha sido también
fuente de un agudo análisis de la personalidad y las estrategias políticas que
ha empleado Peña Nieto para intentar limpiar la cuestionada imagen de su
partido.
Karla Zabludovsky y Randal C. Archibold señalaron en una nota publicada en
ese periódico el lunes 2 que las “habilidades” políticas de Peña Nieto serán
sometidas a una “prueba crucial”: “Si representa los viejos hábitos del Partido
Revolucionario Institucional, marcado por su clientelismo, o una nueva, más
humilde versión, como él aseguró a los votantes durante la campaña.
“El señor Peña Nieto defiende al PRI, que fue bruscamente desechado por los
electores en 2000 en la primera elección realmente democrática aquí, terminando
con 71 años de gobierno que habían dado al país una estabilidad política y
programas sociales duraderos, pero que habían enriquecido a los amigos del
partido y reprimido a la disidencia política. El partido permeó tanto en las
filas del gobierno y sus instituciones, según han escrito los historiadores, que
su control con frecuencia se extendía a los jefes del crimen.”
La voz crítica del New York Times se manifestó incluso antes de la elección.
El columnista Alan Riding –quien fue corresponsal en México durante los setenta
y ochenta y cuya experiencia derivó en su libro de análisis sobre México Vecinos
distantes– escribió en la edición del 27 de junio que la victoria de Peña Nieto
sólo podría explicarse en un país donde la “corrupción todavía es desenfrenada,
la pobreza extendida, el crecimiento económico se ha detenido y hay una ‘guerra
contra las drogas’ que ha resultado en una impensable cifra de muertes de
alrededor de 60 mil en menos de seis años”.
“¿Se ha instalado la amnesia?”, se preguntó Riding. “¿Ha fracasado la
democracia multipartidista? ¿En verdad quiere el país dar marcha atrás al reloj?
¿O ha cambiado el PRI como fuertemente proclama?”
El activista y exsenador californiano Tom Hayden adelantó a Proceso un
artículo que publicará esta semana en la revista The Nation, en el que afirma
que “la elección probó que los dinosaurios no están extintos en la política de
México”.
“El nuevo presidente, Peña Nieto, es el más ‘mediagénico’ de los dinosaurios;
se casó con Angélica Rivera, una glamorosa estrella de telenovelas de Televisa,
el gigante de medios que cubrió la noticia como un Camelot Mexicano (en
referencia a la Casa Blanca durante la gestión de Kennedy)”, escribe Hayden. “El
margen decisivo de votos fue alcanzado por un maquillaje cosmético del
dinosaurio, para parafrasear la retórica de 2008 de (la candidata a la
vicepresidencia del Partido Republicano) Sarah Palin sobre el lápiz labial en
los cerdos”.
En una nota publicada el lunes 2, William Booth y Nick Miroff, reporteros del
diario The Washington Post, escribieron que Peña Nieto es un “enigma” para
Estados Unidos, percepción que aun sus más cercanos colaboradores
“conceden”.
Anotan: “Su partido tiene la reputación de hacer acuerdos con cárteles de la
droga y de permitir que los narcóticos avancen hacia el norte, siempre y cuando
las mafias del crimen eviten la violencia pública y los ataques a civiles. Tres
de los últimos gobernadores del PRI en el sangriento estado fronterizo de
Tamaulipas son investigados bajo sospecha de ayudar a los cárteles”.
Jo Tuckman, corresponsal del británico The Guardian, registró en la edición
del miércoles 4 las “acusaciones de la sistemática compra de votos y otras
irregularidades que han proyectado una sombra sobre la victoria todavía sin
confirmar de Enrique Peña Nieto”.
“La más notoria de las acusaciones fue que el PRI distribuyó un gran número
de tarjetas prepagadas para hacer compras en la cadena de supermercados Soriana
a cambio de votos”, publicó The Guardian, el mismo medio que confirmó los pagos
que Peña Nieto hizo a Televisa para obtener una cobertura favorable a su campaña
presidencial. “Esto al parecer se ha confirmado esta semana, cuando clientes del
supermercado se apuraron para usar sus tarjetas con valor de entre 100 y 700
pesos (…). Soriana ha negado estar involucrada en un ilícito”.
Voto barato, democracia cara
Para el semanario alemán Der Spiegel México “recuerda más a una república
bananera” en la cual los tres principales partidos políticos han incurrido en la
compra y coacción del voto. “Las trampas van desde la derecha hasta la
izquierda”, dice el reportaje firmado por Klaus Ehringfeld y publicado el jueves
5.
“El mayor escándalo es el monedero electrónico con el cual el PRI sedujo a
los electores. Reclutadores del partido abordaron poco antes de la elección a
miles de ciudadanos para prometerles monederos electrónicos con los que podrían
realizar compras en una de las cadenas de supermercados más grande del país. A
cambio los electores debían entregar una fotocopia de su credencial de elector y
después con una foto tomada desde su celular, comprobar que habían votado por el
PRI. La recompensa era una tarjeta con 100 pesos de crédito, equivalente sólo a
seis euros. Así de barato puede ser un voto en México”, señala Ehringfeld.
Y para rematar Der Spiegel resalta la gran paradoja: la de México es la
democracia más cara de América Latina.
“El Estado mexicano gastó alrededor de 13 euros (230 pesos aproximadamente)
en cada voto. Según la Fundación Internacional para Sistemas Electorales es la
democracia latinoamericana más cara. Sólo para comparar: en Argentina cada voto
cuesta 35 centavos de euro, mientras que en Brasil sólo 25 centavos.”
En torno a la acusación de compra y coacción de votos, Peña Nieto fue
confrontado durante una inquisitiva entrevista realizada por Ignacio de los
Reyes y Will Grant, de la televisora BBC Mundo, quienes le preguntaron si
metería la mano al fuego para garantizar que su partido no incurrió en la
ilegalidad durante la elección, a pesar de los videos donde se muestran
testimonios de compradores con tarjetas que dicen les fueron ofrecidas por el
PRI a cambio de su voto.
“Este tipo de juegos puede ser tan armado y orquestado por quien hace este
tipo de señalamientos”, dijo Peña Nieto ante las insistentes preguntas de los
reporteros. “Me parece que cualquier prueba que se tenga, se presente. No está
en tu servidor hacer valoración de videos que eventualmente se presenten”.
Y “El País” lo defiende…
No todos los medios fueron desfavorables para Peña Nieto en su cobertura.
Entre los pocos que ofrecieron un análisis más positivo se encuentra el
periódico español El País, que hace un balance sobre lo que dice que será el
“poder limitado” del PRI en la Presidencia con un país dividido entre las tres
principales fuerzas políticas: PRI, PAN y PRD.
“‘Somos una nueva generación. No hay regreso al pasado’, proclamó el virtual
presidente de México, Enrique Peña Nieto (…) La frase puede ser una convicción
personal, pero sobre todo es una realidad”, comienza el texto escrito por Luis
Prados y publicado en El País el lunes 2.
Prados explica: “El partido que dominó la vida de México durante 71 años y
recupera la máxima magistratura del país después de 12 años verá limitado su
poder y cualquier intento de ‘restauración autoritaria’, como temen sus
adversarios políticos, por el avance de la izquierda a nivel territorial –arrasó
en el Distrito Federal, ganó en el Estado de Morelos y arrebató Tabasco al PRI–
y en el Congreso, donde se perfila como segunda fuerza en la Cámara de
Diputados”.
Pero la mayoría de los medios de Europa y Estados Unidos no coinciden con la
lectura de un México equilibrado entre fuerzas políticas de igual influencia y,
en el mejor de los casos, el PRI aparece como un mal necesario para el país.
De hecho, como anota el periodista Paulo A. Paranagua en una entrada de blog
del periódico francés Le Monde fechada el jueves 5, para muchos mexicanos “el
PRI es sinónimo de autoritarismo y de corrupción”, por lo que creen que “el
viejo partido hegemónico estaría dispuesto a negociar con los cárteles de la
droga”.
Escribe Paranagua: “Es una idea ambivalente, una mezcla de sospecha y de
esperanza. Es alimentada por la complicidad comprobada entre los políticos y los
narcos. Pero también remite a una cierta nostalgia (…) de calma relativa que
reinó en la época en que el PRI estaba en el poder” (Con información de
Yetlaneci Alcaraz).
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