Cualquier
crisis de gobierno pasaría antes de la huida del Chapo pero ahora después de lo
ocurrido una vez más las quinielas vuelven a estar empatadas
Mucho
antes de que Guzmán decidiera que sus vacaciones -a cargo de usted y de mí- en
el penal de mínima seguridad del Altiplano ya habían sido suficientes y
mientras el presidente volaba hacia Francia y su equipo se hundía en el fracaso
de la seguridad para mantener a “El Chapo” tras las rejas la crisis del
gobierno ya estaba servida.
Existen
varios aspectos para determinar técnicamente una inobjetable razón de esta
crisis.
Uno.
Hay que cambiar la presidencia del PRI.
No se puede tener a un espécimen tan curioso y a la vez peligroso como Manlio
Fabio Beltrones, sin un destino político determinado.
Dos.
El gobierno en cualquier lugar del mundo desgasta.
Tres.
Un gobierno que se ha portado tan duro como éste, se desgasta más rápidamente.
Cuatro.
En contra de lo que la gente cree acerca de los presidentes por definición,
éstos no pueden, no deben -así lo confesó el propio Peña Nieto- tener amigos.
Por
otra parte, están los compañeros de la senda sexenal. Sin duda este presidente
ha dado las mayores cuotas de poder a los dos hombres pilares de su gabinete,
es decir, a Videgaray Caso y a Osorio Chong.
Cualquier
crisis de gobierno pasaría antes de la huida del Chapo pero ahora después de lo
ocurrido una vez más las quinielas vuelven a estar empatadas.
Suponiendo
que Peña Nieto decidiera desatar una crisis en la que respetando a sus cuates
designara a uno de los dos como posible candidato a sucederle, el marcador
estaría empatado, los problemas económicos con los problemas de seguridad.
El
dilema es que la siguiente crisis -la que está servida- ya tiene en sus
entrañas un salto generacional. Es decir, si reunimos los detalles de las
reformas, la economía, la seguridad, la política y finalmente –como la cereza
del pastel- la fuga del Chapo, queda de manifiesto que estamos viviendo un
escenario muy complicado. Sin embargo, considero que los siguientes van a ser
otra generación, es decir, que no sólo va a funcionar per se el automatismo de
los que le acompañaron para llegar a Los Pinos.
Ahora
son varias las crisis que están servidas sobre la mesa nacional.
La
política, es decir, la designación del presidente del PRI y la elección de los
doce gobernadores en 2016 -pieza fundamental de la elección del 2018-, es clave
para Peña Nieto y para el resto de los mexicanos ya que la crisis política es
muy profunda y si no se controla la hemorragia, las consecuencias pueden ser
terribles.
Los
tiempos se fueron, ahora sólo queda hacer lo que se pueda, sabiendo que cada
día se puede hacer menos, lo cual ocurre por una razón: porque ahora ya son más
los jugadores en el tablero.
(REPORTE
INDIGO/ ANTONIO NAVALÓN/ PUNTOSOSBRELASÍES/ Lunes 20 de julio de 2015)
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