Cayetano Osuna
Había zarpado hacia
Mazatlán con parte de la carga destinada a las Islas Marías
San Andrés se llamaba el B/M que tanto la Capitanía de
Puerto como la Cuarta Zona Naval presumen, y que habría naufragado desde antes
del jueves 17 de enero cerca de las Islas Marías, Nayarit, y que hasta el
cierre de esta edición había arrojado los restos mortales (junto a los
presuntos vestigios del barco) de tres supuestos tripulantes, de los seis
trabajadores del mar que se embarcaron el 15 de enero.
“Imploramos investigación de fondo; naufragio barco
San Andrés”, clamaba una pancarta que portaba una de las familiares de los
tripulantes desaparecidos, durante la manifestación realizada el jueves 24 de
enero desde la Congeladora JR, que atracó provisionalmente en la Cuarta Zona
Naval, para desembocar en busca de solidaridad con los inquilinos del Palacio
Municipal del puerto.
Esta consigna se sostenía por sí misma en diversas
circunstancias que hacen sospechar en el “mar de fondo” que habría convertido
el membrete B/M San Andrés, por el fatídico encabezamiento del barco de la
muerte.
La querella MZTL/ARD/204/2013/D (a la que Ríodoce tuvo
acceso), interpuesta por las familias damnificadas ante la Agencia del
Ministerio Público del Fuero Común adscrito al Área Receptora de Denuncias de
la Subprocuraduría Regional de Justicia Zona Sur, dice textualmente: “El señor
César Gutiérrez (propietario del cargamento del San Andrés) nos informó que el
barco había zarpado a las 04:00 horas del muelle de Islas Marías con destino a
este puerto de Mazatlán, él también nos dijo que salió de ese muelle con una
parte de la carga y que estaba extrañado el por qué de ello”.
La queja va enderezada contra quien resulte
responsable por la comisión de los delitos de él o los que resulten
responsables en perjuicio de los tripulantes Santiago Acosta Sánchez, Luis Noel
Torres Medina, Javier Robles Rangel, Mario Bonilla Galindo, Porfirio Ramírez
Jiménez y Mario García Osuna.
Otra de las cartulinas era una acusación contundente
contra la Distribuidora de Hielo y Agua S.A. de C.V.: “Responsabilizamos a la
empresa JR del naufragio del barco San Andrés.
La denuncia arriba mencionada, dice: “Al señor César
le extrañó mucho que porqué Noé Gómez ocultó la información de la desaparición
del barco donde viajaba mi esposo tanto a las autoridades marítimas como a
nosotros como familiares”.
Cecilia Robles Moreno, esposa de Luis Noel Torres
Medina, de 50 años de edad, motorista del barco San Andrés, en la marcha de las
familias desesperadas por la desaparición de los tripulantes, enarbolaba una
cartulina ante las puertas enrejadas de la empresa JR: “Pedimos justicia,
queremos responsables”.
La zozobra
El martes 15 de enero de 2013, aproximadamente a las
17:30 horas, en el puerto de Mazatlán, seis mazatlecos abordaron, en el muelle
de la Congeladora JR (Juárez Ramos) y/o Distribuidora de Hielo y Agua S.A. de
C.V., propiedad de Miguel Ángel Juárez Ramos, el B/M San Andrés, un barco
carguero color blanco combinado con azul, con destino a las Islas Marías,
situadas en el Océano Pacífico.
El barco San Andrés, llevaba un cargamento de
materiales para construcción que constaba de aproximadamente 60 toneladas de
cemento, un arsenal de galones con agua, bloques de concreto y varilla.
Dos vehículos motores, al parecer una camioneta y un
automóvil de modelo reciente completaban la carga perteneciente a un tal César
Gutiérrez.
El regreso de la nave hacia Mazatlán estaba programado
para el jueves 17 de enero del año en curso, aproximadamente a las 16:00 horas,
pues serían alrededor de doce horas de navegación desde las Islas Marías.
Las familias de los marinos esperaban ansiosas su
regreso, pero el barco nunca atracó con su tripulación; angustiadas
investigaron con Noé Gómez, encargado del personal de la empresa JR, qué pasaba
con el barco San Andrés.
El sábado 19 de enero, serían las 9:00 horas, Noé
Gómez dijo a los desesperados familiares: “Están por entrar, en cuanto los vea
que entren yo les mando un mensaje”.
Con la zozobra a cuestas, las familias esperaron hasta
las 13:00 horas que Noé Gómez se reportara con alguna novedad, pero respondió
con un silencio de cementerio.
Mandaron un mensaje al celular de Noé Gómez,
suplicando que diera razones de los tripulantes del San Andrés, y el jefe de
personal de la JR responde a las 14:54 horas: “Estamos en espera ya que no
contestan los radios; avisé a la Marina, ya ellos están viendo qué está
pasando”.
El mismo sábado 19, en la tarde, la desesperación de
las familias crecía al ritmo del tic-tac del reloj y hablan con César
Gutiérrez, propietario del cargamento, quien informa que el barco San Andrés
había zarpado a las 04:00 horas del muelle de Islas Marías con destino a este
puerto de Mazatlán.
César Gutiérrez agregó que el B/M San Andrés salió de
ese muelle con una parte de la carga y que estaba extrañado el porqué de ello,
que esperaron todo el jueves 17 de enero para que arribara el barco sin novedad
a Mazatlán, pero nunca llegó.
Fue hasta la mañana del viernes 18 de enero cuando los
responsables de la flota de la empresa JR dieron aviso a la Capitanía de
Puerto, manteniendo en la total desinformación a las familias de los tripulantes
del San Andrés.
El sábado 19 de enero los familiares de los marineros
se dieron cuenta de lo que estaba pasando, acudieron a los medios de
comunicación electrónicos y escritos en busca de ayuda, preguntaron tanto a la
Capitanía de Puerto como a la Cuarta Zona Militar Naval, para que los ayudaran
a encontrar a los tripulantes.
En ese escenario, a César Gutiérrez le había extrañado
mucho que porqué Noé Gómez había ocultado la información de la desaparición del
B/M San Andrés, tanto a las autoridades marítimas como a los familiares de los
marineros.
Las familias afectadas estaban extrañadas por el
sigilo del personal de la empresa JR, el afán de ocultar información de la que
dependía la vida de la tripulación, porque implicaba un día de búsqueda en la inmensidad
del mar.
El “gato encerrado” consistía en que el barco en el
que se encontraban laborando los marineros, no contaba con dispositivos y
aditamentos de seguridad, chalecos salvavidas, lanchas, extinguidores de fuego,
GPS (Global Positioning System: sistema de posicionamiento global), ni lanza
señales.
E igualmente no cumplía con los lineamientos de
seguridad que la ley marca y que Capitanía de Puerto debe exigir a las
embarcaciones.
Cuando los familiares de los marineros preguntaron a
Noé Gómez si los tripulantes estaban asegurados, respondió que el barco San
Andrés y el cargamento sí estaban asegurados, pero los trabajadores no tenían
seguro de vida.
El otro
naufragio
Según las autoridades marítimas y terrestres que desde
la semana pasada han naufragado en un mar de confusiones y contradicciones
burocráticas que han agravado la incertidumbre de los familiares de la
tripulación del barco “San Andrés”, los tripulantes que han sido encontrados e
identificados son tres:
— Mario Bonilla Galindo, ayudante de motorista.
— Porfirio Ramírez Jiménez, cocinero.
— Santiago Acosta Sánchez, marinero.
Desaparecidos:
— Luis Noel Torres Medina, motorista.
— Mario García Osuna, capitán.
— Javier Robles Rangel, marinero.
(RIODOCE.COM.MX/
Cayetano Osuna / Martes 29 de enero de
2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario