Fotos: Internet
“Aquellos Tiempos” se llama
el salón con ventanales desde donde se ve, como si fuera pantalla de
televisión, parte del enorme sur tijuanense. Algunas tienen hermosas persianas
con gruesas hojas de madera. Está en el segundo piso del monumental hotel
“Camino Real”. Su alfombra gris perla y las paredes de color pastel lo reciben
a uno como si la tranquilidad lo abrazara suavemente. Elegancia sin
extravagancia. Las lámparas en forma de concha a media pared, como en los años
cuarenta, iluminan suavemente el ambiente. Allí quedé petrificado por unos
instantes. Fue el año pasado cuando no mas de veinte tijuanenses fuimos
invitados a cenar por nuestra Secretaria de Relaciones Exteriores, Doña Rosario
Green. Nada de funcionarios salvo sus inmediatos colaboradores. Y escribo lo de
petrificado, porque me asignaron sentarme precisamente al lado derecho de la
anfitriona.
Negro era su vestido. De
cuello en “v”. Un fino cinturoncillo de charol y el infaltable tacón alto que
acentuaba su espigada figura. Su bolsa no nada más era el complemento sino el
sinónimo del buen vestir y el conducir tan de dama como diplomática. Una fina
cadena colgaba de su cuello con un topacio exquisitamente montado. Discretos
aretes hacían juego. Me llamó muchísimo la atención, teniéndola tan cerca, el
anillo en su meñique derecho: Una diminuta cabeza de borrego cimarrón
excelentemente labrada. El brioso animal, sinónimo de intrepidez. Ágil,
normalmente tiende a remontar alturas. A valerse por sí solo. Es un bello
ejemplar donde quiera que y como se le vea. Son muy pocos los que hay y esos
pocos están en las sierras bajacalifornianas.
Aquella noche Doña Rosario
dejó impresionados a banqueros, empresarios e industriales. Primero abrió la
puerta para que la cena se convirtiera en diálogo, no sin antes romper el hielo
con dos que tres bromas sanas o anécdotas políticas picantes. Y sin periodistas
al atisbo la señora Green puso una mano en mi hombro diciendo más o menos,
“confiamos en la ética de nuestro amigo para que nada de lo que aquí hablemos
se publique porque es una cena de amigos”. Y así tuvo referencias increíbles a
su oficina, a otros miembros del gabinete y, en fin, expresiones que lejos de
escandalizar por lo desusado, ilustraron y orientaron. Luego hubo muchas preguntas
y cuando menos esperábamos la Embajadora tenía en sus manos la batuta
conduciéndonos en “Aquellos Tiempos”. Recuerdo que me pidió opinar sobre el
narcotráfico, sus consecuencias en la frontera y el rol que jugaba Estados
Unidos.
Correspondí a la franqueza de
Doña Rosario igual que los demás invitados.
No veo la posibilidad que la
señora Green regrese a Tijuana y se repita aquella cena. Pero si se diera el
caso y me volvieran a sentar a su lado, consciente de su amabilidad, le
comentaría algo que a los miembros de la Sociedad de Periodistas A.C. nos tiene
preocupados:
El 18 de enero reciente
publiqué en este mismo espacio: Jaime, Gabriel e Ismael Gutiérrez González son
los autores intelectuales en el asesinato de un periodista: Benjamín Flores,
Director de La Prensa en San Luis Río Colorado, Sonora. Un inexperto sicario y
seguramente vicioso le disparó por la espalda. Bajaba de su camioneta para
entrar a las oficinas del diario. De 38 disparos con ametralladora le asestó
ocho. Cuando la víctima agonizaba, el matón se dio el lujo de cruzar la calle
ni siquiera corriendo, regresó al auto que lo transportó. Dejó el arma, pidió y
le dieron dos pistolas. Volvió hasta donde estaba sangrando Benjamín. Apuntó a
su cabeza y lo remató sin misericordia.
El mismo 18 de enero informé
que Jaime González estaba en la prisión cuando asesinaron a Benjamín. Purgaba
sentencia por matar a un policía y distribuir cocaína. Lo capturó el Ejército
transportando 300 kilos de mariguana en 1997. Textualmente escribí que “con
todo y eso quedó en libertad. Aunque no lo crea el Licenciado Miguel Ángel
Cortes Ibarra, Procurador General de Justicia del Estado de Sonora. Aunque no
lo crea el Licenciado Jorge Madrazo Cuéllar, Procurador General de la
República. Aunque no lo crea el Licenciado Genaro Góngora Pimentel, Presidente
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación”.
También escribí: “Hay
constancias oficiales que cuando estaba en la prisión ‘El Jaimillo’ utilizó a
sus abogados para ofrecer un soborno a Benjamín. Y que el periodista ni
siquiera lo supo porque el mensajero temió decírselo. Sigue la hipótesis de que
el narcotraficante sintió el silencio por respuesta y eso encendió su
corajina”.
Luego hice esta referencia:
“El reportero Humberto Melgoza, Jefe de Información del periódico que dirigió
Flores, comentó que Jaime, Gabriel e Ismael tienen casas en Arizona y en la
ciudad fronteriza sonorense. “Van y vienen. Nosotros los denunciamos cada vez
que nos enteramos pero la policía no hace nada”. Los compañeros periodistas
están dolidos. Dicen y es cierto que desde hace dos años, el Procurador de
Justicia de Sonora prometió capturarlos y ha fallado. Que no le han visto pizca
de interés en el asunto. Todo mundo sabe que el trío de hermanos, muy
campantes, un día están en San Luis Río Colorado, Sonora y otro en Yuma,
Arizona. “Pero a la policía les están picando los ojos con un billete y la
Procuraduría sonorense se ha visto muy sospechosa en dejar las cosas como
están”.
Pues bien. Un mes y seis días
después de esa publicación la oficina anti-drogas norteamericana, DEA, capturó
a Gabriel e Ismael en Yuma y Fresno. Al momento de su detención tenían tres mil
libras de mariguana y 500 de cocaína. Ocupaban lujosas residencias. Pudieron
haberlos apresado fácilmente en territorio mexicano donde también vivían en
hermosos chalets, pero a las procuraduría sonorense y General de la República,
como dijo el periodista Melgoza, “les estaban picando los ojos con un billete”.
Todo eso le contaría a Doña
Rosario Green y amablemente le pediría que en su oficina estudiara el caso.
Existe una orden de aprehensión en Sonora contra estos hombres detenidos en
Estados Unidos. Y si la señora Secretaria de Relaciones Exteriores lo considera
dentro del marco legal, nos hiciera el favor a los periodistas, de solicitar la
extradición de estos señalados como asesinos intelectuales del compañero
Benjamín Flores.
Aparte, ojalá y le informen
al señor Licenciado Góngora de tan inexplicable liberación del
asesino-narcotraficante confeso. Y el señor Procurador General de la República
podría reclamar porque si los mafiosos se pasean en San Luis Río Colorado y no
los detienen. Un dato final: Gabriel e Ismael pertenecen al Cártel de Juárez y
tienen relación triangulada con el ex-Gobernador Quintana Roo, Mario
Villanueva. De eso no hay duda. Como prueba está la amenaza directa a mi
compañero periodista Jesús Barraza que los descubrió en la frontera sonorense.
Las procuradurías tienen constancia por escrito sobre la intimidación.
Tomado de la colección Dobleplana de Jesús
Blancornelas publicado por última vez el
21 de marzo de 2000
(SEMANARIO ZETA/ DOBLEPLANA JESÚS BLANCORNELAS/ LUNES, 4 DICIEMBRE, 2017
12:00 PM)
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