viernes, 27 de mayo de 2016

(BERNARDO) CAMPILLO (GARCÍA) : EL ROSTRO DEL MIEDO


Nadie, de los ex funcionarios del padrecismo que han desfilado por el tétrico pasillo de la Fiscalía Especial Anticorrupción, había llegado y salido tan nervioso, tan desencajado, tan preocupado como el ex secretario de Salud, Bernardo Campillo García.

Atrás quedó la altanería y la soberbia; la arrogancia que lo caracterizaba cuando estaba en funciones; la alegría y el desparpajo con que solía presumir sus aficiones por los caballos pura sangre y su ropa de marca. En el frío edificio de la Fiscalía Especial, Campillo era un manojo de nervios. Era el rostro del miedo.

Llegó 5 minutos antes a su cita, que era a las 11: 00 horas, acompañado de su abogado, Carlos López. En su rostro, la sonrisa nerviosa y en sus palabras, las mismas que otros han repetido al llegar allí: no sabe si viene en calidad de testigo o indiciado; va a conocer por qué se le cita, está tranquilo, etcétera.

Pero las palabras no coinciden con sus expresiones. El lenguaje corporal, el nerviosismo lo traicionan.

Trata de evadir a los reporteros y va a sentarse a la pequeña sala de espera, donde toma unos lentes que alguien dejó allí antes, se para y los entrega a las señoritas de recepción. Regresa a sentarse. Toma una botella de agua semivacía y también la entrega en recepción. Solicita una llena y regresa a sentarse. Toma una revista en sus manos y la hojea viéndola sin mirarla. La revista tiembla junto con sus manos, la mirada esquiva a los reporteros hasta que no puede evitar responder algunas preguntas.

Su mandíbula inferior tiembla también, como sus manos, como la revista. Eternos debieron parecerle esos minutos en los que respondió con monosílabos y frases entrecortadas a los cuestionamientos de los periodistas.

Luego es llamado para que pase a la oficina donde deberá ser interrogado sobre asuntos que no fueron revelados, pero se presume tienen que ver con un escandaloso desfalco en la dependencia que estuvo a su cargo el sexenio pasado. Y quizá sobre el origen de los recursos con los cuales hoy pasa lista entre los hombres acaudalados de Sonora, con quienes comparte su pasión por hobbies caros, como la crianza de caballos, las carreras, apuestas y demás.

Para acceder a los cubículos donde se llevan a cabo los interrogatorios, hay que pasar una puerta de cristal custodiada por dos agentes armados. Antes, hay unos compartimentos donde cualquiera que pase debe dejar todo objeto de metal que lleve encima: monedas, llaves, así como teléfonos celulares, libretas, plumas y cualquier otro objeto.

Una vez franqueada la puerta, un guardia los revisa con un detector de metales y luego deben enfilar por un largo, impersonal, frío pasillo que remite a la ‘milla verde’, aquel andador de la novela de Stephen King que aludía con ese nombre al camino que debían recorrer los sentenciados a muerte.

La escena del próspero ex funcionario, elegante y de gustos refinados siendo ‘pasado a la báscula’, con piernas y brazos abiertos mientras un policía lo revisa puede ser bastante deprimente. Muchos pensamientos deben pasar por su mente en esos momentos. Del pasado, del presente y del futuro.

La comparecencia dura poco más de una hora. Campillo sale igual de desencajado, igual de hermético. Se niega a revelar los motivos por los cuales está allí, dice que ni siquiera sabe si fue citado en calidad de testigo o de indiciado, aunque se presume que, al hacerse acompañar de su abogado, se trata del segundo caso.

Los reporteros de la fuente recuerdan aquella tarde en que Jorge Morales Borbón, el ex secretario de Comunicación Social de Guillermo Padrés pasó por esas mismas diligencias. Recuerdan que al salir llevaba esa risa nerviosa con la que eludía preguntas, o respondía con un “sepa”, cuando le preguntaban por los motivos que lo tenían allí. Días después, fue aprehendido por agentes de la Policía Estatal Investigadora y hasta ahora sigue preso en el Cereso 1 de Hermosillo, acusado de extorsión.

Otros ex funcionarios, como Roberto Romero López que también pasaron por estos protocolos en la Fiscalía, se encuentran prófugos de la ley, o amparados.

Ninguno, de los que me ha tocado ver en estas diligencias, había mostrado jamás tal nerviosismo, tal incertidumbre como la que traía consigo Bernardo Campillo. Eso puede ser un indicador de la gravedad de los casos por los que está siendo investigado.

II

En temas más amables, ayer por la noche fue inaugurado el Festival del Pitic 2016, en la plaza Alonso Vidal que lució pletórica. Miles de hermosillenses y visitantes llenaron la explanada y el graderío para escuchar por casi dos horas al tenor español José Carreras que escogió a Hermosillo como la única sede mexicana para su gira internacional con la que anuncia su retiro de los escenarios.

Carreras, poseedor de un impresionante currículum y una no menos reconocida trayectoria en el mundo de la música, contó esta vez con la colaboración de la soprano hermosillense Elena Rivera, y fueron acompañados por la Orquesta Filarmónica de Sonora y la Camerata de Coahuila.

Hasta la noche fue cómplice en esta velada excelente; el viento fresco, inusual para una noche de finales del mayo hermosillense volvió todo aún más agradable para disfrutar de un espectáculo musical que no se volverá a ver en México, nunca más.

A la inauguración asistieron, desde luego, el alcalde de Hermosillo, Manuel Ignacio Acosta y su señora, Martha Antúnez, y la gobernadora Claudia Pavlovich Arellano y su esposo Sergio Torres. También estuvieron el secretario de Gobierno, Miguel Pompa Corella; el delegado de Gobernación, Wenceslao Cota Montoya en representación del gobierno federal; el secretario del Ayuntamiento Jorge Andrés Suilo Orozco y la directora del IMCA, Margarita Torres Ibarra.

Inevitable, rememorar la ausencia del ex gobernador Guillermo Padrés en las últimas ediciones de esta festividad internacional, habida cuenta que en la edición 2013 fue abucheado de fea manera por el público, que recién acababa de sufrir el revés del nuevo impuesto a la tenencia vehicular, mejor conocido como COMUN, que a la postre fue derogado después de una larga lucha ciudadana.

Después de aquel abucheo, Padrés evitó siempre aparecer en público durante eventos masivos. Incluso, tuvo que inaugurar el estadio de béisbol llenando la única parte del inmueble que fue ocupada, con empleados de gobierno y acarreados de colonias populares. La Serie del Caribe que acogió el nuevo estadio, nunca contó con la presencia del ex gobernador, que hoy sigue a salto de mata, gastando millones de pesos en su defensa legal, acusado de muchos delitos.

Esta vez, tanto el alcalde como la gobernadora pasaron esa prueba de fuego que representa siempre una multitud de miles de personas concentradas en la plaza pública. La respuesta de la gente fue el aplauso.

Claro, es su primer año de gobierno y el bono democrático se encuentra casi intacto. Aun así, hubo algunas expresiones en redes sociales llamando al abucheo, lo que no sucedió.

Lo que sí hubo, en cambio, fue una muy agradable velada disfrutando un espectáculo de primer mundo. El Festival del Pitic comenzó bien.

También nos puedes seguir en Twitter @Chaposoto


(DOSSIER POLITICO/ Arturo Soto Munguía /2016-05-27)

No hay comentarios:

Publicar un comentario