viernes, 19 de junio de 2015

SU VIDA CAMBIÓ... VIVE CON MIEDO



Luego de un año de haber sido secuestrada, una empresaria vive con psicosis, su vida ya no es la misma.

“Durante mi cautiverio sentí miedo y pensé que me iba a morir. Estaba deprimida y muy triste. El azúcar se me elevó y no quería administrar la comida enlatada que me llevaban”, así narra su calvario Norma, quien fue víctima de un secuestro hace un año.

Su ritmo de vida le cambió a esta mujer. Luego de haber sido privada de su libertad vive con miedo y tiene psicosis. La asusta cualquier vehículo que se le acerca y no contesta llamadas telefónicas que no sea de conocidos.

-Mi modo de vida ya no es igual, ahora me cuido mucho asegura.

Una mañana del mes de mayo de 2014, la empresaria de 50 años de edad acudió a su negocio ubicado en la colonia Atasta para pagarle la semana a sus empleados, pero cuando apenas había descendido
de su unidad, cinco hombres armados la interceptaron.

-¿A dónde están los 90 mil pesos que llevas?,- le inquirieron los delincuentes, al tiempo que le sujetaron los brazos.

Pidió auxilio, pero su voz no encontró eco en los vecinos y sus captores la subieron a una lujosa camioneta.

Le taparon la boca, le vendaron los ojos y se la llevaron.

Durante el camino le iban pidiendo información sobre su fortuna, así como de sus familiares y amistades.

Recorrieron varios kilómetros hasta llegar a una casa de seguridad.

Ella seguía con los ojos vendados.

Le pasaron un teléfono.

-Comunícate con tu familia para que pague el rescate, no estamos jugando- le ordenaron, al tiempo que uno de los sujetos sacó una navaja y se la pasaba en el dedo grueso del pie, advirtiéndole que si no pagaban el rescate se lo cortarían para mandárselo a su pariente.

-Yo no tengo más familia que mi hija, hablaré con ella para que reúna el dinero. ¿Cuánto quieren?, les inquirió.

-Queremos 400 mil pesos, le respondió uno de ellos.

-No tengo eso, nada más mi camioneta y una casa, pero está hipotecada- le dijo la secuestrada a los delincuentes.

Dos muchachas la cuidaban y le daban comida enlatada, pero casi no comía porque es diabética, tras varias horas de negociación con sus captores su hija les consiguió 100 mil pesos.

Al final le propusieron los secuestradores:  “Te vamos a dejar ir, pero vas a conseguir el resto de la lana”.

Le dieron un número de celular para que se comunicara con ellos en tanto tuviera el resto. Al final la sacaron de la casa de seguridad, la subieron a un vehículo, le dieron 50 pesos y la dejaron en un sitio desconocido que al final supo que era Pomoca, Nacajuca, en donde tomó un taxi con destino a su domicilio, en donde su familia la llevó a un hospital para su recuperación.

(TABASCO HOY / Redacción/ 05:08 del 19/06/2015)

No hay comentarios:

Publicar un comentario