viernes, 19 de junio de 2015

GUAYMAS: ¿ALTERNANCIA SIN CAMBIO OTRA VEZ?



Las elecciones del domingo 7 de junio cambiaron la geografía electoral del país y del estado.

El triunfo de los candidatos independientes, como Jaime Rodríguez el Bronco en Nuevo León o el de Manuel Clouthier en un distrito federal de Sinaloa, entre otros fue de lo más destacable. Igual la victoria de Movimiento Ciudadano en Jalisco y el de Morena en el D.F., así como las derrotas del PRI en Michoacán, el PRD en Guerrero y el PAN en Sonora.

Acción Nacional sufrió su peor derrota desde 1991 y la crisis que se achaca al grupo Maderista fortaleció a la dupla Felipe Calderón-Margarita Zavala, mientras Rafael Moreno Valle se mantiene agazapado.

La característica de todos esos resultados lo fue la presencia irrebatible del voto de castigo. Los ciudadanos según esta teoría es quien premia o sanciona a quienes considera buenos o malos gobernantes y candidatos. Pero, no hay que confundir los electores no entregaron un cheque en blanco para hacer y deshacer en su nombre.

EL LLAMADO DE LAS URNAS

Pero, desde 1997 para acá, en que la alternancia llegó a Sonora para quedarse es que la experiencia ha demostrado que alternancia no es sinónimo de cambio y progreso.

El mismo resultado de la elección lo demuestra: En Guaymas por la alcaldía han pasado el PRI, el PAN y el PRD y los alcaldes han gobernado a golpe de caprichos, ocurrencias, sin plan de gobierno y casi todos dejaron el puesto en medio de escándalos.

Entre los conocedores –los grillos, pues—achacan la debacle priísta al papel de Otto Claussen y al desgaste de figuras como José Luis Marcos León Perea, quien enterró el mito que lo rodeaba y lo beneficiaba.

El triunfo panista, dicen gente allegada a Claudia Pavlovich, se debe al trabajo de Manuel Villegas, quien coordinó las campañas de Antonio Astiazarán, como su segundo de abordo cuando buscó la diputación federal en 2003 y luego la alcaldía en 2006 y desde la secretaría del Ayuntamiento conformó la estructura territorial del PRI. Por eso no hubo manera de neutralizar a los operadores azules. Y como dice el corrido se les ganó con su misma caballada.

Es más, fue tanto el poder demostrado el día “D”, que aun faltando muchos RC y RG, se sacó la chamba. Hasta Roberto Dagnino, el enviado de máximo nivel para reventar a los priístas andaba cabreado por capacidad mostrada para el relleno de urnas y la respuesta en momentos de crisis, que fueron bastantes durante el desarrollo de la jornada, pues su gente, traída de centros de desintoxicación de otros lugares, fue detectada por los gendarmes municipales y fueron desactivados encarcelándolos.

Sin embargo, eso no les alcanzó al Otto, a Gianco Urías, al Contralor Héctor Hernández, ni al resto de los operadores tricolores de Claudia y el estigma de perdedor ya le quedó tatuado en al frente. 2015, no fue como 2009 y 2012 para el alcalde porteño cuando se le vio victorioso.

Con el resultado en la gubernatura y el distrito 04 federal a favor de Susana Corella, se afirma, Antonio Astiazarán, aseguró una subsecretaría al lado de Miguel Angel Osorio Chong. Eso se dice en corto, según fuentes del tricolor.

Pero, no hay que confundir los electores no entregaron un cheque en blanco para hacer y deshacer en su nombre. César Lizárraga y sus allegados, ven con el triunfo en el municipio una ocasión de oro para limpiar sus expedientes armados en su contra por Héctor Hernández en la Contraloría.

Sin jefe político (que lo fue Guillermo Padrés, desde la gubernatura) la situación se complica para los panistas. Alguien deberá asumir el liderazgo en la emergencia.

Los electores les dieron a los grupos internos en Guaymas su propio espacio de desempeño y de ellos dependerá si aprovechan o tiran en saco roto la oportunidad que se les presenta.

 ¿LOS ELECTOS SERÁN SERVIDORES PÚBLICOS TRANSPARENTES?

Ignoramos si como candidatos quienes resultaron electos en Guaymas hayan acudido al llamado de las organizaciones que promovían el 3 de 3, esto es que hayan hecho pública su declaración patrimonial, su declaración de impuestos de los últimos dos años y su declaración de intereses y hayan alcanzado el rango de “candidatos transparentes”, como sí lo hicieron entre otros, “La Güerita” y de último momento “El Bronco”.

En ese sentido los porteños saldrían ganando si todos los elegidos por el voto ciudadano hicieran eco de ese llamado y así se sabría públicamente antes de acceder al poder a cuánto asciende su patrimonio, sus activos y pasivos, sus intereses en juego y cómo andan con el SAT?

Eso, que nunca se ha visto en la historia local, también les beneficiará a la larga y se evitarían así señalamientos impropios y los guaymenses dormirán tranquilos sabiendo que están en buenas manos.

Por ejemplo, nos enteraríamos los “saciamorbos”, cuanta lana manejan la Susy; si el Miravalle tiene deudas como se especuló durante la campaña o si el Chencho ya resolvió su bronca con la Ocean Garden, por el aquél camarón entregado a Manuel Aguilar por debajo de cuerda. Digo, es un decir, escribió el poeta Jaime Sabines.

Esa sería la prueba de fuego para quienes buscaron con todo un puesto público y prometieron la seca y la meca en aras de tal objetivo. La opacidad en el ejercicio del poder nada tiene que ver con la democracia.

POR LA VÍSPERA SE SACA EL DÍA

Pero, en virtud de que lo que menos abundaron durante los dos meses de campaña fueron las propuestas concretas a los problemas que aquejan a los guaymenses, no queda más que otorgar el beneficio de la duda a quienes arribarán próximamente a los puestos de mando.

Y si por la víspera se saca el día, existen muchas interrogantes sobre el papel que jugarán en cabildo representantes populares como Porfirio Villa Brito, un perredista empanizado o Martha Lisset Ruiz, un espacio otorgado a su papá Alfonso “Poncho” Ruiz Romero, ex candidato de Movimiento Ciudadano en 2012 o el de Pedro Castillo, ex funcionario del Gobierno de Ciudadano con Sara Valle o el de panistas como Sandra Luz Almodóvar Guerra, Raúl Sánchez Almeida y Gladys Dévora, quienes se mantuvieron tintos en sangre dentro de la planilla panista.

Faltaría agregar a los regidores pluris priístas, perredistas y petistas, para que la amalgama nos dé una idea más completa de lo que se puede esperar a futuro, ya que por lo regular terminan cooptados y sirviendo a intereses ajenos a los de los porteños y ejemplos hay a pasto: Norma Castro del PRD, José Ramón Uribe del PT, Sergio Ibarra del Partido de la Rosa, Roberto Hugo Maciel del PT o Luis Felipe Valenzuela del PAN, por mencionar los casos más emblemáticos.

La herencia de la curul del 04 distrito federal a Susana Corella y su arribo a San Lázaro, es previsible que no traiga beneficios al puerto, pues la dama responde a la línea del Toño Astiazarán, a quien sustituyó en la alcaldía y lo más seguro es que se pierda en la numerosa bancada PRI-PVEM-PANAL y su rol sea acatar las órdenes de Los Pinos como todos los diputados lo han hecho históricamente y las decisiones que tome vayan en contra de los intereses de sus representados. Ahí no se pueden esperar peras del olmo.

A Manuel Villegas, le va tocar bailar con la más fea. Formará parte de una reducida bancada blanquiazul en el Congreso del Estado en donde el PRI tendrá cómoda mayoría y con un gobierno estatal adverso. Ya sin Roberto Romero de su lado deberá echar mano de toda su habilidad y experiencia para conducirse en aguas turbulentas. Sus conectes priístas –que se mantienen intactos—le pueden servir para salir adelante en su encomienda. Es más hasta es previsible que se regrese al PRI, cuando quedó comprobado que el PAN es el que lo ocupa más que él al partido ¿Por qué no? Ya veremos cómo se conduce Villeguitas en la oposición por vez primera.

GATOPARDISMO A LA VISTA

Plataforma tienen Lorenzo y Manuel para hacer buen papel, si sus diferencias y el estómago, no les vuelven a ganar. Detrás del proceso vívido hay largo trecho que contar todavía.

En contra tendrán a Claudia como gobernadora y las presiones del aparato priísta local resentido por su derrota y con la vista puesta en el 2018, la madre de todas las batallas por venir.

Espacio para la especulación hay mucho, pero como “la política es de tiempos y circunstancias” dentro de tres años, amables lectores, evaluaremos si la alternancia trajo cambios o seguimos en el país (o municipio) del gatopardismo, en referencia a la novela de Giuseppe Tomasi di Lampedusa “El Gatopardo”: “Cambiar todo para que nada cambie”.

(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ COLUMNA LA VIÑA DEL SEÑOR/ 12 JUNIO 2015, 17:46)

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