miércoles, 10 de septiembre de 2014

GIRA A LA DERIVA


El presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, Gustavo Madero, visitó Baja California Sur en medio de una crisis de seguridad que afecta a precandidatos a alcaldes y gobernador, y de una pugna entre viejos panistas y neopanistas

La Paz,  Baja California Sur. La gira del presidente del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Acción Nacional (PAN), Gustavo Madero Muñoz, no pudo haber llegado en peor momento.

La crisis de seguridad que actualmente se vive en el Estado de Baja California Sur no solo opacó lo que pretendía ser un magno evento panista: prácticamente lo desapareció de los titulares de los medios que prefirieron ofrecer detalles y datos sobres la ola de crímenes en los últimos 35 días.

Inclusive en la propia “fiesta panista” y previo a la llegada del líder nacional, el tema de la inseguridad fue la conversación de militantes, sobre todo de servidores públicos marquistas presentes en un salón del hotel Grand Plaza, al norte de La Paz.

Los panistas no hablaban de otra cosa que de las ejecuciones y la afectación política que los hechos están causando a los aspirantes a diputados, alcaldes y el único pretenso a gobernador. “Sí no paran eso, nos va a pegar muy duro en las elecciones, porque la gente está muy asustada”, expresó uno de los militantes cuando, a partir de las cuatro de la tarde del viernes 29 de agosto de 2014, más de 200 miembros del PAN llegaban en bola al salón del hotel, vestidos con camisas y gorras con los logotipos del partido y del aspirante a gobernador, Carlos Mendoza Davis, y el precandidato a alcalde de La Paz, Armando Martínez Vega.

Sudorosos y acalorados por el fuerte calor de ese día, los militantes de Acción Nacional ingresaron y empezaron a esparcirse por todo el salón para ganar silla, sentarse y tomar un poco de aire acondicionado, lo que contrastaba con los más de 100 funcionarios del Gobierno del Estado, regidores y diputados,  quienes vestidos con ropa fina, calzado de marca y fragancias caras, saludaban a todo aquel que estiraba la mano, como si anduvieran en campaña.

La visita del líder del PAN reunió a viejos panistas y neopanistas, quienes momentáneamente se olvidaron de la pugna que sostienen desde hace algunos meses por la forma avasallante en que el grupo del gobernador Marcos Alberto Covarrubias Villaseñor repartió precandidaturas por dedazo, dejando marginados a los fundadores del partido en el estado, a pesar de que fueron los únicos en respaldar la campaña de Gustavo Madero Muñoz.

Un día antes -28 de agosto-, los llamados viejos panistas, encabezados por la consejera nacional del PAN, Alicia Uribe Figueroa, Luis de la Torre, Sonia Murillo, Rigoberto Romero Arce y Claudia Murillo estuvieron con Madero para solicitar su intervención por la falta de equidad dentro del blanquiazul, lo cual se viene observando en los últimos procesos electorales, donde -según los quejosos- “los principios constitucionales se han visto disminuidos y no solo se han vulnerado los derechos de los fundadores panistas, sino se ha cambiado el principio humanista por el menosprecio, el sobajamiento y el avasalle”.

En su intervención, Alicia Uribe Figueroa, la representante del grupo y consejera, expuso que “debe haber un equilibrio político y sumar esfuerzos para volver a la vida democrática del panismo, en virtud de que el proceso electoral de 2015 está en puerta, y las minorías no son tomadas en cuenta”.

Político como es, Madero Muñoz se comprometió a buscar su inclusión y mayor equidad en el reparto de candidaturas, pero apenas vio al gobernador de Baja California Sur, envió un mensaje: “No traten de amarrar navajas, el CEN está unido con el partido, con el Estado y con su gobernador, con sus senadores, con sus diputados locales, diputados federales y todos sus militantes. Aquí hay trabajo, hay liderazgo y hay voluntad del gobernador. Muchas gracias por la oportunidad de decirlo frente a todos ustedes, porque así son las cosas”.

Después todo fue miel sobre hojuelas, cuando Madero habló del gobernador, del senador Carlos Mendoza Davis y de los diputados federales, Arturo de la Rosa Escalante, Alfredo Zamora y Francisco Pelayo Covarrubias.

Lo cierto es que, en una entrevista posterior, el líder nacional del PAN dejó entrever una posible alianza con el PRD: “No está cerrada la posibilidad de que el PAN está convencido de que se deben sumar todas las fuerzas para construir un proyecto democrático, de prosperidad y de inclusión. Los propios panistas sudcalifornianos definirán directamente si el blanquiazul conforma una alianza electoral con el Partido de la Revolución Democrática para contender en los próximos comicios”.

Los primeros en salir a descartar esa alianza de facto, fueron la líder estatal del PRD, Rosa Delia Cota Montaño, y el comisionado del Partido del Trabajo, Alfredo Porras Domínguez, quienes en conferencia de prensa, advirtieron que “jamás” harían una alianza “con los traidores de la izquierda”.

La dirigente del Sol Azteca reveló que según el consejo político estatal, “no hay alianza con el PAN y no habrá alianza con el PRI. Tal vez el Comité Ejecutivo Nacional quiera hacer alianza con el PAN, pero no en Baja California Sur, porque hemos sido muy claros y no vamos aliados con nadie”.

Reacciones obviamente naturales, cuando el PAN se convirtió en verdugo de ex funcionarios corruptos del sexenio pasado, como el ex gobernador Narciso Agúndez Montaño y sus secuaces: Alfredo Porras Domínguez, Luis Armando Díaz, Guillermo Jáuregui Moreno y el ex alcalde de Loreto, Yuan Yee Cunningham.


(SEMANARIO ZETA/ Gerardo Zúñiga Pacheco/ 09 de Septiembre del 2014 a las 12:00:00)

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