
La utilización de sustancias químicas dañinas para la salud en implantes de seno empieza a causar problemas en Europa, los que se podrían extender a nuestro país.
El cirujano plástico Denis Boucq retira los implantes de
gel fabricados por la compañía Poly Implant Prothèse el cinco de enero pasado.
Foto: Eric Gaillard/ Reuters
Milenio semanal
BRUSELAS, Bel.- Ellen Aspeslagh es una rubia encantadora. Sin embargo,
en 2007 esta chica de 27 años asistió a una clínica privada de Maldegem, en el
norte de Bélgica, para modificar lo único que no le atraía de su cuerpo: sus
pequeños pechos. Tras una operación que tuvo un costo de dos mil 800 euros (unos
50 mil 400 pesos) y una paulatina recuperación, la madre de un bebé de un año
lució aún más bella. No obstante, desconocía que sus implantes franceses
contenían un gel de silicón industrial no apto para la cirugía estética, 10
veces más barato del que se le había informado, y que podría afectar gravemente
su salud.
Ellen es una de las más de 300 mil pacientes que se cree recibieron implantes
de la empresa francesa Poly Implant Prothèse (PIP) alrededor del mundo,
principalmente en Europa y América Latina, incluido México.
De acuerdo con
documentos del Instituto Francés de Información Jurídica consultados por M
Semanal, en diciembre de 2000 —tras años de comercializar sus productos en
Francia gracias al cobijo de una sociedad alemana que garantizaba la seguridad
de sus productos— se le prohibió a la empresa PIP la venta de sus implantes
porque violaba el Código de Sanidad Pública de Francia.
Sin embargo, el primero
de marzo de 2001 la compañía logró revocar la orden.
En ese momento, la Agencia
Francesa de Seguridad Sanitaria de los Productos de Salud (AFSSAPS, por sus
siglas en francés), perteneciente al Ministerio de Salud, fue la encargada de
revisar los componentes químicos del gel de silicón que rellena los implantes, y
consideró que cumplían con las “garantías suficientes”.
Sin embargo, el 29 de marzo de 2010 y con miles de mujeres de Francia,
Inglaterra, Bélgica, España, Venezuela, México, Argentina y Ecuador (entre otros
países) portando los silicones en el pecho, la AFSSAPS volvió a prohibir la
comercialización, el uso en cirugías estéticas y la exportación de los implantes
PIP.
La razón: una nueva legislación sanitaria, conocida como 2003/12/CE,
reclasificaba los implantes mamarios a partir de 2003. A pesar de la decisión,
las autoridades francesas tardaron siete años en analizar y concluir que PIP
había falseado en la declaración de 2001 el químico que contienen los implantes.
“Ninguna evaluación del expediente de diseño de los implantes con gel PIP fue
realizada por el organismo autorizado”, cita el documento.
Además, de acuerdo
con Laurent Gaudon, abogado francés especializado en negligencias médicas y que
hoy representa a 20 mujeres con implantes PIP en Francia, “las autoridades
francesas ignoraron que en 2006 Estados Unidos prohibió su venta después de
realizarle los análisis correspondientes.
Tampoco se enteraron de que en 2007 en
Gran Bretaña hubo un buen número de mujeres con dolencias”, cuenta en entrevista
con este semanario.
El nuevo análisis de 2010 se realizó luego de que en Francia aumentara
considerablemente el número de mujeres que presentaban rupturas de sus prótesis
mamarias.
Así lo muestra una de las consideraciones previas del informe: “El
número de incidentes denunciados a la AFSSAPS, concerniente a los implantes
mamarios rellenos de gel de silicona fabricados por la empresa PIP, aumentaron
significativamente, esencialmente debido a la rotura de la cubierta de la
prótesis”.
Otro de los argumentos fue que “la difusión de silicona a través de
la cubierta puede causar debilitamiento de esta última; así se podría explicar
la tasa de fallos observados por los equipos de vigilancia.
Una ruptura requiere
reintervención quirúrgica, por lo que el riesgo para el paciente no es
despreciable”.
Fue hasta entonces que la AFSSAPS suspendió la comercialización,
distribución, exportación y uso de los implantes mamarios PIP.
Además pidió a la
empresa que retirará sus implantes de mama rellenos de gel, “en cualquier lugar
donde se encuentren”.
Del documento resalta la mención de una carta que el
fabricante envió al organismo de salud en la que reconocía haber vendido
implantes fabricados con el “gel PIP”, sin detallar su composición.
Al centro, la jueza Annaick Le Goff, rodeada por
investigadores, inspecciona la empresa PIP en La Seyne, al sur de Francia. Foto:
Claude Paris/ AP
Material desconocido
En medio de las vacaciones de invierno, el pasado 22 de diciembre, las autoridades de sanidad francesas pidieron a 30 mil francesas que se sometan a procedimientos para retirarse los implantes que consideran “potencialmente riesgosos”.
En la advertencia, reproducida por la prensa gala y las agencias de noticias internacionales, sostenían que varios médicos “prestigiosos” habían señalado que el material puede romperse y causar cáncer.
Por su parte, la agencia EFE, citando a la AFSSAPS, aseguró que en Francia “más de mil de estos implantes se han roto y ocho mujeres con ellos han desarrollado cáncer”.
Dos días después, Xavier Bertrand, ministro francés de Salud, trató de calmar a la opinión pública diciendo que no existía evidencias de riesgos a la salud; sin embargo, aseguró que sí existían riesgos de ruptura y de derramamiento de silicón, y recomendó a las mujeres retirárselos como medida preventiva.
Unos días después, el lunes dos de enero, la agencia de noticias Reuters dio
a conocer que la compañía alemana Brenntag AG, la mayor distribuidora de
químicos en el mundo, proveyó a PIP de un producto de silicona llamado
Baysilone, el cual se utiliza en la construcción de navíos, en componentes
electrónicos y otros productos industriales.
“Brindamos el producto y sus
especificaciones a PIP, y estamos en contacto con las autoridades francesas”,
dijo a la agencia el portavoz de Brenntag AG, el alemán Hubertus Spethmann, sin
dar más datos.
De acuerdo con un análisis realizado por Jan Tytgat (toxicólogo de la
Universidad de Lovaina, Bélgica) para este semanario, el Baysilone es un
material que contiene un átomo central de silicón (Si) dentro de uno de oxígeno
(O) que está relacionado con diferentes grupos de hidrocarbonos.
“Pueden ser
encontrados en múltiples aplicaciones: cosméticos, cables eléctricos,
desodorantes, lubricantes...”.
Tytgat asegura que, de manera general, este
material no es considerado peligroso. Sin embargo, dice que el problema es la
carencia de datos de toxicidad crónica.
“En otras palabras, cuando un implante
comienza a escurrir gel (con Baysilone) desconocemos los daños que pueda causar
en el cuerpo humano en meses, años... No conocemos su estabilidad o reacción en
un periodo de tiempo”, afirma, y añade: “De modo que se deben tomar
precauciones”.
Rita De Martino, de 27 años, muestra los implantes de gel
que le fueron removidos en Caracas el 30 de diciembre de 2011. Foto: Carlos
García Rawlins/ Reuters
Daños a la salud
Jaime Masia es presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica,
Reparadora y Estética (SECPRE). En entrevista telefónica con M Semanal,
el prestigioso cirujano asegura que por ahora “las pacientes que portan
implantes con este tipo de gel presentan una mayor reacción inflamatoria”.
Masia
dice que “el Instituto Oncológico Francés ha hecho estudios de manera activa y
pasiva, y no se presenta evidencia científica de ninguna relación, hasta el
momento, de estos implantes con el cáncer”.
En España, afirma, “las portadoras
de éstos y otros implantes están alarmadas por la noticia en los medios”, pero
“no estamos hablando de que todos los implantes se vayan a romper.Todos tienen
una posibilidad de ruptura, es normal; al cabo de entre cinco y 10 años todos
tienen un uno por ciento de posibilidad. Éste tendría una más elevada, entre
cinco y un 10 por ciento”.
Masia afirma que lo que parece no ser adecuado es el
relleno, el gel de silicona que vendió Brenntag AG y que analizó Tytgat; según
el cirujano, “no sería adecuado para uso sanitario”.
Masia dice que la reacción de las mujeres en España —país donde se calcula
que unas 18 mil 500 mujeres al año se someten a un aumento de pecho— ha sido de
pánico, “no sólo por las pacientes que llevan este tipo de implantes.
Aunque se
les ha dado una tarjeta de información que les informa qué tipo de prótesis
llevan, algunas personas no recuerdan ni dónde la han colocado y se cree que
todos los implantes tienen un riesgo y no es así. La seguridad sigue siendo tan
alta y tan fiable como lo era hace unos meses”, sostiene.
El abogado Gaudon asegura que, además de la preocupación natural de sus
clientas por su salud, existe otra sobre quién pagará las cuentas de las
intervenciones para retirar las prótesis sospechosas que, dice, llegarán a
costar entre mil y cuatro mil euros (hasta 72 mil pesos).
Al respecto, la semana
pasada la portavoz del gobierno francés, Valerie Pecresse, dijo que el sistema
de salud del Estado pagaría las operaciones para extraer los implantes “si se
tratase de un problema de emergencia de salud y de seguridad pública”.
En México, prohibidos desde 2010
En nuestro país, a pesar de que los implantes PIP se vendieron por 16 años,
hasta el momento la Comisión Federal para Riesgos Sanitarios (Cofepris) no tiene
registro de algún caso médico relacionado con su uso, según dio a conocer el
tres de enero pasado.
En México se desconoce el número de pacientes que los
portan debido a que no existe un censo. La Cofepris informó también que en 2010
fueron el primer organismo en retirar del mercado los PIP; incluso antes que
Francia lo hiciera, el gobierno mexicano retiró el permiso de venta al último
distribuidor, de nombre Medicina Estética Europea, el 25 de febrero de 2010,
pero por no solicitar la renovación del mismo.
La misma comisión implementó el Plan de Manejo de Riesgos y solicitó a los
cirujanos mexicanos que reporten los implantes que fallen.
Sin embargo, como la
bella belga Ellen, en un foro de internet español una solitaria petición de una
chica mexicana de nombre Iliana permanece sin respuesta desde mayo de 2010:
“¿Saben qué puedo hacer por acá para resolver mi problema?”. A lo que el doctor
Masia responde: “Asistir a su médico”.
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