lunes, 26 de diciembre de 2011

LA AMENAZA DE MALOVA A LAS ENFERMERAS


Javier Valdez   
Mario López Valdez, gobernador del estado, amenazó a las enfermeras con prolongar lo más posible el juicio laboral y si este les favorece no entregarles plaza en la Secretaría de Salud ni en otra dependencia, “porque aquí mando yo”.


Malova fue más allá. Les dijo que pelearse con los trabajadores o con el Gobierno, era pelearse con el ampáyer: “Imagínate que ustedes me levanten a la gente, no quiero que pase una situación como la que pasó en Guerrero con lo de la Normal. A mí me interesa que no haya conflictos, eso es lo que busco en el espacio reducido que tengo de maniobras”.

En Guerrero, dos jóvenes estudiantes fueron asesinados por la Policía cuando realizaban un acto de protesta y bloquearon la carretera, para exigir mejores condiciones en sus planteles.

Las inconformes señalaron que han recibido llamadas amenazantes a sus teléfonos celulares, de números privados o con terminación 2522 y 2526, advirtiéndoles que saben quiénes son y conocen a sus familiares, que se anden con cuidado, porque pueden meterse en problemas. El mismo gobernador les dijo: “Todo acto tiene su consecuencia”. Por eso los extrabajadores tienen miedo y lo responsabilizan a él si algo les pasa.

El mandatario sinaloense recibió a una comisión de seis enfermeras en su despacho, en la Unidad Administrativa, el martes 20 de diciembre. A la reunión no se permitió el acceso a Tadia Tadeo, abogada defensora de las 35 enfermeras y un camillero que fueron despedidos la semana pasada del Hospital de la Mujer, por haber demandado a la Secretaría de Salud y exigir mejores salarios y prestaciones.

La demanda se interpuso el 8 de septiembre ante la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, en Culiacán, para exigir mejores salarios —ganan alrededor de 4 mil, en contraste con los 15 mil que obtienen otros que tienen la misma categoría y realizan el mismo trabajo—, y prestaciones, pues no tienen ni seguridad social.

Al encuentro asistieron Ernesto Echeverría, titular de la Secretaría de Salud de la entidad; Raúl Pérez, director de Gobierno, y otros funcionarios, que en total sumaron seis. En la cerca de hora y media que duró la audiencia, Echeverría casi ni habló y se le vio nervioso.

Encuentro tenso
Malova entró a la sala donde lo esperaban los integrantes de la comisión. Puso música de banda y dijo que estaba muy contento. Leyó en voz alta lo que parecía su agenda: martes 20 de diciembre, reunión con enfermeras. Preguntó cómo había amanecido el clima en Mazatlán. Mucho frío.

La grabación del encuentro fue realizada por los empleados despedidos, a través de un teléfono celular. Ríodoce tiene copia del documento. El mandatario les pide amablemente que le cuenten sus inquietudes y parece disponerse a escuchar, pero interrumpió, lo mismo que otros funcionarios, a los quejosos cuando estos decían algo que no les gustaba.

López Valdez miró a uno de los cesados, Daniel Medina, y le dijo que estaba muy bonito. Compartió esa impresión con Echeverría y este asintió: está bonito pero es muy bravo. El mandatario señaló que no era tanto porque no venía amarrado y el joven terció: sí me tienen amarrado porque me dejaron sin trabajo.

Fue el mismo Daniel quien señaló que requieren de un contrato indefinido, para no andar con sorpresas ni incertidumbre. Rápido lo interrumpieron para aclararle que ellos eran empleados que recibían pagos por honorarios y los contratos debían ser anuales, además de que la auditoría revisaba que estuviera justificado el pago.

“Yo pienso que es el miedo de todos, no nada más de nosotros, de que no se acabó hoy 31 de diciembre y mañana ya no vienes”, dijo una enfermera. El contrato, le respondió el mismo funcionario, no te garantiza nada cuando el patrón decide terminar la relación laboral.

El gobernador dijo que había en la entidad mil 500 casos de este tipo que deben resolverse: “No queremos estar peleados con la planta laboral, no nos interesa que estén inconformes, nos interesan que estén respaldados, con el servicio que ofrecen a la ciudadanía, que se ofrezca bien, que venga de un funcionario contento”.

Señaló que él es empresario y tiene una rotación de casi cero en su planta laboral. Lo más valioso en un centro de trabajo, agregó, son los empleados, no el oficio, aunque “lamentablemente aquí hay muchos vicios, cosas distorsionadas, necesitamos corregirlas”.

Manifestó que la reunión tuvo como objetivo retomar juntos, Gobierno y trabajadores, el camino, aunque les reclamó: desde el momento en que ustedes decidieron demandar, es que ya decidieron separarse. Y bueno, si ustedes ven que es una vía por la que van a conseguir la plaza, no les puedo quitar ese derecho, sería incapaz… un consejo mío, les digo, no es por ahí”.

“Si insisten en esta vía —agregó—, voy a soportar manifestaciones, demandas y actos de protesta”. Pero, agregó, va a realizar gestiones para que el juicio se alargue, y aun ganando el pleito y la autoridad laboral ordena que les den la plaza, se las va a quitar, porque “aquí mando yo”.

Malova abrió la mano y golpeó su pecho, mientras advertía a los inconformes. Aún con la base, les insistió, si está al frente del Gobierno, se las quita y los va a correr.

“Nosotros lo vimos como una amenaza, lo mismo cuando dijo lo de Guerrero, de los dos estudiantes muertos por la Policía, porque no venía al caso. Malova dijo que la diferencia es que aquí somos más razonables, con más cultura, pero allá en Guerrero son de pensamiento muy cerrado”.

El gobernador, señalaron, insistió en que le dieran las gracias por haberlas atendido, ya que no es normal que un mandatario reciba a un grupo de enfermeras. Es decir “nos trató como si no lo mereciéramos, como si tuviéramos que estar agradecidos con él por permitirnos platicarle nuestros problemas”.

A la audiencia asistieron Jazmín Lerma, Érica Yudit Escobar, Daniel Medina, Fabiola Martínez, Mirtha Álvarez y Julio Rochín, del lado de los trabajadores cesados. Daniel le afirmó que votó por él, que lo conmovió su discurso y lo escuchó en los comerciales de su campaña, pero Malova hizo como si no lo hubiera escuchado.

Les informó que el Gobierno federal pasó a los estados facultades en materia de educación y salud, pero no otorgó recursos, además de que encontraron pasivos por 3 mil millones de pesos heredados por la anterior administración. En suma, les dijo, hay muchas necesidades y pocos recursos, y se generaron expectativas que no se pueden cumplir: “Con qué ojos, divina tuerta”, dijo.

Además, destacó que él les estaba abriendo una puerta que ya se les había cerrado, la de reinstalarlos inmediatamente, siempre que retiren la demanda interpuesta.

“Es un rol complicado ser gobernante y yo siempre he dicho: está dificilísimo. Debo aceptar las cosas con tranquilidad, debo hablar claro y para que no digan negociaron o me engañaron. Espero haber cumplido las expectativas, no es común que un gobernador los atienda… ahí está la respuesta”, sostuvo.

Ustedes, insistió, tienen tres opciones: retirar la demanda para que sean reinstalados el 2 de enero, liquidarlos ante la Junta de Conciliación y Arbitraje, o bien, sostener la demanda. “Él fue claro en eso, en que teníamos tres sopas, pero cuando dijo lo de la liquidación manifestó que él se iba a encargar de que no nos dieran trabajo en ninguna dependencia, y si ganamos la demanda, que nos iba a quitar la base, a corrernos”, contó Fabiola Martínez.

La desconfianza
Los cesados le señalaron al gobernador que si retiraban la demanda les garantiza, preferentemente con un documento, que los iban a reinstalar y no habría represalias. López Valdez se apuró a decirles, en un intento de ser categórico y generar confianza, que “tienen mi palabra”.

“Necesitamos algo por escrito, una garantía”, le respondió uno de los inconformes. El mandatario señaló: “Lo que yo menos quiero es tener una mala relación con ustedes, ¿no lo han entendido? ¿Qué más? No hay garantía de nada, en la vida no hay garantía de nada más que la muerte, pero mientras yo esté aquí, si ustedes toman una actitud positiva, optimista, de compromiso, no les va a afectar nada”.

Érica Escobar Villavicencio le dijo, sosteniéndole la mirada, que no podía tenerle confianza a un Gobierno que ha hecho cosas malas en contra de los ciudadanos, “entonces, ¿cómo pide que confiemos? Yo en lo personal no le tengo confianza a usted y sigo con la demanda”.

Ella es una de las tres enfermeras embarazadas. Minutos antes fue ella la que le recordó a Malova lo que había hecho, despedir a tres mujeres preñadas, pero el gobernador la paró en seco: no me ande con sentimentalismos.

Después de hora y media de interrupciones y un diálogo en el que las partes no parecieron escucharse, ante tantas interrupciones, acusaciones y reclamos, el gobernador se despidió. Lo hizo tres veces, no sin antes referir que una de las trabajadores del Hospital de la Mujer, que no está entre las presentes, tiene 24 faltas, y de reconocer que ellas, las inconformes, no son faltistas. Le contestan que a pesar de eso les dieron incompleto al aguinaldo y algunas recibieron menos que el año pasado.

Se toman fotos y bromean. Parecen relajados. El gobernador, cuentan los asistentes, creyó haber dado un paso importante en la tarea de convencer a los extrabajadores de que retiren la demanda. Pero ellos se lo dicen en su cara y más se alborotan cuando salen a informarles al resto de los exempleados que los esperan en los pasillos de la oficina: dicen que no y se enfurecen.

Bien lo dijo Malova, cuando por fin se decide a salir de la sala de juntas y sin la sonrisa de “contento” con la que llegó: “Chavalos, pues me da gusto verlos aunque a ustedes no les dé gusto verme a mí. Tomen una decisión y me avisan”.

Amenazas rudas
Varios de los trabajadores despedidos han recibido amenazas. A través del teléfono celular les han dicho que se cuiden, que ya los tienen ubicados, que conocen a sus hermanos y padres, y que no se metan en problemas, porque…

Érica decidió, junto con casi todos, no contestar llamadas de números que no conocen. Algunas de las amenazas han venido de teléfonos identificados solo como 2522 y 2526, o bien de “números privados”. Ella fue seguida en dos ocasiones, cerca de su casa, por una camioneta oscura y sin placas, por calles de Infonavit Humaya. Todas y todos tienen miedo.

“Pero póngale. Escríbalo, publique por favor. Que todo quede plasmado. Él, el gobernador, ha sido el que nos ha amenazado y hasta nos dijo ‘todo acto tiene su consecuencia’, y por eso lo responsabilizamos de todo lo que nos pase”.

Yadira Tadeo, la abogada que lleva este caso, afirmó que no tiene dudas en que el gobernador los amenazó al comparar este caso con el de los estudiantes de Guerrero, donde fueron asesinados dos jóvenes. Informó que acudieron a la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) y el personal les pidió que presentaran la queja por escrito y la revisarían para decidir si la aceptaban o no.

El jueves, una veintena de inconformes hizo un plantón en la plazuela Obregón, afuera de Catedral, y otro en la sesión de la legislatura local. En una de las mantas se traía el logotipo de la campaña de Malova y la leyenda “más hambre, más desempleo”.
Nosotros lo vimos como una amenaza, lo mismo cuando dijo lo de Guerrero, de los dos estudiantes muertos por la Policía, porque no venía al caso. Malova dijo que la diferencia es que aquí somos más razonables, con más cultura, pero allá en Guerrero son de pensamiento muy cerrado”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario