Hilario Sánchez Rubio es el
personaje emblemático de Empalme. Lo que Ronnie Camacho y Miguel Pilo Gaspar
representan como glorias del beisbol rielero, lo es don Lalo en cultura y arte.
Hilario fue músico, poeta,
compositor, cuentista y muchas cosas más. Fue maestro del do de pecho. Laboró
como telegrafista en Ferrocarriles y en el sindicato participó en las intensas
jornadas de lucha al lado de Demetrio Vallejo y Valentín Campa, en los
cincuentas.
Líderes del calibre como los
mencionados y personajes de la izquierda histórica como el ingeniero Heberto
Castillo y Cuauhtémoc Cárdenas, cuando promovían el Movimiento de Liberación
Nacional, eran asiduos visitantes de su casa en la Calle Ancha.
Como escritor de alta
literatura es autor del libro de poemas “El Pretexto” y dos textos de cuentos:
“Como escribir un cuento de puro cuento”, tomos I y II. Como músico es citado
en el libro “Compositores Sonorenses (1860-1940)” de Rodolfo Rascón Valencia.
Casi al final de su vida
logró grabar un casete con corridos dedicados a varias ciudades del estado. Una
tarea que solo un compositor de talla pudo emprender de principio a fin.
VOY A CANTARLES LAS NOTAS DE UN CORRIDO…
Nacido en Estación Ortiz en
1927, Hilario Sánchez Rubio, a los cinco años era exhibido como Niño Prodigio
en la entonces muy importante ciudad de
Guaymas por dominar ya a esa edad el lenguaje escrito con Negras y Corcheas en
papel pautado y para el caso ofrecía demostraciones públicas de Solfeo con su
voz y eventualmente con Trombón de Vara, primer instrumento musical que dominó
y al mudarse don José María Sánchez Peraza y Cipriana Rubio de Sánchez, sus
padres, al barrio El Kilómetro de Empalme, Lalo Sánchez debió abandonar
temporalmente la academia musical que tomaba a escondidas de su madre con el
director de la orquesta militar del Cuartel de Ortiz con el permiso del general
Francisco R. Manzo, para luego integrarse al conjunto musical denominado “La
Banda del Kilómetro 2” donde también su hermano Adán (fallecido en octubre
28/05) tocaba la tambora con apenas cinco años de edad, para contribuir al
sostenimiento de la enorme familia Sánchez Rubio.
Autor del famosísimo corrido
a la Ciudad Jardín "¡Viva Empalme!", que escribió con todas las
reglas para ganar un concurso, sindicalista de una pieza, escritor, músico que
tocaba varios instrumentos, compositor y cantante reconocido más allá de las
fronteras, por todos sus méritos artísticos el ayuntamiento empalmense ha
instituido en su honor un festival cultural anual HISAR.
El historiador, poeta y
paisano, nacido cuando Empalme era parte del municipio de Guaymas, Manuel
Antonio Serna Maytorena, en su ponencia sobre el corrido sonorense “Del corrido
tradicional al canto de protesta: Panorámica” reconoce que al estro
poético-musical de Lalo "…pertenece también la voz en que Sonora eleva su
canto de protesta. Canto de hondura y sentimiento humano universalista".
De su libro "El Pretexto", exponemos:
ANDO BUSCANDO UN PERRO
Ando buscando un perro abrigado
en garrapatas, y que rasque su pellejo con los dientes de mil ratas.
Ando buscando un perro con
hocico de serpiente y cerebro de cangrejo, espulgado y mal oliente.
Perro que coma perro; que a
su género desprecie, y que embarre de lagañas a lo miembros de su especie.
Perro, que no ame a perro; que
en lo oscuro muerda y ladre, y se trague las entrañas de su perra y puta madre.
Ando buscando un perro, sin
ombligo y sin charrete; tan horrible como el susto, más felónico que un brete.
Ando buscando un perro, sin
un nombre, o remoquete, para gritarle, a gusto:
¡Perro, perro
"pinochete"!
Empalme, Sonora, septiembre 11 de 1973.
Con toda mi ira…
POR UNA HUELGA
¿Qué negro crimen cometiste, dime, que dejaron
ociosa tu hábil mano? si te sobra derecho, Mexicano, de abatir la soberbia del
que oprime.
No quisiera pensar te
desanime el zarpazo brutal, tan inhumano, pues tu lucha ejemplar no ha sido en
vano:
¡Hay un juez en la historia
que redime!
Fue una orgía de cuartel, yo
ví esas cosas, y sufrí la embestida despiadada.
¡La crueldad lapidó hijos y
esposas!
La familia del riel
acongojada, asaltada por manos alevosas, se ha quedado sin fé, sin ley:
¡Sin nada!
Territorio Mexicano, 29 de marzo de 1959
A
SALTO DE MATA.
En el Preámbulo a su libro
"Cómo escribir un cuento de puro cuento" Oscar Rivera-Rodas, doctor
en Literatura Latinoamericana de The University of California, dice que en su
época de perseguido político en tiempos del movimiento ferrocarrilero de
1958-59 en que tomó parte compartió honroso con David Alfaro Siqueiros, Renato
Leduc, Natividad Rosales y otros intelectuales comprometidos genuinamente con
la revolución y la sociedad mexicana. Por tener la voz completa no tuvo empacho
en leerles la cartilla en cierta ocasión a diversos jóvenes izquierdosos y
acelerados empalmenses, fascinados con la revolución cubana, algunos de los
cuales terminaron nutriendo la guerrilla urbana y rural y no sobrevivieron la
guerra sucia: "Para hacer la revolución, primero hay que ser
revolucionarios"
Parte de la leyenda que
envolvió la vida del poeta, y que tiene relación con otra faceta de quien
estudió interpretación vocal San Diego con el maestro francés Leo Blum se habla
de cierta ocasión en que en el Hotel Playas de Miramar de don César Gándara,
habría de presentarse Mario Lanza, cantante famoso en aquellos años y para
abrir boca tocó a Hilario calentar el escenario. Sucede entonces que Lanza, la
estrella principal del evento, luego de oír el do de pecho de don Lalo se negó
salir al público, reconociendo así que no contaba ni con la potencia, ni la
educada voz del músico y compositor.
LA LECCIÓN DEL MAESTRO O SEA ¡NO ANDES CON MAMADAS!
Entre risas cuenta su hijo
José Ariel, entonces estudiante de Administración Pública en la UNISON, que en
una de las venidas a Empalme, pasó por Sanborns allá en la capital y decidió
sorprender a su apá con un autor de moda: Herb Alpert y su Tijuana Brass.
Con una feria que había
ahorrado raudo y veloz compró el disco Lp respectivo y con el bajo el brazo se
esperó a llegar a casa. Una vez en el hogar paternal mostró el obsequio a don
Lalo, quien sin emitir opinión alguna lo oyó con atención por un lado y luego
por el otro.
Después de terminado el
disco, solo le dijo a Ariel: “Espérame tantito, oye esto” y acto seguido le
puso en el aparato uno tras a otro discos de los grandes ejecutores del jazz,
maestros de la trompeta y demás prodigios de los instrumentos de viento que don
Hilario había estudiado y apenas él conocía. Estamos hablando de alguien que
practicaba varias horas al día y tocaba con maestría algunos instrumentos
musicales.
“¡Ya entendí, ya entendí!”,
cuenta Ariel que se decía por dentro, sin atreverse a contradecir a su padre,
luego de las horas en que estuvo recibiendo la lección de su vida. De ese pelo.
DE LA PERSECUCIÓN AL RECONOCIMIENTO
Con don Lalo ha pasado como
con muchos grandes luchadores sociales, que por esas cosas extrañas de la vida
por lo que antes fue marginado y perseguido ahora es reconocido.
Su compadre Diego Matus
Félix, a raíz de su fallecimiento en 2006 informó: "Desempeñó muchos años
el puesto de telegrafista en la estación del Ferrocarril del Pacífico en
Empalme y la clave morse le era tan cercana y asequible como el olor de las
mosquetas de los jardines del pueblo. Allá en la ciudad de México una vez
fuimos a una cantina a esperar sin avisarle al periodista y poeta Renato Leduc,
ya saben ustedes, el autor de la letra de la canción Tiempo y destiempo, una
magistral rima de la palabra tiempo. Sentado de espaldas Renato volvió el
rostro de un lado a otro cuando escuchó en morse el saludo de los
sonorenses"
En el caso de Hilario tiene
aplicación aquella observación que respecto a Juan Gelman hizo Hugo Gutiérrez
Vega: “Por eso trabaja con palabras que son como sangre. Su ars poetica llega a
un extremo solidario que supera las limitaciones del individualismo cerrado” y
después remata: “La poesía encerrada en
las palabras consagradas por una retórica autoritaria, castrante, no tiene
sentido alguno después de la gran revolución iniciada por Pablo Neruda. Su
movimiento liberador nos enseñó que todo es poetizable, desde el misterio de
las capas de la cebolla y los melancólicos anteojos rotos en un ácido basurero,
hasta la violencia asesina de los dictadores y la superchería y avaricia de los
dueños de los medios de producción en el capitalismo salvaje”
“Aí sigua”, era el saludo de
don Hilario al entrar o al despedirse de los cafeceros de El Colón, ahí en
Guaymas.
(EL PORTAL DE LA NOTICIA/
COLUMNA “LA VIÑA DEL SEÑOR”/ 25 OCTUBRE 2015, 13:50)
No hay comentarios:
Publicar un comentario