Saltillo, Coah.- En menos de
tres meses, tres menores de edad, el último de ellos de 8 años, se quitaron la
vida tras una discusión familiar, esgrimiendo razones como el no tener permiso
de ir a una fiesta o el que le sea quitado el celular; para el director estatal
de los Centros de Atención e Integración Familiar (CAIF), José Guadalupe
Flores, esto refiere una alarmante falta de límites y control de impulsos en la
niñez y adolescencia.
La mayoría de los casos que
se tratan en estos centros de atención, explica su titular, están asociados a
la falta de reglas y límites relacionados con problemas escolares, de conducta
y de pareja, en suma señala “todo lo que tenga que ver con hijos, tiene que ver
con una pobre disciplina”.
Ante la complejidad del
fenómeno suicida, expone el director de los CAIF, “hay que hacer énfasis en las
señales de alarma para que quien esté con algún caso, si ya le pasó
desapercibido a la familia, al maestro, que al amigo no, esa es la parte a la que
hay que estar dando mayor seguimiento”.
LA FATAL PUNTA DEL ICEBERG
En cuanto a las razones que
detonan el suicidio, el director de los Centros de Atención e Integración
Familia (CAIF), José Guadalupe Flores, señala que son sólo la punta del
iceberg, por lo que no se puede generalizar que cualquier niño o joven va a
cometer suicidio si no se le deja ir a una fiesta o tener un celular.
“Entonces todas las mamás se
alarman y no van a querer negar un permiso, pero cada familia se maneja de
manera distinta.
“El tema que sí es estándar y
generalizado es la falta de límites, de sistemas de disciplina en una familia y
no de una disciplina militar, sino de reglas con las que cada familia se maneja
en disciplina, obediencia y límites aunque sean muy laxos. Si hay algo, hay un
buen indicador, aunque no les estén resultando las cosas.
“Pero hay familias que no
cuentan con esto y el día que le quisieron poner un alto cuando siempre lo
dejaban, el joven toma una determinación como si fuera cualquier otro, sólo que
ya no tuvo oportunidad de regresar, decir ‘lo siento’”.
ÁNGEL BRANDO, 8 AÑOS
El fin de semana decidió
quitarse la vida luego de que su padre, José Ángel “N”, le quitara el celular
tras una discusión. Derivado del altercado, y frente a su hermano menor, el pequeño
resolvió tomar un cinturón, el cual amarró a la parte alta de la litera de su
cuarto, para después dejarse caer y morir aparentemente por asfixia. Esto en
Torreón.
Al observar la escena, el
hermano corrió a buscar a su padre, quien inmediatamente hizo lo posible por
descolgar a Ángel para después trasladarlo a la Clínica 16 del Instituto
Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde los médicos únicamente corroboraron
que el niño ya no presentaba signos vitales.
Tras entrevistarse con
agentes de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), delegación
Laguna I, el padre de familia reveló que desde tiempo atrás Ángel Brando
manifestaba problemas de conducta, mismos que lo mantenían bajo atención
psicológica en el plantel en que cursaba la primaria.
CARLOS EDUARDO, 15 AÑOS
Al no obtener permiso para ir
a una fiesta, el adolescente se disparó con un arma de fuego frente a su madre.
Si bien sus compañeros del Colegio de Bachilleres de Coahuila (Cobac), plantel
Teresitas, lo identificaban como un muchacho alegre, fiestero, la negativa de
su madre para acudir al evento social lo “orilló” a buscar un arma, -su padre
fue policía estatal y falleció en cumplimiento del deber-, para después apuntar
y dispararse en la sien ante la mirada atónita de su progenitora.
LUIS ÁNGEL, 12 AÑOS
Al norte del estado, en Villa
Unión, el niño decidió suicidarse porque su abuela no lo dejó salir a jugar con
sus amigos. Sin embargo, éste pasaba por el proceso de separación de sus
padres. El estudiante de secundaria dejó un recado póstumo en el que pedía que
su familia no estuviera triste y les agradecía su forma de vida a pesar de no
estar junto a su padre o su madre.
(ZÓCALO/ REDACCIÓN/ 23/11/2015 - 05:00
AM)
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