En 1917 –año en que
Venustiano Carranza afianzaba su poder y el ejército constitucionalista vencía
definitivamente a las fuerzas de Emiliano Zapata y Francisco Villa– los diarios
mexicanos de la época informaban de los acontecimientos en el convulsionado imperio
zarista y los yuxtaponían con los principales hechos nacionales. Tal despliegue
no era gratuito: Rusia importaba no sólo porque una revolución la sacudía, sino
también porque la victoria o derrota ante Alemania durante la Primera Guerra
Mundial marcaría el devenir internacional. De hecho, de las cenizas de esa
conflagración, Estados Unidos –el poderoso vecino de México—se posicionaría
como la gran potencia del mundo.
“Anoche a las 12 en punto
abdicó la corona de Rusia S.M Nicolás II, que ocupaba el trono desde el 20 de
octubre de 1894. El Czar Nicolás no tan sólo abdicó la corona en su nombre sino
también en el de su hijo el Czarevitch Alexis, por cuya salud se abriga muy
serios temores. Cedió la corona a su hermano menor, el Gran Duque Miguel Alexandro.”
El extracto forma parte de la
nota titulada “Vientos republicanos soplan sobre el imperio moscovita”, con la
cual Excélsior consignó el 18 de marzo de 1917 la abdicación del zar Nicolás
II.
Mediante “cables especiales”
enviados por agencias internacionales, los diarios mexicanos informaban de los
acontecimientos en el convulsionado imperio zarista y los yuxtaponían con los
principales hechos nacionales. Tal despliegue no era gratuito: Rusia importaba
no sólo porque una revolución la sacudía, sino también porque la victoria o
derrota ante Alemania durante la Primera Guerra Mundial marcaría el devenir del
mundo.
En el ámbito nacional, el
jefe del Ejército constitucionalista Venustiano Carranza se afianzaba en el
poder. Era el primer presidente respaldado por la Constitución y su ministro de
Guerra y Marina, el general Álvaro Obregón, se daba a la tarea de liquidar los
remanentes de las fuerzas de Emiliano Zapata y Francisco Villa.
Así, en marzo y abril de 2017
la prensa mexicana informó sobre las vicisitudes de las mermadas tropas
zapatistas y villista, al tiempo que reportaba los acontecimientos que
convulsionaban a Petrogrado.
El Pueblo, “diario de la
mañana”, publicó el 11 de marzo de 1917 que las tropas de Emiliano Zapata “no
contaban con ninguna existencia de parque, ni elementos pecuniarios para
hacerse de él en alguna forma, por lo que debían procurar conservar hasta donde
fuera posible la existencia de armas y municiones con las que contaba cada
individuo, so pena de que el movimiento del sur fracase debidamente”.
Excélsior publicó el 27 de
abril de ese año que “Francisco Villa y sus chusmas (aunque en ocasiones
también se referían a ellos como bandoleros) que tanta guerra habían dado en el
estado de Chihuahua, pronto quedarían reducidos a la impotencia, pues la banda
del cabecilla se verá en breve reducida a menos de 100 hombres, según un
informe del general Francisco Murguía en un parte que envió a la Secretaría de
Guerra y Marina”
En relación con el imperio
ruso, el diario Excélsior publicó el 20 de marzo de 1917 un cable de la agencia
Reuter que dio cuenta de la sublevación de la guarnición de Tsarkoselo que,
junto con los revolucionarios, se aprestaron a tomar el Palacio Imperial, lugar
donde se encontraba la zarina y sus hijos.
El despacho destaca que, en
un intento por salvar a sus hijos, la emperatriz increpó a los rebeldes
diciéndoles: “Soldados de las Rusias en mí no miréis sino a una hermana de la
caridad que vela junto al lecho de sus desdichados y afligidos hijos”. Afirma
luego que la zarina logró conmover “el recio corazón de la soldadesca que se
retiró sin llevar adelante sus propósitos de llegar hasta el lecho de los
príncipes rusos”.
Excelsior también retomó
cables que informan sobre la huelga de los obreros de Petrogrado como punto
detonante de la revolución, la cual había traído a su vez una complicada
situación para los integrantes de la familia real: la insurgencia los agarró
enfermos.
“Los hijos del ex emperador
Nicolás se encontraban todos atacados de sarampión, con excepción de la gran
duquesa María,” informó Excélsior en su primera plana del 20 de marzo de 1917.
Nicolás II –quien se encontraba prisionero en un palacio y estaba sujeto a las
disposiciones del gobierno provisional– solicitó permiso para enviar a su hijo
enfermo a Noruega. El nuevo gobierno aplazó su petición.
Ese mismo día Excélsior
reportó que el gobierno provisional ordenó “la aprensión del general Ivanoff,
antiguo comandante de las operaciones militares en Galicia y en Vohinia,
acusado de estar “de acuerdo con la camarilla de Petrogrado” (bolcheviques)
para que “no se activara la campaña contra Alemania”.
Carranza. Presidente constitucional.
Foto: Archivo Casasola / Fototeca Nacional
DENOSTACIÓN
El 25 de marzo de 1917
Francisco Villa reorganizaba sus fuerzas con el fin de tomar Chihuahua. Sin
embargo, la ciudad se encontraba reforzada por tropas que Carranza envío de
Sonora, mientras que el general Murguía “defendía la ciudad por las alturas del
sur y sobre todo el cerro de Santa Rosa, donde instaló su artillería.”
La situación por la que
pasaban los villistas se veía compleja: “había que tomar Chihuahua para obtener
municiones, pero no se podía tomar Chihuahua sin parque. Villa se encontraba
atrapado en la paradoja y además con fuerzas inferiores a las de los
defensores”, relata el escritor Paco Ignacio Taibo II en su libro Pancho Villa.
Una biografía narrativa.
La campaña efectivamente
salió mal para los revolucionarios y de ella informó Excélsior el 1 de abril de
1917. Cita el parte oficial enviado a la Secretaría de Guerra, el cual “da
cuenta de que las pérdidas sufridas por los asaltantes que llegaron a
seiscientas, entre muertos, heridos y prisioneros. Entre estos últimos se
encontraba el cabecilla Miguel Saaveedra quien en unión de los otros capturados
fue sumariamente ejecutado.”
Miguel Saavedra no era un
simple “cabecilla”. Todo lo contrario. Fue un hombre cercano a Villa y llegó a
ser capitán de artillería en las campañas desplegadas por la División del
Norte.
El historiador Ricardo Pérez
Montfort recuerda en el texto “Imágenes de zapatismo entre 1911 y 1913”,
publicado en el libro Estudios sobre el zapatismo (INAH. 2000), que los diarios
mexicanos denostaban tanto a villistas como a zapatistas. “En la prensa
ilustrada, el zapatismo siempre fue retratado como el enemigo mayor y se
referían una y otra vez a ellos como bandidos, mala hierba y hordas de
criminales”, apunta.
Esa misma prensa otorgó un
trato similar a los bolcheviques. Se refería a ellos como desestabilizadores,
extremistas radicales y anarquistas.
Un ejemplo: el 9 de diciembre
de 1917 el semanario Revista de Revistas señaló que la labor de los
bolcheviques era “netamente disolvente y sus procedimientos de los más
reprobables, pues habían emprendido una obra catequizadora en el seno de las
masas populares campesinas cuya propaganda no era otra cosa, sino el de un envenenamiento
a las masas, pues se las incitaba a atacar a las clases burguesas en general.”
La Guerra Europea, revista
ilustrada especializada en información sobre el desarrollo de la Primera Guerra
Mundial, publicó el 23 de marzo de 1917 una fotografía en la se aprecia a
muchas personas que corren en diferentes direcciones a lo largo de una amplia
avenida de Petrogrado. En el pie de foto se lee: “una multitud huyendo para
librarse del fuego de las ametralladoras de los leninistas, los cuales
disparaban sin piedad, causando entre los pacíficos transeúntes numerosas e
inocentes víctimas”. Para esta publicación, la fotografía era “un acta de
acusación terrible contra los partidarios del traidor de Lenin”.
1914. Zapata y Villa en Palacio
Nacional. Foto: Archivo Casasola / Fototeca Nacional
LA REVOLUCIÓN DE LOS “MAXIMALISTAS”
La revolución bolchevique
triunfó cuando las milicias rebeldes y los guardias rojos tomaron el Palacio de
Invierno. En el calendario juliano –que Rusia aún utilizaba en 1917–, ello
ocurrió en la madrugada del 25 de octubre. En el calendario gregoriano –que ya
utilizaba el resto del mundo–, dicha evento se registró el 6 de noviembre.
Fue hasta el viernes 9 de
noviembre que Excélsior publicó en su primera plana la nota titulada “Kerensky
depuesto por el grupo radical”. Se trató de un cable de la agencia AP que
confirmó “la sensacional noticia de que en la ciudad de Petrogrado había
estallado un movimiento contra el gobierno presidido por el primer ministro,
Alejandro Feodorovitch Kerensky, y que el movimiento en cuestión había asumido
la forma de un golpe de Estado por parte de los maximalistas”, éste último
término que se utilizaba para referirse a los “radicales”.
La misma nota informó que
“los maximalistas habían contado con el apoyo de las tropas de la guarnición
que se encontraban en Petrogrado y con ello hacer posible la consumación del
golpe de Estado sin que ocurriera derramamiento de sangre en las calles de la
capital”.
Al respecto el presidente del
Comité Central Ejecutivo del Consejo de Delegados de los Obreros y Soldados
moscovitas, León Trotsky, expidió una declaración en la que anunció el cambio
del régimen argumentando que “el gobierno provisional que presidía Kerensky
había dejado de existir, añadiendo que algunos de los ministros que formaba el
gabinete encargado de regir los destinos del país habían sido aprehendidos, en
vista de la oposición que no cesaron de efectuar”.
Ese mismo 9 de noviembre
Excélsior publicó algunas de las resoluciones tomadas por el Congreso de
Delegados de los Obreros y Soldados de Rusia al que asistieron alrededor de 570
representantes de diversas partes del país.
En la información recabada
nuevamente por la agencia AP destaca los tres puntos abordados en la orden del
día. En el primero de ellos, apuntó: “Se llegó a elección de los principales
funcionarios públicos, agrupando a catorce maximalistas, entre los que
figuraron Skobeleff, Nikolai Lenine y León Trotzky. Además, siete socialistas
revolucionarios, los cuales nombraron una delegación encargada de iniciar
negociaciones de paz con otras organizaciones revolucionarias o democráticas, a
fin de poner alto al derramamiento de sangre.”
La convención terminó con un
discurso de Vladímir Ilich Lenin, en el que afirmó: “A partir de ahora tenemos
una verdadera revolución, pues los campesinos y los obreros controlan el gobierno.
Este tendrá que ser también el paso preliminar para cualquier movimiento de
carácter revolucionario que pueda iniciarse en lo futuro en cualquier parte del
mundo”.
Guardias rojos frente al Instituto
Smolny. Foto: Cortesía de la Embajada de la Federación Rusa
(PROCESO/ J. RAÚL PÉREZ/ 24 OCTUBRE, 2017)
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