sábado, 5 de abril de 2014

DOS AÑOS PRESOS… Y ERAN INOCENTES


“¡Por fin se hizo justicia!”, fueron las primeras palabras que Angelina Méndez Vázquez pronunció luego de que fuera absuelta de un delito que no cometió y que también mantuvo preso a su padre.

Tuvieron que pasar dos años para que la comunicóloga de 39 años y su papá –encarcelados desde el 2012 acusados de delincuencia organizada y portación de armas– pudieran reunirse de nueva cuenta con sus familiares.

En ese lapso, la mujer permaneció recluida en el Cereso Estatal 3, y su padre Cayetano Méndez Barranco, de 65 años, en el Cefereso 9, ambos ubicados en esta ciudad.

Fue hasta el pasado miércoles que el juez José Erasmo Barraza, titular del Juzgado V de Distrito, los exoneró al dictarles sentencia absolutoria.

A las 10:40 de la noche del jueves Angelina fue liberada y se reencontró con sus allegados, que ya la esperaban afuera del reclusorio.

“Todavía no asimilo la situación, estar en un penal es como estar muerto en vida; ver las mismas paredes, el terreno por donde caminas es siempre igual. Cuando recién llegué sentía mucha impotencia y coraje, pero ahorita ya lo que quiero es que salga mi papá para sentirme feliz, y pues a echarle ganas”, dijo la también madre de familia, quien ayer esperaba afuera del penal federal que liberaran a su padre.

Ambos fueron detenidos junto con otras 17 personas en un operativo que realizó la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM) el 18 de abril de 2012, a quienes se les fincaban cargos por los delitos de delincuencia organizada y violación a la Ley Federal de Armas de Fuego.

“Decían que pertenecíamos a un grupo, pero la gente que estábamos no nos conocíamos, tampoco el que me rentaba la casa sabía nada”, señaló Angelina.

Con cierto resentimiento cuestionó los métodos utilizados por las autoridades al realizar las investigaciones y que a ella le costaron dos años de su libertad.

“Opinó que hace falta más preparación para las personas que tienen ese tipo de cargos y agentes que realmente realicen bien su trabajo”, recalcó.

A un costado de Angelina permaneció en todo momento su hermano Edgar Méndez, quien junto con demás familiares y amigos encabezaron en varias ocasiones protestas para que liberaran a sus allegados.

De acuerdo con los archivos periodísticos, el miércoles 18 de abril de 2012 Angelina acudió con su padre a cobrar la renta de un domicilio que tenían arrendado y, de paso, repararían unos barandales de la reja exterior y principal.

En el camino, dos trabajadores de un negocio de atracciones instalado en el sector interceptaron a Cayetano para ofrecerle ayuda.

A los pocos minutos de llegar al domicilio, ubicado en la calle Bélgica y Granada de la colonia Santa Rosa, arribaron varias unidades de la Policía Municipal.

Los vehículos les cerraron la calle y, sin decir palabra, los preventivos ingresaron a la casa y arrestaron a tres personas, pero también procedieron con la detención de la profesionista, su padre y los dos soldadores.

Posteriormente se dirigieron a dos domicilios donde detuvieron a otras personas a las cuales se les acusó de portación ilegal de arma de fuego, posesión de droga y delincuencia organizada; entre los detenidos se encontraba una persona con autismo.

Presuntamente, a ellos se les aseguraron dos fusiles de asalto calibre 7.62 por 39, de los conocidos como “cuerno de chivo”, una escopeta calibre .12; una pistola .40; otra .25; dos calibre .380; siete cargadores para calibre 7.62 por 39; 164 cartuchos 7.62 por 39; seis cartuchos .40 y ocho calibre .380.

Ahora Angelina lamenta los momentos que no pudo convivir al lado de su hijo.

“Dos años sin convivir con mi niño de 14 años… apenas está en la etapa de la adolescencia y él también batalló, tuvo que ir a terapias psicológicas”, dijo la mujer.

A pesar de lo que vivió, aseguró que no se irán de la ciudad: “nosotros no tenemos nada qué temer, somos juarenses y aquí nos vamos a quedar”, concluyó. (Francisco Chávez/El Diario)

(Francisco Chávez/El Diario | 2014-04-04 | 23:17)

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