“¡Por fin se hizo
justicia!”, fueron las primeras palabras que Angelina Méndez Vázquez pronunció
luego de que fuera absuelta de un delito que no cometió y que también mantuvo
preso a su padre.
Tuvieron que pasar
dos años para que la comunicóloga de 39 años y su papá –encarcelados desde el
2012 acusados de delincuencia organizada y portación de armas– pudieran
reunirse de nueva cuenta con sus familiares.
En ese lapso, la
mujer permaneció recluida en el Cereso Estatal 3, y su padre Cayetano Méndez
Barranco, de 65 años, en el Cefereso 9, ambos ubicados en esta ciudad.
Fue hasta el pasado
miércoles que el juez José Erasmo Barraza, titular del Juzgado V de Distrito,
los exoneró al dictarles sentencia absolutoria.
A las 10:40 de la
noche del jueves Angelina fue liberada y se reencontró con sus allegados, que
ya la esperaban afuera del reclusorio.
“Todavía no asimilo
la situación, estar en un penal es como estar muerto en vida; ver las mismas
paredes, el terreno por donde caminas es siempre igual. Cuando recién llegué
sentía mucha impotencia y coraje, pero ahorita ya lo que quiero es que salga mi
papá para sentirme feliz, y pues a echarle ganas”, dijo la también madre de
familia, quien ayer esperaba afuera del penal federal que liberaran a su padre.
Ambos fueron
detenidos junto con otras 17 personas en un operativo que realizó la Secretaría
de Seguridad Pública Municipal (SSPM) el 18 de abril de 2012, a quienes se les
fincaban cargos por los delitos de delincuencia organizada y violación a la Ley
Federal de Armas de Fuego.
“Decían que
pertenecíamos a un grupo, pero la gente que estábamos no nos conocíamos,
tampoco el que me rentaba la casa sabía nada”, señaló Angelina.
Con cierto
resentimiento cuestionó los métodos utilizados por las autoridades al realizar
las investigaciones y que a ella le costaron dos años de su libertad.
“Opinó que hace
falta más preparación para las personas que tienen ese tipo de cargos y agentes
que realmente realicen bien su trabajo”, recalcó.
A un costado de
Angelina permaneció en todo momento su hermano Edgar Méndez, quien junto con
demás familiares y amigos encabezaron en varias ocasiones protestas para que
liberaran a sus allegados.
De acuerdo con los
archivos periodísticos, el miércoles 18 de abril de 2012 Angelina acudió con su
padre a cobrar la renta de un domicilio que tenían arrendado y, de paso,
repararían unos barandales de la reja exterior y principal.
En el camino, dos
trabajadores de un negocio de atracciones instalado en el sector interceptaron
a Cayetano para ofrecerle ayuda.
A los pocos minutos
de llegar al domicilio, ubicado en la calle Bélgica y Granada de la colonia
Santa Rosa, arribaron varias unidades de la Policía Municipal.
Los vehículos les
cerraron la calle y, sin decir palabra, los preventivos ingresaron a la casa y
arrestaron a tres personas, pero también procedieron con la detención de la
profesionista, su padre y los dos soldadores.
Posteriormente se
dirigieron a dos domicilios donde detuvieron a otras personas a las cuales se
les acusó de portación ilegal de arma de fuego, posesión de droga y
delincuencia organizada; entre los detenidos se encontraba una persona con
autismo.
Presuntamente, a
ellos se les aseguraron dos fusiles de asalto calibre 7.62 por 39, de los
conocidos como “cuerno de chivo”, una escopeta calibre .12; una pistola .40;
otra .25; dos calibre .380; siete cargadores para calibre 7.62 por 39; 164
cartuchos 7.62 por 39; seis cartuchos .40 y ocho calibre .380.
Ahora Angelina
lamenta los momentos que no pudo convivir al lado de su hijo.
“Dos años sin
convivir con mi niño de 14 años… apenas está en la etapa de la adolescencia y
él también batalló, tuvo que ir a terapias psicológicas”, dijo la mujer.
A pesar de lo que
vivió, aseguró que no se irán de la ciudad: “nosotros no tenemos nada qué
temer, somos juarenses y aquí nos vamos a quedar”, concluyó. (Francisco
Chávez/El Diario)
(Francisco Chávez/El
Diario | 2014-04-04 | 23:17)
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