BOGOTÁ
(apro).- John Jairo Guzmán, el colombiano que permaneció 57 días en
manos de un grupo de secuestradores en las cercanías de Toluca, Estado
de México, luego de ser “levantado” por policías preventivos de la
capital mexicana, no quiere saber nada de su pasado en México ni está
interesado en interponer denuncia alguna.
“Si hablo, me matan o matan a mi familia”, dice a Apro desde
su casa en Cali, al suroccidente de esta capital. John Jairo ya
comprobó que la capacidad operativa de la banda de secuestradores
mexicanos de la que escapó llega hasta Colombia.
El pasado 27 de enero la Policía Nacional de Colombia (PNC) capturó en Cali a Eider Yilbey Echeverry, El Zarco,
acusado de actuar en este país como vínculo de la banda mexicana que
secuestró a Guzmán y de la que forman parte policías preventivos de la
capital de México.
El Grupo Antisecuestro y Antiextorsión (Gaula)
de la PNC investiga si existen más delincuentes colombianos implicados
en este caso, y si los nexos que han establecido los cárteles de la
droga de ambos países se extienden a otro tipo de actividades delictivas
como el secuestro y la extorsión.
“Nosotros creemos que hay más
colombianos que sirven de nexos aquí a las bandas mexicanas. Este es un
escenario en el que estamos trabajando no sólo nosotros, sino en
coordinación con las autoridades mexicanas”, asegura el director del
Gaula, general Humberto Guatiboza.
De acuerdo con el jefe policiaco, El Zarco
se encargó de extorsionar a la esposa de Guzmán, Luz Edith Sarmiento,
mientras aquel se encontraba secuestrado en México, y la obligó a vender
propiedades para liberar a su marido.
Echeverry, radicado en
Cali, al igual que Guzmán y su familia, era el vocero y nexo de la banda
mexicana en Colombia. Se trata de un avezado delincuente que trabaja en
Cali para las llamadas “oficinas de cobro”, organizaciones criminales
que se encargan de recuperar deudas para los grupos del narcotráfico y
de realizar asesinatos por encargo.
El Gaula, que investiga pormenores del plagio de Guzmán en México desde que la víctima regresó a Colombia, descubrió que El Zarco
obligó a la esposa del secuestrado a vender un automóvil y transferir a
su nombre propiedades de la familia para pagar el rescate de John
Jairo.
“Él (Echeverry) fue personalmente a extorsionar a la señora
(de Guzmán) y la llevó a que hiciera los cambios de las propiedades.
Tenemos pruebas suficientes y la Fiscalía General de Colombia evaluó
esas pruebas, se las presentamos a un juez y éste ordenó su captura. Por
eso esta persona conocida como El Zarco fue capturado y está acusado en Colombia de secuestro extorsivo agravado, que es un delito gravísimo”, indica Guatiboza.
En un principio los secuestradores mexicanos exigieron a la esposa de Guzmán 6 millones de dólares, pero cuando El Zarco
se percató de que la familia no disponía de esos recursos obligó a
Sarmiento a traspasar a su nombre propiedades y a entregarle todo el
dinero que pudiera recaudar, pues de lo contrario –amenazó– mataría a
las dos hijas del matrimonio.
Enredo
Guzmán
fue secuestrado el pasado 20 de septiembre en la colonia Narvarte de la
ciudad de México. Su caso se difundió ampliamente, luego de que un
ciudadano registró el hecho en un video en el que se aprecia cómo en
plena avenida Cuauhtémoc el colombiano es bajado de su automóvil Chevy
por policías de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal.
Uno de ellos, Apolonio Pérez Tapia, está detenido y tres más se
encuentran prófugos.
El colombiano reapareció 57 días después, el
pasado 19 de noviembre, cuando logró escapar de sus captores, quienes lo
retuvieron en una casa en las inmediaciones de Toluca. De inmediato,
según dijo, se refugió en la embajada de Colombia en México y dos días
después personal diplomático lo trasladó a su país.
En una
declaración que rindió ante funcionarios consulares colombianos y el
Ministerio Público del Distrito Federal –difundida por la prensa
mexicana–, Guzmán admitió que viajó a México en abril de 2013 y que se
dedicaba a asaltar cafeterías, restaurantes y plazas comerciales.
La
Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) cuenta
con fotografías del colombiano a bordo de lujosos automóviles. Según
John Jairo, esos autos se los prestaban compatriotas suyos que residen
en las colonias Doctores y Buenos Aires de la ciudad de México, donde
operan bandas dedicadas al robo de vehículos y autopartes.
Guatiboza
dice que está al tanto de que Guzmán declaró en México que se dedicaba
al hurto, pero afirma que en Colombia –al igual que en aquel país– no
tiene ninguna causa judicial abierta ni antecedentes delictivos.
“Tampoco tiene el perfil de una persona que tenga una gran cantidad de dinero”, señala.
Los
investigadores presumen que su secuestro obedeció a que la banda de
plagiarios pensó que se trataba de un delincuente acaudalado por los
autos que conducía, pero en realidad sólo era propietario del Chevy en
que fue “levantado”.
Al volver a Cali, Guzmán –quien sufrió varias
golpizas durante su cautiverio– negó que en México hubiera declarado
dedicarse al hurto, y cambió su versión. Dijo que viajó a ese país a
trabajar como guardaespaldas del propietario de una farmacia en
Guadalajara, y aseguró al diario El País de Cali que “hay altos funcionarios del gobierno (de México) involucrados en mi secuestro”.
De
acuerdo con el general Guatiboza, Guzmán nunca ha hecho ese tipo de
señalamientos en sus declaraciones ante el Gaula, por lo que desconoce
su veracidad.
El procurador general de Justicia del Distrito
Federal, Rodolfo Ríos Garza, ha dicho que el colombiano que escapó de
sus captores reconoció, al rendir testimonio en el Consulado de Colombia
en México, que se dedicaba al robo en ese país.
Cabos por atar
Guatiboza
sostiene que la investigación del caso sigue su curso, tanto en
Colombia como en México, para lo cual la PNC mantiene comunicación con
la Policía Federal mexicana y realiza gestiones a través de la Interpol.
“Tenemos
un canal de comunicación directo. Este no es el único caso, hemos
tenido muchos casos de estos, y lo que nosotros hacemos es llamar a la
Policía Federal de México inmediatamente y ellos reaccionan. Hemos
obtenidos unos buenos éxitos allá”, asegura el director del Gaula.
El
jefe policiaco piensa que las ostentaciones de Guzmán con los autos
lujosos provocaron que sus secuestradores pensaran que se trataba de un
delincuente de alto vuelo que manejaba muchos recursos, pero de acuerdo
con las investigaciones del Gaula se trata de una persona con recursos
limitados.
“No tiene el perfil para tener los 6 millones de
dólares que pedían los secuestradores por su rescate. No es tan
acaudalado, porque realmente su esposa alcanzó a hacer (a El Zarco) unos traspasos por unos 50 mil dólares. No más”, indica.
Señala
que las presuntas actividades delictivas de John Jairo Guzmán en México
son investigadas por las autoridades de ese país, “porque a nosotros lo
que él nos dice es que estaba allá trabajando y buscando nuevas
alternativas para su familia. Esa es la información que nos da él acá.
Lo que pasa es que no tenemos la oportunidad de corroborarlo porque esa
es información que nos tiene que dar México a nosotros, ver si cometió
delitos allá, pero aquí no tiene ese tipo de antecedentes”.
Guatiboza
sostiene que al margen del caso de Guzmán, las policías de los dos
países deben profundizar en las investigaciones sobre los estrechos
nexos entre bandas mexicanas y colombianas que, al parecer, van mucho
más allá del narcotráfico y abarcan negocios criminales como la
extorsión, la trata y el tráfico de personas y el secuestro.
Subraya
que en los últimos seis meses han sido secuestrados ocho colombianos en
México, de los cuales seis fueron liberados y dos permanecen
desaparecidos y “tememos que hayan sido asesinados porque no tenemos
pruebas de supervivencia”.
Remata:
“Todavía hay muchas
ruedas sueltas, hay que ver si las mismas organizaciones del
narcotráfico están metidas en esto. Eso hace parte del escenario
investigativo que estamos desarrollando. En estos momentos no tenemos
elementos para afirmarlo o negarlo”.
/ 31 de enero de 2014)
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