miércoles, 11 de diciembre de 2013

PRENSA AMENAZADA



El ejercicio de libre expresión para la prensa mexicana es una tarea pendiente para el gobierno de Enrique Peña Nieto. El Siglo de Torreón, Milenio Laguna y Mural de Guadalajara, así como dos radiodifusoras de Quintana Roo, han sido víctimas de atentados explosivos o incendiarios

Las cosas no han cambiado en México. La libertad de expresión sigue amenazada. En lo que va de este año, han asesinado a seis periodistas, hay por lo menos tres desaparecidos y continúan los atentados contra instalaciones de periódicos y radiodifusoras a lo largo y ancho de nuestro país.

En la última asamblea de la Asociación Mexicana de Editores (AME) realizada en Guadalajara, Jalisco, Jesús Armando Liogon Beltrán, representante de Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), confirmó las cifras de la impunidad. En ninguno de los casos hay avance en las investigaciones, ni personas detenidas.

Estadísticas de la SIP refieren el negro liderazgo de México en el asesinato de periodistas, y aunque su estadística solo abarca de enero a octubre, en dicho periodo hubo cuatro homicidios de periodistas en nuestro territorio, mientras que Brasil tuvo tres, Colombia dos, Guatemala dos, Haití dos; y Ecuador, Honduras y Paraguay, uno cada uno.

Otras organizaciones como Reporteros sin Fronteras, solo refieren dos asesinatos de reporteros en México. En la última actualización, en junio de 2013, del “Barómetro de la Libertad de Prensa”, se aclara que solo esos dos casos estaban comprobados por ellos como atribuidos estrictamente al ejercicio periodístico.

En su informe de enero a septiembre de este año, Artículo 19 documentó 225 agresiones, entre éstas, tres asesinatos, dos desapariciones, cuatro ataques a medios, 26 amenazas y siete privaciones ilegales de la libertad.

Al intervenir en el foro “Libertad de Expresión y Libertad de prensa en México”, Liogon Beltrán expresó que “la libertad de prensa es una asignatura pendiente en la actual administración del Presidente Enrique Peña Nieto, a pesar de sus buenas intenciones”.

Aseveró que no existe duda de que los sicarios de la delincuencia son los principales enemigos de la libertad de los periodistas.
Números y geografía del crimen

México es el país más peligroso para ejercer el periodismo en América Latina. Artículo 19 y Reporteros sin Fronteras no se equivocan. Crímenes, amenazas y, finalmente, autocensura de periodistas o de sus medios.

En ZETA se tiene por corroborado, justo la semana pasada se cumplieron 16 años del atentado contra su codirector, Jesús Blancornelas, y su chofer Luis Valero Elizalde, quien perdió la vida el 27 de noviembre de 1997 en Tijuana. Antes, en 1988 se registró el homicidio del también codirector de ZETA, Héctor “El Gato” Félix Miranda, y después, el asesinato de Francisco Ortiz Franco en 2004, editor del citado medio.

Un recuento de la SIP, organismo con sede en Miami, indica que de 1987 al 21 de octubre de 2013, un total de 93 reporteros, fotógrafos, camarógrafos, editores y directores fueron asesinados en México. Otros 23 desparecieron y nunca fueron encontrados. Casos impunes en su gran mayoría.

Las propias autoridades reconocen el tamaño del problema y de su incapacidad. Apenas la semana anterior, Alberto Peralta Flores, director adjunto de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE), de la Procuraduría General de la República (PGR) reveló que en el presente año se han formulado 151 denuncias formales por agresiones a comunicadores.

En estos casos, muchos de los depredadores de la libertad de prensa son servidores públicos de los distintos órdenes de gobierno y poderes del Estado. Tan es así, que el funcionario dijo que un 40 por ciento de las denuncias son por abusos de autoridad. El resto, por amenazas, hostigamientos, homicidios, lesiones y desapariciones.

Peralta Flores advirtió que en materia de libertad de expresión “no hay amenaza chiquita”. Los periodistas no supieron si la frase fue para invitar a la denuncia o para infundir miedo. El Distrito Federal y el Estado de México comparten el primer lugar en denuncias.

En Veracruz, en 2012 se perpetraron cinco ejecuciones de comunicadores, mientras que en otros estados como Michoacán, Chihuahua, Coahuila y el mismo puerto jarocho, las amenazas se han vuelto frecuentes por parte de grupos de la delincuencia organizada. Por su parte, autoridades estatales y municipales son las más mencionadas por intimidar periodistas en Quintana Roo.
La muerte de los mensajeros

El deceso de cualquier ser humano es muy lamentable, pero cuando un informador es asesinado, se acalla a todo un pueblo. El primero de los homicidios de un periodista en 2013 así lo demuestra. La tarde del domingo 13 de marzo, en Ojinaga, Chihuahua, fue victimado de 18 balazos Jaime Guadalupe González Domínguez, de 38 años, director y redactor del periódico digital Ojinaganoticias.com.mx. Varios sujetos lo interceptaron para exigirle su cámara fotográfica y, acto seguido, lo masacraron impíamente.

El medio de comunicación publicó en su momento: “Con esta noticia muy posiblemente ésta sea la última nota de este medio, es una verdadera lástima este atentado contra el periodismo”. El periódico de internet no volvió a salir, y en la página web se puede leer “Este sitio ha sido suspendido… Favor de regresar más tarde”.

En abril, el día 16 fue asesinado de varios disparos de arma de fuego el periodista Alonso de la Colina Sordo, en la capital de Puebla. Había acudido a realizar un movimiento bancario en una sucursal de Plaza San Ángel y, al salir, fue presuntamente asaltado por dos sujetos que abordaban una motocicleta. De la Colina Sordo tenía poco tiempo de haber abandonado el noticiero “Hechos Guerrero” de TV Azteca.

La madrugada del 24 de abril, se reportó de un macabro hallazgo en la colonia Miravalle, en la zona sur de Saltillo. Viandantes encontraron a su paso los cuerpos mutilados de dos jóvenes. Uno de ellos fue identificado como el fotógrafo del diario Vanguardia de la capital coahuilense, Daniel Alejandro Martínez Bazaldúa, de 22 años.

El muchacho, que tenía un mes de laborar en el periódico, fue visto por última ocasión el mediodía anterior, cuando salió de la redacción con sus órdenes de trabajo de la sección de sociales. Se supo que no dio cobertura a las asignaciones.

También en el norte, pero en el Ejido Santa Clara, en Tamaulipas, el 24 de junio fue localizado el cadáver de Mario Ricardo Chávez Jorge, director del diario El Ciudadano Online, desaparecido desde principios del mismo mes.

El cadáver del columnista y socio del medio de comunicación digital estaba semi-enterrado en una brecha muy próxima a los límites con los Estados Unidos.

Se conoció por amigos y familiares que Chávez Jorge fue levantado dos semanas atrás por un grupo de sujetos armados, cuando salía de un cinema de Ciudad Victoria, Tamaulipas.

Otro crimen artero se registró la madrugada del 17 de julio en Oaxaca capital, cuando el reportero Alberto López Bello, de 28 años, que cubría la información policiaca del diario El Imparcial de esa entidad y laboraba en Radiorama, fue victimado a tiros.

El cuerpo del joven fue localizado en el predio rústico La Humedad, junto al cadáver del servidor público de Seguridad y Vialidad del municipio de Oaxaca de Juárez, Arturo Alejandro Franco Rojas.

También fue ejecutado Alberto Angulo Gerardo, quien cubría deportes para la radio y televisión de Hermosillo, Sonora. Fue privado de la vida por un comando armado en La Angostura, Sinaloa.

Ninguno de los crímenes relatados ha sido esclarecido por las autoridades locales ni federales, menos aún se ha detenido a los responsables.
 Avisos desaprobatorios

 Delincuentes comunes, el crimen organizado y políticos o funcionarios corruptos se han convertido en enemigos de la libertad de expresión, atentando en contra de los medios de comunicación y sus representantes.

Este año, como ocurrió en los anteriores inmediatos con ataques a empresas televisoras y medios impresos, las agresiones a casas editoriales y radiodifusoras no han parado, registrándose atentados armados, explosivos o incendiarios en contra de los periódicos El Siglo de Torreón y Milenio Laguna, ambos en la comarca que une a los estados de Coahuila y Durango; así como contra el periódico Mural de Grupo Reforma, en Guadalajara.

A finales de febrero ocurrieron por lo menos tres ataques a las instalaciones de El Siglo de Torreón. Los días 25 y 26 hubo disparos contra la fachada del rotativo, sin que se registraran personas lesionadas. Un día después, sujetos armados atacaron una patrulla que resguardaba al periódico por la calle de espaldas.

El diario había sufrido a principios de año el secuestro de cinco trabajadores que después fueron liberados, y otros atentados en los años 2009 y 2011. Ninguno de los casos fue esclarecido por las autoridades.

En Zapopan, la madrugada del 17 de abril, estallaron dos artefactos explosivos en el periódico Mural. Uno por la puerta principal de la Avenida Mariano Otero, y otro por la puerta del estacionamiento de la Avenida López Mateos Sur.

Acciones fortuitas de las autoridades estatales de Jalisco que investigaban secuestros, homicidios y atentados armados en bares, llevaron a aclarar en “paquete” el ataque al diario, que en días anteriores había recibido amenazas en oídos de sus editores, por publicar notas del crimen organizado.

Más de una docena de detenidos pertenecientes a un grupo autodenominado “Los Aliados”, lanzaron los explosivos en un intento por inculpar al Cártel Jalisco Nueva Generación, vinculado por el periódico jalisciense en recientes hechos violentos.

Otro golpe a la libertad de prensa ocurrió la noche del 21 octubre en las instalaciones del diario Milenio Laguna y Multimedios, donde un solitario sujeto llegó hasta la caseta de vigilancia y arrojó un bidón de gasolina, a la que prendió fuego y después escapó.

Días después, las corporaciones policiacas de Durango y Coahuila pudieron detener al presunto autor material del hecho incendiario, quien confesó que un grupo de la delincuencia organizada en el que milita, le pagó 3 mil pesos a cambio de provocar el siniestro, en un intento por acallar al medio.

También en octubre, el día 28, fueron atacadas las estaciones de radio FM Maya y La Estrella Maya, en Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo. Sujetos cubiertos del rostro, armados con machetes y bombas molotov, atacaron al vigilante de las emisoras y a dos periodistas, uno de los cuales resultó herido a machetazos. Los agresores destruyeron un transmisor y huyeron.

 COMUNICADORES EJECUTADOS EN LO QUE VA DE 2013


JAIME GUADALUPE GONZÁLEZ
        
Director y redactor del periódico digital ojinaganoticias.com.mx
13 de marzo, Ojinaga, Chihuahua

ALONSO DE LA COLINA SORDO    

Ex conductor de TV Azteca Guerrero
15 de abril, Puebla, Puebla

DANIEL ALEJANDRO MARTÍNEZ BAZALDÚA
        
Fotógrafo del diario Vanguardia
24 de abril, Saltillo, Coahuila

MARIO RICARDO CHÁVEZ JORGE
        
Director del diario El Ciudadano Online
27 de junio, Tamaulipas

ALBERTO LÓPEZ BELLO
        
Reportero del diario El Imparcial
17 de julio, Oaxaca, Oaxaca

ALBERTO ANGULO GERARDO
        

Reportero de deportes en la estación de radio La Gran Diferencia de Hermosillo, Son.
4 de noviembre, Angostura, Sinaloa

SOLO CAMBIÓ EL DISCURSO: ALFREDO CORCHADO

Alfredo Corchado es jefe de la oficina en México del diario The Dallas Morning News. Es un periodista con experiencia y premiado internacionalmente. Ha vivido en carne propia la angustia de la amenaza del narcotráfico y llegó a autoexiliarse en más de una ocasión.

En entrevista con ZETA, el reportero y ahora escritor del libro “Medianoche en México”, presentado en el marco de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, se mostró preocupado por la seguridad de los periodistas en este país.

Al mexicoamericano le inquieta el discurso oficial: “Hay un esfuerzo del gobierno de Enrique Peña Nieto de intentar el cambio de la narrativa, cambiar la estrategia de comunicación. Eso es preocupante, porque no creo que las cosas hayan cambiado”.

Asimismo, reconoció el trabajo de este Semanario: “En ZETA, ustedes como revista han hecho un trabajo valioso, de seguir sacando asuntos y números. Seguir recordándonos a nosotros como corresponsales norteamericanos o medios en general, de que los números no son como nos los pintan”.

Corchado agregó que a veces le “da miedo” que haya gente que piense que el país cambió dramáticamente. “Yo veo a un Ciudad Juárez mucho más tranquilo. Un Nuevo Laredo que está en pie de lucha, buscando la salida. No creo que México en sí sea ese país seguro que nos quieren hace creer, y muestra de ello son las amenazas y ataques contra periodistas”.

El reportero tuvo que abandonar el país hace un tiempo, cuando informantes norteamericanos le avisaron que Los Zetas de Miguel Treviño Morales “El Z-40” tenían en la mira a un periodista estadounidense para matarlo, y que todo apuntaba a que era él.

En los últimos años, Alfredo Corchado se ha dedicado a investigar las mafias en la frontera de Tamaulipas, Chihuahua y Nuevo León, y fue el primero en informar de la captura del “Z-40”, horas antes de que el gobierno mexicano confirmara la noticia.

MOMENTOS COMPLICADOS: RAFAEL RODRÍGUEZ

Rafael Rodríguez Castañeda es un hombre de periodismo, con muchas páginas recorridas y tinta vertida. Por méritos propios, heredó la dirección del semanario Proceso de manos de Julio Scherer García, y es autor y coordinador de varios libros.

Hoy observa y escucha del oficio con ojos y oídos diferentes. Las coberturas noticiosas y las interpretaciones de muchos medios de comunicación distan de aquellas que se describen en los libros y se guardan en las hemerotecas del Siglo XX.

Rodríguez Castañeda no lo atribuye a otra cosa que no sea el encuentro sorpresa entre el periodismo y el fenómeno del narcotráfico. Y desde luego, a la tan difundida guerra contra ese flagelo. “El encuentro fue inesperado. No todos los medios hemos sabido cómo enfrentar ese reto, ese desafío, porque era tener una guerra en casa, una guerra por demás extraña”, enfatizó el periodista.

El director de Proceso reconoce que el abordaje del fenómeno criminal ha sido diverso y no uniforme: “En ese sentido hubo quienes se mantuvieron al margen, indiferentes, hubo quienes utilizaron de manera amarillista los acontecimientos, y hubo medios, y los hay todavía, que se mueven en el filo de la navaja, con una cercanía demasiado peligrosa con el narco y sus grupos de poder en regiones y ciudades distintas”.

Entrevistado en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde presentó su libro “El Policía”, para Rafael Rodríguez el periodismo “se confrontó consigo mismo, repito, de manera inesperada, y no supo resolver bien la ecuación”.

Considera que el periodismo está viviendo uno de los momentos más complicados, “más lleno de situaciones espinosas, y bueno, pues de cualquier manera hay que hacer sobrevivir a la maravilla de oficio que es”, concluyó.

SE RENOVARON LOS CÁRTELES: RAYMUNDO RIVA PALACIO

En términos de delincuencia organizada, ejercer el periodismo en México sigue siendo de elevadísimo peligro, refiere el periodista Raymundo Riva Palacio, quien presentó el “Manual para un Nuevo Periodismo” durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Cita el narrador, creador de unidades de investigación en diversos medios impresos de circulación nacional en las últimas tres décadas, que en recientes 10, 15 años, el periodismo en el país ha transitado por una etapa terrible.

“Hace 20, 25 años, distinguíamos en el medio cuando había un periodista asesinado, sí andaba metido en líos personales o en qué casos se trataba de un asunto relacionado con el ejercicio de su labor como periodista y querían acallar su voz. Ahí no había duda, pero hoy en día eso ya no es así”, dijo Riva Palacio.

Para Raymundo hay periodistas que realmente hacen su trabajo y que están en alto riesgo. “¿Cuál es el problema? La política de Enrique Peña Nieto comenzó con algo muy importante, que es el cambio del discurso, el cambio del mensaje, pero ese cambio no quiere decir que en automático se reduce la violencia, porque cambiaron el mensaje y dejaron de contener a los criminales”.

El veterano reportero afirmó que la realidad lo rebasó todo “porque el mensaje no habla de guerra contra el narcotráfico, pero sigue habiendo mucha violencia, y peor, se renovaron con más fortaleza los cárteles y ¿quiénes son los afectados? Pues quienes están en las zonas de alto riesgo. Por eso también hay zonas del país donde los periodistas eligen qué escribir, como un asunto de seguridad, no de autocensura”.

Raymundo Riva Palacio es de la idea de que los periodistas registran la información, no ser parte de ella. Criticó la política de comunicación social como una de las grandes paradojas del sexenio peñanietista.

“Felipe Calderón estableció como definición de victoria la detención de 37 capos, y este gobierno define como victoria la detención de 122. ¿Cuál es la diferencia? Bueno, no, es al revés. ¿Por qué se cuadruplicó la cifra de un gobierno a otro en cuestión de meses? Igual que con Calderón ¿cómo definieron a esas personas? Esa información no la tenemos, entonces, seguimos trabajando en túneles muy oscuros”, finalizó el entrevistado.

(SEMANARIO ZETA/ Luis Carlos Sáinz Martínez/ diciembre 9, 2013 12:00 PM)

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