lunes, 7 de enero de 2013

UN CRIMEN MÚLTIPLE MÁS EN SINALOA


Matanza en El Fuerte: llevaban madera, encontraron la muerte
Luis Fernando Nájera   
Como hacía años lo realizaban, integrantes de una familia de transportistas bajó de Palomas, Chihuahua, cargando centenares de pies de madera de pino hacia el aserradero en Estación Naranjo, Sinaloa, y cuatro de ellos encontraron la muerte en forma inmediata.

Así se sintetiza otro episodio de muerte en la guerra del narco que libran el cártel de Sinaloa y la alianza Beltrán Leyva-Carrillo-Zetas, por el control del Triángulo Dorado, zona productora de mariguana y amapola, en la montaña.

Un mensaje dejado por los asesinos sobre los despojos humanos así lo afirma. Además, la posición en que fueron encontrados los cuerpos: en fila y con disparos de calibre 40 en la cabeza dados a sangre fría ratifican la misma sospecha.
La Procuraduría General de Justicia del Estado inició la investigación de la matanza de los “Santos Inocentes”, pero una semana después no tiene nada. Un crimen múltiple más camino a la impunidad, al olvido oficial.

De acuerdo con la indagatoria oficial, era la víspera de Noche Buena cuando los hermanos Armando y Francisco Javier Ceballos Núñez, Marcos Chávez Molina y Armando Ceballos Basoco, algunos con casa en Los Mochis, y otros en Ocoroni, Sinaloa, bajaron de la sierra de Chihuahua en varios vehículos madereros.

Llevaban, creen los investigadores, un pasajero, pues la familia solo reportó a cinco personas, y en la matanza aparecieron seis cuerpos.

Como estaban comunicados vía celular, uno de los transportistas comentó a su interlocutora que estaban llegando a Ocoroni, por la carretera San Blas-Sinaloa, pero eran interceptados por un grupo armado. No eran policías, o al menos eso no aparentaba ser.

Desde entonces desaparecieron, denunció la familia.

Dos días después, y al no ser localizados los transportistas ni los camiones, la Policía Ministerial del Estado desplegó un operativo aéreo y terrestre de búsqueda de los camioneros. El despliegue terminó con el resultado de otras tantas movilizaciones policiales: infructuoso.

Finalmente, la víspera del día de los Santos Inocentes, los residentes de Vivajaqui, El Fuerte, reportaron una noche llena de disparos y presumían que dos bandos rivales se enfrentaban a balazos. Por ser de noche y la zona considerada de peligro, los policías no salieron, sino se resguardaron en sus comisarías. Por la mañana se desplegó una nueva operación de búsqueda.

En un camino que une a los poblados Vivajaqui con La Cruz, los cuerpos de seis personas fueron encontrados. Cuatro estaban muertas, y dos habían sobrevivido, milagrosamente, al disparo en la cabeza a bocajarro. Eran un menor de edad y Marcos Chávez Molina. A un lado de estos estaban muertos Armando y Francisco Javier Ceballos Núñez y Francisco Ramón Valenzuela Ochoa.

Sobre los cuerpos, los asesinos les dejaron un mensaje revelando la causa de la matanza: por “halcones de Lemo Núñez”; “no controlas Bacayopa y quieres entrar a terreno”, le advierten.

El jueves (3 de enero), el menor desconocido falleció, elevando a cinco las víctimas mortales.

Sacrificio inexplicable
En declaraciones ministeriales, los deudos negaron que sus parientes asesinados fuesen parte de algún clan del narco. Eran, defendieron, transportistas legítimos pues tenían ya muchos años bajando troncos de pino al aserradero de jabas.

Nunca habían tenido problemas ni habían sido amenazados. Por eso, el sacrificio de todos ellos era inexplicable.

Francisco López Leal, subprocurador regional de Justicia en la zona norte, confirmó que las víctimas estaban limpias de antecedentes penales, y solo uno de ellos fue investigado por violencia intrafamiliar, caso que no llegó a consignarse.

Reveló que no hay avances en la investigación ni se ha determinado el origen del ataque, y pese a las cartulinas dejadas sobre los cuerpos, no se acreditó nexo de parentesco alguno entre los fallecidos y quien aparece como patrón de estos, Lemo Núñez.

De acuerdo con archivos policiales, el nombre de Lemo (Adelmo) Núñez (Molina) no es la primera vez que aparece sobre ejecutados.

Los mismos archivos lo señalan como miembro importante del cártel de Sinaloa en el control del Triángulo Dorado, zona de montaña en donde se produce mariguana y amapola y que ahora se procesa metanfetamina, y quien se ha enfrentado a grupos comandados por Fausto Isidro el Chapo Meza Flores, jefe de células que operan desde Guasave hasta El Fuerte para la alianza Beltrán Leyva-Carrillos-Zetas.

Tras la matanza de los Santos Inocentes, la Policía Ministerial del Estado, militares y policías preventivos ubicaron y allanaron un campamento de sicarios en el rancho La Chiripa, El Fuerte. Gatilleros de la célula de Los Tigres, nombre obtenido por el apodo de su jefe, Marco Antonio Vega López y/o Antonio Mónico huyeron por el monte y abandonaron tres unidades, todas robadas. Los Tigres, según la Policía Ministerial del Estado, trabajan para el Chapo Isidro.

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